[Cat/Cast] Organitzem el poder popular, cap a la independència no hi ha dreceres!
CUP
La Haine
15/09/2019
Porque la independencia no tiene atajos, la lucha es el único camino.
Castellano
El curso político que empezamos este año, con el Once de Septiembre, es un punto de inflexión respecto al ciclo político que hemos vivido los últimos años. Con el reasentamiento del régimen del 78 al estado español, la regresión de derechos, la recentralització económica y el retroceso político en todo la nación, la crisis económica europea y mundial que ya pica a la puerta y la sentencia del 1-O al tumbar de la esquina al Principado; hace falta que, como pueblo, como clase y como mujeres trabajadoras, nos rearmamos orgánicamente y política.
Y esto quiere decir, sin duda, constatar que hay caminos obsoletos que no nos llevarán nunca a la libertad: hacia la independencia no hay atajos. Y todo el que no sean caminos hacia la plena libertad son caminos hacia el pacto y la renuncia. Nada más lejos de las necesidades de la clase trabajadora y las clases populares de los Países Catalanes: necesitamos la independencia para vivir dignamente.
Porque el estado español se ha demostrado enemigo de una vida digna: ni garantiza derechos básicos como tener un techo, ni el ejercicio de los derechos democráticos como es votar en un referéndum. Pero los gobiernos autonómicos no son paso mejores: encorsetados por las limitaciones constitucionales, por un lado, y económicas, de la otra, se ha mostrado también incapaces de proveer de servicios básicos como la sanidad o la educación públicas. Los falta voluntad política para posar los intereses de la mayoría por encima de los de una minoría. Y es así y aquí como se demuestra que no representan los intereses de los trabajadores y trabajadoras, sino los de las clases dominantes y propietarias.
Romper con límites presupuestarios y constitucionales es apostar por la ruptura. Y esto es el que hicimos el pueblo aquel 1 de octubre de ahora hace 2 años. Porque, si una cosa aprendimos el 1 de octubre, es que sin desobediencia no hay independencia, y por extensión, que la desobediencia es imprescindible para ejercer y garantizar nuestros derechos. Fue la autoorganización popular la que hizo posible el referéndum, fuimos el pueblo quién ejercimos nuestro derecho a pesar de tener la brutalidad policíaca de todo un estado en contra.
Es también esta autoorganización popular la que defiende con zarpas y dientes el derecho a una vivienda digna. No lo hacen las administraciones, no, ninguno de ellas: somos nosotros, los trabajadores y las trabajadoras organizadas quién defendemos el derecho a la vivienda ante cada desahucio, ante la brutalidad policíaca, sí, también de los Mossos d’Esquadra; ante una administración que velatorio más por los intereses lucrativos de los 4 de siempre que por los derechos básicos de todo el mundo.
“Los despidos de hoy son los desahucios de mañana”, apuntaba un lema de hace pocos años. Por eso, para evitar la injustificable situación de los desahucios, somos nosotros, también, quienes nos organizamos a los lugares de trabajo y a los barrios para defender unas mínimas condiciones laborales. Contra la atomización de nuestra clase, contra la precariedad que nos imponen los gestores de una crisis económica que vino para quedarse, contra la rendija salarial que nos lleva todavía más miseria y precariedad a las mujeres trabajadoras, la autoorganización es la única manera de hacer valer nuestros derechos.
Porque, también como mujeres trabajadoras, necesitamos la autodeterminación como eje central de nuestra lucha. Somos las mujeres trabajadoras las principales perjudicadas de no disponer de unos servicios públicos dignos, de unos servicios básicos que cubran las necesidades que tenemos toda la clase trabajadora. Ante las privatizaciones de los servicios públicos y los recortes antisociales, las mujeres trabajadoras somos a primera fila luchando por una vida digna. En el derecho al propio cuerpo, en la autodefensa feminista contra las violencias machistas cotidianas, en la construcción de espacios libres de violencia estructural, la autodeterminación de las mujeres trabajadoras para garantizarnos unos mínimos vitales es esencial, porque nos volamos vivas y con una vida digna.
Y, en esta autodeterminación feminista que pose la vida en el centro, la definición del modelo territorial tiene que tomar la centralidad que se merece, la centralidad que merecemos para tener unas condiciones ambientales de mínima salubridad, como personas y como territorio. «Nuestra salud está más determinada por el código postal que por el código genético». La contaminación del aire y el agua con los cruceros a Barcelona y Palma, la destrucción de bosques y montañas en el Pallars o a los Serranos para hacer infraestructuras innecesarias o directamente especulativas, dibujan un territorio trinchado para el beneficio de los mismos que nos explotan laboralmente.
