Ecuador: Volvieron y son millones

El movimiento indígena ecuatoriano ha sido un referente para los movimientos sociales de América Latina desde la década de 1990. Hoy, casi tres décadas después vuelven a salir a las calles, junto a trabajadores y trabajadoras, estudiantes y estudiantas, jubilados y jubiladas, campesinos y campesinas, feministas y ecologistas, para decirle al capital transnacional y al Estado ecuatoriano, encabezado por Lenin Moreno, que su modelo desarrollo no tiene cabida en la construcción de Otro Mundo. Vuelven para ser referente de resistencia, nuevamente, a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI).



“Volvieron y son millones”

José Luis García
Desinformémonos
10 octubre 2019 0

I

El movimiento indígena ecuatoriano ha sido un referente para los movimientos sociales de América Latina desde la década de 1990. Hoy, casi tres décadas después vuelven a salir a las calles, junto a trabajadores y trabajadoras, estudiantes y estudiantas, jubilados y jubiladas, campesinos y campesinas, feministas y ecologistas, para decirle al capital transnacional y al Estado ecuatoriano, encabezado por Lenin Moreno, que su modelo desarrollo no tiene cabida en la construcción de Otro Mundo. Vuelven para ser referente de resistencia, nuevamente, a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Recordemos que fue en junio de 1990, en el Inti Raymi, “Fiesta del Sol”, espacio sagrado en el que se renuevan las fuerzas cósmicas, que se realizó el primer levantamiento indígena del Ecuador contemporáneo; un contexto signado por una crisis económica en la historia republicana del Ecuador y por la pérdida de legitimidad del régimen político. Fue un período en el que se aplicaron con mayor fuerza las políticas de ajuste estructural dictadas por los organismos internacionales.
Foto: CONAIE

Hoy, casi tres décadas después, el movimiento indígena vuelve a salir a las calles en rechazo al paquete de medidas económicas que carga el peso de la crisis al pueblo, en rechazo al Decreto 883. Entre estas medidas se encuentran la eliminación del subsidio al diésel y la gasolina, por lo que se autorizaba un aumento del 123% y 29%, respectivamente; la eliminación o reducción de aranceles para maquinaria, equipos y material agrícola e industrial; reducción de impuestos sobre vehículos con un costo menor a 32 mil dólares; para los trabajadores temporales, los contratos sólo podrán renovarse con el 20% menos en la remuneración del trabajador; los empleados públicos ya no gozarán de 30 días de vacaciones, sólo podrán tener 15 días; y, los empleados de empresas públicas deberán donar mensualmente un día de su trabajo. ¿A quién beneficia estas medidas?

A esto, se suman las luchas en contra de las concesiones mineras, petroleras, madereras e hidroeléctricas que se encuentran en los territorios sagrados de los pueblos y nacionalidades indígenas, que vienen encabezando el movimiento indígena. Todo esto demuestra que, nuevamente, estamos frente a un Estado que olvida y excluye, en el que los pueblos indígenas, el pueblo ecuatoriano, no tienen cabida en el modelo de desarrollo que se construye sobre ellos, de espaldas a ellos y sin ellos.

A siete días de haber iniciado las protestas, el movimiento indígena demuestra su capacidad de movilización y organización con la creación de más de 50 espacios de resistencia contrahegemónica en todo el Ecuador disputando la hegemonía del territorio y de la toma de decisiones: organización de centros de acopios y preparación de alimentos, tomas de instalaciones petroleras, de edificios de Gobernación y de carreteras y vías de comunicación y de la Asamblea Nacional. La mayor expresión de esta resistencia contrahegemónica es la declaración de estado de excepción en todos los territorios indígenas, donde militares y policías que se acerquen a estos territorios serán retenidos y sometidos a la justicia indígena.

Se trata de una estrategia de resistencia frente a un estado de excepción decretado por Lenin Moreno desde el primer día del Paro Nacional, ordenando a las fuerzas armadas y a la policía nacional movilizarse para ocupar todo el territorio nacional, suspendiendo tanto el derecho de asociación y limitación del derecho de tránsito. Cinco días después, el gobierno al darse cuenta de que este estado de excepción ha resultado fallido decidió imponer el toque de queda desde las 20:00 horas hasta las 05:00 horas y la “restricción de movilidad en áreas sensibles y de importancia estratégica”.

El movimiento indígena, encabezado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), junto con sus organizaciones filiales (CONFENIAE, CONAICE, ECUARUNARI, MICC), llamaron a una gran movilización para el día 09 de octubre de 2019 en Quito, lugar de residencia de los poderes nacionales, para ello, los pueblos y nacionalidades indígenas salieron de sus territorios desde el fin de semana pasado para llegar a la capital. Ante la inminente llegada, el presidente Moreno tuvo que “trasladar” la sede de su gobierno al departamento de Guayaquil, bastión de la derecha ecuatoriana. Fue la primera batalla ganada.

El estado está demostrando que no tendrá consideración ante las protestas rizomáticas que se están desarrollando en todo el país y que se concentran en la capital, y que descargará todo el arsenal de guerra construido en la época del correísmo para aplastar el derecho a la resistencia consagrado en el artículo 98 de la constitución ecuatoriana.
Foto: CONAIE

El pueblo ecuatoriano está demostrando su capacidad de organización y resistencia frente al embate neoliberal, encabezado por el FMI y en complacencia con el gobierno de Lenin Moreno. La lucha del pueblo ecuatoriano abre un nuevo camino en América Latina desde de la embestida de la derecha.

*Licenciado en Relaciones Internacionales por la FCPyS-UNAM. Maestro en Sociología Política por el Instituto Mora. Profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la FCPyS-UNAM y Asistente Académico del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMeNA) de la UACM. Miembro del Grupo de Trabajo CLACSO