Las mentiras sobre el Che Guevara: pretendieron pintarlo apenas como “guerrillero” y ocultaban su discrepancia con el rumbo capitalista de la economía cubana

Revisitando el debate económico cubano de los años 60. La contribución del Che Guevara a la teoría de la transicióin.
Quienes se oponían al Che optaban por descentralizar los recursos financieros, apelando al desarrollo del mercado como gran regulador social, a los incentivos materiales y dinerarios, a la autogestión y autarquía financiera de cada empresa y a la competencia entre ellas como palanca fundamental de desarrollo económico, apelando al “uso inteligente de la ley del valor”.



XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia dela Facultad de Filosofía y Letras.
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.

Revisitando el debateeconómico cubano de los años`60.
La contribución del CheGuevara a la teoría de latransición
Julián Santiago Puyó

.Cita:Julián Santiago Puyó (2013). Revisitando el debate económico cubanode los años `60. La contribución del Che Guevara a la teoría de latransición. XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia.Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras.Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.Dirección estable: https://www.aacademica.org/000-010/259Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de accesoabierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir suproducción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:https://www.aacademica.org.

1 XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia 2 al 5 de octubre de 2013 ORGANIZA: Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional de Cuyo Número de la Mesa Temática: 30 Titulo de la Mesa Temática: El proceso emancipatorio en Nuestra América. Enlazando presentes. Apellido y Nombre de las/os coordinadores/as: Adriana Pons (UNR), Adriana Rodríguez (UNS), Gustavo Guevara (UBA).

TÍTULO DE LA PONENCIA
“Revisitando el debate económico cubano de los años `60.
La contribución del Che Guevara a la teoría de la transición”
Julián Santiago Puyó
Universidad de Buenos Aires (UBA)
vgla_26@hotmail.com
http://interescuelashistoria.org/

2 Revisitando el debate económico cubano de los años `60. La contribución del Che Guevara a la teoría de la transiciónIntroducción

En este trabajo nos proponemos describir brevemente el marco en el que se desarrolla el importante debate económico cubano de mediados de la década de 1960, para luego avanzar sobre las posiciones enfrentadas en aquella ocasión. Para ello, contrastaremos dos posiciones: el modelo socialista de mercado, estímulos materiales y descentralización sostenido por Carlos Rafael Rodríguez y Charles Bettelheim, y el modelo de planificación centralizada, financiamiento presupuestario y estímulos morales impulsado por Ernesto Che Guevara. La contribución del Che Guevara a este debate constituye un aporte fundamental y original a la teoría marxista sobre el período de transición al socialismo y no solamente la mera repetición de ideas ya existentes en su época. Al contrario, Guevara se caracterizó por realizar un aporte original y creativo sobre la transición del capitalismo al socialismo. Contexto del debate La Revolución Cubana implicó el desarrollo de un proceso inédito hasta ese momento en América Latina: un proceso revolucionario triunfante que terminó con la dominación imperialista mediante la destrucción del Estado burgués y sus Fuerzas Armadas por medio de la insurrección popular. En paralelo, la expropiación acabó con la propiedad privada de los medios de producción en menos de dos años. En 1959 se dictó la primera Ley de Reforma Agraria que eliminó el latifundio cañero. En 1960 comenzó una segunda tanda de expropiaciones: fueron nacionalizadas todas las compañías norteamericanas de los sectores petrolero, azucarero, telefónico y eléctrico, la banca (nacional y extranjera) y casi 400 grandes empresas (centrales azucareros, fábricas, ferrocarriles), y se sancionó la Ley de Reforma Urbana dando la propiedad de su vivienda a miles de inquilinos. Estas medidas, sumadas a la segunda reforma agraria, en 1963, que expropió a la burguesía rural, acabaron con el dominio del capital en la isla. En este contexto de fuerte radicalismo económico y social y de resistencia exitosa frente a los planes
3 contrarrevolucionarios imperialismo, Cuba se proclamó como un estado socialista en abril de 19611. En este contexto de grandes avances revolucionarios se producirá el llamado “Gran debate” sobre la economía entre 1963 y 1964, que tiene como tema central de discusión el futuro económico y social de la revolución cubana. La polémica comenzó como una discusión sobre modelos de gestión en una economía nacionalizada, donde se postularon dos sistemas diferentes, el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF), y el Sistema del Cálculo Económico (SCE), y sobre el tipo de estímulos necesarios para aumentar la productividad del trabajo, sobre si debían ser los materiales o los morales2. Sin embargo, por detrás de estos temas, se hallaba toda una serie de reflexiones sobre el carácter de la revolución cubana, el significado del socialismo, las características de dicho tipo de sociedad, las relaciones de Cuba con el llamado “campo socialista” y la estrategia a seguir para consolidar la revolución. La posición de Guevara en el “Gran Debate”Hacia mediados de los años `60, Ernesto Guevara se desempeñaba como ministro de Industrias del gobierno cubano y tenía a su cargo las empresas nacionalizadas. En el cumplimiento de dicha tarea propone el SPF con el objetivo de resolver determinados problemas en la medición de los costos industriales y como respuesta para el imperativo de lograr un aumento de la productividad del trabajo como condición necesaria para el establecimiento del socialismo. El SPF se basaba en el control centralizado sobre la empresa individual, la cual no disponía de fondos propios, sino que era considerada como parte de una “gran empresa general” que era el Estado, por lo que no gozaba de autonomía financiera3. Dicha unidad productiva debía usar los estímulos materiales sólo en forma muy limitada y bajo la forma de primas colectivas por rendimiento, en lugar de individuales. En 1 Para más información consúltense las siguientes obras generales sobre la Revolución Cubana: Mires, Fernando, América Latina. La rebelión permanente, (1988) Siglo XXI, Buenos Aires, 1988, pp. 279-331; Bambirra, Vania, La revolución cubana. Una reinterpretación, (1978), Nuestro Tiempo, México; Charles, Pierre, Génesis de la revolución cubana, (1978), Siglo XXI, Buenos Aires; Moniz Bandeira, Luiz Alberto, De Martí a Fidel. La revolución cubana y América Latina, (1998), Grupo Editorial Norma, Buenos Aires. 2 AA.VV, El Gran debate Económico en Cuba (2006), Ocean Press, Melbourne. 3Guevara, Ernesto, “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, en AA.VV, ob. cit., p.76.
