El autogobierno indígena y su control de los territorios, el mejor remedio para los incendios y el extractivismo

A nivel nacional, fortalecer nuestras estructuras de gobierno propio y desde estas exigir que se declaren Sujetos de Derechos las selvas, paramos y cuencas hídricas de todo el país, proteger nuestros sitios sagrados en los planes de vida y salvaguarda, hacer que se reconozca la autoridad ambiental indígena sobre el manejo de nuestros ecosistemas y que se suspenda la delimitación de bloques petroleros, polígonos mineros y concesiones viales en nuestros territorios y demás zonas de protección especial, así como la emisión de licencias ambientales en las mismas, es atacar la deforestación de manera frontal y comprometerse con una lucha real contra los efectos del cambio climático.



¡Arde la Amazonía! Propuestas frente a los incendios forestales y el nuevo ordenamiento global de los territorios

por ONIC
en Comunicados ONIC
26 Agosto 2019

• Por: Consejería de Territorio, Recursos Naturales y Biodiversidad.

Los incendios forestales masivos, sea en la Sierra Nevada de Santa Martha o el Bioma Amazónico, no son nuevos en zonas de alto interés geoestratégico.

Históricamente la quema y el hacha han sido formas reordenar desde afuera los territorios, re-delimitando, colonizando y desplazando a sus habitantes naturales, para privilegiar a los grandes latifundios e industrias trasnacionales a costa de nuestra vida y la pervivencia del planeta (véase en “Senderos de Libertad” de Javier Moro, la forma como la fiebre del caucho le quitó al mundo miles de hectáreas de selva amazónica, entre 1879 – 1912 y luego ente 1942 y 1945).

Es muy posible que los incendios y sus desplazamientos sigan ocurriendo aquí o en cualquier otro lugar del mundo, ante la falta de un Derecho Penal Ambiental real, de tribunales ambientales nacionales o internacionales que juzguen a los responsables, y del reconocimiento de los delitos ambientales como crímenes de lesa humanidad y contra la vida planetaria.

El nuevo holocausto ambiental en la Amazonía carbonizó más de 500.000 hectáreas de selva en menos de dos semanas (lo que no lograron 36 años de explotación cauchera); selvas que no se recuperarán en menos de dos siglos, como lo asevera la exdirectora del Instituto Humboltd, sí es que los gobiernos no deciden antes, aprovechar la tragedia para inyectarle nuevos modelos de “desarrollo industrial verde … o sostenible”, jugando a reforestar mediante contratos privados multimillonarios, con especies no nativas y con semillas modificadas.

Mientras a los pueblos indígenas, guardianes naturales de los bosques (el 5% de la población mundial que protege el 85% de los ecosistemas) se les siga negando el derecho a la tierra, a la consulta previa, a la propiedad sobre sus semillas y saberes tradicionales, y los principios rectores de John Ruggie sobre empresas y derechos humanos, los Objetivos del Desarrollo Sostenible - ODS y los acuerdos de París contra el cambio climático, sigan siendo voluntarios o condicionados a convenios de cooperación, seguiremos teniendo derrames de petróleo e incendios forestales, entre otros megadesastres como Hidroituango o El Quimbo por todo el planeta.

En Colombia no la tenemos fácil, entidades que conforman el Sistema Nacional Ambiental – SINA por Ley 99 de 1993 y en cabeza del Ministerio del Medio Ambiente, son solo una madeja de entes desarticulados y con débil presencia territorial, dedicados a competir por recursos de cooperación internacional para financiar sus grandes nóminas, mientras la Fiscalía General de la Nación aún cree que la única causa de la deforestación en Colombia es el pequeño campesino, el narcotráfico y los grupos armados ilegales, olvidando la responsabilidad de las grandes multinacionales (la deforestación en la frontera agrícola del sur del país y en Departamentos como Caquetá, coincide con la aprobación de nuevos bloques petroleros y polígonos de interés minero en esas zonas, y donde hay intereses extractivos, habrán concesiones viales tratando de atravesar los bosques).

A nivel nacional, fortalecer nuestras estructuras de gobierno propio y desde estas exigir que se declaren Sujetos de Derechos las selvas, paramos y cuencas hídricas de todo el país, proteger nuestros sitios sagrados en los planes de vida y salvaguarda, hacer que se reconozca la autoridad ambiental indígena sobre el manejo de nuestros ecosistemas y que se suspenda la delimitación de bloques petroleros, polígonos mineros y concesiones viales en nuestros territorios y demás zonas de protección especial, así como la emisión de licencias ambientales en las mismas, es atacar la deforestación de manera frontal y comprometerse con una lucha real contra los efectos del cambio climático.

A nivel territorial, lo político tendrá que tejer más con lo científico, lo jurídico y lo espiritual, y al saber del abuelo, del joven, del médico tradicional y la guardia, tendrá que abrazarse con el del técnico …el abogado y el comunicador.

A nivel internacional nos urgen aliarnos con otros en el día a día y no solo para encuentros especiales, fortalecer nuestra presencia en espacios de decisión ambiental internacional como la COP, y exigir un rol más protagónico como socios y co implementadores de los grandes convenios y acuerdos ambientales que día a día se aprueban, reordenando nuestros ecosistemas sin nuestra voz, nuestra autoridad y nuestro saber.