Esta pintura rupestre podría ser la escena de caza más antigua del mundo
La pintura de 44 000 años, descubierta en Indonesia, podría ser la historia más antigua contada con imágenes.jueves, 12 de diciembre de 2019
Mientras un espeleólogo indonesio llamado Pak Hamrullah exploraba los terrenos de una planta de hormigón en la isla de Célebes en 2017, vio un agujero normal y corriente en la piedra caliza sobre su cabeza. Sin pensárselo dos veces, trepó por la roca y se introdujo en la cueva gateando por el aire frío y rancio del túnel. Al llegar a la pared trasera, vio un mural que abarcaba 2,4 metros de roca, así que sacó el teléfono y empezó a fotografiar.
La pintura, descrita en la revista Nature, representa dos jabalíes y cuatro parientes pequeños del búfalo de agua moderno denominados anoas, así como ocho figuras humanoides de entre cinco y diez centímetros de ancho. Algunas de las figuras humanas sostienen objetos largos y delgados que apuntan hacia los animales y que podrían ser cuerdas o lanzas.
Los investigadores sostienen que, independientemente de si el arte representa una cacería u otro acontecimiento, es probable que sea la historia más antigua contada con imágenes. El mural data de hace 44 000 años, el doble de antigüedad que la mayoría de las escenas similares de arte rupestre de Europa, como el mural francés de 19 000 años de un bisonte cargando contra un hombre con cabeza de pájaro. El descubrimiento se suma a un conjunto creciente de arte antigua documentada en el Sudeste Asiático que cambia algunas ideas tradicionales sobre dónde y cuándo empezamos a mostrar los rasgos cognitivos que nos definen.
«Cuando participas en una excavación arqueológica, normalmente descubres lo que la gente ha dejado a su paso, su basura. Pero cuando estudias arte rupestre, no es basura, parece un mensaje y sientes una conexión con él», afirma Maxime Aubert, autor principal del estudio y arqueólogo y geoquímico de la Universidad de Griffith, Australia.
«Ahora empezamos a datarlo tanto en Europa como en el Sudeste Asiático y vemos que cambia por completo el panorama de nuestro viaje humano».
¿Cómo han datado el mural?
El mural es la obra de arte más reciente descubierta en las cuevas de la región Maros-Pangkep de Célebes. Hace millones de años, los ríos subterráneos atravesaron la piedra caliza de la zona y formaron laberintos de cavernas, muchas de las cuales contienen impresiones de manos y otras pinturas creadas por los humanos que vivieron en la isla hace decenas de miles de años.
Desde los años 50, los expertos han documentado más de 240 cuevas con arte rupestre en Célebes, pero durante décadas se ha asumido que estas pinturas no tenían más de 12 000 años de antigüedad. Eso cambió en 2014, cuando un equipo en el que figuraban Aubert y Adam Brumm —coautor del estudio y arqueólogo de la Universidad de Griffith— descubrió arte rupestre en Indonesia de al menos 40 000 años, una antigüedad similar o superior a la del arte rupestre europea.
«Europa se consideraba una “escuela de buenos modales” de la humanidad, porque Francia en particular fue objeto de investigaciones muy intensas desde el principio… por eso el registro de arte rupestre europeo marcó durante mucho tiempo la pauta de qué podíamos esperar descubrir», explica por email April Nowell, arqueóloga de la Universidad de Victoria que no participó en la investigación. «Hemos sabido desde hace tiempo que la perspectiva de Europa como “escuela de buenos modales” es insostenible y la riqueza de los hallazgos de Australia e Indonesia sigue respaldando esa idea».
Según Peter Veth, arqueólogo de la Universidad de Australia Occidental que revisó los borradores del estudio, el mural posee importancia mundial. «Al igual que con las fechas tempranas de las personas que atravesaron el mar hasta Australia y que elaboraron arte muy complejo, aquí tenemos a los indígenas del Sudeste Asiático mostrando las relaciones entre humanos y animales antes de que los sapiens llegaran a Europa».
¿Cómo determinan los investigadores la antigüedad de una pintura rupestre? Hay un método que proporciona una estimación indirecta revelando cuándo empezaron a crecer los minerales sobre las pinturas acabadas. Estos minerales incluyen de forma natural trazas de uranio radiactivo, que se desintegra en torio a un ritmo predecible. Cuanto más antiguo es el depósito, más torio habrá en proporción al uranio.
En el nuevo mural, el equipo de Aubert y Brumm tomó muestras de los depósitos que habían crecido sobre algunas partes de las pinturas y determinó que los minerales habían empezado a formarse hace entre 35 100 y 43 900 años. Como es posible que la antigüedad del mural sea mayor, los investigadores consideran que estas fechas son mínimos. Y como creen que el mural se pintó de una sola vez, emplean la fecha más antigua —43 900 años— como antigüedad mínima de todo el mural.
