Turquía
Los cismas internos socavan el partido islamista de Recep Tayyip Erdogan
LLUÍS MIQUEL HURTADO
El Mundo
https://www.elmundo.es/internacional/2019/09/14/5d7cf0a321efa0426a8b4593.html
Sábado, 14 septiembre 2019 - 16:00
Los protagonistas de las glorias del islamista Partido Justicia y Desarrollo de la última década están desertando en cadena, advirtiendo de sus intenciones de rivalizar con nuevas formaciones
La antaño implacable máquina electoral del presidente de Turquía amenaza con griparse. Algunos de los protagonistas de las glorias del islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de la última década están desertando en cadena, advirtiendo de sus intenciones de rivalizar con nuevas formaciones. Estos cismas ocurren justo cuando la oposición se crece, tras ganar las alcaldías de las principales ciudades del país, suponiendo un nuevo reto a ha hegemonía de Recep Tayyip Erdogan.
Del ex primer ministro Ahmet Davutoglu poco se sabía desde que en 2016, tras publicarse desavenencias con el presidente en torno a cómo lidiar con el conflicto kurdo o sobre el arresto de académicos, Erdogan, que lo había nombrado sustituto mientras pergeñaba una reforma constitucional a su favor, forzase su dimisión. Aunque Davutoglu se fue haciendo mutis por el foro, el mes pasado volvió a la palestra para culpar veladamente al AKP de romper del proceso de paz con la guerrilla PKK, en 2015.
Aquellas palabras abrieron la puerta a un proceso de expulsión del partido que él, y otros tres altos cargos, zanjaron este viernes, anunciando su dimisión para formar unas nuevas siglas. “El AKP ha quedado bajo control de un gran cuadro, sin potencial para resolver los problemas de nuestro país. Está claro que las vías para la rendición de cuentas internas, el sentido común y los canales de asesoramiento internos están cerrados, y no hay posibilidad de transformación interna”, lamentó Davutoglu.
Con sus palabras, el político y académico, que vivió sus mejores años como arquitecto de la política exterior turca, apuntó a un secreto a voces en Ankara: a medida que ha consolidado su estilo de gobierno personalista, advierten conocedores de la situación, Erdogan se ha aislado y alejado de las bases, tradicional sostén del partido, y de las voces discordantes, incluidas las de muchos de quienes edificaron con él el AKP. Los ha sustituido por un reducido entorno de políticos más jóvenes, más lisonjeros.
A lo largo del camino, Erdogan ha dejado en la estacada algunos nombres importantes como el del ex presidente Abdullah Gül, uno de los islamistas que se atrevió a dar el salto, de la mano de Erdogan, para formar, allá por 2001, un partido que aunase liberalismo económico y piedad. Otros, como el ex viceprimer minstro Bülent Arinç, pasaron a segunda fila y rebajaron el tono crítico para mantenerse en la formación. Por último, están personas como Davutoglu o Ali Babacan, que se han lanzado al ruedo.
Babacan fue ministro de Economía en la primera legislatura de Erdogan. Un período en el que sacó la economía turca del abismo fruto de la hecatombe de 2001 y dio el AKP el lustre necesario para brillar ante los mercados y la UE. El pasado julio dimitió, principalmente en desacuerdo por la heterodoxia con que Erdogan quiere resolver las fallas económicas que amenazan Turquía y habiendo criticado, anteriormente, el aislacionismo respecto a Occidente y la desconfianza infundida en los inversores.
“Siempre defendimos y creímos en valores como los derechos humanos, las libertades, la democracia populista y el imperio de la ley. Estos principios no son una mera opción política temporal”, afirmó un Ali Babacan atípico durante la comparecencia en que anunció su adiós. “Tras todos estos logros, la situación actual de Turquía nos preocupa”. Su receta pasa por presentar un partido que, a priori, contará con el respaldo de Gül antes de 2020. Esto son tres años antes de los próximos comicios previstos.
Erdogan no ha escatimado en pullas a sus antiguos colegas, ahora competidores, a quienes ha presentado como “traidores” ante los suyos. “Tenedlo en mente, no tenéis derecho a fracturar la ‘umma’ (término referido a la comunidad de creyentes musulmanes). Esto es lo que estáis haciendo. No iréis a ninguna parte fracturando la ‘umma’”, respondió Erdogan a Babacan el pasado verano. Mientras, su entorno mediático ha tratado de relacionar a Davutoglu con la secta acusada del golpe de Estado fallido de 2016.
No es casual que estas deserciones hayan ocurrido el año en que el AKP ha acusado cierto desgaste, reflejado principalmente en el aumento de la inflación y del desempleo. Justo después de que el opositor Partido Popular Republicano (CHP), venciera en los comicios municipales de marzo y junio. Sus administraciones de terciopelo en Ankara o Estambul, cuyo alcalde ha ganado crédito destapando el abuso de coches oficiales bajo el anterior liderazgo del AKP, o el desvío de grandes fondos a asociaciones islamistas, están generando simpatías incluso entre los votantes kurdos. Este hecho, sumado a la posibilidad de que nuevos partidos conservadores concurran a las urnas, puede fragmentar el nicho del AKP de tal forma que las tornas cambien el año en que Turquía cumpla un siglo.