Chile: Como consolidar la presencia de cabildos y asambleas en los barrios

Ya es un hecho constatado internacionalmente que la explosión social chilena ha traído como consecuencia el ahondamiento de la crisis que corroe a las instituciones, al gobierno y los partidos políticos.



Chile: Como consolidar la presencia de cabildos y asambleas en los barrios

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

Ya es un hecho constatado internacionalmente que la explosión social chilena ha traído como consecuencia el ahondamiento de la crisis que corroe a las instituciones, al gobierno y los partidos políticos.

La derecha política ha estirado al máximo el autoritarismo del poder estatal y sus instrumentos, como demostró la dictadura de Pinochet y están demostrando gobiernos como el de Bolsonaro en Brasil, de Moreno en Ecuador o de Trump en Estados Unidos.

La izquierda política ha hecho lo mismo: estirar al máximo nivel el autoritarismo del poder estatal y sus instrumentos con las dictaduras de Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela, esta última utilizada como modelo y referente para las izquierdas del continente a pesar de los millones de venezolanos que siguen inundando los diversos territorios donde buscan alternativas de vida.

Los venezolanos y los otros migrantes que hacen nata en nuestro continente y en dirección a Europa desde África y Medio Oriente, no se van por motivos ideológicos, pues ya no se puede distinguir entre izquierdas y derechas, sino en busca de la sobrevivencia, pues la tierra, el agua, los alimentos y la salud están siendo destruidos en todas partes porque están siendo utilizados para tecnificar e instrumentarlo todo para la competencia salvaje en los mercados y el aumento de las ganancias.

 

Todos los gobiernos  en la época que estamos viviendo necesitan del dinero que les da el extractivismo, el despojo y la destrucción de la madre tierra y la vida, véase por ejemplo el camino escogido por el presidente progresista mexicano López Obrador que ha creado la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo armado del estado, para rodear y cercar a las comunidades indígenas que protegen sus territorios y sus cuerpos mediante el autogobierno y las guardias comunitarias para imponer los megaproyectos que buscan cambiar esas regiones para incorporarlas a los circuitos del lucro desenfrenado. O vea como el muy progresista Evo Morales dictó la ley que permitió incendiar bosques y selvas para la ampliación de las fronteras de la agroindustria o como penetró en el territorio protegido del Tipnis para introducir una carretera destinada a camiones que harían circular la gran economía forestal y la coca excedentaria.

 

En el caso chileno no hemos necesitado huir escapando de las malas condiciones de vida básicamente por dos motivos, porque aún hay un circulante que la ganancia se daba el lujo de permitir y porque ya no hay a donde ir. Ese circulante ha decaído y las fronteras de la desigualdad han reventado en un estallido en que la izquierda trata de empujarnos a transformar a Piñera en el chivo expiatorio lavando las manos a los otros gobiernos que han administrado el neoliberalismo, el capitalismo y el extractivismo. Se nos ha dicho falsamente que el enemigo es el neoliberalismo impuesto por Pinochet, escondiendo que el neoliberalismo es una modalidad del capitalismo y así todos los partidos de izquierda, legales o ilegales, nos han hecho enfocar nuestra atención sobre ese modelo que impusieron los Chicago Boys con manu militari y así pudieron meternos capitalismo por todos lados, consumismo exacerbado hasta dejarnos endeudados y sin jubilación. Nada de nuestros males es de Piñera, todo es de los partidos que nos han hecho la jugada, incluyendo por supuesto a Piñera, que francamente tiene menos responsabilidad que Lagos, Aylwin y Bachelet quie tratan de pasar piola como blancas palomas con ayuda de los del frente amplio que hacen alianzas con esos partidos en el colegio de profesores, la cut y las universidades.

 

De allí que uno de los problemas que hemos tenido en los cabildos y asambleas vecinales ha sido la lucha contra Piñera, pues ello ha transformado muchas organizaciones y dinámicas barriales en reductos de las izquierdas y hemos creado barreras entre nuestros propios vecinos reproduciendo la odiosidad que emanan las peleas eternas izquierda-derecha.

 

Si nuestro problemas son las instituciones, las empresas capitalistas extractivas y la partidocracia, debemos aprender a emitir consignas en las marchas, declaraciones y cabildos o asambleas que apunten a la crítica de todos los partidos, pues si nos concentramos sólo en Piñera y salvamos a los demás, estamos destruyendo nuestras posibilidades de ser un verdadero sujeto vecinal cuya voz pueda ser diferenciada y escuchada, ya que haciéndole el juego a las izquierdas estamos otorgándoles a ellos la representación y nuestra voz queda invisibilizada. Decir abajo Piñera es decir arriba la izquierda, por lo tanto en vez de meternos en pelea ajena, tal vez sea mejor concentrarnos en nuestras tareas como cabildo o asamblea y abandonar la pega de voceros que nos encajan los militantes de partidos que no juegan limpio con sus vecinos.