4 oposición a la autogestión y el uso de la simulación mercantil, el Che promovía el SPF porque creía que la planificación centralizada – y no la coexistencia entre plan y mercado- era la forma específica de la sociedad socialista, lo que en el caso cubano se veía reforzado por el hecho de que las grandes empresas extranjeras practicaran formas centralizadas de control contable con anterioridad a la revolución. En el debate sobre la planificación, Guevara confronta con partidarios del modelo soviético – el Ministro de Comercio Exterior, Alberto Mora4, el director del INRA, Carlos Rafael Rodríguez5 y el economista marxista francés, Charles Bettelheim6. Los planteamientos de Ernesto Guevara – recibieron el apoyo del economista marxista belga (y dirigente de la IV Internacional) Ernest Mandel7. Guevara se opone a concebir la ley del valor como efectivamente operante en las economías de transición al socialismo y a partir de la mercancía como base del sistema productivo8. También se opone a promover la competencia -entre empresas o entre trabajadores- con el fin de incrementar la productividad. Sostiene que la descentralización traería aparejada un incremento en los privilegios económicos para los administradores de las empresas, lo que también lo lleva a rechazar la autogestión. Finalmente, en su planteo no existe cabida para la existencia de criterios mercantiles en las relaciones económicas entre países socialistas9. Para lograr el aumento de la productividad, Guevara no se oponía al uso de los estímulos materiales, descreía de ellos como forjadores de una nueva conciencia, eje central para poder construir el socialismo. Según el Che, el incremento en la conciencia de las masas era mucho más eficaz para incrementar la producción y la productividad que los estímulos materiales, que promovían el individualismo y recreaban formas de conciencia competitiva, ligadas al mercado. Para Guevara la construcción del socialismo es inseparable de ciertos valores éticos, contrariamente a lo que plantean las concepciones economicistas que solo consideran “el desarrollo de las fuerzas 4 Mora, Alberto, “En torno a la cuestión del funcionamiento de la ley del valor en la economía cubana en los actuales momentos AA.VV. ob. cit, p. 25 5Rafael, Rodríguez, Carlos, “Cuatro años de reforma agraria”, en Cuba socialista n 21, mayo de 1963 y “El nuevo camino de la agricultura cubana”, en Cuba Socialista numero 27, noviembre de 1963 6Bettelheim, Charles, “Formas y métodos de la planificación socialista y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas” en AA.VV. ob. cit, pp. 163- 1907 Mandel, Ernest, “Las categorías mercantiles en el periodo de transición” en AA.VV. ob. cit, pp. 228-2458 Guevara, Ernest, “Sobre la concepción del valor” en AA.VV. ob. cit, pp. 27-299 Guevara, Ernesto, “Consideraciones sobre los costos de producción como base del análisis económico de las empresas sujetas al sistema presupuestario” en AA.VV. ob. cit, pp. 65-69
5 productivas” como eje determinante. El motor esencial de esta búsqueda de un nuevo camino es la convicción de que el socialismo no tiene sentido -y no puede triunfar- si no representa un proyecto de civilización, una ética social, un modelo de sociedad totalmente antagónico a los valores de la civilización capitalista. Por el contrario, si el socialismo pretende luchar contra el capitalismo y vencerlo en su propio terreno, en el terreno del productivismo y del consumismo, utilizando sus propias armas - la forma mercantil, la competición, el individualismo egoísta – está condenado al fracaso10. El fondo del debate era una confrontación entre una visión economicista -la esfera económica como sistema autónomo, regido por sus propias leyes, como la ley del valor o las leyes del mercado- y una concepción política del socialismo , es decir la toma dedecisiones económicas -las prioridades productivas, los precios, etc.- según criterios sociales, éticos y políticos. Las propuestas económicas del Che: la planificación contra el mercado, el sistema presupuestario de financiamiento, los incentivos morales tenían como objetivo la búsqueda de un modelo de construcción del socialismo fundamentado en estos criterios, y por tanto distinto del soviético. Guevara planteaba, muy sintéticamente, que para alcanzar el comunismo, se debían construir en simultáneo la base material y el “hombre nuevo”.La posición enfrentada a Guevara. El sistema del Cálculo Económico Polemizando contra las posturas del Che Guevara se encuentra el economista cubano y antiguo militante del Partido Comunista de Cuba (llamado PSP), Carlos Rafael Rodríguez, quien dirigía el Instituto para la Reforma Agraria (INRA) y era adepto al Sistema de Cálculo Económico (en adelante, SCE). Por su parte, el economista francés Charles Bettelheim, ligado a la URSS, dio su cobertura teórica a la posición de Rodríguez. El SCE, adoptado en la Unión Soviética como corolario de las “Reformas Lieberman”, postulaba como principio central la coexistencia del plan y del mercado. Si bien mantenía el control centralizado global desde un organismo de planificación, basaba las principales decisiones en la descentralización empresaria, utilizaba el control indirecto monetario como base para los premios y en éste, el interés material era la palanca que 10 Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba, (1965), Ocean Sur, La Habana, 2007, pp. 25-33.
