Latinoamérica: rebeliones, ALCA light y soberanía light

06.Feb.04    Análisis y Noticias

x Sebastian Hacher - La Haine - [06.02.04 - 16:44]
Reflexión sobre Argentina y Latinoamérica, mientras termina la cumbre del “ALCA extra-light” y se incendian varios países.

Hace poco mas de 15 días, en Estados Unidos, se reunieron representantes de 19 países para discutir como ayudar financieramente al gobierno boliviano de Carlos Mesa, y “defender la democracia” en el altiplano, un tema que desvela a la Embajada Norteamericana desde antes de la caída de Sánchez De Losada, y que ahora preocupa a varios presidentes andinos

Pero además de discutir sobre préstamos, en la reunión se avanzó en las consecuencias que la explosiva situación podía tener en toda la región.

Los funcionarios estadounidenses se mostraron preocupados por lo que llaman un “creciente tono anti-americano” de las protestas. El ministro de la presidencia de Bolivia, José Antonio Galindo, contestó que para ellos no se trata de “un simple fenómeno anti norteamericano o anti europeo. Lo que la gente percibe en Bolivia es que es el sistema el que falló”. Uno de sus temores mas grandes, señaló Galindo, es que la situación boliviana se puede “generalizar en toda la región andina”.

Al mismo tiempo, hablando sobre Perú, los medios norteamericanos lanzaban el rumor de que en ese país los campesinos podrían lanzar “protestas al estilo de Bolivia”. Citando a un ministro anónimo, un reporte firmado por Marco Aquino de Reuters, alertaba que “no sabemos si va a haber un Bolivianazo aquí en Perú, pero estamos preocupados”. Con una popularidad presidencial que oscila entre el 10 y el 5%, y un movimiento cocalero que cultiva 31,150 hectáreas, para la fuente citada por reuters “el presidente Toledo puede ser muy vulnerable”.

Y vaya si lo es; en menos de dos meses, cuatro ministros cayeron por actos de corrupción, y lo mismo sucedió días atrás con el vicepresidente, al que se le descubrieron lazos con el viejo régimen de Fujimori. Al escribir estas lineas, llega también la noticia de que un campesino peruano fue asesinado en medio de la represión a una huelga de los obreros del azúcar. Se llamaba Mera Castillo, y recibió una bala de plomo durante la represión; su muerte quizás sea la última prueba para darle la razón en sus miedos al canciller boliviano y a los propios funcionarios peruanos.

La adopción del “estilo Bolivia” es una constante que se repite en varios países. En la República Dominicana acaba de terminar una huelga general de 48 horas, que arrojó -según sus organizadores- un saldo de 8 muertos, mas de 80 heridos y 770 detenidos. En respuesta a la huelga, el presidente Hipólito Mejía declaró que “No acepto chantajes de nadie. Si no acepto chantajes de la derecha, mucho menos de la izquierda”, para justificar la represión utilizando al Ejercito Nacional, la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra, la Policía Nacional, la Brigada Plus Ultra de Irak y grupos paramilitares.

Los huelguistas -una alianza de sindicatos obreros y campesinos, movimientos estudiantiles, juveniles, partidos políticos y otras organizaciones- exigen un cambió en la política económica liberal del gobierno, la ruptura de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, un aumento general de salarios y una moratoria en el pago de la deuda externa. La calamitosa situación económica, con aumentos de precios, y un presidente que quiere perpetuarse en el poder, fueron los motores fundamentales de las jornadas que amenazan con repetirse en los próximos días.

Esto, a pesar de que el presiente Mejia, declaró en un discurso televisado que el “período difícil está llegando a su fin, ya que en los próximos días comenzarán a recibirse los desembolsos en dólares de la asistencia financiera derivada de los acuerdos con el FMI”. No sabía -o quizás no quería saber- que dos días después las “calificadoras de riesgo” Moody’s y Fitch Ratings le bajarían el pulgar por el “elevado riesgo” en la reestructuración de su deuda.

