Chile: El llanto lastimero de Manuel Cavieses y la izquierda estatista

Cavieses, fiel a su postura de defensa del estado debido a que debe ser utilizado para la vieja concepción estatista de las burocracias partidistas de izquierda, intenta decirnos que la situación de rebelión en Chile es la oportunidad para la izquierda, o sea que no es la oportunidad para el pueblo, sino para las vanguardias.



El llanto lastimero de Manuel Cavieses

Cavieses, fiel a su postura de defensa del estado debido a que debe ser utilizado para la vieja concepción estatista de las burocracias partidistas de izquierda, intenta decirnos que la situación de rebelión en Chile es la oportunidad para la izquierda, o sea que no es la oportunidad para el pueblo, sino para las vanguardias.

Cavieses no concibe el cambio si no es por medio del control del aparato del estado y del aparato del partido, pues su visión sigue siendo el poder, entendiendo por poder la capacidad de controlar y administrar desde arriba los aparatos represivos, ideológicos, jurídicos y militares que dejarán de serlo por el hecho de estar en manos de esas vanguardias-partidos y entonces serán revolucionarios, haciendo abstracción de las acciones represivas de sus amigos y camaradas Ortega de Nicaragua y Maduro de Venezuela, de donde el pueblo arranca por millones, pero no importa, pues la burocracia de izquierda ha tomado firmemente el poder.

Después de salir el pueblo chileno, y demás pueblos sometidos por el estado chileno, de una dictadura militar de derecha, pocois estarán a gusto en una dictadura de izquierda, de modo, que dejpemonos de argucias y digamos que es la oportunidad del pueblo chileno de librarse de todos los partidos y de las empresas que destruyen la naturaleza.

 

Veamos el texto y comentemos por partes:

 

Presidente Piñera y su régimen: una renuncia necesaria

Manuel Cabieses   

 

La profundidad de la crisis de legitimidad institucional que sacude Chile hace inviable una salida consensuada del pueblo en rebeldía con la casta política y oligárquica.  

 

Comentamos:

Nos ha parecido interesante comenzar mostrando la diferencia y el antagonismo entre el pueblo y la partidocracia que maneja las instituciones, a lo que colocamos dos acotaciones. La primera dice relación con que el antagonismo no es del pueblo con la casta política y oligárquica, sino también con las instituciones, o sea que aquí Cavieses está salvando las instituciones del poder debido a que su aspiración es ocuparlas, o sea que para él la revolución es ocupar los mismos instrumentos y estructuras de los poderosos. No hay un cambio, sino un relevo de los conductores, de allí su apelo a la izquierda.

En segundo lugar Cavieses separa dentro de la partidocracia a la izquierda que dirigió el país después del golpe, refiriéndose solamente a los partidos oligárquicos, lavando así la cara del partido comunista que participó durante años en el gobierno concertación-nueva mayoría que reprimió duramente al pueblo mapuche e instaló grandes emprendimientos extractivistas en todos los territorios propios y los ocupados a otras naciones.

 

Sigue Cavieses:

El presidente Piñera y su equipo no admiten –porque no lo entienden– que esta crisis es esencialmente política. En cuestión de días se derrumbó como un castillo de naipes el monumento al neoliberalismo que construyeron los Chicago Boys. El pueblo en rebeldía está impugnando el modelo de dominación económica, social, política y cultural que el terrorismo de Estado instauró en Chile.

 

Comentamos:

Si bien el terrorismo militar impuso el modelo neoliberal, ha sido la partidocracia la que lo ha implementado los últimos 20 años, por lo que seamos justos y digamos que el antagonismo es entre el pueblo y las instituciones del poder, entre las cuales están todos los partidos de izquierda y derecha, parlamentarios y extraparlamentarios, legales e ilegales, que comparten, han compartido o desean acceder al poder. Digamos entonces que el pueblo impugna no sólo el modelo de dominación, sino toda dominación, sea del modelo bueno o sea del modelo malo.