6 movía el esfuerzo de los trabajadores. Dentro del Plan, la descentralización de las unidades productivas que debían usar fondos propios y solicitar créditos, debía funcionar como elemento racionalizador de la producción, al introducir el objetivo de la rentabilidad como una meta de las empresas, que debían competir entre sí para dirimir esta cuestión. Apoyándose en la diversidad de formas de propiedad existente en el agro cubano, esta posición fundamentaba la necesidad de mantener diversas formas y escalas de propiedad, en lugar de proceder a una colectivización de la agricultura. Por el contrario, era necesario estimular las transacciones mercantiles y los estímulos materiales con el objetivo de reducir los costos y elevar la productividad11. En el plano de las empresas industriales, estos autores sostenían el modelo de la autogestión de las firmas, que conllevaba la necesidad de considerar con criterios de rentabilidad a las compañías y planteaba la competencia como una meta central para determinar la eficacia de las distintas unidades de producción. En relación con esto, estos autores planteaban que la única forma de lograr un aumento de la productividad era mediante el uso de los estímulos materiales y el dinero, como una forma de involucrar al trabajador en el aumento de la producción por su interés egoísta en aumentar sus ingresos12. Para Bettelheim13, el cambio económico se relacionaba con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, únicas capaces de lograr cambios en las conciencias de los hombres. Si bien la educación podía ser útil en una sociedad socialista, no era posible generar una nueva conciencia social que no estuviera en correspondencia con el grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas de producción, por lo que la posición de Guevara constituía para el francés, un enfoque idealista. Asimismo, en la sociedad transicional mantenían su plena vigencia las categorías mercantiles y la ley del valor, con la diferencia de que ahora ésta podía ser manipulada conscientemente por el hombre. 11 Rodríguez, Carlos Rafael, ob. cit., p. 53. 12 Infante Ugarte, Joaquín, “Características del funcionamiento de la empresa autofinanciada” en AA.VV. ob. cit, pp. 127-133. 13 Bettelheim, Charles, ob cit,p. 167.
7 En resumen, quienes se oponían al Che optaban por descentralizar los recursos financieros, apelando al desarrollo del mercado como gran regulador social, a los incentivos materiales y dinerarios, a la autogestión y autarquía financiera de cada empresa y a la competencia entre ellas como palanca fundamental de desarrollo económico, apelando al “uso inteligente de la ley del valor”.Un primer balance sobre la cuestión A pesar de que el Che es una de las figuras más conocidas dentro de la izquierda latinoamericana y mundial, poco se conoce -de hecho, también poco se ha difundido hasta ahora- su pensamiento económico, aunque en los últimos tiempos se hayan hecho esfuerzos en contrario por parte de la editorial Ocean Sur. Son pocas las contribuciones historiográficas o políticas que investiguen el tema con el afán de trascender el aspecto meramente descriptivo del asunto. Un aporte reciente importante es el realizado por Hernández14, quién se destaca por incorporar nuevos elementos para la discusión y por realizar un balance crítico de la bibliografía sobre el tema. Hernández sostiene dos hipótesis respecto al debate. En primer lugar, que en el “Gran Debate” existe una relación de continuidad con respecto a las polémicas de la década del `20 en la URSS, y en segundo lugar, que la postura sostenida por el Che Guevara intentaba construir un proyecto original de transición al socialismo. Hernández sitúa el debate más allá de los modelos de gestión de la economía nacionalizada, al contrario de los análisis convencionales. En primer lugar, puntualiza que no sólo hay una confrontación entre formas de administración, ya que también se debate sobre el funcionamiento o no de la ley del valor en la economía socialista, y sobre la pervivencia de las categorías mercantiles y sus consecuencias. Asimismo, el autor destaca que la discusión sobre “el socialismo en un solo país” y su contraparte internacionalista también se filtraron en el debate cubano de los años `60, lo que permite una lectura conjunta de ambas polémicas. 14Hernández, Juan Luis, “El gran debate cubano (1963-1964). Antecedentes e interpretaciones”, (2010) en Ni calco Ni Copia, Nº3, pp. 77-98.
