Morales y García dimiten rendidos ante una histórica protesta social de 21 días
El presidente Evo Morales y vicepresidente Álvaro García Linera comunicaron este domingo su decisión de renunciar al mando de la nación, rendidos ante una histórica protesta social de 21 días que paralizó el país y desató una ola de violencia con tres muertos y un centenar de heridos. La decisión desató un festejo nacional en varias ciudades donde las gente salió a las calles a bailar y flamear la tricolor nacional en señal de un triunfo popular.
El malestar ciudadano se originó luego que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) declarara ganador en primera vuelta al binomio del MAS, en unas elecciones tachadas de fraude electoral por una comisión de auditores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Morales llegó al poder el 22 de enero de 2005 bajo el manto de ser el primer presidente indígena pero que en el transcurso del tiempo esa imagen se deterioró por las múltiples denuncias de corrupción y una abiertas impunidad de sus autoridades que controlaron el sistema judicial y del Ministerio Público.
El líder del Movimiento Al Socialismo pretendía continuar su mandato hasta 2025 con el resultado amañado desde los propios sistemas del TSE. Antes había logrado, con la ayuda del Tribunal Constitucional, anular el resultado del referendo del 21 de febrero de 2016, cuando el 51,3 por ciento la población rechazó la cuarta postulación vía reforma a la Constitución Política del Estado.
Esta idea acabó truncando su carrera política en Palacio de Gobierno porque renunció 83 días antes de concluir su mandato constitucional previsto para el 22 de enero de 2020. Morales un experto en armar conflictos sociales a través de paros y bloqueos, esta vez le tocó probar de su propio remedio, porque luego de su forzado intento de extender su mandato, la ciudadanía en general se volcó a las calles.
La ciudad de Santa Cruz, considerado el eje económico de la nación, tomó la drástica decisión de paralizar su parado productivo por 21 días, con la participación unitaria de todas sus instituciones conducidas por el líder Luis Fernando Camacho, quien logró acoplar a su movimiento a líderes de Potosí, Cochabamba, Tarija, Oruro, La Paz, Chuquisaca, Beni y Pando que durante años habían enfrentado el paralelismo fomentado desde el gobierno, para tenerlos debilitados durante casi 14 años de gobierno.
Esa movilización encontró eco en las universidades públicas de país donde los jóvenes estudiantes fueron los artífices con inagotables jornadas de protesta nocturna, en una estrategia de no afectar en el día al cien por ciento las actividades de la ciudadanía.
“NO TENGO POR QUÉ ESCAPARME”
Morales difundió desde la población de Lauca Ñ en el Chapare un mensaje grabado y se mostró acompañado del vicepresidente García Linera y la ministra de Salud Gabriela Montaño.
“Yo vuelvo a la zona del Trópico de Cochabamba para estar con mis compañeros. No tengo por qué escaparme, no he robado y si alguien piensa que he robado que me comprueben”, manifestó a tiempo de declararse víctima de un golpe cívico-policial.
Dijo que ahora espera que el excandidato presidencial Carlos Mesa y el líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho no sigan quemando casas de militantes del MAS en Oruro y Chuquisaca y tampoco sigan secuestrando a dirigentes sindicales ni robando casas de gente humilde.
“Estoy renunciando justamente para que mis hermanos, dirigentes y autoridades de los movimientos sociales no sigan hostigados, amenazados y perseguido. Lamento mucho este golpe cívico y algún sector de la Policía para atentar con la democracia y la paz social”, manifestó.
Morales aseguró que “esto no termina acá” y prometió que continuar junto a los movimientos sociales reflexionando y luchando como siempre. “Quiero que sepa el mundo entero y Bolivia en especial, a mis compañeros del campo: vamos a continuar con la lucha por la igualdad y la paz”, puntualizó.
Reiteró que renuncia con la intención es pacificar el país y demandó a Carlos Mesa y Camacho no engañar al pueblo con prebendas y que vuelva la paz social y la tranquilidad a Bolivia.
“Tengo la obligación de buscar la paz, duele mucho ver enfrentados a los bolivianos por acción de algunos comités cívicos y de los que han perdido las elecciones, que lleven al país a la violencia y por esta y muchas razones, estoy renunciando, enviando mi carta de renuncia a la Asamblea Legislativa Plurinacional”, anunció. Por procedimiento constitucional la Asamblea aún bajo control masista debe aceptar las cartas de ambos mandatarios.
El mandatario renunciante pidió a los embajadores acreditados en el país digan la verdad sobre el golpe de estado porque incluso – según información del equipo de seguridad - había ofertas hasta de 50 mil dólares para atender control su vida y miembros de su seguridad presidencial.
Acusó también a la OEA de haber emitido un informe político en torno a la auditoría al proceso electoral, porque si hubiera sido un análisis técnico y jurídico, habría ganado en primera vuelta, manifestó.
Morales agradeció a los exconstituyentes, a los exasambleístas, exministros y sindicatos que lo acompañaron durante casi 14 años de gobierno.
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Júbilo en todo el país por la renuncia de Evo Morales
Las calles de las principales ciudades de Bolivia se llenaron de ciudadanos que celebraban la dimisión del Primer Mandatario
El Deber
La reacción fue inmediata. Ni bien Evo Morales, a las 16:51, renunció a la presidencia del país, los ciudadanos llenaron las principales calles de diferentes ciudades del país para celebrar un pedido que a medida que pasaron los días, tras las elecciones del 20 de octubre, creció a pasos agigantados hasta volverse insostenible para la primera autoridad de Bolivia. La presión fue mayor en las últimas horas al conocerse el informe de la OEA, que señaló varias irregulares en los comicios.
Para festejar se formaron un sinnúmero de caravanas de vehículos y multitudes que ondeaban la tricolor, y cuyas frases en su mayor parte decían: “Se va un tirano” o “Recuperamos la democracia”. El estribillo de ‘guerra’ de “quién se cansa, nadie se cansa. Quién se rinde, nadie se rinde. Evo de nuevo, huevo carajo”, se escuchó por doquier.
En el centro paceño una comitiva, liderada por el presidente del comité cívico cruceño, Luis Fenando Camacho, crecía a cada paso que daba por las principales calles de la urbe ante la ovación de la gente. Escoltados por la policía, ellos a esa hora ya habían cumplido su objetivo de dejar en Palacio Quemado la carta de pedido de renuncia de Evo Morales, que fue el mandato del Cabildo realizado en Santa Cruz y luego en el país.
El júbilo fue notorio también entre los cruceños, que este domingo cumplieron 19 días de paro cívico indefinido, con los sacrificios que tuvieron qué hacer para paralizar una ciudad de alrededor de 2.000.000 de habitantes, todo en protesta por los comicios y el pedido de renuncia a Evo Morales.