Maristella Svampa: “La clase política apuesta a un modelo que sabe que es insustentable pero que a corto plazo le genera ingresos”
Luis Verdugo
Geógrafo
María Marta Bernabeu
Geógrafa
Miércoles 11 de septiembre | 09:00
La Izquierda Diario
La socióloga, escritora e investigadora que firmó la carta de apoyo al FIT-Unidad, detalla en esta entrevista, la problemática ambiental de la región y la responsabilidad de los diferentes gobiernos de turno. Su mirada sobre el rol de la juventud en las protestas ambientales y una reflexión sobre el movimiento de mujeres.
El lobby minero, y algunos candidatos ahora también, hablan de “minería sustentable”. ¿Puede haber minería sustentable?
Creo que en primer lugar hay que reflexionar sobre los avatares que ha tenido la categoría “desarrollo sustentable”. Si en los años ’80 y ‘90, surgió en el panorama internacional una cara muy positiva, muy disruptiva, de la mano de movimientos ecologistas, rápidamente esta noción fue apropiada por los grandes lobbys empresariales, por el establishment, y en ese sentido sufrió un problema de desgaste y de vaciamiento. Al principio, la noción de desarrollo sustentable, sobre todo, hacía hincapié en dos cosas: primero en el hecho de que había que asegurar las condiciones de producción y reproducción de la vida, el ciclo natural. Y en segundo lugar, había que garantizar el presente y el futuro de las próximas generaciones.
Esa doble idea de garantizar los ciclos de la vida y, por otro lado, el pacto intergeneracional, es algo que desaparece del discurso de los grandes actores de trasnacionales y, en líneas generales, del lobby que se ha instituido en torno al término de sustentabilidad. Con esto quiero decir que la noción de sustentabilidad se fue convirtiendo en una noción débil, muy en consonancia con la idea de modernización ecológica. ¿Qué quiere decir modernización ecológica? Que no se cuestiona el crecimiento económico y se considera que los impactos que acarrea el uso de tecnología nociva para el ambiente, puede ser mitigado con el uso de más tecnología.
Esa es la idea central que hoy se encuentra en las grandes corporaciones a sabiendas que, en definitiva, detrás de la noción de desarrollo sustentable, siempre la prioridad lo tiene que definir lo económico, no la protección del ambiente. Con lo cual, ya se ha falseado esa idea que era tan disruptiva y novedosa a inicio de los ´80 y los ´90. En términos específicos, si uno va al modelo de megaminería y al modelo de hidrocarburos no convencionales a través del fracking, ahí uno ve el carácter contradictorio de la expresión. Porque la minería es de las actividades que genera más pasivos ambientales, utiliza grandes cantidades de agua, enormes cantidades de sustancias químicas que tienen un alcance muy contaminante. Los impactos sobre los territorios y sobre la salud de la población están más que probados, la cantidad de accidentes que ha habido, sobre todo estos últimos años, muestran el carácter insustentable de la minería.
creo que la sociedad argentina ya es consiente que no se trata de una actividad sustentable, más allá de la enorme publicidad y la gran cantidad de dinero que invierten las empresas y los gobiernos para falsear la información y convencer a las poblaciones de una suerte de destino minero, inevitable
Miremos el caso de Brasil, donde los diques que contienen el desecho minero se han roto, como en el caso de Mariana y Brumandinho, donde hubo más de 300 muertos. Y que coloca el cuestionamiento sobre la compañía Vale que es una de las más contaminantes del mundo. En Argentina, veamos el caso de Veladero. Siempre se habló del modelo sanjuanino como un modelo ideal de minería sustentable, cuando en realidad es lo contrario. Detrás de la acción de Barrick Gold, lo que hay es destrucción de glaciares y también derrames de solución cianurada, que han contaminado aguas. La Asamblea de Jachal ha denunciado esto, se ha denunciado penal y judicialmente la responsabilidad de Barrick Gold, y de los gobiernos que han encubierto estos impactos, hubo ya tres derrames de solución cianurada.
En esa línea creo que la sociedad argentina ya es consiente que no se trata de una actividad sustentable, más allá de la enorme publicidad y la gran cantidad de dinero que invierten las empresas y los gobiernos para falsear la información y convencer a las poblaciones de una suerte de destino minero, inevitable. Ya los impactos son visibles.
En el caso del fracking, también se quiso construir a nivel global debido a los cuestionamientos y las grandes controversias desatadas, la idea de “fracking seguro y sustentable”. Era el caballito de batalla de las grandes empresas y va a contramano de una gran cantidad de estudios realizados sobre todo en Estados Unidos, que es el país en donde ha habido más desarrollo del fracking, que demuestran los impactos territoriales; ambientales; la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas; los impactos en la salud sobre las personas, sobre los animales; la emisión de gas metano, en fin, una larga lista de impactos que muestran con claridad el carácter insustentable del fracking.