8 Para el autor en el debate se enfrentaron dos tendencias internas de la revolución. El sector liderado por Rodríguez, que deseaba lograr una vinculación más estrecha con la URSS, y otro sector, dirigido por Guevara, que planteaba mantener relaciones con los soviéticos, pero en pie de igualdad, sin ser parte de su órbita de influencia, lo que le permitiría a Cuba resguardar su autonomía político-ideológica y promover el internacionalismo. El autor concluye que el mérito del Che Guevara es el de haber comprendido que la fortaleza de un proceso revolucionario en auge podía superar mediante el entusiasmo de las masas a los instrumentos mercantiles heredados del capitalismo, verdaderas “armas melladas” que desvirtuaron el proceso de transición.La historia de la teoría y la especificidad del aporte de Guevara Es necesario remarcar que el contexto en el que el Che Guevara construye su pensamiento económico mediante la confrontación de la teoría “marxista-leninista” exportada por la experiencia de la Unión Soviética con la realidad cubana. Tablada15 plantea la existencia de una duplicidad en el pensamiento económico del Guevara, entre las formulaciones económicas y las de tipo administrativo. Esta duplicidad debe entender teniendo en cuenta dos objetivos, dos momentos del pensamiento de Guevara: en primer lugar, la creación de una economía política del socialismo en general y en segundo lugar, la formulación de una política económica específica para Cuba. Marx hablaba del establecimiento de la dictadura del proletariado como medio para llegar al comunismo, esta dictadura aboliría la propiedad privada y lucharía por el aseguramiento de un estado sin clases, a través de la destrucción de las reminiscencias de la burguesía tanto en la esfera de la conciencia como en el medio material16. Pero esta lucha está condicionada por la existencia de clases sociales, es decir, por la 15 Tablada, Carlos, El pensamiento económico de. Ernesto Che Guevara, (1987), Antarca, Buenos Aires. 16 Marx, Karl La guerra civil en Francia, (1871), Aguilera, Madrid, 1971, pp. 56-69. Marx, Karl, Critica del programa de Gotha, (1875), Lautaro, Buenos Aires, 1946, pp. 129-135.
9 existencia, primero, de la burguesía (o sus personificaciones sociales o ideales) y, segundo, por una jerarquía entre el proletariado, cuya cabeza es el partido obrero. En el momento en que la sociedad ha sustituido por completo los cimientos de la sociedad capitalista y ha creado nuevas relaciones de producción, el Estado como ente mediador entre clases, desaparece17. Es entonces que puede hablarse de comunismo. El período anterior, es decir, donde se han desarticulado casi en su totalidad los medios de apropiación capitalista pero que tiene aún presente la división social en clases, es el período socialista o de transición. Sin embargo Marx no llegó a profundizar mucho sobre este punto y más aún, no llegó a vislumbrar siquiera el período que Lenin18 llamaría período de construcción del socialismo. Lo que caracteriza a este último es la formulación de políticas económicas que permitan el paso de la sociedad capitalista a la sociedad socialista, del azar del mercado a la planificación centralizada. Esta planificación existe también en el socialismo y en el comunismo, pero la diferencia entre dichos estadios es la existencia o ausencia de clases sociales. Lo que diferencia la historia del capitalismo de la historia de los períodos que le suceden, es el hecho de que estos últimos se van creando conscientemente. Conciencia en dos sentidos: primero, del hecho de que el hombre puede crear una sociedad comunista. Segundo, del hecho de que debe crearla19. Cada una de las fases del período de creación consciente tienen una lógica propia y exigen, además, ciertos mecanismos que permitan la superación de sus contradicciones internas. El desentrañamiento de la lógica de cada período es tarea de la economía política, mientras que la creación de los mecanismos e instrumentos que permitan su desarrollo pertenece al campo de la política económica. Esta tarea dual es la que se plantea Guevara y sirve como clave interpretativa a la hora de analizar su pensamiento económico, que se caracteriza por tener dos objetivos: por una parte, la creación de la economía política de los períodos socialista y de 17 Marx, Karl, y Engels, Friedrich, La ideología alemana, (1846), Editorial Pueblos Unidos, Montevideo, 1958, pp. 42-7518 Lenin, Vladimir El estado y la revolución (1917), Planeta Agostini, Barcelona, 1986, pp. 50-65 19 Katz, Claudio El porvenir del socialismo, (2004), Herramienta, Buenos Aires, pp. 25-32
