Crónicas del siglo 21 (Parte 34). De un año para el otro: análisis de coyuntura 31 diciembre 2004

El nefasto rol de la globalización del capitalismo en la forma neoliberal expresa la revolución de los medios de producción imposible de volver atrás, por lo que las políticas estatistas de la izquierda sólo están consiguiendo reordenar los factores que inciden asegurando la continuidad de la ganancia en una compleja voltereta hacia el fenecido welfare state que no es más que un instrumento capitalista para reinstalar la sujeción de la población en el orden social llamado democrático donde el poder militar lleva las de ganar, como en Venezuela y Brasil.



De un año para otro. Análisis de coyuntura. 31.12.04
01.Ene.05 Análisis y Noticias

La llamada evolución de la sociedad no ha sido más que la profundización del despojo. Para nada ha sido revolucionaria la burguesía que disputaba a los feudales el señorío sobre los campesinos para extraerles la sangre y la plusvalía, o si lo ha sido, entonces la palabra revolución sólo debería aplicarse a las modificaciones económicas, ya que la experiencia está muy lejos de la emancipación, por lo que tendríamos que abandonarla, no hablando más de revolución burguesa ni de revolución proletaria, ya que ambas han estado al servicio del capital, una impulsó el capitalismo liberal y la otra el capitalismo de estado.

Así los revolucionarios o transformadores pueden ser, y de hecho lo han sido en su mayoría, absolutamente conservadores y consecuentes con las necesidades del capital, socializando el conformismo hacia la continuidad de las estructuras con el pretexto de que tenemos como objetivo la sociedad sin clases, donde ya no se llega por revolución, sino por extinción desarrollando el capitalismo de estado …

Pruebas al canto: Dejando de lado el ejemplo de la China actual, cuya revolución fue archicomentada y aplaudida por todos, siendo hoy una de las más importantes piezas del imperio del capital, cayó el muro y los que tenían la disposición a someterse a las estructuras en pos de la utopía se cuentan enm escaso número, lo que indica que las ideas pueden instalarse, sacarse y ponerse como una camiseta, que nos equivocamos al pensar que el máximo beneficio estatal a la población era suficiente.

No es por vía de la profundización del papel del estado que vamos a llegar a la libertad o volver a ella. El socialismo científico resultó más utópico que el socialismo utópico, y ambos son representativos de las fases iniciales de la reflexión moderna de la vieja lucha por la emancipación, una cargada de romanticismo idealista y la otra cargada de racionalidad instrumental homogenizante.

El nefasto rol de la globalización del capitalismo en la forma neoliberal expresa la revolución de los medios de producción imposible de volver atrás, por lo que las políticas estatistas de la izquierda sólo están consiguiendo reordenar los factores que inciden asegurando la continuidad de la ganancia en una compleja voltereta hacia el fenecido welfare state que no es más que un instrumento capitalista para reinstalar la sujeción de la población en el orden social llamado democrático donde el poder militar lleva las de ganar, como en Venezuela y Brasil. En Venezuela ya se ha visto que el aparato golpea a los rebeldes, aún los de otros países, y Chávez tendrá que hacer intensos malabarismos para recuperar el crédito perdido ante una parte de la izquierda continental. En Brasil, Lula ha fortalecido notablemente el aparato militar, así como el policial para control de los barrios pobres donde se hacinan millones de marginados de difícil probabilidades de inserción al modelo, mientras en Argentina se desarrolla la llamada criminalización de la protesta y en el viejo continente se consolida la Europa Fortaleza.

Los acontecimientos derivados de la dramática situación provocada por el terremoto y el tsunami en el Pacífico (ni tanto) obviamente están siendo analizados para la ideación de un nuevo Plan Marshall donde chinos, yanquis, rusos y europeos como buitres ansiosos colocarán sus “apoyos” junto a los dictámenes del FMI y del Banco Mundial para extraer ganancias estratégicas de las aguas agitadas por el fenómeno telúrico.

Después de la Apec y de la ofensiva comercial china en nuestra región, junto a las dificultades generadas por la resistencia iraquí, sumados al ajedrez geopolítico ruso-yanqui de disputar los territorios de la ex URSS, como en Ukrania, donde envenamientos y otras cositas constituyen la tónica de la sociedad del espectáculo local, las cosas comienzan a quedar más claras: los capitalistas disputan entre sí, pero cuidan el mercado y las bases de operaciones sobre las poblaciones subordinadas.

El acuerdo de la Comunidad Sudamericana de Naciones avanza en esa dirección, así como la candidatura de la socialista Bachelet en Chile, que durante años ha tendido puentes hacia las fuerzas armadas favorecida por su condición de hija de un general ya muerto y su curriculum de ex militante revolucionaria. También la rearticulación progresiva del consenso peronista con la apertura a Menem en Argentina y el fortalecimiento de las redes políticas y militares del bolivarismo que han conseguido la amistad entre Mesa y Evo Morales, entre otros logros funcionales a la reorganización de la estabilidad capitalista continental.

