La 4T ante el espejo del EZLN
Charlynne Curiel
Profesora Investigadora IISUABJO
El Topil 38
“…El Comandante Insurgente Moisés no escatimó en adjetivos para el presidente calificándolo de “mentiroso” y “mañoso” y acusándolo de fingir “que está con el pueblo de México…”
CharlynneLa reacción contra el EZLN dejó entrever que con el gobierno de AMLO se iniciaba una fase de tolerancia cero a la crítica y a la oposición, es decir una etapa de imposición de pensamiento único que anularía la crítica a la incoherencia y la simulación. Por su parte, el discurso de la Co-mandancia zapatista ese 31 de diciembre fue una declaratoria de apoyo a todos los movimien-tos sociales articulados en torno a la defensa de la autonomía y de los territorios amenazados por la continuación del proyecto de de-sarrollo neo-colonizador que con la 4T –se preveía- no se desviaría ni un ápice, por más progresismo que se quisiera representar. La cercanía de AMLO con Alfonso Romo, Carlos Slim y otros empre-sarios dieron cuenta muy pronto de que la agenda de este gobier-no no sería diferente a la de sus antecesores. Las declaraciones del presidente sobre la continua-ción de las concesiones mineras y las otorgadas para la realiza-ción de otros megaproyectos aclararon que no cambiaría la lógica inaugurada con el TLC en 1994: la de repartir y ceder el país a capitales internacionales para explotar los recursos nacio-nales (minerales, agua, petróleo, bio-diversidad entre otros) a cos-ta de la devastación ambiental, de las comunidades y pueblos campesinos e indígenas que ha-bitan en las regiones en donde se planean despojos disfrazados de proyectos de desarrollo. A pesar de la organización social en contra del extractivismo que se registra desde hace varios años en las zonas afectadas por estas expresiones letales del neolibe-ralismo, y del conocimiento que AMLO tiene al respecto, anunció la realización del Tren Maya. Este proyecto es la reactivación del Acuerdo para la Sustentabilidad para la Península de Yucatán (ac-tualmente suspendido por am-paros interpuestos por pueblos mayas) y la renovación del Plan Puebla-Panamá que incluye tre-ce proyectos eólicos, dos Zonas Económicas Especiales, desarro-llos inmobiliarios y otros proyec-tos turísticos que amenazan la reproducción de formas de vida de miles de personas.Ignorando los impactos so-cio-ambientales que los mega-proyectos tienen, durante este año que termina, el gobierno no ha cesado en su intento de legi-timar sus planes con consultas a modo que han sido denunciadas por organizaciones y poblacio-nes indígenas por no cumplir con los estándares internacionales. Mientras tanto no faltan las vo-ces oficialistas que dicen estar buscando mejorar las condi-ciones de vida de los pueblos indígenas u originarios, como si convertirlos en servidumbre para el turismo (como dijeron las compañeras zapatistas en un comunicado) o fuerza de traba-jo precarizada, fueran opciones para quienes llevan cinco lustros de autonomía y resistencia cons-truyendo sus propios sistemas de salud, educación, cooperati-vas, producción de alimentos y de energías alternativas. O para el resto de los pueblos que piden auto-determinación y respeto a la Convención 169 de la OIT, los cuales se encuentran cada vez más amenazados por la violencia envilecida del incontrolable cri-men organizado que a través de sus actividades para-legales y la difusión del terror, prácticamen-te controla el país entero. Aunado a esto, los arteros asesi-natos de defensoras y defenso-res de derechos humanos y del territorio y la impunidad que ha caracterizado las acciones del actual gobierno cuando de im-partir justicia se trata (revisar las últimas declaraciones de Am-nistía Internacional al respecto), no han hecho más que ubicar al gobierno encabezado por AMLO como un antagonista del pro-yecto histórico planteado en la Primera Declaración de la Selva Lacandona de 1994. La continuidad de la agenda de despojo, violencia, precarización, extractivismo y expansión del espacio Segundo Estado (Segato dixit) que el gobierno en turno no está dispuesto a revertir ha quedado probada en este primer año y otra vez, como hace 25 años, el EZLN nos lo advirtió.