El movimiento feminista puede ser una fuerza hegemónica porque pone el foco en la reproducción de la vida

¿En qué medida el movimiento feminista y las luchas de las mujeres han logrado erosionar la hegemonía patriarcal a nivel latinoamericano y a mundial?



“El movimiento feminista puede ser una fuerza hegemónica porque pone el foco en la reproducción de la vida”

Silvia Federici

Nació en Italia en medio de la ocupación nazi-fascista, pero vive en los Estados Unidos desde 1967. Es una de las feministas más leídas en todo el mundo y sus charlas públicas reúnen a miles de mujeres de los más diversos territorios, tradiciones y edades. Su libro Calibán y la bruja, traducido a numerosas lenguas, es venerado entre las jóvenes de la nueva marea verde en la región. En esta entrevista sin pelos en la lengua, nos comparte las claves para comprender por qué la lucha y el protagonismo de las mujeres en América Latina llegó para quedarse, y revela el secreto que le garantiza ser una bruja de casi 80 que nunca se cansa.

Por Hernán Ouviña11 Profesor e investigador del IEALC/UBA.

¿En qué medida el movimiento feminista y las luchas de las mujeres han logrado erosionar la hegemonía patriarcal a nivel latinoamericano y a mundial?
El movimiento feminista tiene muchos años. A partir del proceso que se inicia en los años setenta, se dice que se abre una nueva fase. Pienso a este movimiento como un movimiento amplio, que ha puesto sobre la mesa toda una nueva problemática, que no fue la problemática del feminismo que se desarrolló en el siglo XVIII y XIX. Mirando a esta fase que em-pieza más o menos en los años 70 y llega hasta hoy, con este nuevo movimiento que in-volucra a muchísimas jóvenes, podemos ver que algo muy impor-tante se ha cambiado, a pesar de que yo ha-blo siempre de una revolución feminis-ta todavía inacabada. Algo se ha cambiado, en primer lugar, con respecto a la proble-mática del proceso revolucionario. Du-rante la mayoría del siglo XX, el enfoque de los movimientos revolucionarios estu-vo sobre todo centra-do en los trabajadores de fábrica y el proleta-riado industrial. En el imaginario colectivo y en la política de los movimientos sociales, el proletario industrial era el sujeto revolu-cionario, quien podía construir con su lucha y preparar las con-diciones materiales para la nueva sociedad sin explotación, la nue-va sociedad comunista. El movi-miento feminista junto al movi-miento anti-colonial y ecologista, ha cambiado este panorama. Hoy en realidad los movimientos so-ciales más importantes no se en-focan en la fábrica. No solamente a causa de la reestructuración de la economía global, con el des-mantelamiento de las grandes concentraciones obreras, como la FIAT en Italia, o la Ford y las otras compañías de coches en los Estados Unidos, por ejemplo, en Detroit. También porque desde la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy, nuevos sujetos políti-cos han asumido protagonismo. En primer lugar, el movimiento anti-colonial ha sido fundamen-tal para cambiar el panorama po-lítico y portar a la lucha política la voz de los sin salario, de quienes han vivido y trabajado fuera del “contrato social” que el salario ha representado, en la relación trabajadores y capital, así como también más tarde el movimien-to ecologista. Y el movimiento fe-minista es central en este proceso, ya que al igual que el movimiento anti-colonial, ha echado luz so-bre todo un mundo de trabajo y explotación que nunca se había “visto”. Las mujeres por supuesto lo conocían, pero nunca se ha-bía politizado y jamás había sido parte de los movimientos revo-lucionarios. Toda el área de la re-producción y muchísimas de sus articulaciones, como el trabajo del hogar, la sexualidad, las rela-ciones familiares, el parir, la pro-creación, la denuncia de cómo ésta vida privada no es en realidad privada, el haber contestado a la separación entre lo público y lo priva-do afirmando que lo personal es polí-tico, porque ha sido completamente es-tructurado por el Estado y capturado para el capital, en la medida en que am-bas son orientadas al funcionamiento del mercado labo-ral, a la acumula-ción capitalista y a la reproducción de la fuerza de traba-jo. Creo que este ha sido un aporte fundamental, por-que ha echado luz sobre la condición real de las muje-res, es decir, cómo gran parte de las mujeres, las muje-res proletarias, son en realidad productoras de capi-tal, también cuando no trabajan fuera de la casa; ha echado luz sobre la explotación de la mujer, del significado de que este trabajo no sea pagado ni reconocido. En el funcionamiento del salario y en El capitalismo no se ha basado solo sobre el despojo y la privatización de los medios de producción, sino a la vez en el ocultamiento del trabajo no pagado y la recreación con-tinua de divisiones sociales y jerarquías, de poblaciones que no tienen derechos y que son explotadas al límite de sus capacidades natu-rales. El feminismo, poniendo el foco y brin-dando luz sobre la explotación de las mujeres como reproductoras de la fuerza del trabajo, poniendo luz sobre esta área de vida del pro-letariado y de las relaciones entre proletaria-do y capital, ha cambiado también nuestra comprensión de lo que es el capitalismo, del capitalismo como totalidad. Contrariamente a lo que se dice muchas veces, que “el feminis-mo se ocupa sólo de las mujeres y del género”, más bien el feminismo, en su extensión más importante, ha sido una redefinición de qué es la explotación del trabajo humano en la so-ciedad capitalista y de cuál es la esencia de la explotación capitalista.
