Putin se instala en Siria como el gran mediador

Turquía está ahora tan aislada como cuando decidió invadir Chipre en 1974. Los únicos que apoyan la operación en el norte de Siria son Pakistán, Kazajistán, Azerbaiyán, Venezuela y Hungría.



Putin se instala en Siria como el gran mediador
El presidente de Rusia ha aprovechado las ansias de Erdogan y la retirada de Estados Unidos del norte de Siria para colocarse como un actor fundamental en la geopolítica del Medio Oriente.

Virginia Rosas

El Comercio
Actualizado en 19/10/2019 a las 11:27

Recep Erdogan soñaba con establecer una zona de seguridad en el norte de Siria donde pretende ubicar a los 3 millones y medio de refugiados sirios que hay en Turquía, pero el presidente turco también pretendía recuperar la influencia de su país en el Medio Oriente, para que sus compatriotas olviden la crisis política y económica que atraviesan. La hegemonía del AKP, su partido, va perdiendo terreno y una guerra siempre viene bien para exacerbar el sentimiento nacionalista.

Donald Trump, en tanto, con las elecciones a la vista, necesita cumplir con su promesa de hacer regresar a los soldados asentados en el Medio Oriente. No importa si para ello abandona a los kurdos de la milicia YPG que fueron sus aliados en la lucha contra el Estado Islámico, que supuestamente, ha sido vencido.

Erdogan aprovecha que Trump retira a sus soldados para bombardear el norte de Siria, so pretexto de luchar contra el ‘terrorismo kurdo’. Los milicianos kurdos del YPG que se encuentran en Manbij desde hace tres años, se alían con el régimen de Bashar al Assad cuyo objetivo es recuperar la integridad de su territorio.

Erdogan se disputa con la Unión Europea que censura la intervención bélica de Ankara; con la OTAN, a la que pertenece y con la que mantiene tensas relaciones; y se pelea también con Washington, que no esperaba que se aprovechara del vacío que dejaron para invadir Siria.

Turquía está ahora tan aislada como cuando decidió invadir Chipre en 1974. Los únicos que apoyan la operación en el norte de Siria son Pakistán, Kazajistán, Azerbaiyán, Venezuela y Hungría.

El martes pasado en Abu Dabi, donde se encontraba en una gira diplomática, Vladimir Putin calificaba de “inaceptable” que Turquía bombardeara Manbij. El presidente ruso obró el milagro de hacer retroceder las tropas kurdas para permitir que el Ejército pro gubernamental sirio ingresara a esa ciudad estratégica.

La jugada de Putin le permitirá a Al Assad recuperar en algunas semanas el territorio que no pudo reconquistar en ocho años de guerra. Y todo esto gracias a Turquía, que se convirtió en cómplice involuntario, y a la estrategia de Rusia, cuyo presidente se perfila como el único capaz de ordenar el caos reinante, reunificando el país alrededor del dictador de Damasco.