Aubert está seguro de que estas fechas se mantendrán. El equipo tomó muestras de los minerales que se habían formado sobre la capa de pigmentos y que eran con total seguridad más recientes que la pintura. Las muestras no parecen haber filtrado uranio con el paso del tiempo, lo que descarta una posible fuente de error. También está claro que los antiguos residentes de Célebes habían desarrollado dotes artísticas: en una excavación cercana dirigida por Brumm se descubrieron «lápices» y joyas de 30 000 años de antigüedad.
Elisabeth Culley, arqueóloga de la Universidad del Estado de Arizona especializada en arte rupestre, coincide en que las pinturas de Célebes son al menos tan antiguas como las de la cueva francesa de Chauvet, que datan de hace entre 30 000 y 32 000 años. También está de acuerdo en que la obra de arte representa una escena.
«No creo que la interpretación sea controvertida», afirma. «Las figuras están orientadas las unas hacia las otras y no tiene una dinámica simple, parece haber cierto movimiento».
Pensamiento abstracto y creativo
El nuevo mural tiene elementos polémicos que los científicos tendrán que sopesar. Las figuras humanoides presentan rasgos insólitos, como una que tiene una cola y otra con un pico. En su estudio, el equipo de Aubert sostiene que las figuras podrían ser los híbridos de animales y humanos más antiguos hallados en una obra de arte. El más antiguo, una estatuilla de un hombre león, se talló a partir de marfil de mamut en la actual Alemania hace entre 39 000 y 40 000 años.
Los investigadores sugieren que, si las figuras de la pintura mezclan lo humano y lo no humano, el artista responsable podría haber pensado de forma abstracta y creativa. Incluso es posible que las figuras indiquen creencias espirituales o chamánicas primitivas.
«Quizá las personas primitivas de la época creían que eran una parte indivisible del mundo animal», afirma Brumm. «Este vínculo especial entre humanos y animales era tan fuerte que, cultural y filosóficamente, podrían haberse considerado parte humanos y parte animales, hasta donde sabemos».
Nowell está de acuerdo en que la obra podría representar una escena de caza abstracta: «Como algunas figuras humanas parecen tener cola o pico, eso sugiere que no se trata de una escena de caza simple, sino que tiene cierta cualidad mitológica», afirma. Culley también coincide en que la pintura pretende ser abstracta, ya que las figuras humanoides tienen un tamaño poco realista. Pero precisamente como es abstracto, Culley dice que la obra podría tener varias interpretaciones que no fueran una escena de caza. Quizá las supuestas lanzas sean «líneas de energía» chamánicas que representan el movimiento de la energía de un objeto al otro.
Más allá de los detalles, Culley afirma que la importancia real de la escena yace en el intento de abstracción del artista, un rasgo que también apareció en Francia hace más de 30 000 años.
«Hay mucha variación entre ambas culturas y mucho espacio entre estas tradiciones, pero también son bastante concordantes», explica. «En mi opinión, esa es la conclusión: son contemporáneas con una tradición muy similar, así que deben tener algún tipo de origen común».
Proteger el pasado de Célebes
Ahora que los investigadores han descrito la pintura, están intentando encontrar y documentar más. Hamrullah, que es coautor del estudio, y los otros miembros indonesios del equipo siguen encontrando cuevas inexploradas conforme exploran la región. El equipo también está intentando trazar un futuro para la cueva que alberga estos murales. Aunque el motivo no está claro, el arte rupestre ha empezado a desprenderse de la pared de la cueva a un ritmo acelerado.
La actividad ajetreada en torno al lugar podría ser parcialmente responsable. Aunque el gobierno local y la planta de hormigón han decidido proteger la cueva, las explosiones mineras cercanas aún sacuden el paisaje.
«No sabemos cuánto aguantará ahí», afirma Aubert.
Es posible que se fortalezcan las protecciones de la zona. En un correo electrónico, Hamrullah expresó que tiene esperanzas de que la caverna sea declarada lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aunque su futuro es incierto, a Brumm le fascina que la cueva nos haya desvelado nuestro pasado común.
«Tienes la oportunidad de sentarte en esta cueva donde eres solo la cuarta, quinta o sexta persona que ha visto esto en decenas de miles de años, según sabemos, y de estar al tanto de este saber, estos conocimientos, de qué antigüedad tiene», afirma. «Cuesta describir esa sensación. Pero es lo que me da fuerzas para continuar».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.