Sevilla: Enfrentamientos entre policías y trabajadores de astillero

05.Feb.04    Análisis y Noticias

Trabajadores de la factoría sevillana de Izar y efectivos de la Policía se han enfrentado en la entrada de la esclusa del puerto hispalense.
Mientras la policía lanzaba pelotas de goma y botes de humo los astilleros respondían con tornillos y piedras.

Según señalaron a los periodistas representantes de los astilleros, que desde la pasada semana vienen realizando un calendario de movilizaciones tanto en la capital hispalense como en Cádiz, la intención es adentrarse a la zona de la esclusa, donde ahora se encuentra la Guardia Civil con el objetivo de impedirlo.

La protesta de los trabajadores ha comenzado en torno a las 11.00 horas del jueves, cuando cortaron la carretera de la esclusa con barricadas tras quemar contenedores y señales de tráfico en esta vía de acceso.

Según testigos presenciales, como consecuencia de este duro enfrentamiento ante la presencia de un fuerte dispositivo policial, ya se han producido algunos heridos, aunque de consideración leve

Extret de la pàgina de Telecinco
Mira també:
http://www.informativos.telecinco.es/dn_4402.htm

Continua el conflicto en los astilleros Andaluces

x La Haine - Sevilla - [04.02.04 - 18:30]
El pasado dia 3 se reanudaron las acciones reivindicativas en los astilleros andaluces de Sevilla y Puerto Real. Los piquetes de Puerto Real acabaron en batalla campal con los antidisturbios con un saldo de 24 heridos.
x La Haine - Sevilla - [04.02.04 - 18:30]
El pasado dia 3 se reanudaron las acciones reivindicativas en los astilleros andaluces de Sevilla y Puerto Real. Los piquetes de Puerto Real acabaron en batalla campal con los antidisturbios con un saldo de 24 heridos.

Unos mil trabajadores de los astilleros de Izar de Sevilla cortaron el pasado Martes los accesos al puerto de la capital, lo que ha provocado varios kilómetros de retenciones en el kilómetro 12 al 0 de la SE-30 en los dos sentidos, informó la Dirección de Tráfico.

Dos grupos de trabajadores, entre plantilla de Izar y empleados de las subcontratas, cortaron hacia las siete de la mañana la carretera de la esclusa al Puente del Quinto Centenario, impidiendo los accesos al Puerto de Sevilla.

Aunque en un principio tenían previsto continuar el paro durante toda la mañana y manifestarse en el centro de la ciudad, finalmente decidieron volver a la factoría a las 9 de la mañana, tras dos horas de protestas.

Por otra parte, empleados de los astilleros de Izar en Puerto Real protagonizaron desde poco antes de las 13 horas enfrentamientos con la Policía Nacional, que cargo contra ellos, después de que lanzaran tornillos durante su movilización por la crisis en el sector y por el bloqueo de su convenio colectivo.

La policía cargo contra los empleados, unos 2.000, según fuentes del comité de empresa, disparando bolas de goma y botes de humo, mientras los trabajadores lanzaban con tirachinas tuercas y tornillos y se escudaban con los quitamiedos colocados en el Puente José León de Carranza, que está cortado desde el mediodía. Uno de los policias fue alcanzado en un ojo por una tuerca.

Sobre el puente, los trabajadores colocaron cinco barricadas con ruedas y maderas incendiadas además de piedras de gran tamaño con los que los empleados de esta factoría trataban de protegerse.

Los agentes de la Policía custodiaban la torre de control del puente para evitar que sea saboteada como ya sucedió en la protesta del año 2000, que dejó el puente inutilizado durante varios meses.

En estas protestas participan unos 2.000 trabajadores del Astillero de Puerto Real y de la industria auxiliar que han cortado este mediodía el puente José León de Carranza de Cádiz.

FTE: EFE

Una vision del conflicto de Astilleros. CNT de Puerto Real.