10 construcción del socialismo; y, por otra, la formulación de una política económica específica para Cuba. La economía del período de transición según Guevara Guevara sigue a Lenin y a Marx cuando afirma que en el tránsito hacia el comunismo, la sociedad se enfrenta con un período de transición caracterizado por la subsistencia de reminiscencias de la sociedad que le ha precedido pero en el cual se van creando, poco a poco, las nuevas relaciones de producción. Este período es el socialismo. Aquí coexisten características de la sociedad capitalista y de la sociedad comunista, pero la sociedad socialista es una forma híbrida entre aquellas dos. Por ende, de aquí se sigue que la economía política del capitalismo es incapaz de explicar las relaciones de producción que se van desarrollando en el socialismo, además de las contradicciones internas de éste. De ahí la necesidad de sistematizar los conocimientos adquiridos por la praxis y por la confrontación de la teoría marxista con la realidad. Para el Che, la economía política debía poner en claro ciertas cosas muy puntuales: el papel que juegan, en la sociedad socialista, la ley del valor, los precios, la banca y el dinero20. Además, debía eliminar las categorías capitalistas como instrumentos de análisis y sustituirlas por unas nuevas que expresaran el nuevo contenido de las relaciones de producción21. Éste último punto obedecía también a la necesaria superación de los fetiches ideológicos burgueses enraizados en las categorías de análisis y denominación capitalistas (ganancia, plusvalía, rentabilidad, interés, explotación, etc.). Un problema que se había dado en la práctica, tanto en Cuba como en el llamado “bloque socialista” europeo, había sido el desarrollo contradictorio de los sectores de producción (agrícola e industrial). El desarrollo de estos sectores seguía las mismas vías que había recorrido en los países capitalistas desarrollados, pero si el atenuante de que estos, durante su proceso de industrialización, habían contado con la oferta de materias primas y bienes primarios proveniente de los países capitalistas dependientes. El bloque socialista, al intensificar la industrialización, había descuidado el sector agrícola. La 20 Guevara, Ernesto, La banca, el crédito y el socialismo en AA.VV, ob. cit, pp. 293-29521 Guevara, Ernesto, “La planificación socialista, su significado” en AA.VV. ob. cit., pp. 99-102
11 reiteración de esta problemática es la razón de que se formule como eje de análisis tanto en el nivel de la economía política como de la política económica. Los escritos de Guevara, pese a que profundizan poco en la explicación de esta cuestión, sientan una base para tratarla desde una posición crítica que logre superar los discursos panfletarios del “socialismo” europeo, el cual, obstruido en gran medida por las necesidades que implicaban la lucha político-ideológica contra el bloque capitalista, planteaban la inexistencia de ese tipo de contradicciones. Otro punto importante para la nueva economía política debía ser el esclarecimiento de la cuestión a la que Trotsky se referiría como la revolución permanente. Esto es especialmente destacado por Pericás22. Particularmente, el Che parece ser partidario de esa revolución permanente entendida como un proceso de establecimiento del socialismo a nivel mundial. Sus ideas sobre el internacionalismo proletario y las campañas guerrilleras en las que participó, abonan esta lectura. Otra de las proposiciones en cuanto al análisis de la nueva economía política, es el estudio del papel que juega en una economía socialista o de transición la planificación. El Che toca este punto en un doble sentido, que no supone, a pesar de ello, una ambigüedad: considera que debe estudiarse el fenómeno de la planificación para dar explicación al papel de ésta, pero a la vez da por hecho que la planificación es de por sí uno de los ejes más importantes –sino el más- en el proceso de construcción socialista. No cabe en ello contradicción, puesto que las cuestiones en torno al desempeño planificado de la economía no habían sido teorizadas de manera sistemática. Por otro lado, la lógica que se desprende de la concepción marxista y de la aplicación de un modelo centralizado, coadyuvado por las necesidades objetivas de la humanidad, sitúan como punto indiscutible que la planificación debe ser uno de los puntos neurálgicos de una sociedad que busque el desarrollo humano integral y sustentable, por contraste a un sistema –como el capitalista- que se basa en la anarquía de los procesos de producción, distribución y consumo, la misma que configura su tendencia cíclica hacia la crisis. Pero Guevara va más allá de sólo señalar la importancia de la planificación: la eleva a 22 Pericás, Luiz Bernardo, Che Guevara y el gran debate económico en Cuba, (2011), Corregidor, Buenos Aires.