 

Sigue Cavieses:

No estamos frente a un “estallido social”, como se le caracteriza en los medios. No hay “estallido” que se prolongue más de 50 días. Es algo más profundo y permanente. Continúa desafiando una represión de niveles atroces y rechazando las maniobras politiqueras que intentan domarlo. Su naturaleza tiene características de insurrección pacífica, desarmada y sin liderazgo reconocido, pero que –como toda insurrección popular– busca instaurar un nuevo orden social y cultural, más democrático y participativo.

 

Comentamos:

Cavieses nos muestra una explosión o estallido que permanece en el tiempo, por lo tanto no es estallido, pero no le puede dar nombre sencillamente porque se ha desglozado en centenares de micro-estallidos barriales

Y eso es cuco para los burócratas, un fantasma del que hay que huir, pues es la posibilidad de que el pueblo se encuentre a sí mismo en los espacios de cotidianeidad, en su barrio, en su nicho ecológico y la posibilidad de descubrir que el camino no es marchar detrás de las dichosas vanguardias, sino de hacer otra cosa desde el mundo de la vida, sustituyendo la delegación de la soberanía en representantes de partidos por el ejercicio y práctica de la soberanía popular en la administración autónoma de los barrios y comunas; sustituyendo el poder centrado en los aparatos por la democracia de la autoorganización local.

 

Sigue Cavieses:

Escapa a los estereotipos históricos y esto hace que sectores ideológicos anclados en el dogmatismo sean incapaces de reconocer la naturaleza de lo que está ocurriendo. Es la gran oportunidad de reconstruir la izquierda chilena de este siglo, participando –sin pretensiones de hegemonía– en el torrente del cambio social y cultural que se ha puesto en marcha.

 

Comentamos:

Ese torrente que se ha puesto en marcha son los cientos de cabildos, asambleas vecinales, comunidades y asambleas de autoconvocados donde llama a participar a la izquierda chilena para su reconstrucción domando a los caballos chúcaros. La gran oportunidad es la misma que aprovecharon los de la partidocracia argentina para aniquilar las asambleas vecinales autónomas para llevar a la población detrás del kirchnerismo que terminó derrotado y sólo puede volver a asomar cabeza cambiando a la ex presidenta Cristina Fernández por el peronista de derecha que ahora ha ganado la presidencia.

De modo que loa múltiples cabildos y asambleas están avisados de las la partidocracia entrará donde pueda y con los disfraces que pueda para aprovechar la dinámica social llevando a la gente a una nueva constitución, o sea volver al poder del estado, el vellocino de oro de todo burócrata.

 

Sigue Cavieses:

El régimen del presidente Piñera enfrenta la coyuntura tal como lo haría el empresario Piñera. En ese sentido es leal consigo mismo. El criterio que lo guía es el mercantilismo. El culto al dinero que todo lo puede y por eso intenta comprar al pueblo. Pone sobre la mesa 5 mil 500 millones de dólares para hacer frente al desempleo y agrega unas cuantas dádivas que no repararán las pensiones y salarios miserables.

 

Ninguna de las medidas del régimen toca un pelo al 1% que concentra el 22.6% de los ingresos y la riqueza en el país, según datos de la Cepal. Y mucho menos de las empresas mineras cuyas exorbitantes ganancias constituyen un insulto a la soberanía y dignidad de Chile. El ministro de Hacienda corrobora con énfasis que no hay intención alguna de aumentar los impuestos a los que más ganan y ni siquiera de aplicar medidas rigurosas para impedir las evasiones y triquiñuelas tributarias que roban al país miles de millones de dólares.

 

El presidente Piñera y su equipo no pueden actuar de otra manera. Ellos son la quintaesencia del neoliberalismo. Entretanto la caldera social hierve, la economía se hunde, el Banco Central inyecta 20 mil millones de dólares para frenar el alza del dólar, la fuga de capitales ya supera los 14 mil millones de dólares, y la aprobación al presidente Piñera oscila entre 4.6% y 10% en las encuestas.

 

Impresionantes son las cifras de la represión. Más de 25 muertos, 600 heridos (entre ellos 240 que han perdido uno o los dos ojos), 50 mil detenidos, centenares de hombres y mujeres torturados y sometidos a vejámenes sexuales. Un récord tenebroso para un presidente que decía representar el ala liberal de la derecha.