La autodeterminación también trata de esto: de soberanía popular para poder decidir un modelo de relación con la natura y el territorio que sea sostenible y perdurable, y que no se base en su destrucción. La independencia también nos tiene que servir para no cavar nuestra propia tumba en nuestra estimada tierra. Porque la independencia nos tiene que servir para vivir mejor en todos los ámbitos de nuestra vida.
De las consecuencias políticas y judiciales del 1 de octubre, de este cambio de ciclo, planteamos lecciones para aprender y reforzarnos de cara a un nuevo embate contra el estado, el reasentamiento del régimen y todas las fuerzas que contribuyen al pacto y a la renuncia. Es la renuncia a esta desobediencia la que nos ha llevado dónde somos, a un escenario de represión y retroceso a cada día que pasa.
Hace falta que lo recordamos siempre: la ruptura con el estado, la independencia, es la única vía para defender nuestros derechos colectivos. El estado español es un instrumento al servicio de los intereses del gran capital, y como tal, es irreformable. En el pasado ciclo de luchas, y durante toda la historia del régimen del 78 desde su constitución, todas las manifestaciones de cambios profundos y las expresiones de disidencia han sido reprimidas. En esta represión también ha colaborado, y sigue colaborando, el aparato autonómico, con los Mossos d’Esquadra como punta de lanza.
Por eso, repudiamos todo tipo de represión contra la legítima protesta, venga de donde venga, sea del aparato central del estado o de una Generalitat títere del 155 y del 135. Volamos la amnistía para todos los presos y presas políticas, tanto para quienes están a la espera de sentencia en el macrojudici contra el 1 de octubre como también para los centenares de personas, militantes de base, imputadas, condenadas, perseguidas en todo los Países Catalanes por su lucha contra los abusos de este régimen autoritario. Y exigimos, también, el libre retorno de todas las exiliadas políticas.
Por todo esto, denunciamos que toda tentativa de buscar un escenario de pacto o negociación con el estado es una vía muerta o sencillamente una maniobra para justificar el mantenimiento de las cuotas de poder autonómico y para proteger los intereses económicos de los bancos y las grandes empresas. La lógica de mantenimiento del autonomismo y los intereses económicos de quienes solo se preocupa para maximizar sus beneficios está enfrentada irreconciliablemente con nuestro objetivo de garantizar una vida digna a la clase trabajadora y al resto de clases populares de los Países Catalanes.
Porque la independencia no tiene atajos, la lucha es el único camino.
Catala
El curs polític que comencem enguany, amb l’Onze de Setembre, és un punt d’inflexió respecte al cicle polític que hem viscut els darrers anys. Amb el reassentament del règim del 78 a l’estat espanyol, la regressió de drets, la recentralització econòmica i el retrocés polític arreu de la nació, la crisi econòmica europea i mundial que ja pica a la porta i la sentència de l’1-O al tombar de la cantonada al Principat; cal que, com a poble, com a classe i com a dones treballadores, ens rearmem orgànicament i política.
I això vol dir, sens dubte, constatar que hi ha camins obsolets que no ens duran mai a la llibertat: cap a la independència no hi ha dreceres. I tot el que no siguin camins cap a la plena llibertat són camins cap al pacte i la renúncia. Res més lluny de les necessitats de la classe treballadora i les classes populars dels Països Catalans: necessitem la independència per viure dignament.
Perquè l’estat espanyol s’ha demostrat enemic d’una vida digna: ni garanteix drets bàsics com tenir un sostre, ni l’exercici dels drets democràtics com és votar en un referèndum. Però els governs autonòmics no són pas millors: encotillats per les limitacions constitucionals, d’una banda, i econòmiques, de l’altra, s’ha mostrat també incapaços de proveir de serveis bàsics com la sanitat o l’educació públiques. Els falta voluntat política per posar els interessos de la majoria per damunt dels d’una minoria. I és així i aquí com es demostra que no representen els interessos dels treballadors i treballadores, sinó els de les classes dominants i propietàries.
Trencar amb límits pressupostaris i constitucionals és apostar per la ruptura. I això és el que vam fer el poble aquell 1 d’octubre d’ara fa 2 anys. Perquè, si una cosa vam aprendre l’1 d’octubre, és que sense desobediència no hi ha independència, i per extensió, que la desobediència és imprescindible per exercir i garantir els nostres drets. Va ser l’autoorganització popular la que va fer possible el referèndum, vam ser el poble qui vam exercir el nostre dret malgrat tenir la brutalitat policíaca de tot un estat en contra.