La reconversión naval da sus primeros pasos el año 1977 pero no es hasta la entrada del gobierno socialista en 1982 cuando se acomete de forma directa, y en algunos sitios, brutal, con cierre de factorías, conflictividad y represión policial.
Esta reestructuración se produce a la sombra de una crisis en la demanda de construc-ciones, y acomete dos tipos de cuestiones: por un lado se exige una reducción de la capacidad productiva con respecto a nuestros vecinos europeos en un nuevo reparto de las cuotas de construcción, por el otro ha llegado la hora de acometer una reforma laboral que se va a convertir en permanente, donde paulatinamente se irán reduciendo puestos de trabajo y derechos adquiridos, todo ello en aras de una consolidación del sector que nunca ha llegado.
Como cualidad de estos acontecimientos es la posición de los sindicatos mayoritarios, tanto UGT como CCOO, donde lejos de negar los argumentos, hay una aceptación de la crisis del sector y la necesidad de reducción de astilleros y plantillas. La negociación es considerada como el eje principal y el marco de negociación será el de cada empresa en su ámbito. Se facilita al gobierno una dispersión de conflictos, debilitando una causa y solución común. La salida será la de tomar medidas no traumáticas (prejubilaciones y bajas incentivadas), aunque la suerte es desigual y dará lugar a despidos y cierres de astilleros.
Con respecto al astillero de Puerto Real, como no podía ser de otra forma, y haciendo bueno eso de la reconversión permanente, hemos ido sobreviviendo durante estos años a cambio de convenios con perdidas sociales y retrocesos en derechos laborales, y todo para ser dignos de merecer algunas contrataciones que se producían cíclicamente.
Después de haber ganado, hace más de 20 años, la batalla de la integración (donde una inmensa cantidad de trabajadores obtuvimos el derecho a formar parte de la plantilla de astilleros) observamos un proceso a la inversa: aquellos puestos que se perdieron en la reconversión se han ido transformando en puestos en precario, con unas condiciones deplorables y unos convenios sistemáticamente incumplidos.
Este nuevo panorama ofrece un ambiente favorable para las contratas y subcontratas sin escrúpulos, donde por primera vez tenemos una tercera clase de trabajadores, los de las ETT´s que son la antesala del trabajo de “inmigrante” por su precariedad.
Ante todo esto, y aunque se maquille con convenios, comisiones paritarias, etc., lo cierto es que la inutilidad de lo firmado por CCOO y UGT es tan manifiesta que no tardaría en ser el desencadenante de una serie de conflictos.
El primero de ellos se produce a partir de una asamblea común entre ambas plantillas, donde la CNT contribuye a la radicalización y solución del conflicto y demanda la participación del personal de las contratas como parte integrante de una asamblea global de trabajadores sin distinción de contratos y donde una parte fundamental de las reivindicaciones sería la de las condiciones de las contratas. A partir de aquí, la CNT encabeza este movimiento reivindicativo haciendo saltar todas las alarmas en los sindicatos del comité y en la propia empresa. Estos sindicatos ven perdida su representatividad y la empresa está decidida a salvar el modelo de contratación en precario y a sus sindicatos.
Pocas veces hemos asistido a una sintonía tal entre empresa y comité a la hora de controlar un “problema”. En las primeras elecciones sindicales que se realizan en las contratas, buscan al personal más acorde a sus intereses y los nombran “representativos”. A partir de aquí se produce una ruptura en la unanimidad de la Industria Auxiliar.
La CNT recibe un torpedeo continuo por parte del comité, de la propia empresa y de los miembros escogidos de las contratas, restableciéndose la situación anterior. CCOO y UGT han aprendido la lección y negocian un nuevo convenio de la pequeña y mediana empresa del metal, dando lugar a movilizaciones que les generarán alguna simpatía en la industria auxiliar. Ni que decir tiene que lo firmado se incumplirá sistemáticamente.