En Haití, el país mas pobre de Latinoamérica, el presidente Jean Bertrand Aristide -que volvió al poder de la mano de una invasión norteamericana en 1994 y fue reelegido en el 2000- enfrenta movilizaciones diarias exigiendo su renuncia. El saldo de los últimos meses es de 49 muertos y 99 heridos de bala. Dias atrás, luego de una marcha que recorrió 15 km para exigir su renuncia, Aristide tuvo que levantar la resolución que restringía el área en que se podían realizar manifestaciones.

Mientras tanto, en Ecuador aumenta la tensión luego del atentado contra Leonidas Iza, el dirigente campesino que preside la CONAIE, anunciando una vuelta de tuerca en la polarización que recorre el país. Y así podríamos seguir: la crisis política y económica en Paraguay, las tomas de tierras en Brasil, y un largo etcétera que confirman, que -por lo menos en eso- el funcionario boliviano está en lo cierto cuando se muestra asustado: el fantasma del “bolivianazo” y el “argentinazo” parecen estar diseminándose por la región.

-ALCA light o extra-light: esa es la cuestión

Argentina y Bolivia son, hasta hoy, los dos casos mas paradigmáticos en la última etapa, citados como ejemplo de inspiración para los pueblos del continente, o como temor de contagio en boca de los poderosos.
Ambos países cayeron en la mas profunda de las crisis luego de seguir durante al dedillo y durante mas de una década las instrucciones del FMI. Privatización, apertura económica indiscriminada, corrupción y “relaciones carnales” con norteamérica fueron los componentes de una bomba que estalló en las manos de los viejos regimenes.

En Bolivia, por la propia lógica interna de su proceso social, todavía no hubo cambios cualitativos; el ex-vice de Sánchez de Losada, Carlos Mesa, escondió -por ahora- su mano manchada con la sangre de la crisis de febrero y asumió el poder logrando una tregua que parece acortarse cada vez más. Con un plan económico que -justo en Bolivia- no es ni chicha ni limonada, con sectores del movimiento obrero y campesino que amenaza con volver a las calles, y con un telón de fondo intervencionista de la Embajada norteamericana, no podemos augurar un futuro muy brillante para Mesa. Incluso Evo Morales, que quiere llegar al 2007 con todo en orden para ganar las elecciones, se ve obligado a cambiar de política todo el tiempo; primero fustigó a la huelga general convocada por la COB, pero esta semana declaró que si el gobierno no dialoga con los cocaleros “se reunirá un ampliado el próximos fin de semana para evaluar que medidas tomar”.

En donde algo sí cambió es en los países como Argentina y Brasil, cuyos gobiernos hoy son presentados ante el mundo como una alternativa a la década neoliberal. Algunos compañeros, incluso, se han entusiasmado tanto con estos cambios que hablan de una “revolución pacífica”, un “eje del bien latinoamericano” y hasta, como dice Heinz Dieterich, de un “muro de la dignidad del Bloque de Poder Latinoamericano (BPL)”, englobando en esta nueva sigla, y sin distinciones. a los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba.

Incluso este prestigioso intelectual, pinta a la última cumbre de Monterrey como a una confrontación épica. “La estrategia militar -dice al referirse a la cumbre- fue notable. Bush, Powell, Noriega y Rize, habían tratado de amedrentar a los criollos, mediante un Blitzkrieg (guerra relámpago) verbal previo a la Cumbre, a fin de que no presentaran batalla en Monterrey. Una guerra de desgaste tropical, librada en cuatro frentes, fue la respuesta. Finas esgrimas de florete desde Brasilia y Sao Paulo; acertadas estocadas de cuchillo gaucho desde la pampa húmeda; feroces ataques de los llaneros venezolanos, y el oportuno uso de las tremendas mandíbulas del caimán barbudo, acabaron con el tigre de papel de estrellas y barras.”

Diez días después de leer ese elogio, nos encontramos con otra cumbre; la de los viceministros del ALCA en Puebla, que puede ser tomada como una pintura general de la situación de los gobiernos de Latinoamérica, y que permite preguntarnos cuán bien funciona ese supuesto “muro de la dignidad”.