 

Las tareas de los cabildos o asambleas

 

En primer lugar hay que notar que no podemos organizarnos como un comité central u órgano de dirección del barrio, pues así asumiremos la psicología del jefe o de la vanguardia dando pié a que surjan nuestros defectos y construcciones culturales de la dominación, como el patriarcado, la competencia, ansia de poder, el macho alfa, el vanguardismo, el voluntarismo, el egocentrismo, la envidia, el arribismo, la figuración, el autoritarismo,la discriminación y el pelambre, entre otras cosas que ya están surgiendo en diferentes cabildos y nos obligan a recrudecer las discusiones ampliando los debates hasta el cansancio.

 

Tampoco se trata de organizarnos para salir a luchar, pues de hecho eso ha reducido la participación, pues la gente de batalla es sólo una parte de la vecindad y estamos dejando al resto fuera. La idea es que todos participen, lo que significa que hay temas que no podemos imponer. La conclusión es que debemos esperar a que la gente ponga sus asuntos sobre la mesa y en la medida que van apareciendo los temas e intereses, es así que se va dibujando nuestra senda que caminaremos. O sea el camino no nace de una o varias voluntades inteligentes (o de partidos camuflados que intentan influir subrepticiamente), sino del conjunto de gustos, posibilidades, sueños y esperanzas de gente común y corriente.

 

Eso quiere decir que un cabildo o asamblea nace por diversos motivos, como aportar a una nueva constitución o aportar a la lucha, mejorar el barrio, el buen vivir, el espíritu comunitario, el instinto de estar juntos, hacer la revolución, etc. Pero en realidad el encuentro va a penetrar y calar más profundo, pues se ganará en conocimiento mutuo, acercamientos, confianza, caerse bien, gustarse, disfrutar, en fin, desplegar el instinto de la especie que es la recuperación de lo común, el omnia sunt communia, el todo es de todos.

 

Enfocado así, entonces el objetivo deja de ser externo, como algo a conseguir, y pasa a ser interno, algo de nosotros, que nos hemos juntado para ver cómo obtener un objetivo (racionalidad instrumental, esto es, la racionalidad como instrumento para lograr algo) y estamos obteniendo otros objetivos no buscados ni planificados, como amistad, afecto y otros más que ya no provienen de nuestra acción racional, sino de aquello que no habla: del instinto, pues cada cuerpo es portador de la memoria histórica de la especie, y estos encuentros con sistematicidad (sistemáticos), o sea, constantes, repetitivos y secuenciales, nos permiten avanzar a la construcción o recuperación del sujeto común, el sujeto nosotros, ya no el exclusivo sujeto individual, sino la colmena, el enjambre humano, lo que en  el fondo quiere decir que nos vamos rearmando como comunidad y podemos pasar a la fase de reintegración al nicho ecológico, o sea, regresar a la madre tierra y a nuestro hábitat ecológico del que formamos parte en nuestro mundo de la vida cotidiana.

 

De allí que las tareas es específico pueden ser muchas y sólo mostraremos algunas como ejemplo que nos permitirán entrelazarnos como especie (comunidad) y como parte del nicho ecológico, que no es medio ambiente, que sería lo que nos rodea, pues ahora somos parte del nicho ecológico del barrio con sus vegetales, animales, minerales, aire, tierra, agua y energías:

 

Huertas. En el patio, jardín y espacios compartidos.

Reciclaje. Recolectamos nuestros desechos, que ya no son basura, y separamos lo orgánico de lo no orgánico, con lo que organizamos un galpón-taller de materias primas diversas.

Compostaje. Materia orgánica para re-integrarla a la tierra.

Lombricultura y humus. Materia orgánica para alimentar lombrices que nos dan humus para sanación de la tierra.

Forestación. Catastro y cuidado de los árboles de nuestro nicho.

Animales. Catastro, alimentación y relacionamiento  

Alimentación, nutrición y dietética. Talleres y dietas.

Salud compartida. Talleres de salud y formación de comité autónomo de salud del barrio con apoyo de profesionales y estudiantes.

Educación propia y biblioteca barrial.

Arte y cultura. Talleres, formación de grupos

Energía. Construcción de laboratorio técnico para elaboración de medios de producción energética.

Economía: Comenzar con el comprando juntos.

Cuidados: Elaboración de plan de cuidados de niños y tercera edad.

Otros, En realidad son muchas necesidades y posibilidades en cada barrio.

 

Participe el Taller de Teoría y Práctica de Construcción de Comunidad. Informaciones en unlibre@gmail.com  

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