Ernesto Cardenal y su nuevo libro “Canto a México” envuelve al lector en los maravillosos orígenes mesoamericanos

El poemario “Canto a México” de Ernesto Cardenal – uno de los poetas vivos más importante de la lengua española – ha sido publicado en su primera edición por la prestigiosa editorial mexicana Fondo de Cultura Económica (FCE).



Ernesto Cardenal y su nuevo libro “Canto a México” envuelve al lector en los maravillosos orígenes mesoamericanos

Fernando López
Desinformémonos
3 septiembre 2019 0

El poemario “Canto a México” de Ernesto Cardenal – uno de los poetas vivos más importante de la lengua española – ha sido publicado en su primera edición por la prestigiosa editorial mexicana Fondo de Cultura Económica (FCE).

“Canto a México envuelve al lector en los maravillosos orígenes del pueblo mesoamericano con cantos sobre Netzahualcóyotl, Tlamatinimes y Quetzalcóatl”, refieren en su presentación.

Su índice además anuncia 20 cantos (poemas), además de los anteriores citados, aparecen publicados, “Cantares mexicanos”, “In Xóchitl in Cuicatl”, “La niña náhuatl”, “Milpa”, entre otros.

Cardenal, es un poeta celebrado por sus anteriores publicaciones, “Homenaje a los indios” (1969) y “Quetzalcóatl “(1985). Ahora en esta nueva edición del FCE de “Canto a México”, el poeta “conjuga la grandeza de los tronos mesoamericanos, simbólicos y literales, con la delicadeza de las flores y colores y con el diálogo poético”.

El FCE también resalta el conocimiento teológico y pensamiento revolucionario del poeta, el cual logra con sus versos libres transmitir “la vida fantástica de los pueblos antiguos con una deconstrucción representativa de imágenes y nostalgias, enaltecedoras y místicas”.

Lo maravilloso del origen prehispánico, su amor por México y abrazo a su geografía es destacado también en una breve nota en la contraportada del poemario invitando a su mágica y enriquecedora lectura.

“Canto a México” por igual entrelaza colores y texturas con el diálogo teológico e histórico de un país de hondas tradiciones para ofrecer un mural poético del lugar que Cardenal, desde su juventud, concibe como su patria.

Así lo vemos en un breve prefacio de Cardenal donde expresa su vinculación sentimental con la tierra mexicana; logrado con un recurso poético muy a lo José Coronel Urtecho (“coroneliano”) y vanguardista.

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Este dice: “No soy mexicano, pero soy de los muchos no mexicanos que aman mucho a México. Conocí a México desde mi temprana juventud y he vivido mucho en México y como muchos otros no mexicanos de México he sentido a México como mi patria”.
Otros poetas nicaragüenses y su mirada a México

Quiero recordar a otros poetas nicaragüenses vinculados a México, historia y cultura. A Rubén Darío (1867-1916), autor del poema “Tutecotzimí”, escrito en 1890, y publicado en “El Canto Errante” (1907).

A Salomón de la Selva (1893-1959) autor del poema “Elogio de Yanga”, en el que afirma “no de una raza sola se formó México sino de todas”. Llegó a ser consejero del Presidente Miguel Alemán Valdés y fue elegido miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua (1952), y donde se publicó su poemario “El soldado desconocido” (1922, México).

Ernesto Mejía Sánchez nació en Nicaragua en 1923, pero gran parte de su vida vivió en México. Murió en Mérida en 1985. Ejerció la docencia en tierra azteca y su obra poética recibió el premio Internacional Alfonso Reyes (1980). La editorial mexicana Joaquín Mortiz le publicó “Recolección a mediodía” (1980).

Carlos Martínez Rivas (1924-1998) publicó en México, en 1953, su libro celebrado libro “La Insurrección solitaria”.

Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), Lizandro Chávez Alfaro (1929-2006) Francisco Pérez Estrada (1913-1982); así poetas vivos como Julio Valle Castillo y Francisco de Asís Fernández, entre otros.