Allí, representando al Mercosur, está al frente de las negociaciones el vice canciller argentino Martín Redrado, cuya trayectoria dista mucho de la epopeya latina que le asigna Dieterich al gobierno de Kirchner. Su curriculum dice que fue educado en Harvard, que es el creador del “think tank” liberal de la Fundación Capital y que sigue siendo presidente del fondo de inversión Trident Investment Group. Durante el gobierno de Menem también fue presidió la bolsa de valores y fue arquitecto de la política financiera internacional, lo que -si recordamos lo fueron los 90 en la Argentina- no es poco decir. Ideológica y hasta físicamente, Redrado se parece mas a un vaquero del norte que a un mestizo del sur. Como las negociaciones son kilométricas, quizás algunos compañeros confunden el poncho con el sombrero texano, y ven al niño mimado de los mercados como al representante de la estirpe de Martín Fierro.

Según declaraciones de este funcionario al diario La Nación de Argentina, “la estrategia de política comercial que estamos llevando adelante evita la falsa disyuntiva Mercosur versus ALCA”. Y agrega que “continuamos con el concepto de multipolaridad y negociaciones simultáneas”. Profundizando la linea trazada por Brasil y Estados Unidos en la cumbre de Miami, Redrado dijo al iniciar esta ronda de negociaciones que el dialogo le parecía “encaminado” para hacer un ALCA Light, coincidiendo su par brasileño señalaba que “estamos dejando atrás el impasse que impidió en los últimos años avances más significativos en la construcción de un área de libre comercio hemisférica”.

La discusión entre los países que se alinean con Estados Unidos y el bloque encabezado por el Mercosur, se centra en establecer el ALCA en forma escalonada, negociando la gradualidad y las condiciones en que será montado, pero sin derrotar a nadie, ni por knock out ni por puntos. Los temas mas conflictivos son los subsidios agrícolas, en los que Estados Unidos retrocedió parcialmente, el acceso a los mercados y el tratamiento que recibirán las economías más subdesarrolladas. El acuerdo de fondo, que todos los bloques comparten en los hechos, es el que expresa Redrado: establecer un escenario que permita diferentes grados de integración según cada país.

Al escribir estas lineas, las negociaciones en Puebla siguen trabadas -e incluso se cree que la cumbre podría llegar a fracasar- no por haberse montado un “muro de dignidad”, sino por problemas de cuan light va a hacer el futuro ALCA light.

Para Estados Unidos, junto a los países que se alinean detrás suyo, como Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Perú, es una oportunidad de reproducir acuerdos como el que ya tienen con México, y cumplir -parcialmente- el sueño de agrandar su patio trasero de Bush. Según el propio proyecto de presupuesto presentado por Bush al congreso de su país, entre los países con los que se puede avanzar en negociaciones bilaterales son la República Dominicana, Panamá y los países andinos de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú. En ese mismo proyecto, Bush pide al congreso utilizar 463 millones de dólares para continuar apoyando al gobierno de Colombia, y 731 millones para un programa antidroga de toda laregión andina.

No es casualidad que en ese bloque se mezclen los países que ya están integrados económica y políticamente a Estados Unidos y tienen muy poco más que perder, con otros gobiernos que están en las vísperas de ser derribados por la bronca popular. Por ejemplo, entre los mas entusiastas de la integración con el gran país del norte está el presidente de Perú, Alejando Toledo, candidato seguro a tomar el mismo helicóptero en el que huyeron De La Rua y Sánchez de Losada. En su últimas declaraciones, el otrora llamado “la esperanza india” reconoció que para su administración “el objetivo primordial es concretar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a fin de ampliar nuestra oferta exportable, promover inversiones y generar nuevos empleos”.

¿Significa esto que los países que no adoptan posuturas como las de Perú se han vuelto independientes y hasta de izquierda?. Parece que no. Y no sólo por lo cowboys, sino porque para gobiernos como el de Argentina -que ya pasaron por el “trauma del helicóptero”- el no alinearse en forma acrítica con Estados Unidos, no significa para nada un ataque de anti-imperialismo o la construcción de un muro de dignidad. Es mas bien un intento de supervivencia y, sobre todas las cosas, un juego “heterodoxo”, para mantener la puerta abierta para los capitales de la Unión Europea, que disputan con Estados Unidos la participación en los mercados latinos.