13CATARSISel ocultamiento, que no solamen-te es una cantidad de dinero, sino que el salario es una herramienta política para estructurar las divi-siones sociales y jerarquías. Pero ha echado luz también sobre algo más importante: qué es el capi-talismo y cómo ha sido capaz de perpetuarse. El capitalismo no se ha basado solo sobre el despojo y la privatización de los medios de producción, sino a la vez en el ocultamiento del trabajo no pa-gado y la recreación continua de divisiones sociales y jerarquías, de poblaciones que no tienen derechos y que son explotadas al límite de sus capacidades na-turales. El feminismo, poniendo el foco y brindando luz sobre la explotación de las mujeres como reproductoras de la fuerza del trabajo, poniendo luz sobre esta área de vida del proletariado y de las relaciones entre proletariado y capital, ha cambiado también nuestra comprensión de lo que es el capitalismo como totalidad. Contrariamente a lo que se dice muchas veces, que “el feminismo se ocupa sólo de las mujeres y del género”, más bien el feminismo, en su extensión más importante, ha sido una redefinición de qué es la explotación del trabajo huma-no en la sociedad capitalista y de cuál es la esencia de la explotación capitalista. Esto me parece un aporte muy muy grande. Lo que el movimiento feminista no ha conseguido generar es una estra-tegia para cambiar concretamen-te la relación de poder entre mu-jeres, y entre hombres y capital, y desafortunadamente una par-te del movimiento feminista ha sido capturada por las institucio-nes, que se han dado cuenta muy pronto de la posibilidad de captu-rar la búsqueda de las mujeres de mayor autonomía y ha sido capaz de manipularla y capturarla para integrar a las mujeres en la nueva fase de desarrollo que se ha inau-gurado con la reestructuración la economía global. Que es una fase en la cual el trabajo asalariado se ha completamente desvaloriza-do, ya que ha perdido todos los beneficios que una vez podía dar a los trabajadores. Entonces las mujeres han sido la solución a la crisis del capitalismo, la solución
catarsis14al rechazo del capitalismo que ya el proletariado industrial esta-ba exprimiendo, porque los años setenta fueron años de grandes luchas de todo el proletariado: desde Torino hasta Detroit, se ha-blaba de un “hilo rojo” que pasaba también por Inglaterra, donde los trabajadores por la noche traían sus mochilas para dormir en las fábricas. Era el periodo en el cual, en Torino, en la FIAT se hacían asambleas y, en 1974, los trabaja-dores fueron capaces de conse-guir las 150 horas, que eran horas de estudio en la fábrica pagadas, una cosa que hoy parece una uto-pía increíble. Esto como ejemplo, para subrayar la gran fuerza y el rechazo que los trabajadores ha-bían sido capaces de organizar ya a partir de la mitad de los años ’70, cuando el capitalismo se vio obli-gado a declarar la crisis y adoptar el “no crecimiento” como estrate-feminismo parecía una corrien-te o un movimiento neoliberal, capturado, que no tenía capaci-dad subversiva. Lo que ha pasado es que las nuevas generaciones se han dado cuenta que, en realidad, la problemática de la sexualidad, de la identidad social, del traba-jo, es una problemática todavía abierta, que hoy las jovenes en-cuentran los mismos problemas que hemos enfrentado. También se enfrentan a algo nuevo que es el feminicidio, el incremento de la violencia contra las mujeres, que va directamente a penalizar el protagonismo de las mujeres en tantos lugares en su búsqueda de autonomía; penaliza el hecho que las mujeres son cada vez más protagonistas en el campo y en las ciudades. Este movimiento