De un avance sostenido de la resistencia de los pueblos que venía evidenciándose desde la segunda mitad de los 80 y tuvo su máxima expresión en la insurgencia zapatista y las batallas de Seattle, pasamos a un reordenamiento de de las propuestas y las filas de la izquierda institucional junto a Attac, las ONGs, muchos partidos, en especial el PT de Brasil, y el Forro de Porto Alegre, con la consigna frentepopulista de humanizar el capitalismo hasta tener con que sustituirlo. Estas posturas junto a debilidades y alianzas mal entendidas por sectores proximos a las autonomías locales, permitieron reorganizar parte de la población que avanzaba en la rebeldía, bajando el nivel de desarrollo de las batallas sociales que venían por todos lados, en especial con las demostraciones de la capacidad de los pueblos para levantarse y derribar gobiernos, como en Ecuador, Argentina y Bolivia, principalmente, lo que fue estudiado y trabajado astutamente por la quintacolumna del capital, Attac, mientras los organizadores de la Acción Global de los Pueblos, AGP, influidos por la izquierda articulada en la Vía Campesina, se acercaron al Forro tejiendo puentes de apoyo mutuo con las dinámicas electorales, en especial organizaciones como el MST de Brasil, brazo del PT encargado de emborrachar la perdiz a los sectores autónomos. Todo ello contribuyó a apagar el espíritu de Seattle y Praga, donde las autonomías estaban en la primera fila. Denso fue el trabajo de la Vía Campesina, donde milita también el MST, con un pié en la AGP junto a las autonomías y otro en la plana mayor de la organización del Forro de Porto Alegre, junto al PT y Attac, a los que hay que sumar las ONGs y empresarios, hasta la propia Fundación Ford, que colaboró graciosamente con el 60% de los gastos del Forro.

Pero las autonomías no se dejan avasallar, y contra todos los augurios y a pesar de la santa alianza entre la izquierda y el capital, se desarrollan firmemente en su dirección hacia la construcción de nuevas relaciones económicas y sociales en el terreno (vea el artículo de hoy 31 de diciembre extraido del diario La Jornada de México llamado “A 11 años del levantamiento armado, las comunidades zapatistas avanzan” en http://clajadep.lahaine.org/articulo.php?p=3825&more=1&c=1 y el artículo publicado también el día de hoy en La Fogata “Un análisis de la “economía moral” del movimiento autogestionario” en http://clajadep.lahaine.org/articulo.php?p=3824&more=1&c=1), sin esperar más la famosa utopía, que es más esquiva e irreal que Doña Dulcinea del Toboso. La idea de estas y muchas experiencias autónomas es hacer los cambios ahora y aquí, en cada territorio. Es un proceso que avanza con firmeza consolidando en profundidad los espacios conquistados, dejando de lado la revolución o cambios en las superestructuras, para invertir esfuerzos en la organización de su propia vida generando su propio pensamiento de ello.

La Conaie se reorganiza en Ecuador, comunidades peruanas afilan estacas, la defensa de los territorios contra la depredación capitalista aglutina poblaciones enteras, los mapuche aumentan las luchas por la autonomía, los MTDs y Asambleas autónomas en Argentina, en especial las experiencias de Solano y La Matanza, si bien han visto reducido el número de sus participantes y su influencia hacia otros sectores, han conseguido fortalecer notablemente sus lazos internos y las diferentes modalidades de tejido social solidario entre mujeres, niños, jóvenes, desempleados, etc. en sólidas prácticas autogestionarias que no ceden terreno. Lo mismo los zapatistas, que, a pesar de estar constantemente acosados, han podido fortalecer los caracoles y en otras regiones de México se hace el mismo camino.

En practicamente todos los países del planeta hay experiencias de luchas de resistencia, okupas, centros culturales, movimientos, etc, que se quiebran y se rearman, apreciándose la continuidad solamente en quienes se encuentran operando en profundidad en barrios y localidades.

El proceso de autonomía y autogestión en localidades urbanas, suburbanas y rurales ya se ha instalado sólidamente, y la tarea hoy es multiplicar las iniciativas evitando articulaciones y coordinadoras por donde se insertan los aparatistas o los puentes hacia la institucionalidad, así como profundizar la desideologización que permita que los vecinos se incorporen sin tener primero que poner en juego las diferencias políticas. Es fundamental que lo sientan como un espacio de vida donde sus ideas tienen plena cabida y pueden junto a los otros generar ideas nuevas en la medida que se practica el gusto de estar juntos.

Esos espacios sociales son irreductibles. De allí y sólo de allí vendrán las dinámicas rebeldes y emancipadoras.

Profesor J