Si queremos ponerle un nombre a la moda, es una política de “soberanía light”, que podemos resumir con dos ejemplos.

-Deuda externa, privatizadas y gobierno argentino

Uno de los puntos que algunos compañeros mas elogian del gobierno argentino es su actitud en las negociaciones con el FMI y los tenedores de bonos de la deuda externa. En una extraña coincidencia con el propio Bush, felicitan a Kirchner por “domar” al FMI, y se sonríen con las diatribas que la actitud argentina despierta en diarios como el Financial Times.

El tema que levanta revuelos internacionales, y que está en hoy en el centro de la discusión, es la relación con los tenedores privados de bonos de la deuda externa. A ellos, el gobierno argentino les ofreció presentar un plan de pagos a cambio de una quita del 75% del valor de los bonos. Este sector, disperso por el mundo, se comenzó a organizar en el Global Committee of Argentine Bondholders, que representa a una importante porción los acreedores privados externos, pequeños inversores italianos, alemanes, austriacos y japoneses, además de algunos bancos como el Deutsche, el Tokio Mitsubishi y el Shinsei. Del resto, el 40% de esos bonos están en manos de Argentinos, y una parte importante en “fondos buitres”, más inclinados ganar algo con posibles juicios por incumplimiento que en llegar a un acuerdo.

Para entender esta situación, hay que tomar en cuenta lo que el propio gobierno argentino reconoce; que el default es uno de los mas grandes de la historia, impagable para cualquier país. Según señala el propio Jefe de Gabinete Alberto Fernández, “el (deafult) ruso fueron 30 mil millones (de dólares) y tres papeles, y la Argentina, cerca de 95 mil millones en 155 papeles con 14 monedas”.

Tan difícil es la negociación, que el propio Bush -no sospechado de izquierdista- propuso una solución intermedia; ofrecer una quita del 60%, apenas un 15% más de lo que propuso Kirchner.

Pero aun así, tan enorme es el problema que casi no se encuentran bancos dispuestos a hacer la operación de canje de la deuda cuando se llegue a un acuerdo. Hasta ahora dijeron que no bancos de la talla de JP Morgan, el Citigroup, Morgan Stanley, Lehman y Goldman Sachs. Toda gente que, se sabe, no es reacia a los negocios en Argentina. Por el contrario, hace una semana el principal economista de JP Morgan, Vladimir Werning, auguró que este año la economía argentina “crecerá un 7,5%”, gracias a la exportación de commodities, la reactivación del crédito bancario y -agregamos nosotros- gracias a la gran baja de salarios que significó la devaluación del peso.

Para Kirchner, esta posición de quita a lo acreedores privados no significa una ruptura con los organismos internacionales ni levantar el no pago de la deuda. Lejos de ello, el estado argentino nombro al FMI como “acreedor privilegiado” y le pagó puntualmente en los últimos 22 meses 7278 millones de dólares, actitud que el mismo JP Morgan considera como un “cumplimiento ejemplar”.

Incluso las presiones del Banco Mundial, un sector del G-7 (el grupo de los siete países mas poderosos del mundo) y del directorio del FMI se reducen a “comenzar un diálogo constructivo con los acreedores”, y -según varios analistas- a “tensar la cuerda para forzar una negociación”. Ninguno de ellos se atreve a sugerir que la deuda tiene que se pagar en su totalidad, ni que los organismos internacionales deben romper con Argentina; como la obra que se come a su creador, un escenario de no pago de la deuda criolla generaría problemas graves no tanto para el país sino para el propio FMI, que quedaría con un saldo defiticario y obligaría a países como Estados Unidos a aportar capital para solventarlo.