Han estado vinculado a México y compartido junto a Cardenal el ámbito cultural y el vínculo con los temas prehispánicos, poniéndolos así de cara a las antiguas confluencias de la mitología indígena, una forma de autoafirmación del origen más remoto de su identidad.
Una mirada al Quetzalcóatl

Veamos pues, lo que nos dice Cardenal de uno de sus símbolos, el Quetzalcóatl. En México es exaltada y recorre la geografía y los espacios como el dador de todo lo que atañe a la vida.

Se considera a Quetzalcóatl como la deidad principal de la cual se generan los demás a partir del desdoblamiento. Y es recurrente en quienes vuelven su mirada hacia esa herencia vernácula en el arte.

En nuestros patrones culturales ancestrales primigenios encontraremos este referente mítico, vinculado al agua, en Nicaragua, en lagunas, pero además en la pintura rupestre, en petroglifos, en cerámica y en las muy viejas tradiciones orales.

Es omnipotente y omnipresente lo cubre todo: “Es el Dios de la vida, de la Luz, de la Sabiduría, de la Fertilidad, del Conocimiento”. Le atribuyen capacidad de regir al día y los vientos; pero además representa la divina dualidad de lo femenino y lo masculino.

A este ser o entidad divinizada se refiere Cardenal en su poemario “Canto a México”, y se refiere a la leyenda, el mito que da futuro a su pueblo y he aquí que se mexicaniza nuestro poeta cuando dice:

“Quetzalcóatl llegó a Tlapalan. / Y desapareció en el mar./ Dijo a su pueblo que no llorarán por el./Que volvería.”

Para Cardenal Quetzalcóatl, la Serpiente emplumada es:

“la serpiente con plumas de quetzal./ Serpiente-quetzal./ Tierra y vuelo./ La serpiente era la tierra /devoradora de vida / y dadora de vida./ Serpiente-pájaro=materia alada: Unión de la tierra con el cielo.”
Edición se suma al homenaje a Cardenal en sus 95 años de vida

En lo personal valoro oportuna su salida al público. Esta obra llega en el momento propicio para reforzar el homenaje que el artista gráfico mexicano Leopoldo Morales Praxedis y yo preparamos para celebrar los 95 años de vida de Ernesto Cardenal, quien en los dos últimos años ha publicado los poemas de largo aliento: «Hijos de las estrellas»(2019), y «Así en la tierra como en el cielo» (2018), de Anama Ediciones.

Para este homenaje a su vida y obra hemos contactado a 23 artistas mexicanos, la propuesta es elaborar 23 grabados inspirados en la poesía de Cardenal.

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Y precisamente ahora como si se tratara de ir acomodando las piezas de un rompecabezas, ve la luz esta obra que es un homenaje, “Canto a México”; ahora México corresponde este honor con una obra plástica colectiva para uno de los más grandes poetas vivos de América: Ernesto Cardenal.
LA PRENSA/Cortesía
“Canto a México” está disponible en:

La publicación de “Canto a México” del Fondo de Cultura Económica fue de 1000 ejemplares. El cuido de su edición estuvo a cargo de Julio Gallardo Sánchez, su composición digital es de Juliana Avendaño López y diseño de León Muñiz Santini.

Puede ser encontrado en las librerías en México, pertenecientes al Fondo de Cultura Económica: Rosario Castellanos (Ave. Tamaulipas 202, Hipódromo, 06100, Col. Condesa); Juan José Arreola, Eje central Lázaro Cárdenas, esq. Venustiano Carranza 24, Centro, 06000).

Guillermo Tovar de Teresa, Museo de la José María Pino Suarez 80, Centro Histórico); Nueva Industrial, Vallejo, 07738, Col. Linda Vista); y en la Librería FCE, Ave. Bucareli 168, Centro Área 7, 06040, Cuauhtémoc).

Publicado originalmente en La Prensa

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Ernesto Cardenal: “Queremos que Ortega se vaya”

Estuvo 16 días en el hospital y muchos temieron lo peor. Pero a sus 94 años, el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal no sólo sobrevivió a una grave infección renal sino que ha vuelto a su rutina literaria

Deutsche Welle
21/03/2019 04:50 PM

«Me siento muy bien, sólo tengo un poco de tos nocturna pero nada grave, debe ser un achaque de la vejez», dice en entrevista con DW el famoso autor de «Salmos», «Vida Perdida» y «Epigramas», entre una vasta obra literaria traducida a más de 20 idiomas e incluida en unas 100 antologías.