És també aquesta autoorganització popular la que defensa amb urpes i dents el dret a un habitatge digne. No ho fan les administracions, no, cap d’elles: som nosaltres, els treballadors i les treballadores organitzades qui defensem el dret a l’habitatge davant de cada desnonament, davant la brutalitat policíaca, sí, també dels Mossos d’Esquadra; davant d’una administració que vetlla més pels interessos lucratius dels 4 de sempre que pels drets bàsics de tothom.
“Els acomiadaments d’avui són els desnonaments de demà”, apuntava un lema de fa pocs anys. Per això, per evitar la injustificable situació dels desnonaments, som nosaltres, també, les qui ens organitzem als llocs de feina i als barris per defensar unes mínimes condicions laborals. Contra l’atomització de la nostra classe, contra la precarietat que ens imposen els gestors d’una crisi econòmica que va venir per quedar-se, contra l’escletxa salarial que ens duu encara més misèria i precarietat a les dones treballadores, l’autoorganització és l’única manera de fer valdre els nostres drets.
Perquè, també com a dones treballadores, necessitem l’autodeterminació com a eix central de la nostra lluita. Som les dones treballadores les principals perjudicades de no disposar d’uns serveis públics dignes, d’uns serveis bàsics que cobreixin les necessitats que tenim tota la classe treballadora. Davant les privatitzacions dels serveis públics i les retallades antisocials, les dones treballadores som a primera fila lluitant per una vida digna. En el dret al propi cos, en l’autodefensa feminista contra les violències masclistes quotidianes, en la construcció d’espais lliures de violència estructural, l’autodeterminació de les dones treballadores per garantir-nos uns mínims vitals és essencial, perquè ens volem vives i amb una vida digna.
I, en aquesta autodeterminació feminista que posi la vida al centre, la definició del model territorial ha de prendre la centralitat que es mereix, la centralitat que mereixem per tenir unes condicions ambientals de mínima salubritat, com a persones i com a territori. «La nostra salut està més determinada pel codi postal que pel codi genètic». La contaminació de l’aire i l’aigua amb els creuers a Barcelona i Palma, la destrucció de boscos i muntanyes al Pallars o als Serrans per fer-hi infraestructures innecessàries o directament especulatives, dibuixen un territori trinxat per al benefici dels mateixos que ens exploten laboralment.
L’autodeterminació també tracta d’això: de sobirania popular per poder decidir un model de relació amb la natura i el territori que sigui sostenible i perdurable, i que no es basi en la seva destrucció. La independència també ens ha de servir per no cavar la nostra pròpia tomba a la nostra estimada terra. Perquè la independència ens ha de servir per viure millor en tots els àmbits de la nostra vida.
De les conseqüències polítiques i judicials de l’1 d’octubre, d’aquest canvi de cicle, en plantegem lliçons per aprendre i reforçar-nos de cara a un nou embat contra l’estat, el reassentament del règim i totes les forces que contribueixen al pacte i a la renúncia. És la renúncia a aquesta desobediència la que ens ha dut on som, a un escenari de repressió i reculada a cada dia que passa.
Cal que ho recordem sempre: la ruptura amb l’estat, la independència, és l’única via per defensar els nostres drets col·lectius. L’estat espanyol és un instrument al servei dels interessos del gran capital, i com a tal, és irreformable. En el passat cicle de lluites, i durant tota la història del règim del 78 des de la seva constitució, totes les manifestacions de canvis profunds i les expressions de dissidència han estat reprimides. En aquesta repressió també hi ha col·laborat, i hi segueix col·laborant, l’aparell autonòmic, amb els Mossos d’Esquadra com a punta de llança.
Per això, repudiem tota mena de repressió contra la legítima protesta, vingui d’on vingui, sigui de l’aparell central de l’estat o d’una Generalitat titella del 155 i del 135. Volem l’amnistia per a tots els presos i preses polítiques, tant per a les qui estan a l’espera de sentència en el macrojudici contra l’1 d’octubre com també per als centenars de persones, militants de base, imputades, condemnades, perseguides arreu dels Països Catalans per la seva lluita contra els abusos d’aquest règim autoritari. I exigim, també, el lliure retorn de totes les exiliades polítiques.
Per tot això, denunciem que tota temptativa de buscar un escenari de pacte o negociació amb l’estat és una via morta o senzillament una maniobra per justificar el manteniment de les quotes de poder autonòmic i per protegir els interessos econòmics dels bancs i les grans empreses. La lògica de manteniment de l’autonomisme i els interessos econòmics de qui només es preocupa per maximitzar els seus beneficis està enfrontada irreconciliablement amb el nostre objectiu de garantir una vida digna a la classe treballadora i a la resta de classes populars dels Països Catalans.
Perquè la independència no té dreceres, la lluita és l’únic camí.
Texto completo en: https://www.lahaine.org/fO8O