La “estrategia k” no está inspirada en el antiimperialismo, o en valores “nacionales y populares” sino -como en las negociaciones sobre el ALCA- en un pragmático instinto de supervivencia; si pagan más se hunde la economía local, y si eso pasa la perspectiva para el gobierno es peor que la del 20 de Diciembre. Citando al propio Kirchner, que explicó como ningún otro su propia política de “regateo light”; no se le puede cobrar a un muerto. Se sabe, modificando un viejo dicho popular, que el que se quemó con un helicóptero cuando ve una hélice llora.

El segundo de los puntos que suele sobresalir en el “estilo k” es la relación del gobierno Argentino con las empresas privatizadas, la mayoría manejadas por capitales europeos. Y aquí, hay que decirlo, es llamativo el silencio con respecto al viaje a Kirchner a España de parte los que lo pintan como a un héroe.

En Argentina hay 400 empresas de ese país, con un capital invertido de alrededor de 20.000 millones de dólares. Junto a Francia -y en menor media Estados Unidos- los capitales españoles manejan áreas estratégicas de los servicios públicos y recursos naturales como el gas y el petróleo. Perjudicadas en sus fabulosas ganancias por la devaluación del principios del 2002, estas empresas han decidido mantenerse aquí, sólo porque saben que todavía les queda mucho por ganar.

En el viaje a España, Kirchner recibió varias promesas; Telefónica de Argentina, que tiene alrededor de 6 millones de clientes, invertirá en los próximos tres años 700 millones de dólares para tratar de llegar a los 10 millones de abonados. Aerolíneas Argentinas, que cambió de dueño pero sigue en manos españolas, inyectará 200 millones en y expandirá su linea de negocios a la construcción de hoteles. Repsol YPF también ratificó su plan de inversiones para los próximos cuatro años por unos 6.000 millones de dólares. Todos planean hacer buenos negocios; subidos al carro de la reactivación económica, y con un seguro aumento de tarifas -que según el - la perspectiva es que estas empresas sigan mandando abultadas remesas a sus países de origen.

La publicitada embestida contra las privatizadas, motorizada en principio por la discusión sobre la exigencia empresarial de un aumento de tarifas, afectó en términos reales al Correo Argentino -controlada por capitales argentino, y que no pagó impuestos jamás- y a la francesa Thales Spectrum, una hasta ahora desconocida empresa para el gran público, que saltó a la tapa de los diarios por pagar 25 millones de dólares de coima para quedarse con el manejo del espacio radioeléctrico. En ambos casos, la cancelación de los contratos fue mas fácil de justificar que el encarcelamiento de Charles Mason.

La otra empresa del rubro que está en el centro de la discusión es Aguas Argentinas, controlada desde 1993 por la francesa Suez y la española Aguas de Barcelona. Este holding -que maneja el agua y las cloacas de los distritos mas poblados del país- viene acumulando irregularidades desde 1997, tanto en la inversión, como en el aumento indiscriminado de tarifas y la calidad del servicio. Según todos los estudios -incluso los oficiales- no sólo por su comportamiento financiero, sino sobre todo por atentar contra la salud de la población, desde esa fecha el estado argentino está en condiciones técnicas de rescindirle el contrato.

Algo que parece no va a suceder; la exigencia de Kirchner no deja de ser un tanto light; se le pide por un lado que retire las denuncias por las tarifas de los tribunales del Banco Mundial, y que inviertan poco más de 40 millones de dólares, una ganga a la que Suez todavía ni siquiera se dignó a responder.

El que si respondió fue el canciller francés, Dominique de Villepin, que en días pasados visitó la Argentina para “limar asperezas” con respecto a la situación de las privatizadas, ratificar el apoyo de su país en las negociaciones con el FMI y acercar posiciones del Mercosur con el bloque de la Unión Europea. En sus declaraciones públicas el canciller dijo que las empresas francesas “podrán solucionar los problemas que enfrentan en Argentina” y ratificó que todas “han decidido quedarse”. Tenemos sobradas razones para creerle; hace menos de un mes, en Puerto Rico, Suez rompió un contrato ratificando “la determinación del Grupo de renegociar o disolver contratos si su balance económico no puede sostenerse en forma duradera”.