13 ciertas prácticas capitalistas y a ciertas conductas fuera de los propósitos del socialismo24 (carácter lucrativo de ciertas empresas, intercambio mercantil desigual, etc.) En segundo lugar, la remuneración monetaria como incentivo a la producción condicionaba la existencia del fetichismo del dinero. Esta condición limitaba el desarrollo de la conciencia revolucionaria y configuraba una fuente de contradicción entre los objetivos económicos del socialismo –el aumento de la producción para la satisfacción de las necesidades humanas- y los objetivos culturales –la superación de las relaciones de poder y las formas de conciencia propias de las sociedades divididas en clases. Por tanto, una de las cuestiones que debía esclarecer la nueva economía política era la forma de desarrollar ambas cosas a la vez. Éste punto es uno de los más recurrentes en los escritos económicos del Che. La preocupación de las limitantes que pueden acarrear en el largo plazo el predominio de los incentivos materiales es una cuestión que no puede ser obviada, en la medida que atenta contra la realización del socialismo y del ser humano como persona. Por último, dentro de los escritos económicos del Che, también ocupa un lugar de cierta importancia el papel que juegan la banca, el dinero y los precios en el período de transición. En primer lugar, la discusión sobre el papel de la banca tiene como principales protagonistas a Marcelo Fernández Font y al Che mismo. La discusión parte de dos argumentos contrapuestos: el primero, Fernández Font, parte del hecho de que el sistema financiero –cuyo órgano rector es el Banco Central- es el agente activo en el proceso de canalización de recursos monetarios provenientes del ahorro hacia los proyectos productivos, principalmente los de inversión25. Esta tesis asigna a la banca el mismo papel que juega bajo una sociedad capitalista, donde impera el régimen de propiedad privada y, por tanto, donde el ahorro proviene de agentes particulares. Por otro lado, la respuesta del Che asigna al Banco Central un papel secundario en el proceso de realización de la reproducción ampliada: su papel está supeditado al plan 24 Guevara, Ernesto. Apuntes críticos a la Economía Política. Ocean Press. 2006. 25 Guevara, Ernesto, “La banca, el crédito y el socialismo” en AA.VV., ob. c it, p.295.
14 centralizado, al presupuesto nacional, donde su función es distribuir los recursos públicos –sociales-, o más bien “situarlos a disposición de los aparatos inversionistas correspondientes”. Esa función es solamente de facilitador, en la medida en que el gobierno central –a través de los Ministerios de Hacienda y de Industrias- distribuye los recursos para la ejecución de cierto período entre los diferentes consolidados de empresas; los montos de esos recursos son depositados en cuentas del Banco Central, de donde van siendo extraídos, para su realización, por las empresas beneficiarias. La noción de “crédito” o “préstamo” es, por tanto, inoperante; excepto si existen “hechos económicos” con empresas o agentes que aún gravitan en el ámbito de un funcionamiento mercantil26. Lo mismo pasa con el dinero y con los precios, en la medida en que sólo son necesarios para efectos de la contabilización de las operaciones intra e inter industriales de las empresas estatales, pero que no tienen nada que ver con los procesos económicos de rentabilidad o maximización de las ganancias. Los precios, además, sólo sirven como referentes en cuanto los costos de las empresas y su relación con el sector externo27. Más allá de estas cuestiones, la relevancia que adquiere en orden a un tópico económico-político es por el hecho de que la discusión no sólo se limita al aspecto práctico, sino que tiene a la base los lineamientos teóricos que deberían sustentar al socialismo y a su fase de construcción, en el sentido de que tanto la banca, como el dinero y los precios, juegan un importante papel en su realización. El significado del Sistema presupuestario de financiamiento La política económica a la que aspirababa el Che giraba en torno al Sistema Presupuestario de Financiamiento. Este sistema consistía en la centralización de las decisiones económicas de producción, de los factores y de los productos creados. Dicha centralización Guevara la ve como una necesidad, como un producto de las circunstancias respaldada por la experiencia histórica de las corporaciones monopolistas del capitalismo. 26 Fernández Font, Marcelo, “Desarrollo y funciones de la banca en Cuba” en AA.VV. ob. cit, pp. 285-28827 Guevara, Ernesto, “La banca, el crédito y el socialismo”, en AA.VV, ob. cit. p 297
15 Sin embargo, el sistema centralizado que el Che propone sólo adquiere significado a la luz de los objetivos que persigue, que son radicalmente distintos a los que mueven a las empresas transnacionales. En ese sentido, el uso de técnicas propias de los agentes económicos del capitalismo en una situación de tránsito hacia el socialismo, el Che lo describe como una apropiación de los conocimientos acumulados en el sistema de producción anterior, que representa un paso hacia delante en el proceso histórico de desarrollo de la humanidad28. Pero existen otros elementos que atañen a la política económica del socialismo que deben ser mencionados, aclarando que si el Sistema Presupuestario representa el eje, eso no significa que dichos elementos carezcan de importancia. La relación en dirección múltiple que existe entre todos estos componentes configura la dialéctica del proceso de transformación social. No podría haber un sistema de gestión centralizado si previamente no existen ciertas condiciones que lo posibiliten, pero también esas condiciones no pueden desarrollarse en un clima de relaciones económicas anárquicas. Una de esas condiciones necesarias es la socialización de los medios de producción. La implementación de esta medida resulta casi obvia si partimos del hecho de que la Revolución Cubana se identificó plenamente con la ideología marxista. No lo es, sin embargo, si apelamos a las condiciones objetivas de Cuba, en la que no existía una conciencia de clase lo suficientemente desarrollada para aceptar el paso de las formas privadas de propiedad hacia formas colectivas. De nuevo aquí surge el doble sentido del proceso revolucionario: no se puede transformar la conciencia sin ir modificando paulatinamente las condiciones objetivas de desenvolvimiento de los individuos, pero estas condiciones no se pueden desarrollar sin que exista un mínimo grado de conciencia en las masas. Para salvar este círculo vicioso, el Che propondría la ofensiva por ambos frentes: por un lado, lo que ya se mencionaba, la socialización de los medios de producción, cuya gestión estará centralizada, en manos de los organismos de dirección del Estado. Por otro lado, el desarrollo paulatino de la conciencia proletaria a través de programas de 28 Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba, (1965), Ocean Sur, La Habana, 2007, p. 33.