tiene una fuerza muy grande, ha sido un gran inspirador a nivel inter-nacional, sobre todo saliendo de América Latina, donde las mu-jeres se han enfrentado con for-mas más fuertes de represión en todo el espacio rural y urbano, y conocen bien la experiencia de la dictadura. Hay en ellas una sabi-duría, una conciencia política de qué son las relaciones sociales en la sociedad capitalista, hay una vi-sión y mirada anticapitalista más profunda y más clara que en Eu-ropa y los Estados Unidos. Hoy en América Latina, sobre todo en Argentina, y también en Chile y parte en México, hay feminismos que se dicen “populares”, que sa-len del campo, de la lucha contra el extractivismo, de las luchas de las mujeres indígenas contra la minería y la extracción petrolera. Muchas veces las mujeres no se definen feministas, pero sus lu-chas tienen contenidos muy fe-ministas, centradas en la defensa del territorio, en la defensa de la reproducción, en la búsqueda de formas de reproducción comple-gia. Desfortunatamente, el movi-miento feminista, en gran parte, ha aceptado la idea de la emanci-pación a través del trabajo asala-riado, lo cual ha sido una enorme solución para las instituciones. Es por eso que muy pronto, a partir de 1975, las Naciones Unidas in-tervienen en la política feminista con la primera Conferencia Glo-bal sobre las Mujeres, que hubo luego en la Ciudad de México. Es interesante que la primera confe-rencia global se ha hecho en el sur del continente americano, como lugar precursor. Aquí empieza la domesticación de la agenda femi-nista, que ha sido capturada, so-metida, domesticada, subvertida y limitada. Mencionaste dos ciclos. El más reciente implica un recambio generacional donde hay muje-res muy jóvenes, que irrumpen con un alto nivel de radicalidad, poniendo en cuestión las prácti-cas institucionalizadas de la vie-ja izquierda, e incluso de ciertas organizaciones feministas tradi-cionales ¿Cómo ves esta dinámi-ca donde nuevamente el Estado parece intentar domesticar estas luchas a través lógicas institucio-nales o electorales, de construir “caudillismos individuales”, en un movimiento que, si tuvo algo de potente -sobre todo en Argen-tina- es que no se ha destacado por figuras personalistas ni tam-poco por haber puesto la centra-lidad en las elecciones?Me parece muy importante que este nuevo movimiento, que surge de jóvenes mujeres, emer-ge en respuesta a un período en el cual muchísimas jóvenes no que-rían definirse como feministas. Yo recuerdo muy bien que, en los años ‘90 y también en el 2000, el
15CATARSIStamente diferentes, y en rechazo de la mercantilización de la vida. Por eso el feminismo aquí es una guía y una inspiración para otras partes del mundo. Es claro que hay una orquestación ideo-lógica y no ideológica para capturarlo. Espe-ro que el movimien-to sea bastante fuerte para poder rechazar todas estas diferentes medidas de captura. La primera empieza ya con los gobiernos que se dicen progresistas, con la captura a través de las bolsas familiares y los pequeños subsi-dios, como los que han otorgado el PT en Bra-sil y el gobierno mexi-cano en varios períodos, para la reproducción, pero que no resuel-ven de ninguna manera la situa-ción de las mujeres, y al contrario extienden el control del Estado sobre una población de mujeres que estaba fuera de las relaciones monetarias. Me refiero también a estos programas feos del mi-crocrédito, que es el caballo de batalla del Banco Mundial. Tam-bién hoy está la tentación elec-toral. Mujeres que han militado en tantos movimientos sociales y frentes muy amplios, piensan que insertarse en el proceso electoral y