Está política de “soberanía light”, es motivo de festejo para privatizadas como la petrolera REPSOL YPF, porque están seguros de que este año podrán superar la “hazaña” que lograron en todos los años precedentes; tener ganancias netas en la Argentina por alrededor de 1.114 millones de dólares, poco más de la mitad de lo que ganaron en todo el mundo.

-¿Activistas Light?

Sin embargo, y dicho todo esto, sería exagerado y hasta ciego no reconocer que en países como Argentina y Brasil hay un cambio de posición por parte de los gobiernos, y que estos se diferencian de la actitud “lamebotas” de los anteriores. Pero confundir la oscilación de gobiernos como el argentino entre Estados Unidos y la Unión Europea con un “muro de la dignidad”, es agregarle calorías imaginarias a un juego, acompañado a veces con piromanías verbales, no sale del terreno de lo light.

En algunos países este sentimiento de esperanza caló hondo en varios sectores del movimiento social. En Argentina, sin ir mas lejos, desde que asumió Kirchner se han dividido varios de los movimientos piqueteros en relación a que actitud tener frente al gobierno. Incluso hay sectores que se han pasado en bloque al oficialismo, inaugurando una corriente de “piqueteros kirchneristas”. Desde el propio gobierno se fogoneó paciente y abiertamente esta política, intentando fortalecer a los sectores llamados “blandos” y aislando y hasta criminalizando a los que califican de “duros”.

En Bolivia, donde la rebelión es mas reciente, y la continuidad con el gobierno anterior es mas clara, también se abrió una brecha en los movimientos sociales. Hace dos semanas, un congreso de grupos juveniles se dividió alrededor de la discusión que recorre a todas las organizaciones; que actitud tomar con respecto al gobierno de Mesa. De un lado quedaron los que querían aliarse con la COB (Central Obrera Boliviana), que se mostró dispuesta a llamar a una nueva huelga general para exigir el cierre del parlamento. Del otro, los mas propensos a alinearse con la posición del MAS de Evo Morales, que rechazó la convocatoria diciendo que “Quienes dicen que se cierre el Parlamento no aceptan la democracia, sólo están buscando un golpe de Estado, una dictadura, que es lo que quiere la Embajada de Estados Unidos y Sánchez de Losada”.

La explicación de estos avances de los gobiernos light contra los movimientos, hay que buscarla en la génesis misma de la rebelión; ni en Bolivia ni Argentina, en los momentos decisivos hubo fuerzas capaces de articular las miles de voluntades conjuradas contra el poder para imponer una salida diferente.

En ambos casos se cumplió una vieja ley histórica: ningún régimen social cae si no hay otro que lo reemplace; cuando lo nuevo no termina de nacer, lo viejo se sobrevive a si mismo y ensaya nuevas formas de preservación. En este caso, el de los gobiernos light, no es mas que eso; nuevas formas de conservación del viejo orden, que se presentan como un “mal menor” frente a los mounstros como Bush.

A pesar de ello, en Latinoamérica todavía seguimos viendo situaciones que muestran que estamos en una etapa diferente. Por nombrar sólo un caso; en la República Dominicana, en la última huelga general, hubo una imagen que recorrió el mundo inmortalizada en una foto que muchos hubiéramos querido tomar. Se trataba de un joven huelguista encapuchado al estilo zapatista, cuerpo a tierra al lado de una goma ardiendo al estilo piquetero argentino, y apuntando hacia adelante con un fusil de fabricación casera, al mejor estilo boliviano.

Quizás sin saberlo, ese joven dispuesto a dar su vida -como ayer estuvimos dispuestos a darla miles en Bolivia y Argentina- esté trazando una línea de continuidad entre las batallas pasadas y su propia realidad. Seguramente ese joven va a tener que recorrer ese camino lento y tortuoso que nuestros pueblos están condenados a transitar para su liberación. Un camino que no es pacífico, ni lineal, ni cuya meta está a la vuelta de la esquina.

Si no somos concientes de ello y nos dejamos comprar por los discursos de lo posible, no sólo estaremos dejando sólo a ese hermano dominicano. También estaremos cometiendo el peor de los pecados; convertirnos, bien a la moda, en activistas light.