México y la crisis de la construcción

Las causas de esta crisis son múltiples. En cuanto a la obra pública, toda nueva administración revisa los pendientes que dejó el gobierno anterior y mientras no esté seguro de que el proyecto vale la pena, de acuerdo con las prioridades del nuevo gobierno, las inversiones se frenan. En especial, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se canceló y dejó en la calle a miles de trabajadores.
Pero lo peor de todo es que el burocratismo y la corrupción no han desaparecido. Los trámites están en manos de servidores públicos acostumbrados a recibir “apoyos” para agilizar los procesos y si no se llega a un acuerdo informal los trámites se pueden tardar meses o incluso años en aprobarse.
Otro problema grave es el sindicato de trabajadores de la construcción que, en lugar de ayudar a los albañiles, piden dinero a los constructores para dejarlos en paz, sin beneficio alguno para los trabajadores y con el encarecimiento de las obras.



Negocios y empresas
La construcción no repunta

Miguel Pineda
La Jornada

La caída de la industria de la construcción genera estragos en el empleo. En lo que va del año el valor de la construcción nueva y el empleo en el sector disminuyeron 5.6 por ciento.

La obras de vías de comunicación, de infraestructura básica (como agua y drenaje) de comercios, hospitales y viviendas se mantiene con una tendencia negativa, por lo que de cada cien trabajadores activos el año pasado, ahora únicamente trabajan 95. El resto se encuentra desempleado.

El grave problema es que la construcción es uno de los sectores en donde se ocupan más trabajadores, por lo que la situación para muchas familias es crítica.

Las causas de esta crisis son múltiples. En cuanto a la obra pública, toda nueva administración revisa los pendientes que dejó el gobierno anterior y mientras no esté seguro de que el proyecto vale la pena, de acuerdo con las prioridades del nuevo gobierno, las inversiones se frenan. En especial, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se canceló y dejó en la calle a miles de trabajadores.

En cuanto a la obra privada las autoridades revisan las normas y, mientras tanto, no aprueban los permisos de construcción y clausuran obras en proceso. En particular, en la Ciudad de México, el principal mercado a nivel nacional, se encuentran a medio construir cientos de obras, lo que representa un alto costo financiero y el despido de albañiles, plomeros, maestros de obra y otros obreros mientras se liberan los permisos.

Pero lo peor de todo es que el burocratismo y la corrupción no han desaparecido. Los trámites están en manos de servidores públicos acostumbrados a recibir “apoyos” para agilizar los procesos y si no se llega a un acuerdo informal los trámites se pueden tardar meses o incluso años en aprobarse.

Otro problema grave es el sindicato de trabajadores de la construcción que, en lugar de ayudar a los albañiles, piden dinero a los constructores para dejarlos en paz, sin beneficio alguno para los trabajadores y con el encarecimiento de las obras.

La situación en el sector de la construcción es grave y se requiere de voluntad política y de las denuncias correspondientes para acabar con el burocratismo, la corrupción y el sindicalismo charro que afecta a grandes capas de la población.

miguelpineda.ice@hotmail.com