Aprovechando esta buena coyuntura, el comité volverá a convocar a la industria auxiliar para unas reivindicaciones conjuntas con el personal de plantilla, pero los trabajadores de nuevo acabarán frustrados por ser utilizados sin dar solución a su problemática, lo que llevará a una radicalización y a un enfrentamiento con los sindicatos mayoritarios. Su respuesta será negarles cualquier cauce de expresión que no sea el ordinario de sus delegados, evitando cualquier convocatoria conjunta.
Hoy tenemos una industria auxiliar muy controlada y descontenta, con unas condiciones que no han mejorado, con incumplimientos continuos del convenio, y a la vez, en la tesitura por parte del comité de convocar a dichos trabajadores en unos momentos de problemática para el futuro de la empresa.
El 14 de marzo de 2001 se produjo la fusión de los astilleros civiles y militares, y nació el grupo llamado IZAR. Las razones en principio eran obvias: la bancarrota de Astilleros y una forma de poder financiar los astilleros civiles a través de los militares. Entre los compromisos adquiridos (por la Sepi como órgano administrativo público y los sindicatos mayoritarios) están los de conseguir un volumen de empleo y contrataciones, un plan industrial que responda a la racionalización de la industria auxiliar y de las subcontrataciones, y un convenio único del grupo IZAR donde se contemple el rejuvenecimiento de plantillas.
Aunque hayan pasado ya varios años y soplen vientos de comprensión por la desleal competencia de los astilleros chino y coreano y exista cierta permisividad para dar ayudas (se abre la posibilidad de financiar hasta el 6% del volumen de construcción)) a día de hoy lo único cierto de esta fusión es que tenemos un nuevo nombre. Todo lo demás se ha quedado en una declaración de principios que no sabemos cuando se llevará a efecto.
Ante todo esto cabe preguntarse ¿qué poderosas razones entran en una negociación que en los últimos 3 años no ha avanzado nada, al mismo tiempo que los sindicatos preconizan negociación y más negociación? ¿qué lastre o qué intereses bloquean continuamente la puesta en marcha de los compromisos adquiridos? ¿qué razones llevan a los sindicatos a reducir la presión a la mínima expresión y por el contrario a guardar fidelidad al principio de paz social, aunque no haya ninguna contrapartida?
Para nosotros es fácil de imaginar, y es que cuando falta la independencia porque se depende de una financiación ajena y existe el deseo de sobreseer practicas de financiación fraudulenta (cursos de formación), es fácil de entender que la iniciativa, las reglas y las condiciones partan todas de la administración. Con respecto al eje de la negociación, diremos que en el mes de marzo aproximadamente comenzaron los primeros contactos con la empresa para dejar liquidados varios asuntos, uno de ellos el tema de las promociones. Si mal lo hicieron la vez anterior, donde el hecho de promocionar se sujetaba a nociones de fidelidad en vez de a profesionalidad, ahora siguen por el mismo camino y se premian los conceptos teóricos reduciendo a cero la práctica y, por supuesto, la profesionalidad.
Otro tema es el del convenio colectivo. Se nos dice que va a ser un convenio de mínimos, que se negociará para todos los astilleros y, por supuesto, en una mesa negociadora a alto nivel y en Madrid. Únicamente se tratarán losa temas de IPC del año 2003-2004, una promesa verbal de consolidación del IPC del año 2002 y una promesa de promociones para los astilleros militares.
También se nos dice que desean cerrar pronto este tema para luego ir a la “estrella de la negociación” que serán las cargas de trabajo, el plan industrial y las condiciones de la industria auxiliar.
