Segunda jornada de protestas violentas en el Líbano
Las protestas van a más en Beirut. Por segunda noche consecutiva, la capital del Líbano fue escenario de unas manifestaciones contra el Gobierno que si bien comenzaban de forma pacífica en los últimos días se han vuelto cada vez más violentas.
Por segunda jornada consecutiva, las protestas concluyeron con enfrentamientos entre manifestantes y policía, que se vio obligada a hacer uso de gases lacrimógenos y balas de goma. Cerca de 90 personas resultaron heridas, que se unen a las más de 130 que dejó la jornada del sábad
Human Rights Watch (HRW) y medios locales identificaron a los manifestantes que provocaron los choques como seguidores de los grupos chiíes Hizbulá y Amal: “Partidarios de Hizbulá y Amal intentan atacar a los manifestantes. Los manifestantes se mantienen firmes y el Ejército aleja a aquellos que están en contra de ellos”, informaba en su cuenta de Twitter Aya Majzoub, investigadora para el Líbano para HRW.
Una gran crisis política y económica
Tras dos meses de protestas, la prevista reelección de Saad Hariri como primer ministro ha sido para los manifestantes la gota que ha colmado el vaso. Hariri dimitía el pasado 29 de octubre acosado por la movilización ciudadana, para dos meses después convertirse de nuevo en el favorito del presidente Michel Aoun para formar Gobierno.
La reelección estaba prevista para este lunes, si bien finalmente ha sido pospuesta para el jueves. Se trata de la cuarta vez desde la dimisión de Hariri que el presidente pospone el nombramiento de un primer ministro, el cuál debe ser musulmán suní según establece el sistema confesional que rige en el Líbano.
Los manifestantes reclaman por su parte una figura independiente y ajena a los partidos existentes para tomar el mando de un país sumido en una importante crisis política y económica. El Líbano es actualmente uno de los países más endeudados del mundo, con una deuda de 77.000 millones de euros, alrededor del 150 % del PIB.
La elección del primer ministro y la formación del Gobierno es la primera condición impuesta por la comunidad internacional y la ONU para ayudar al país económicamente.