16 educación y de formación, orientada a elevar los conocimientos técnicos y políticos de toda la población29. Este segundo aspecto también se encarna en un componente más específico de la política económica: el paso gradual del estímulo material al estímulo moral y al material indirecto como incentivos fundamentales de la actividad productiva en la sociedad socialista. La situación se plantea de este modo: en la sociedad capitalista, el trabajador vende su fuerza de trabajo como mercancía movido por una necesidad material objetiva, esa operación mercantil tendrá como contrapartida una remuneración, identificable en líneas generales con el estímulo material. Aunque, de hecho, el concepto que dentro de sus escritos el Che maneja como estímulo material se refiere a la remuneración suplementaria que recibe un obrero por desempeñar bien su trabajo tanto en términos cuantitativos –por el número de unidades producidas, por ejemplo- o cualitativos –por la calidad de las mercancías. Ese tipo de estímulo lleva a una deshumanización progresiva del ser humano, ya que promueve el fetichismo de las formas petrificadas de las relaciones mercantiles: el dinero, la acumulación de valores de uso, etc. Es por tanto, un freno al desarrollo de la conciencia proletaria y, como tal, debe ser superada en orden a la creación del hombre nuevo y de la nueva sociedad30. El mecanismo que el Che va definiendo poco a poco es la sustitución progresiva del estímulo material, primero, por un estímulo material indirecto, éste funcionaría de forma que como recompensa al desempeño excepcional del obrero, los órganos de dirección le “premien” con períodos de formación técnica, en los cuales no dejará de percibir una remuneración. Al terminar ese período de formación, el obrero, ahora con mayores conocimientos, estará en posibilidad de acceder a un puesto de trabajo cuya escala salarial sea mayor. El estímulo material es, pues, con este mecanismo, filtrado en un proceso formación técnica y elevación cultural para el obrero31. Sin embargo, en el 29Ídem, p. 29 30Guevara, Ernesto, “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, en AA.VV., ob. c it, pp. 72-76 31 Ídem, p.78.
17 largo plazo, el Che plantea que la abolición del estímulo material –ya sea directo o indirecto- es una necesidad ineludible para alcanzar el objetivo del socialismo. Otro punto relevante es el establecimiento y la difusión del trabajo voluntario. Este aspecto cobra singular importancia en tanto que es un mecanismo que propende a la creación y al desarrollo de una nueva conciencia en las masas. Sin embargo, fuera de su importancia educacional, también tiene un peso económico importante: en un momento en que la economía cubana comienza a crear una base industrial, así como la reestructuración de todos los sectores económicos, se adolece de grandes limitaciones en la productividad de la fuerza de trabajo combinada con una oferta escasa de trabajadores calificados y una asignación ineficiente de los existentes. En ese escenario, se volvía imperativo implementar un mecanismo que permitiera utilizar toda la fuerza de trabajo disponible, de manera extensiva, de forma que pudiera ampliarse la oferta de trabajo global, distribuyéndola en sectores estratégicos o en aquellos en los que más hacía falta. Sin embargo, no es posible limitar el trabajo voluntario hacia la consecución de objetivos puramente económicos. Hay detrás de él un objetivo educativo y que no puede separársele sin el riesgo de tergiversar o, más bien, de parcializar el análisis. Ello nos podría llevar a conclusiones equivocadas y derivar hacia planteamientos cuya falencia es considerar los períodos de transición y de transformación sistémica como períodos determinados únicamente por las transformaciones ocurridas a nivel de la base económica. Otros componentes que integran el aspecto político económico del pensamiento guevarista son la humanización de la producción, mediante la reducción de la jornada laboral y una remuneración justa para el obrero; y el fomento de un intercambio equitativo entre los países socialistas, en orden a desarrollar la conciencia y la moral comunista bajo la premisa del internacionalismo proletario. El significado del pensamiento guevarista Tanto el pensamiento del Che como su práctica se enmarcan en la lógica de los principios revolucionarios, esto es: la lucha para el establecimiento de la sociedad