Nos recibe en su casa de Managua vestido con su típica camisa campesina blanca, sus jeans holgados y la boina negra sobre una melena cana. Está sentado junto a un rústico escritorio en su habitación austera, monacal, donde sólo hay un ancho sillón de cuero, una cama de hospital y una hamaca azul de lona, su favorita para pensar y descansar.

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La pequeña máquina de escribir no deja de teclear cuando al poeta lo llaman las palabras. Tres afables enfermeros se turnan para recordarle tomar su medicina o asistirlo en sus lecturas.

Aunque ha estado de buen humor, a Cardenal lo angustia pensar en Nicaragua. «La situación está peor. Queremos salir de esto, queremos un cambio total de país, un verdadero cambio social», comenta.

Hace casi un año escribió una proclama denunciando la represión del gobierno sobre una rebelión de estudiantes que estalló el 18 de abril. En ella se manifestó en contra de que la oposición dialogara con el presidente Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.

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«Y lo sigo diciendo: no al diálogo. Queremos simplemente que la pareja presidencial se vaya, no hay nada que dialogar», exclama al ser consultado sobre la nueva negociación, que empezó el 27 de febrero para intentar resolver la crisis política que lleva ya 11 meses.

¿Qué le diría a la gente de afuera sobre lo que sucede en Nicaragua? «Ellos deberían saber lo que está pasando sin que yo se los diga. No tengo libertad para decirlo, no hay libertad de ninguna clase. Cualquiera puede sufrir la represión. Ni yo estaría libre tampoco», afirma.

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¿Cómo resolver lo que pasa en Nicaragua? «No lo sé. Lo sabe el pueblo, que es el que lo puede hacer. Y los jóvenes principalmente, que lo intentaron aunque no tuvieron éxito. Pero seguimos esperando. La esperanza es lo que nos mantiene».

El cura revolucionario

Ernesto Cardenal comenzó a hacer versos siendo niño y antes de aprender a leer. Su primer poema, dedicado a la tumba de Rubén Darío, lo escribió inspirado por su padre, que leía en voz alta las rimas del precursor del modernismo (1867-1916).

«Aquel poema fue una cosa infantil, muy primitiva. No era poesía realmente, pero yo le llamaba poesía», recuerda con una sonrisa.

Con la misma pasión que amó las letras, abrazó la religión. Ordenado sacerdote en 1965, fundó una comunidad de artistas campesinos en el archipiélago de Solentiname, en el sureño Lago de Nicaragua, de donde salieron grupos guerrilleros para combatir al dictador Anastasio Somoza.

Durante la Revolución sandinista, que incluyó el primer gobierno de Daniel Ortega de 1985 a 1990, fue ministro de Cultura. Por su compromiso político, el papa Juan Pablo II le aplicó en 1984 la sanción «A Divinis», prohibiéndole ejercer el sacerdocio junto a otros tres curas sandinistas.

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La sanción papal se prolongó durante 35 años a pesar de que el padre Ernesto se distanció del sandinismo y de que en 2007, tras el regreso de Ortega al poder, se convirtió en férreo crítico de lo que llamó «la nueva dictadura».

A mediados de febrero, cuando Cardenal estuvo grave, el papa Francisco anuló la sanción vigente durante 35 años. Ese mismo día, el autor de «El Evangelio de Solentiname» concelebró una misa en el hospital junto al nuncio apostólico en Managua, a la que siguieron después otras eucaristías en su casa, con amigos íntimos.

Cuenta que la sanción papal no afectó su vida de cura, «porque no me hice sacerdote para administrar sacramentos, comuniones o matrimonios. Mi vocación sacerdotal siempre fue de compromiso social y ese nunca lo abandoné», aclara.

Ernesto Cardenal analiza los escándalos de pedofilia que han estremecido a la Iglesia Católica en los últimos años y los atribuye a la obligación del celibato en los sacerdotes, algo que considera «antinatural”.

«San Pablo decía que él era célibe porque quería, no obligaba a nadie a serlo. Y los demás apóstoles no lo eran. Entonces, no tiene por qué haber un celibato obligatorio», argumenta.