Los acontecimientos que se suceden a continuación no cabe duda que nos llevan al sindicalismo que “no queremos” y a una praxis de relaciones estériles en sus formas y en sus logros: Después de 3 meses de negociación y de repetir que la solución está próxima y que se acercan posturas, después de no convocar ni un solo minuto de paro y de haber malgastado varias horas de asambleas para nada, presentan sobre el mes de junio un calendario de movilizaciones debido al total desprecio que les hace la empresa. En ese calendario presentado por el comité, es incomprensible e irritante que cuando se intenta hacer daño a la empresa con una serie de paros, paralelamente se pongan en manos de ésta los medios para ir cumpliendo con los plazos previstos, lo que significa una especie de pelea concertada.
Cabe decir que la postura de la CNT es la convocatoria y lucha conjunta con la industria auxiliar, con una plataforma reivindicativa para ambas partes y la defensa de lo verdade-ramente importante, las cargas de trabajo y las condiciones de la citada industria. Una peculiaridad en el Astillero de Puerto Real es que mientras en otros centros de trabajo hay un control sobre la industria auxiliar, aquí por el contrario temen convocarla.
Haciendo gala de estrategia y pretendiendo aglutinar, redefinen las metas a conseguir y prometen soluciones cercanas para contentar a una industria auxiliar poco convencida. Tras agotar un calendario de 30 horas de paro y sin haber conseguido ningún objetivo, el comité desmoviliza unilateralmente lo que produce una reacción de descontento generalizado, especialmente en la industria auxiliar cuyos trabajadores se sienten utilizados, llegando a graves incidentes con los miembros del comité de empresa.
El siguiente contacto fue en septiembre y sin la industria auxiliar. Las informaciones que se filtran hablan de una salida rápida y un pronto acuerdo, que por fin se ha encontrado el método perfecto: ponernos en manos de un mediador o árbitro.
Y llegamos a diciembre. Nueve meses después de que comenzaran las negociaciones, de infinitas reuniones, de alternativas arbitrales, no se ha llegado a ningún acuerdo. Todo lo contrario que se pudiera pensar: la empresa radicaliza sus posturas, amenaza con la aplicación unilateral y la puesta en marcha de un expediente de regulación de empleo con extinción de contratos. Las dos últimas convocatorias acaban con cortes de carretera, con un futuro sombrío, con la idea de volver a redefinir las reivindicaciones, además de convocar nuevamente a la industria auxiliar.
Desde la CNT, en todas nuestras intervenciones, siempre hemos dejado claro varios principios básicos: el primero y más importante, mantener un sistema de decisión asam-bleario, donde se pueda debatir y confrontar ideas y no dejar la presión hasta alcanzar un acuerdo. Hemos hecho hincapié en lo importante e imprescindible de la unidad de todos los trabajadores por encima de la eventualidad, hemos priorizado los problemas y, por supuesto, hemos tenido claro que en un proceso de lucha, el primer objetivo es la empresa, y solo como inevitable hemos avalado el conflicto social.
Todos sabemos y hemos oído por activa y por pasiva a los lideres del “sindicalismo moderno” que los procesos de confrontación directa habían acabado. “La negociación impera sobre la presión” dicen hasta la saciedad al mismo tiempo que consiguen un reconocimiento personal y un sindicalismo “saneado”, aunque haya que pagar un tributo y ciertas dosis de desprestigio.
Nosotros decimos: presionar y paralelamente negociar. ¿Acaso inventamos algo que no sea de sentido común? Un sindicalismo que se preocupa por la empresa aun más que el propio empresario es un sindicalismo débil. Un sindicalismo donde se negocia más que se presiona es un sindicalismo débil. Un sindicalismo dependiente de subvenciones y financiación estatal es un sindicalismo débil. Un sindicalismo que fragmenta los intereses y la unidad de los trabajadores es un sindicalismo débil. Y todo esto ocurre en la actualidad, con un desprestigio cada vez mayor y donde como conclusión y única salida ven el conflicto social, ¡vaya invento!, lo que siempre hemos sabido: que cuando los demás recursos fallan, llevar el conflicto a la calle y presionar políticamente abre cualquier puerta.