trabajar en las instituciones pue-de dar un respaldo a sus luchas, pero lo que hemos visto es que en realidad se va poco a poco des-truyendo la capacidad subversiva de los movimientos, que toda la energía del movimiento se enfoca en las elecciones y que al final se producen formas de caciquismo individual. El terreno electoral e institucional es un terreno lleno de minas; cuando tu empiezas a trabajar en este terreno, hay fuer-zas de las que no puedes escapar, hay una lógica que te absorbe in-dependientemente de cuáles sean tus intenciones originales. Esto lo hemos visto en Europa, sobre todo en España, pero también en Italia. Al principio del movimien-to 5 Estrellas en Italia, se decía que era un movimiento completa-mente no institucional, goberna-do desde abajo. Hoy 5 Estrellas es aliado de los fascistas y está trai-cionando lo que había prometi-do en un primer período. Vemos también que el municipalismo en España, después de varios años no ha producido un cambio real, al contrario, muchas energías se han consumido en promover esto. Por eso digo que ponerse en las instituciones es como despo-jarse. Hemos visto varias veces en los Estados Unidos que buscar la vía electoral como medida para empoderar al movimiento, no funciona. Lo que ocurre es que periódicamente el movimien-to elige un “salvador”. Puede ser Obama, Bernie Sanders o actual-mente Ocasio-Cortez, que es una mujer valiosa, pero se encuen-tra con un partido que va a blo-quear sus iniciativas. En realidad, lo que pasa es que a medida que estas personas se involucran en partidos que son definitivamente pro-capitalistas, no pueden esca-par a esa lógica. Otro peligro es el de crear fuertes movimientos, pero que se enfocan solamente sobre una única reivindicación. Yo apoyo el movi-miento por el aborto en Argentina, pero espero que tenga pre-sente que no se puede armar un movimien-to por el aborto, sin al mismo tiempo luchar para garantizar la po-sibilidad de las muje-res de ser madres, en condiciones de po-der decidir cuándo y cómo van a hacerlo, y sin sacrificar sus vidas. El gran error del mo-vimiento feminista en los Estados Unidos fue decir que “el aborto es control sobre nues-tros cuerpos”. Es parte del con-trol, pero control sobre nuestro cuerpo significa poder decidir si vamos a reproducirnos o no, qué vamos a hacer con nuestra capa-cidad reproductiva, si queremos tener o no niños. En los Estados Unidos, el enfoque exclusivo de muchas feministas en la lucha por el aborto, fue la causa de una di-sociación de muchísimas mujeres afrodescendientes, que se enfren-taban en este periodo tambien a la esterilización, y a condiciones de vida que no les permitía de ser madres. El discurso vale tam-bién por los movimientos trans y queer, que quieren cambiar la identidad de genero, o rechazar el género como distinción social. En este caso, es importante entender que no podemos cambiar la iden-tidad si no ponemos sobre la mesa el cambio de las condiciones ma-teriales de nuestra vida. Hoy se ol-vida que el movimiento feminista fue el primer movimiento que ha criticado la femineidad, ha cri-Este movimiento tiene una fuerza muy grande, ha sido un gran inspirador a ni-vel internacional, saliendo sobre todo de América Latina, donde las mujeres se han enfrentado con las formas más fuertes de represión en todo el espacio rural y urbano, donde las mujeres conocen también toda la experiencia de la dictadura. Hay en ellas una sabiduría, hay una conciencia política, de qué son las relaciones sociales en la so-ciedad capitalista, hay una visión y mirada anticapitalista, más profunda y más clara que en Europa y los Estados Unidos.
