México: La Cuarta Transformación del presidente progresista López Obrador ante el espejo del Ejército Zapatista de Liberaciön Nacional

La continuidad de la agenda de despojo, violencia, precarización, extractivismo y expansión del espacio Segundo Estado (Segato dixit) que el gobierno en turno no está dispuesto a revertir ha quedado probada en este primer año y otra vez, como hace 25 años, el EZLN nos lo advirtió.



La 4T ante el espejo del EZLN

Charlynne Curiel

Profesora Investigadora IISUABJO

El Topil 38

“…El Comandante Insurgente Moisés no escatimó en adjetivos para el presidente calificándolo de “mentiroso” y “mañoso” y acusándolo de fingir “que está con el pueblo de México…”

CharlynneLa reacción contra el EZLN dejó entrever que con el gobierno de AMLO se iniciaba una fase de tolerancia cero a la crítica y a la oposición, es decir una etapa de imposición de pensamiento único que anularía la crítica a la incoherencia y la simulación. Por su parte, el discurso de la Co-mandancia zapatista ese 31 de diciembre fue una declaratoria de apoyo a todos los movimien-tos sociales articulados en torno a la defensa de la autonomía y de los territorios amenazados por la continuación del proyecto de de-sarrollo neo-colonizador que con la 4T –se preveía- no se desviaría ni un ápice, por más progresismo que se quisiera representar. La cercanía de AMLO con Alfonso Romo, Carlos Slim y otros empre-sarios dieron cuenta muy pronto de que la agenda de este gobier-no no sería diferente a la de sus antecesores. Las declaraciones del presidente sobre la continua-ción de las concesiones mineras y las otorgadas para la realiza-ción de otros megaproyectos aclararon que no cambiaría la lógica inaugurada con el TLC en 1994: la de repartir y ceder el país a capitales internacionales para explotar los recursos nacio-nales (minerales, agua, petróleo, bio-diversidad entre otros) a cos-ta de la devastación ambiental, de las comunidades y pueblos campesinos e indígenas que ha-bitan en las regiones en donde se planean despojos disfrazados de proyectos de desarrollo. A pesar de la organización social en contra del extractivismo que se registra desde hace varios años en las zonas afectadas por estas expresiones letales del neolibe-ralismo, y del conocimiento que AMLO tiene al respecto, anunció la realización del Tren Maya. Este proyecto es la reactivación del Acuerdo para la Sustentabilidad para la Península de Yucatán (ac-tualmente suspendido por am-paros interpuestos por pueblos mayas) y la renovación del Plan Puebla-Panamá que incluye tre-ce proyectos eólicos, dos Zonas Económicas Especiales, desarro-llos inmobiliarios y otros proyec-tos turísticos que amenazan la reproducción de formas de vida de miles de personas.Ignorando los impactos so-cio-ambientales que los mega-proyectos tienen, durante este año que termina, el gobierno no ha cesado en su intento de legi-timar sus planes con consultas a modo que han sido denunciadas por organizaciones y poblacio-nes indígenas por no cumplir con los estándares internacionales. Mientras tanto no faltan las vo-ces oficialistas que dicen estar buscando mejorar las condi-ciones de vida de los pueblos indígenas u originarios, como si convertirlos en servidumbre para el turismo (como dijeron las compañeras zapatistas en un comunicado) o fuerza de traba-jo precarizada, fueran opciones para quienes llevan cinco lustros de autonomía y resistencia cons-truyendo sus propios sistemas de salud, educación, cooperati-vas, producción de alimentos y de energías alternativas. O para el resto de los pueblos que piden auto-determinación y respeto a la Convención 169 de la OIT, los cuales se encuentran cada vez más amenazados por la violencia envilecida del incontrolable cri-men organizado que a través de sus actividades para-legales y la difusión del terror, prácticamen-te controla el país entero. Aunado a esto, los arteros asesi-natos de defensoras y defenso-res de derechos humanos y del territorio y la impunidad que ha caracterizado las acciones del actual gobierno cuando de im-partir justicia se trata (revisar las últimas declaraciones de Am-nistía Internacional al respecto), no han hecho más que ubicar al gobierno encabezado por AMLO como un antagonista del pro-yecto histórico planteado en la Primera Declaración de la Selva Lacandona de 1994. La continuidad de la agenda de despojo, violencia, precarización, extractivismo y expansión del espacio Segundo Estado (Segato dixit) que el gobierno en turno no está dispuesto a revertir ha quedado probada en este primer año y otra vez, como hace 25 años, el EZLN nos lo advirtió.