Congreso del Frente Amplio uruguayo

06.Feb.04    Análisis y Noticias

Nota de Clajadep:
Este texto, tomado de Indymedia Uruguay, es del PT, partido troskista uruguayo. Esperamos más adelante publicar otros puntos de vista sobre el congreso del reformismo de ese país que sigue los pasos del frente popular de Lula y Kirchner.

Congreso del Frente Amplio:

«Podrá ser gobierno, pero no será progresista»

Por Rafael Fernández

Los comentaristas políticos repiten como loros que el EP-FA evitó pronunciamientos concretos en el Congreso, y que adoptó un programa «vago» y «general» con la finalidad de «ganar el gobierno».

Incluso Mario Pieri, un dirigente de la Corriente de Izquierda (CI) que critica las resoluciones del congreso, afirma que «El documento aprobado es un conjunto de buenas intenciones donde no se definen medidas concretas de gobierno de forma de que el equipo que gobierne quede con las manos libres para la implementación de las medidas que considere más apropiadas. Ni una palabra sobre la recuperación inmediata de los salarios y el empleo. Menos todavía, cualquier intención de oponerse a los planes de ajuste del FMI, o al pago de la deuda externa. Como en el gobierno Lula, los ‘compromisos serán respetados’.» Pero si el pago de la deuda externa no es ‘una medida concreta’, entonces no se sabe qué es.

El Congreso fue cualquier cosa menos ‘ambiguo’: defendió el pago peso a peso de la deuda externa (incluso rechazó cualquier mención a la ‘renegociación’ de la misma); se opuso a la expropiación de las Afaps; votó la continuidad de la ley de impunidad. Decir que en este marco se votaron «buenas intenciones» revela una buena dosis de ceguera. ¿Cómo se iba a votar «la recuperación inmediata de los salarios y el empleo» y al mismo tiempo votar el pago de la deuda externa? ¿Se puede hacer ambas cosas a la vez? ¿No es evidente que los salarios y el empleo seguirán cayendo, para pagar al FMI?

Los tupamaros… tras los pasos de Batalla y Astori

“Este es el congreso de la victoria y a todo se puede renunciar menos a la victoria…”, afirmó el dirigente del MPP Eleuterio Fernández Huidobro.

Con esa frase, defendía la continuidad de la impunidad a los torturadores y asesinos, y la intocabilidad de los mandos militares. También podría utilizarse para ‘justificar’ el pago de la deuda, el sometimiento al FMI, la estafa a los derechos jubilatorios de los trabajadores, la defensa de la reforma anti-educativa del BID, etc.

Si en el Congreso del PIT-CNT, el sector sindical emepepista pudo colocarse —en términos relativos— a la ‘izquierda’ del PCU, el PS, Confa y Asamblea Uruguay, en este Congreso le tocó al MPP (aunque también a la dirigente ‘comunista’ Marina Arismendi) jugar un rol fundamental: hacerle pasar a sus propias bases militantes el programa que reclama el imperialismo.

Es por esto que el crecimiento del MPP en las encuestas, en parte a expensas de Astori, de la Vertiente Artiguista y del PS, no significa un giro a la izquierda, sino el reforzamiento de este ala derecha del ‘progresismo’, con el ‘nuevo’ contingente de los ex tupamaros. Claro que es un fenómeno contradictorio, porque muchos de los que llegan a Mujica y Fernández Huidobro, lo hacen desengañados de Astori, Gargano o Rubio. También los votan jóvenes que les perdonan sus ‘pequeños pecados’ en función de su pasado guerrillero.

En estos días, se ha podido escuchar el siguiente ‘argumento’: si el ‘Ñato’ Fernández Huidobro, que en la dictadura estuvo enterrado en un aljibe, puede defender la vigencia de la impunidad, entonces está bien… Claro que lo mismo se escuchaba en 1984 y 1985 de Líber Seregni, cuya «posición pacificadora» alababa toda la burguesía, ya que al salir de prisión defendió el pacto con los militares (Club Naval). Ya se sabe qué piensan hoy de Seregni los propios frenteamplistas, no digamos la juventud.

Hoy son los restos en descomposición de aquel movimiento tupamaro los que están llamados a jugar un rol fundamental en el sostenimiento de la política del FMI, y de ataque a los funcionarios públicos (ataque que cuenta en Mujica a uno de sus principales impulsores).

Los límites insalvables del frentismo burgués

En el propio Congreso, Tabaré Vázquez hizo una declaración que permite caracterizar su futuro gobierno. «Si un gobierno progresista no puede garantizar —subrayo garantizar— las necesidades básicas de todos los niños y adolescentes del Uruguay en materia de alimentación, salud y educación, podrá ser gobierno, pero no será progresista» (Búsqueda, 23/12).