En el caso del fracking las empresas son doblemente cuestionadas, dado que son conscientes que están promoviendo una matriz energética ligada a las energías sucias, las energías más contaminantes. A sabiendas de que estamos en un momento civilizatorio en el cual es necesario orientarse hacia un escenario de transición energética, promoviendo las energías limpias, las energías renovables.
Esto es parte de un discurso, “responsabilidad social empresarial”, “minería sustentable”, “fracking responsable”, que muestra el enorme poder que tiene el lobby minero para controlar a los medios de comunicación con la pauta publicitaria. Creo que es necesario romper este consenso impuesto por el lobby, para demostrar el carácter insustentable de estos modelos, donde toda la literatura científica, la evidencia en los territorios lo demuestran.
Mencionaste el ejemplo sanjuanino, también se ha avanzado o intentado avanzar con estos modelos en Río Negro, Chubut o Mendoza, ¿cuál es el rol de los gobernantes en este sentido y qué opinas de las resistencias que también se expresaron en las provincias?
En primer lugar hay que decir que en toda América Latina se ha sostenido un imaginario de desarrollo productivista, que apunta al crecimiento exponencial sin medir los impactos sobre el ambiente y las poblaciones. Por otro lado, este imaginario de desarrollo también se basa en una visión instrumental, antropocéntrica de la naturaleza, donde se considera a la naturaleza como algo que se puede dominar y explotar de manera indiscriminada y como si el ser humano fuera exterior a la misma, no una parte de la naturaleza. Y, en tercer lugar, en América Latina hay un imaginario que tiene que ver con la abundancia de bienes naturales y la ilusión de muchos gobernantes de creer que la demanda de los países poderosos de algunos de esos bienes naturales hará posible salir del subdesarrollo o de la pobreza.
Ese imaginario ya no se sostiene debido al carácter de la crisis socioecológica que señala la urgencia de orientarnos hacia otro modelo, pero además porque la pobreza no solo persiste sino que se han ensanchado las desigualdades, y ha habido grandes cuestionamientos a estos modelos que son altamente destructivos. Creo que gran parte de la dirigencia política todavía sigue prisionera de ese imaginario y esto va por encima del color ideológico que se tenga. Esto va desde el progresismo hasta los neoliberales e inclusive gran parte de la izquierda sigue siendo desarrollista.
Por otro lado, a partir del año 2000, lo que hemos visto en América Latina es una alianza entre gobiernos, a nivel nacional, provincial y local, con los grandes actores de las trasnacionales en función de estos modelos de desarrollo. Porque también hay intereses económicos en juego, no se trata solo del ideal de progreso. Gioja tiene inversiones, él y su familia, en empresas que proveen servicios a la actividad minera. En Neuquén también, la familia Sapag y muchos de quienes componen la clase política, tienen intereses económicos muy claros en tanto y en cuanto participan de esas empresas que proveen servicios petroleros.
Les doy otro caso particular, la Secretaria de Ambiente de la provincia de Río Negro que se llama Alicia Migani, es propietaria ella y su familia de una empresa que provee servicios a una industria petrolera. O sea, ella es Secretaria de Ambiente y a la vez le vende servicios a las empresas que debe controlar. Y esto sucede todo el tiempo, hablemos de petróleo, de soja o de megaminería. El sistema de puerta giratoria que este gobierno consolidó con la presencia de CEOs en su gabinete, marca a las claras que para ellos no existe un problema de conflicto de intereses. La clase política apuesta entonces a un modelo que sabe que es insustentable, pero que a corto plazo le genera ingresos.
Y respecto a los organismos internacionales, ¿qué implicancia tiene el acuerdo actual con el FMI en relación a los recursos naturales?
Hay una contradicción en este tema, porque el FMI exige un proceso de ajuste que implica una reducción de los subsidios estatales a Vaca Muerta. Con lo cual eso ha perjudicado a las empresas que han sido enormemente beneficiadas con los subsidios estatales. Para que se tenga una idea, en 2018 los subsidios estatales que recibieron las empresas, sobre todo Tecpetrol e YPF, equivale al doble de lo erogado por las universidades nacionales y prácticamente lo mismo que el presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Al gobierno le interesa más promover las energías fósiles que son altamente contaminantes, beneficiando a las grandes empresas otorgándoles enormes subsidios para que se sigan manteniendo en Vaca Muerta, a costa de la educación, la salud, y otros sectores claves de la sociedad.