catarsis16ticado lo que significa ser mujer. Desde su principio ha reivindica-do una forma múltiple y creativa de qué es ser mujer. No es que hoy se inventa la fluidez de la identi-dad. Ya el movimiento feminista ha criticado la femineidad. Pero, en la medida en que no hemos sido capaces de cambiar las con-diciones materiales de la vida de las mujeres, no hemos consegui-do un cambio real de identitades sociales. Tu puedes criticar la he-teronormatividad, pero si tu con-tinúas dependiendo de un hom-bre, tú vas a ser heteronormativa en la realidad. Lo importante es no perder de vista que, si bien la lucha puede ser contra el binaris-mo, no se puede disociarla de la lucha contra el capitalismo. No se puede desconectar el discur-so contra lo binario del discurso contra la sociedad capitalista, que ha usado la diferencia de género para crear formas más intensi-vas de explotación. Entonces yo espero que las lecciones del pasado nos permi-tan no repetir los mismos errores, porque los capitalistas tienen una gran capacidad de manipulación y cooptación. Si el desafío es cómo garanti-zar el reconocimiento de las di-ferencias y diversidades, pero sin dejar de luchar por la supresión de todo tipo de desigualdad, y una de las posibles limitaciones, como señalas, ha sido el corpo-rativismo y la tendencia al en-capsulamiento, otra pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿puede el movimiento feminista ser una fuerza hegemónica, no “hegemonista” de pretender ava-sallar e imponer, pero sí hege-mónica en la clave de un proyec-to transversal y de articulación en común?Para mi sin duda el movimien-to feminista puede ser una fuerza hegemónica porque pone sobre la mesa la cuestión de la reproduc-ción de la vida, la importancia de la reproducción. Pero he aprendi-do mucho de otros movimientos también. Reproducción significa cuidado del ambiente, cultivo de subsistencia, agricultura, comida, semillas. Poco a poco he visto que el discurso de la reproducción es muy amplio, es un discurso que finalmente puede enlazar todas las actividades más importantes por la vida. Entonces el movi-miento feminista tiene esta ca-pacidad de identificar cuáles son los terrenos estratégicos en la lu-cha contra el capitalismo. A partir del discurso de la reproducción, se puede pensar también cómo cambiar la producción. Se puede pensar de no pedir solo incre-mentos salariales, o más dinero y menos trabajo. Es importante poder decidir qué vamos a pro-ducir, que no vamos a envenenar el mundo, ni vamos a producir coches que nos van a matar. La temática de la reproducción lleva a responsabilizarnos en nuestras actividades también en el proce-so de producción por el mercado. Nos compromete con la creación de una sociedad donde lo que va-mos a hacer es algo que beneficia a todos, algo que hacemos coope-rativamente, que permite a todos reproducirse, y que no construye nuestro bienestar sobre el sufri-miento de los otros. El fin de la so-ciedad, como dice Marx, debe ser el bienestar colectivo. Esta debe ser nuestra óptica. Como las mu-jeres han estado involucradas por generaciones en la reproducción de la vida, y conocen más que qualquier otro sujeto todas sus necesidades y vulnerabilidades, hoy son más capaces de construir formas de organización que sus-tentan nuestra vida. Por ejemplo, pueden armar grandes marchas de semanas, que necesitan toda una sabiduría sobre la reproduc-ción: por el cuidado de los niños, por procurarse el agua, la comida, por desechar la basura. El discurso de la reproducción es importante para crear una infrastructura para garantizar la continuidad de la lu-cha. Y a partir de la re-producción podemos ver nuestros vínculos con otros movimien-tos: los de los maes-tros y maestras en la escuela, en la produc-ción de conocimien-to, los movimientos campesinos, ecológicos. Podemos repensar nuestra relación con los animales, la espiritualidad. Se ha-bla del consumismo, yo creo que el consumismo es una respuesta al gran empobrecimiento espiri-tual, afectivo e intelectual, que es-tamos viviendo, porque nos han quitado la creatividad, entonces compramos la camiseta para sen-tirnos más creativos y mas pode-rosos. Aludiste a la espiritualidad, un motor muy potente para la lucha. Hay sectores que la confunden con la religiosidad de la iglesia e incluso con el Vaticano. ¿Cómo interpretas esta tensión que a ve-Como las mujeres han estado involucradas por generaciones en la reproducción de la vida, y conocen más que cualquier otro sujeto todas sus necesidades y vulnerabilidades, hoy son más capaces de construir formas de orga-nización que sustentan nuestra vida.
