Vivir y sobrevivir juntos en el barrio. Trabajando la autoorganización del barrio (Capítulo 1)

El sistema nos ha separado y buena parte del barrio apenas si nos saludamos. Estamos todos pagando las consecuencias del individualismo predominante. Pareciera que hay barreras de miedo y de odio entre los vecinos. De modo que tendremos que aprender a saltar esas barreras nosotros mismos.



Vivir y sobrevivir juntos en el barrio.

Trabajando la autoorganización del barrio (Capítulo 1)

 

Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

El sistema nos ha separado y buena parte del barrio apenas si nos saludamos. Estamos todos pagando las consecuencias  del individualismo predominante. Pareciera que hay barreras de miedo y de odio entre los vecinos. De modo que tendremos que aprender a saltar esas barreras nosotros mismos.

 

Nuestro mejor ejemplo urbano es la población de La Legua donde durante años ha trabajado el partido comunista sin avanzar demasiado por la presencia serena de los autónomos, que no han caído en la pelea permanente de algunos anarquistas que más que ganar vecinos se han dedicado -al igual que los partidos- a formar sus propios guetos ideológicos. Por ejemplo en la organización del fantástico carnaval de La Legua donde participa la población con sus grupos artísticos, culturales y vecinales y donde está presente un delegado de ese partido que ha aprendido a trabajar sin hegemonismo –aunque constantemente intentan meter sus tretas y han tenido que aceptar el predominio de la diversidad- consiguiéndose un modus vivendi que a veces adquiere colores brillantes por los chispazos, pero se ha podido imponer el vecindario. Ese es un buen ejemplo a seguir, pero sabiendo de antemano que en cuanto nos descuidamos sacan las garras y se llevan un polluelo. El otro ejemplo que podría haber sido exitoso fue la Villa Francia donde junto al predominio de las dos o tres fracciones del MIR existentes allí, un grupo duro de anarquistas comenzó un trabajo que amenazó el predominio de una de esas fracciones que estableció un acuerdo con el partido comunista y echaron a ese grupo anarquista de la Villa, que fue a instalarse en otra población cercana para poder seguir asistiendo a los que había reclutado.

 

Conclusión: la presencia de los partidos y sus alianzas siempre intenta sobrepasar a los vecinos para instalar su dominio para sumar esa población a la estrategia de acumular fuerzas para la toma del poder. Y los anarquistas siempre se ven en dos actitudes, aquellos que aprenden a trabajar con los vecinos y aquellos que sólo desean reclutarlos para que se sumen al anarquismo- de modo que sabiendo eso podemos reflexionar acerca de las siguientes ideas antes de continuar:

 

  1. La propagando del sistema y sus medios televisivos, radiales, virtuales y escritos dice que estamos rodeado de delincuentes que van a asaltar nuestras casas o agredirnos en la calle.

Esa propaganda ayuda fomentar el divisionismo social y la violencia como medio necesario para resolver asuntos. Así cerramos bien nuestra puerta, levantamos muros y rejas, conseguimos perros que parecen bien fieros y lucran las empresas de seguridad que aseguran el ingreso a nuestros hogares de los mservicios del estado.

 

  1. Junto al miedo a la delincuencia se vende el odio, o sea no sólo “defenderse”, sino fomentar el deseo de matar o herir a esos malvados que nos acechan, despreciarlos, tratarlos de flaites –mientras yo, el gran yo, soy lindo y limpio, se me puede tocar y acariciar, vengan a mi-. Y en eso caen muchos del pueblo, pues salen a escribir en las paredes los peores insultos a los pacos destacando a quienes manda el estado a reprimir, haciendo que los odiemos a cada uno de ellos como que fuesen los culpables justificando así a los oficiales que les meten todos los días el cuco de los violentos que quieren destruir el país.

 

  1. De esa manera vivimos la guerra todos los días con miedo y odio permanente, como que estamos en la selva y sólo queda rascarse con sus propias uñas y golpear primero antes que nos hagas papilla, que la niña no se junte con los vecinos –mientras la chica arde por salir a conversar y tocarse con sus amigas o amigos pero debe acostumbrarse (creen ellos) a seguir las reglas generacionales instaladas por el poder patriarcal.

 

  1. Yo no puedo trabajar con mis vecinos porque son todos momios, me dice el que está siempre con sangre en el ojo y viendo agentes de Pinochet por todos lados, o el otro que me dice que son todos rojos pensando en el plan zeta que vendió la dictadura. O pensando en el comunista que está en la organización del carnaval de La Legua, o pensando en la alianza de partidos que expulsó a los anarcos de la Villa Francia,o etcétera. Muchos de nosotros mismos son tan culpables como el sistema del divisionismo en el barrio.

 

Seguimos y medite sobre el barrio y los vecinos, pues si sólo piensa en los que comparten ideología de izquierda con usted o de derecha, estamos mal y siga entonces armando el gueto o el club de Tobi preparándose para la guerra, mientras otros seguimos encontrándonos y aprendiendo a tomar el barrio como nuestro nicho ecológico y a lxs vecinxos como la comunidad o el hormiguero que nos corresponde como especie. 

 

Jaime Yovanovic (Profesor J)