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Esta contradicción que mencionaba hizo que los sectores ligados al petróleo protestaran en contra de esta reducción de subsidios, que aun así sigue siendo muy alta. Vaca Muerta tiene una serie de blindajes que están hechos para fomentar el desarrollo de la misma. Tiene un blindaje laboral porque, efectivamente, Guillermo Pereyra y el Supeh firmó un convenio de flexibilización laboral tremendo con las empresas para garantizar la baja del costo laboral. En segundo lugar tiene un blindaje político, y todos los sectores en este sentido avalan. Un blindaje mediático, todos los medios de comunicación promueven el desarrollo de Vaca Muerta y ocultan, sobre todo, los impactos y también todas las objeciones que provienen de informes internacionales y dan cuenta de la inviabilidad financiera de Vaca Muerta.
Hay un blindaje que se quiere establecer y es el blindaje jurídico y consiste, sobre todo, en colocar límites a la protesta social y en particular a la protesta de los mapuches. En el medio de todo esto hubo un juicio de parte de la comunidad Campo Maripe que, para sorpresa de muchos, el juez finalmente propuso no penalizar a las comunidades mapuche e hizo un llamado para que se contemplen sus derechos territoriales y sus derechos colectivos. Ese fallo del juez fue rápidamente apelado y rechazado, el mismo día en que anunciaban la fórmula Macri y Pichetto con un primer viaje de Cambiemos a Vaca Muerta. Claramente la intencionalidad política era mostrar que se iba a evitar todo tipo de conflictos y que no se van a reconocer los derechos de los pueblos colectivos allí en Vaca Muerta. Es decir, que Vaca Muerta no cierra sin flexibilización laboral, sin represión y no reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, y sin blindaje político.
Teniendo en cuenta el posible futuro gobierno de Alberto Fernández, ¿qué rupturas o continuidades crees que pueda tener respecto al modelo energético, en relación también al gobierno de Macri?
Hay varias cosas para decir y la primera es que estamos muy preocupados por la continuidad manifiesta de parte de Alberto Fernández sobre los modelos de mal desarrollo, tanto el modelo de agronegocio, el modelo megaminero y el del desarrollo de los hidrocarburos no convencionales.
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Creo que hay que intentar instalar la agenda, no podemos volver a repetir los errores que se cometieron en años pasados. Los progresismos tenían como punto ciego la problemática ambiental y la discusión sobre los modelos de desarrollo. Hoy en día, eso ya no se puede obturar. Se ha abierto la discusión y, si bien es cierto que los medios masivos de comunicación intentan clausurarla, hay mucho activo militante ambiental, hay mayor conciencia en los sindicatos y en los partidos. Esperamos que la Izquierda tenga un rol importante para colocar la problemática socioambiental en la agenda, y que los progresismos también abran la agenda.
Esperamos que no sea lo mismo, no tropezarnos dos veces con la misma piedra y que se abra la agenda, pero estamos muy preocupados porque las declaraciones de Alberto Fernández alientan esta idea de continuidad lineal, cuando en realidad lo que hay que hacer es abrir la agenda y pensar en otras variantes, otras salidas. A nivel global se está discutiendo la agenda energética. En Argentina ya se han introducido energías renovables que están, podríamos decir, muy mercantilizadas porque, en el marco del gobierno neoliberal, las energías renovables están en manos de grandes empresas, la dependencia tecnológica es muy grande en relación a China, y todo eso hay que rediscutirlo porque las energías renovables son necesarias y además rentables económicamente.
estamos muy preocupados por la continuidad manifiesta de parte de Alberto Fernández sobre los modelos de mal desarrollo, tanto el modelo de agronegocio, el modelo megaminero y el del desarrollo de los hidrocarburos no convencionales
También hay que tener en cuenta que cuando uno mira la matriz energética en Argentina, no es solamente la extracción de combustibles fósiles lo que hay que cuestionar. Hay que cuestionar el sistema de transporte. Más del 31% del consumo energético de combustibles fósiles tiene que ver con el transporte terrestre. En Argentina se desmanteló el sistema ferroviario en los años 90, hay que reorganizar el sistema de transporte para repensar la matriz energética o la transición energética. Y para eso hay que tocar el poder de actores sindicales, sin dudas muy poderosos, que se han consolidado en las últimas dos décadas. Pero ese trabajo hay que hacerlo porque, efectivamente, es el sistema de transporte el que emite el 31% de las emisiones de gas de efecto invernadero.
Tenemos que empezar a pensar las diferentes variantes respecto de la transición energética que implican sistema de transporte, mayor eficiencia energética, transición hacia energías limpias, combate de una pobreza energética. ¿Ustedes saben, por ejemplo, que que la mayor parte de las leyes energéticas que tenemos hoy en día son las mismas que teníamos en la época del menemismo? Ni el kirchnerismo las tocó y, por supuesto, lo que tocó este gobierno fue la línea de mayor mercantilización, como puede ser la ley de energías renovables.