17CATARSISces aparece entre reivindicar la espiritualidad y el recostarse en la iglesia como institución, ya sea católica o evangelista?Soy sospechosa de las personas que piensan que la gente se junta en la iglesia por la espiritualidad. Las iglesias, sea las iglesias católi-cas, el Vaticano, o los fundamen-talistas pentecostales, en todos los casos son empresas. El Vaticano es una maquina económica. Tiene inversiones y muchísimas empre-sas comerciales, incluso empresas farmacéuticas en Suiza que pro-ducen anticonceptivos. Por eso la hipocresía no tiene fin. El Vatica-no desde su principio hasta hoy siempre ha sido así. Es un estado con sus milicias. Papas tenian es-clavos, y la iglesia ha justificado la servidumbre de los sarracenos y los “paganos”. Nunca los papas han hecho una batalla contra la esclavitud. En el siglo XX el Vati-cano ha apoyado al fascismo, ha firmado los famosos Pactos La-teranenses con el fascismo. Y la historia se puede continuar hasta ahora. Es claro que la Iglesia no ha sido simplemente cómplice del poder, como si estuviese por fue-ra: ha sido parte del poder, tanto la iglesia protestante, actualmen-te con el pentecostalismo, como la iglesia católica. Hoy la iglesia surge con una nueva fuerza, para contrastar la lucha contra el neoli-beralismo, en un contexto social, político y económico, en el que el desarrollo capitalista debe empo-brecer siempre más, desestabili-zar y desplazar. En este contexto llegan los nuevos misioneros, los evangelistas, los pentacostales a decirte que “tú eres pobre, pero Jesucristo va a resolver todos tus problemas”. Y capturan a una par-te de la gente que se siente des-estabilizada, porque sus comu-nidades se están fragmentando. Entonces llegan estas sectas con sus camionetas, sus recursos, su promesa de apoyo, y tú te apoyas en ellos. Claro que está funcio-nando, porque la gente se sien-te tan insegura y precarizada en su vida, que acude a ella. Por eso es tan perverso. Las sectas están promoviendo una ideología que al final divide a la gente. Los pen-tecostales por ejemplo hablan de Satanás, y te incitan a ser sospe-choso con los otros y otras de tu comunidad. En África, hoy, están impulsando una nueva caza de brujas. Por eso creo que hay que comprender que la gente se junta no en búsqueda de espiritualidad, sino en busqueda de una respues-
catarsis18ta a la fragmentación, a la insegu-ridad economica y social. El reto es ver si somos capaces de crear organizaciones e iniciativas que puedan tener la misma capacidad de atracción. Es importante ser claros y entender que esta nueva ola de expansión misionera, pen-tecostal, evangelista y católica, es parte integrante de la expansion de las relaciones capitalistas hoy, es parte integrante de la política de despojo, de la precarización de la vida, y sirve para “darte humo en el ojo” y dividir a las comuni-dades, porque a algunos le dan un pequeño apoyo si se conforman con lo que ellas proponen, y a los otros los van a demonizar, literal-mente, si se oponen. Por último, siempre afirmas que ese mundo que soñamos ya se está creando en el presen-te, una idea que a algunos/as nos gusta llamar prefiguración. ¿Qué puedes decirnos en términos es-peranzadores al respecto?A nivel pequeño y personal, yo llevo un mes atravesando México, Argentina y Chile, y puedo de-cir que he viajado a través de un mundo de compañeras y com-pañeros maravillosos, con tanta solidaridad, tanta creatividad y placer. Así que no me siento can-sada a pesar de que tengo casi 80 años. ¡Lo puedo hacer porque me da tanta alegría! Y a nivel más general, creo que, en cualquier lugar hoy, si pudiéramos ver un mapa de todas las luchas, que se están dando en todos los lugares, podríamos comprender por qué hay un Bolsonaro y un Trump. Ellos son la respuesta de un sis-tema que se siente amenazado. Es claro que quieren imponer su hegemonía sobre toda la riqueza natural: los mares, los ríos, las aves y los territorios. Pero no pueden hacerlo, porque hay miles y miles de luchas, las luchas por conser-var las aguas, la floresta, los mares. Para mí estas luchas son las más importantes que hay actualmente en el planeta. Quienes están lu-chando por el bosque y el agua, están luchando verdaderamen-te por todas nosotras y nosotros, porque la humanidad no sea re-ducida a esclavos, todos concen-trados en las ciudades. Pensar que los Monsanto y los Cargill van a dominar el campo y los mares, y nosotros vamos a estar amonto-nados en la ciudad, es una pesadi-lla. Si no tenemos ningun control sobre la naturaleza no podemos controlar nada de nuestra vida. Entonces los que están luchando por tener acceso a la riqueza na-tural, para mí son el fundamen-to de todas luchas. Pero esto ya se está haciendo, y creo que las mujeres están dando un impulso muy grande, porque estas luchas las están librando con una gran creatividad, con la creación de nuevos entramados afectivos, que promueven la solidaridad. Y ésta es ya la nueva sociedad.