Chile y los símbolos asociativos del marketing de las burocracias

Los símbolos han sido usados históricamente por las burocracias que disputan el poder y que por lo tanto se han separado de la enorme mayoría de los chilenos cansados del ir detrás de quienes con un bello discurso terminan de entregarse a las redes del capital y el autoritarismo, como el caso de la Fech, la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, que no es una agrupación de estudiantes debido a su estructura vertical y la ausencia de democracia.



Chile y los símbolos asociativos del marketing de las burocracias

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

Los símbolos han sido usados históricamente por las burocracias que disputan el poder y que por lo tanto se han separado de la enorme mayoría de los chilenos cansados del ir detrás de quienes con un bello discurso terminan de entregarse a las redes del capital y el autoritarismo, como el caso de la Fech, la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, que no es una agrupación de estudiantes debido a su estructura vertical y la ausencia de democracia, usando ellos el concepto de democracia solamente para jornadas electorales donde los partidos políticos disputan los cargos de mando de dicha estructura y así pueden hablar “en nombre de los estudiantes”. De esa manera la Fech no representa el pensamiento y necesidades del estudiantado universitario, sino sólo del partido o bloque de partidos que han ganado la competencia.  

 

Lo democrático sería que en vez de competencia entre partidos políticos, los estudiantes de cada curso pudieran contar con su asamblea y aprender a construir consensos y formas comunitarias o comunes de comprender y actuar su rol de estudiantes, lo que les llevaría a crear subjetividad, lo que les diferenciaría de la fase actual donde predominan los discursos y estrategias de un partido  u otro que tienen la misma finalidad: acceder al poder.

 

Si observamos el conjunto de las organizaciones sociales como sindicatos, juntas de vecinos y otras, nos encontramos con el mismo fenómeno, un acentuado verticalismo y autoritarismo, falta de democracia y de asambleísmo, sometimiento de los objetivos de la agrupación a los objetivos del partido que la dirige, es decir, todos deben moverse en función de una determinada estrategia de disputa para la toma del poder del estado.

 

En la actual situación de explosión social, los partidos políticos del color que sean, parlamentarios o extraparlamentarios, legales o ilegales, de lucha pacífica o violenta, todos sin excepción, van a buscar esos mismos objetivos, el poder, que si no les toca hoy día, será mañana, lo que les lleva a concentrar esfuerzos en estar presentes en los cabildos y las asambleas vecinales, además que todos estarán de acuerdo en que el poder –la sala de máquinas de toda constitución, los motores, combustibles, pistones y palancas que hacen andar el barco- es intocable, ninguno de ellos quiere modificarlo, pues servirá a sus fines de intervenir en la economía y en los procesos de acumulación con su generación de presupuesto para el estado y sus funciones clientelares de dadores de servicios con los que aseguran la clientela que hará ganar al partido en las elecciones y aseguran la reproducción de las condiciones de continuidad de la cohesión estatal.

 

Por ello es que han firmado la paz y deseos de una nueva constitución desde la derecha más dura hasta la izquierda que aparecía en el mapa político chileno con grandes expectativas como el frente amplio que ya se está quebrando ante el estiramiento de las acciones y posibilidades que se abren en y entre el pueblo que obligan a las vanguardias a adecuarse y readecuarse con una lluvia de máscaras que caen el suelo en la crisis de los símbolos utilizados en el marketing político clientelar.

 

Ahora ante la severa crítica contra la partidocracia que ha gobernado hasta hoy rotativamente la pos-dictadura, los militantes, dirigentes y figuras de todos los partidos e instituciones comienzan a ser funados por la población insurrecta, por lo que deben camuflarse tras las agrupaciones que controlan y que permiten disfrazar el interés político de acceder al poder con el manto de lo social, es decir se trata de lobos con piel de cordero que aspiran a llevarnos a lo mismo con el discurso vacío de los derechos en la nueva constitución donde millones de personas discutirán en cientos de cabildos y asambleas de los problemas que tenemos para diseñar una maravillosa constitución al estilo de la de Montecristi en Ecuador o la de Bolivia, dos constituciones de lo más avanzado en el continente y a nivel mundial, con el reconocimiento de la plurinacionalidad, la autonomía comunitaria, en fin, una fantasía de casi no creerlo, pero cuyos gobernantes aprovechando el control de los mecanismo de poder, imposible de ser democratizado, llegaron a ser duros y autoritarios sin esconder su simpatía hacia las dictaduras de Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela.

 

De esa manera ante la imposibilidad de instalar a los partidos a la cabeza de la explosión social, intentan ponerse a la vanguardia de las cientos de micro-explosiones barriales que están resultando en cabildos y asambleas, para lo cual han constituido la Mesa de Unidad Social donde están los partidos a través de los sindicatos y asociaciones que controlan:

 

1

Coordinadora Nacional de Trabajadores/as NO+AFP –

         

2

FECH, Federación de Estudiantes U de Chile –

         

3

FEUC, Federación Estudiantes PUC –

         

4

CONFECH –

         

5

ANEF, Agrupación Nacional de Empleados Fiscales –

         

6

CUT, Central Unitaria de Trabajadores –

         

7

Colegio de Profesores –

         

8

Confederación Salud Municipal, CONFUSAM –

         

9

Coordinadora Feminista 8M

         

 

Son muchas más organizaciones, todas y cada una con su partido o bloque de partidos a la cabeza, cada una de ellas un símbolo de lucha que contiene otro significado que es la lucha por el poder, lo que significa que van a defender una constitución que conserve la centralidad del poder.

 

1.Hay cabildos y asambleas que derechamente plantean hacer una nueva constitución plena de derechos pero conservando el poder.

 

2.Hay otros cabildos y asambleas que plantean la democracia directa o democracia popular para el rescate de la soberanía popular, pero han decidido apoyar a la Mesa de Unidad Social como interlocutores, lo que nos parece una validación de los partidos que están detrás.

 

3.Finalmente hay los cabildos y asambleas que descartan la utilización del circo de máscaras partidarias que dirigen la Mesa de Unidad Social, y que desarrollan su protagonismo y autonomía social implementado las formas de democracia vecinal que los partidos llaman democracia directa o democracia popular y que no podrán trabajar juntos con los que apoyan la Unidad Social porque traen el veneno del poder en sus venas y nos llevarán a seguir los caminos que desembocaron en las dictaduras tropicales. Esos cabildos autónomos, comunidades y asambleas vecinales sin partidos no necesitan interlocutores y podrán distribuir sus propuestas a todos los partidos, parlamentarios e instancias que deseen.

 

Así, al caer la máscara de los símbolos de organizaciones utilizadas para camuflar o mimetizar partidos, los cabildos podrán trabajar más tranquilos y no podrán ser arrastrados a las peleas de poder entre las burocracias que se moverán allá arriba mientras nosotros acá abajo seguimos construyendo las maneras propias de administrar el barrio.

 

Hoy día la llamada Mesa de Unidad, la máscara de un grupo de partidos que luchan por el poder, ha decidido instalarse en forma de toma del espacio público en la plaza junto al ex congreso y piden a las autoridades que no los repriman y que ante la violencia, ellos son una alternativa pacífica, por lo que aspiran a erigirse como interlocutores de las estructuras del estado y gobierno.

 

Jaime Yovanovic (Profesor J)

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