 

Comentamos:

Toda la artillería de Cavieses va dirigida contra Piñera, salvando a los partidos de izquierda y socialdemocracia que gobernaron hasta ahora, que gobiernan municipios, en fin, esos son los buenos, los camaradas que hay que cuidar.

La idea es convertir el antagonismo del pueblo con las instituciones del poder, entre ellas los partidos, en una vulgar batalla izquierda-derecha, con lo que se pueden dividir los cabildos y asambleas para rescatar izquierdosos que harán la base de sustentación se la reconstrucción de esa izquierda.

 

Sigue Cavieses:

La realidad indica que el país necesita un periodo de transición hasta que la Asamblea Constituyente culmine su trabajo y someta a plebiscito la nueva Constitución.

 

La transición necesariamente debe comenzar con la renuncia del presidente Piñera y la retirada del escenario de su equipo político.

 

Resultaría intolerable para la recuperación democrática y pacificación del país que el presidente continuara otros dos años en La Moneda. Se necesita un cambio del elenco gobernante para que el pueblo comience a confiar de que sus demandas serán atendidas.

 

Comentamos:

Como Piñera no va a renunciar se transformas la luicha en mera propaganda de que se vaya y así se reclutan seguidores para atraerlos a la nueca constitución, que va salir llena de derechos del pueblo pero sin ntocar para nada la centralización del poder, que es el objetivo de todos ellos, tengan el discurso que tengan, así como es también el discurso de Cavieses.

 

Sigue Cavieses:

La insurrección abarca un vasto campo social y cultural, es pluriclasista y en su seno confluyen distintas corrientes ideológicas. Muestra una enorme capacidad de organización que en la base social tejen millones de protagonistas anónimos. Destacan la participación femenina, de los jóvenes, los trabajadores y personas de mayor edad, cuya diferentes formas de lucha empujan en conjunto hacia el cambio social y cultural del país.

 

Comentamos:

Aquí es imposible estar en desacuerdo, pues es justamente lo que está pasando y que se verá deteriorado por la presencia de los partidos que quieren aprovechar la coyuntura para llevar a la gente a luchar por más derechos en la constitución  retirándolos de las mtareas propias del protagonismo social, a saber las tareas de aprender a administrar los barrios y luego las comunas desde los vecinos autoorganizados y compartiendo cotidianeidades del barrio, comuna o localidad, donde se encuentra el nicho ecológico al cual pueden integrarse plenamente.  

 

La élite oligárquica y la casta política a su servicio tienen todavía recursos para prolongar su hegemonía. Están aderezando un pastel de leyes represivas y una versión adocenada de la Asamblea Constituyente para que esta fracase y no cambie nada. Pretenden prefabricar la nueva Constitución mediante un entramado de reglamentos y disposiciones que limiten la autonomía de los constituyentes. La casta política pretende bloquear el paso a una democracia con justicia social y participación popular.

 

Hay que impedir a toda costa que tales maniobras tengan éxito. Si lo consiguieran frustrarían el más grande esfuerzo colectivo de nuestro pueblo en toda su historia.

puntofinalblog.cl

 

Comentario de cierre:  

Cavieses pretende que las discusiones y debates sociales se dediquen a concentrar esfuerzos detrás de una mejor constitución donde él mismo sabe que no es posible establecer una democracia con justicia social y participación popular, ya que toda constitución debe mantener cerrado sus espacios donde se diseña y ejecuta el poder, el sistema normativo, los tribunales, los aparatos armados, etc. Ello significa que harán una constitución llena de derechos pero sin tocar el poder, por lo que Cavieses nos está encerrando en su concepción de un poder fuerte que debe ser ocupado por las vanguardias que dicen representar al pueblo.

Por mello, sin necesidad de entrar en confrontación con las diveraes opiniones que confluirán en una constitución, resulta más sano concentrar los esfuerzos de la dinámica social en la construcción democrática de nuevas relaciones en el barrio que permitan administrarlo desde los mismos vecinos, incluyendo las necesidades de educación, salud y cuidados que deberían dejar de ser “servicios” para transformarse en parte del mundo de la vida local. 

 

Jaime Yovanovic (Profesor J)

unlibre@gmail.com