Vemos que se renueva el ciclo de protestas ambientales en el mundo y a nivel local también, aquí en Mendoza se empezó a expresar un movimiento de estudiantes secundarios por el ambiente, ¿qué rol tienen para vos los jóvenes?
Aquí hay dos cuestiones para analizar y la primera es que los incendios en la Amazonía marcaron un punto de inflexión. Se mostró con claridad la emergencia de una nueva conciencia ambiental, de la cual son portadoras sobre todo las generaciones más jóvenes. Los incendios mostraron que esto tiene que ver con la economía y con sostener modelos insustentables, la expansión de la frontera agropecuaria, la expansión de la frontera sojera, los extractivismos en general, que sobre todo están avanzando en los países del sur. Es parte de esta nueva división del trabajo.
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Esto está ligado además a la aceleración del metabolismo social del Capital. El modelo de consumo necesita más materia y más energía, y para eso se presiona más sobre los bienes naturales. La Amazonía está en riesgo, también están en riesgo los glaciares. Nosotros tenemos una Ley de Glaciares que defender. Si ustedes miran el caso de Bolivia y Perú, ya es un hecho que los glaciares se están derritiendo, y son nuestras cuencas hídricas, nuestras “fábricas de agua” las que están en juego.
Es un momento en el cual la crisis civilizatoria, en términos socioecológicos, es más que evidente. Y en esa línea sí, son los más jóvenes los que son más conscientes de ello. Es su futuro, y más aún, es su presente el que está en juego. A mí me sorprendió gratamente cuando fuimos en Buenos Aires a protestar en la embajada de Brasil, encontrarme con nuevas organizaciones, “Jóvenes por el clima”, “Alianza por el clima”, los mismos sectores veganos. En fin, son nuevos interlocutores y yo lo que promuevo en este sentido es un diálogo intergeneracional, porque lo que necesitamos es restituir la memoria de las luchas socioambientales de Argentina y América Latina. Y que son luchas claramente contra el neoextractivismo y las diversas formas de neoextractivismo.
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Entonces, las y los jóvenes que hoy asumen la defensa del planeta, criticando el cambio climático y los modelos de desarrollo insustentable, deben mirar esas luchas socioambientales que, desde las provincias sobre todo, desde la periferia, vienen señalando estos problemas desde hace tanto tiempo y vienen colocando límites, a través de la promoción de leyes protectoras.
Tenemos un gran desafío por delante que ese diálogo, no solo intersectorial, sino también intergeneracional que dé cabida a este gran movimiento en defensa de la vida y del planeta en los próximos años
¿Esta preocupación interpela también al feminismo? ¿Juega o puede jugar un rol el movimiento de mujeres en esta pelea?
Sí, claro. Las mujeres tienen un rol fundamental, en tanto y en cuanto han sido históricamente protagonistas de luchas populares. Las mujeres son las primeras en denunciar los impactos silenciados por las grandes corporaciones, en la salud de las mujeres y de los niños. Entonces, tradicionalmente en los territorios, quienes defienden la vida y la sostenibilidad de los mismos son las mujeres. No es casual que las luchas contra el neoextractivismo sean encabezadas por mujeres en donde, además, las mujeres van conquistando un nuevo lenguaje sobre el territorio.
Un lenguaje en el cual, cuerpo, territorio, naturaleza, la noción de ecodependencia aparece como central, la noción de cuidado. En el ecofeminismo, hay una reapropiación de los cuidados en clave emancipatoria, con la idea de que sean todos, mujeres y hombres, quienes desarrollen la noción del cuidado del otro, y por ende también el cuidado de la vida, el cuidado del planeta. El cuidado es algo que el patriarcado ha escencializado, pero en realidad el cuidado tiene que ver con la misma posibilidad de supervivencia de los seres humanos. La civilización no hubiese podido extenderse de no haber sido por las relaciones de interdependencia y de cuidado, porque nosotros somos seres vulnerables y para nada somos seres independientes de la naturaleza. Entonces, las mujeres vuelven a traer ese mensaje de la relacionalidad con la naturaleza, de la interdependencia, de la necesidad de respeto y cuidado del otro que, en esta clave ecológica, se traduce en un cuidado de la naturaleza.
Y en esa línea yo creo, que si al principio del ciclo progresista, los pueblos originarios fueron los que elaboraron una nueva narrativa emancipatoria a través de las nociones de buen vivir, hoy en día son los movimientos de mujeres. Creo que es necesario promover una relación entre los feminismos más antipatriarcales de las ciudades, que denuncian los femicidios, la violencia de género, y que promueven nuevos derechos, con los feminismos populares que luchan en los territorios contra las grandes empresas extractivistas y sus alianzas con los gobiernos.