18 socialista, que significa la supresión de las relaciones de explotación entre los seres humanos a través de la disolución de la propiedad privada. Más allá de eso, también está la cuestión del carácter especial del fin revolucionario: la liberación del hombre. Y de ahí nace una matización importante: no puede partirse de una aplicación pragmática de los medios para lograr dicho objetivo. No puede aplicarse una premisa del tipo “el fin justifica los medios”, porque esos medios van configurando la realidad objetiva de los sujetos del proyecto socialista, es decir, de las mayorías populares. Esa relación en doble vía se transmite a las formas en las que se concretizan los medios y los fines, es decir, en la política económica y en la economía política32. Hay, pues, una cuestión dialéctica entre la economía política y la política económica, entre la teoría y la praxis: el desarrollo de uno sólo cobra sentido por el desarrollo del otro; pero ambos están condicionados por una relación de mutua determinación. No puede desarrollarse una economía política que explique y teorice sobre cuestiones que no existen, ni es posible tampoco realizar una práctica revolucionaria si no se sabe en qué consiste lo revolucionario, cuáles son sus objetivos, los sujetos o los agentes sobre los que recaen esos objetivos, etc. De ahí que la economía política del socialismo y la política económica para lograrlo, sean dos frentes sobre los que debe trabajarse paralelamente, adaptando los adelantos de uno a la lógica del otro, y viceversa. Es en esto donde subyace la íntima relación entre los dos componentes del pensamiento económico del Che y por lo que no puede entenderse cada uno de ellos aisladamente. De ahí que la explicación de uno de los componentes exija la explicación del otro. Ahora bien, intentado ir más allá, es necesario abstraer el eje sobre el que giran los escritos económicos del Che Guevara. En este sentido, dicho eje puede identificarse no tanto como una explicación científica del funcionamiento del socialismo –o de la fase de transición hacia él- ni de los medios precisos para alcanzarlo; sino más bien como un ejercicio de contraste entre los problemas de la realidad objetiva y de los lineamientos 32 Guevara, Ernesto, “La planificación socialista, su significado”, en AA.VV. ob. cit., p.101
19 que a su vez aportaron los teóricos marxistas. Dicho contraste parte de un principio enraizado en los mismos cimientos de la teoría marxista: la dialéctica del desarrollo social y el posicionamiento crítico. Por un lado, la dialéctica del desarrollo de la sociedad capitalista ha creado nuevas condiciones que ni Marx ni Lenin alcanzaron a ver, lo mismo en el caso de la construcción del socialismo. Por otro lado, el posicionamiento crítico, es a la vez la formulación de críticas externas –contra las contradicciones del sistema capitalista- y de críticas internas –en torno a la efectividad y la falibilidad de los mecanismos hasta entonces implementados por los países autodenominados socialistas de Europa. Los planteamientos críticos del Che vienen a revitalizar los procesos de autocrítica que habían quedado en el olvido aplastados por el peso de la monocromía soviética y a dar una importante lucha teórica y práctica dentro del movimiento socialista33. Conclusión La interrelación existente entre los distintos aspectos de la política económica que Guevara planteó, muestra claramente que el socialismo no puede construirse a través de transformaciones aisladas en las distintas esferas de la praxis humana. Por el contrario, el socialismo se plantea como una transformación radical e integral que no puede identificarse como la suma mecánica de las transformaciones parciales. Más que un aporte científico elaborado por completo, debe comprenderse la obra económica del Che como una original propuesta transicional, surgida a partir de la crítica del “modelo soviético”, que postula que no puede haber socialismo sin el rechazo de la dominación del mercado capitalista y de la ley del valor, la cual se presenta como una “ley objetiva”, con precios que disimulan las relaciones sociales y opciones basadas en criterios de clase para medir los costes y las necesidades –lo que implica no tener en cuenta más que las necesidades y los costes que pueden ser expresados en precios en nombra de una racionalidad económica universal, impuesta por un mercado o por un plan. 33 Aspectos fuertemente remarcados por Löwy, Michael, (1970), El pensamiento del Che Guevara, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973.
20 Por último, más allá de sus escritos, la vida del Che representa el ejemplo más sobresaliente del ideal de la lucha revolucionaria. Su vida, apegada en todo momento y en toda circunstancia a los valores revolucionarios, es el testimonio de una biografía que supo combinar teoría y praxis. Bibliografía AA.VV. El Gran Debate Sobre la Economía en Cuba. (2006), Ocean Press, Australia. Bambirra, Vania, La revolución cubana. Una reinterpretación, (1978), Nuestro Tiempo, México; Charles, Pierre, Génesis de la revolución cubana, (1978), Siglo XXI, Buenos Aires. Guevara, Ernesto, El socialismo y el hombre en Cuba, (1965), Ocean Sur, La Habana, 2007. Guevara, Ernesto. Apuntes críticos a la Economía Política. Ocean Press. 2006. Hernández, Juan Luis, “El gran debate cubano (1963-1964). Antecedentes e interpretaciones”, (2010) en Ni calco Ni Copia, Nº3, pp. 77-98. Katz, El porvenir del socialismo, (2004), Herramienta, Buenos Aires. Lenin, Vladimir, El estado y la revolución (1917), Planeta Agostini, Barcelona, 1986. Löwy, Michael, (1970), El pensamiento del Che Guevara, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973. Marx, Karl, La guerra civil en Francia, (1871), Aguilera, Madrid, 1971, Marx, Karl, Critica del programa de Gotha, (1875), Lautaro, Buenos Aires, 1946 Marx, Karl y Engels, Friedrich, La ideología alemana, (1846), Editorial Pueblos Unidos, Montevideo, 1958.