Si Vázquez pretende satisfacer esas necesidades al mismo tiempo que paga la deuda externa usuraria, se plantea un problema más insoluble que la cuadratura del círculo. Aunque si se lee con cuidado, el líder del EP-FA promete garantizar las necesidades de niños y jóvenes… pero no su satisfacción. Como todo acto fallido, la frase de Vázquez es sumamente reveladora. También Batlle garantiza las necesidades, ¡incluso las aumenta cada día más, porque cada día hay más niños y jóvenes necesitados!

Un gobierno que va a pagar a los usureros internacionales a costa del hambre de su pueblo, será cualquier cosa menos ‘progresista’. Ya ha pasado un año de gobierno Lula, y el salario ha caído, los funcionarios públicos vieron confiscados sus derechos jubilatorios, y la deuda externa ha aumentado pese a que el gobierno petista pagó peso a peso a los banqueros.

El que no se hace ninguna ilusión sobre el carácter ‘popular’ y ‘progresista’ del gobierno del EP-FA es… el Citigroup. Este pulpo imperialista afirmó recientemente (Búsqueda, 6/11) «que los ‘partidos políticos tradicionales han sido incapaces de impulsar reformas que incrementen el rol del sector privado en la economía’, como hicieron otros países de la región en la década pasada. Para el grupo financiero norteamericano, un eventual gobierno del Frente Amplio (FA) a partir de 2005 podría ‘liberalizar sectores clave en los que el gobierno tiene monopolio y expandir el rol del sector privado en la economía’».

La ‘izquierda’, en retroceso y en vías de su liquidación

El ala izquierda del EP-FA, que viene de retroceso en retroceso en los últimos años, está próxima a su liquidación política.

Hugo Cores, dirigente del PVP que propuso incluir una cláusula que sugería la derogación de la ley de impunidad (no lo planteaba expresamente), fue derrotado en el Congreso a partir de la fundamentación del ex tupamaro Fernández Huidobro. Seguramente Cores habrá recordado la época en que él mismo rompía con el MPP porque este era «demasiado izquierdista» para su gusto, y en que él se convertía en secretario político de Tabaré Vázquez.

El proceso de descomposición del ala izquierda, con gran parte de sus dirigentes pasándose a la derecha ‘encuentrista’ (Mujica, en particular), ha dejado muy pocos ‘restos’ de este ‘naufragio’. El 26 de Marzo (26M) y la CI, completamente minoritarios, protestan esta o aquella resolución, y van de ojos abiertos a su liquidación política. Lo peor es que van a este destino luego de conocer el camino recorrido por el ala izquierda del PT de Brasil, hoy en una crisis imparable.

La adaptación de este ala izquierda a los Vázquez y Cía., se comprobó por ejemplo cuando el diputado Raúl Sendic (26M) votó en el parlamento la ley de creación del Nuevo Banco Comercial. La CI, en el propio Congreso, mostró toda su impotencia cuando su dirigente Juan Fernández «planteó que, si bien no tenía objeción personal alguna sobre Nin, entendía que el candidato a vice debía ser un frenteamplista, para tener mayores garantías» (Brecha, 26/12). La ‘comunista’ Marina Arismendi le respondió recordándole que algunos ‘frenteamplistas’ (como Astori, al cual no nombró) eran menos ‘leales’ que Nin… Esto, que debería ser un argumento para echar al astorismo, fue utilizado para ‘abrazarse a las culebras’ blancas y coloradas. La CI debuta, por lo tanto, más a la derecha que la izquierda del PT de Lula, porque al menos aquella tenía ‘objeciones personales’ al candidato vicepresidencial de derecha, José Alencar.

Esta misma izquierda sabe que no tiene una política frente al vazquismo, y por eso no levantó una consigna de poder frente a la actual debacle del gobierno de Batlle (más allá de coquetear en el pasado con el «Fuera Batlle», no planteó en el Congreso que el gobierno se vaya ahora). Y mucho menos se plantea una política de poder hacia el futuro, cuando gobierne Vázquez. Su dirigente Mario Pieri afirma: «El desafío ahora, es que esa ala izquierda que incipientemente actuó en el Congreso, no quede entrampada en las presiones electoralistas y en las ilusiones que, lógicamente, genera la proximidad de ‘nuestro gobierno’. Y, fundamentalmente, que se organice para la intervención unitaria en las luchas populares junto a los movimientos que resisten y a una izquierda política y social que siendo aún minoritaria, se construye por fuera de los marcos del llamado frenteamplismo orgánico». Es decir, cuando su propio partido, el EP-FA, va a llegar al gobierno, en lugar de levantar un programa y una salida política, la izquierda se escabulle hacia ‘las luchas populares’. Supuestamente, ‘pegada a los movimientos populares’ esta izquierda construirá una ‘alternativa revolucionaria’ al EP-FA.

Lo peor que se puede hacer es participar dentro del EP-FA para limitarse a ser el crítico permanente e impotente de todas las medidas antipopulares y proimperialistas.

No abre ninguna salida, y conduce a la desmoralización de los propios ‘izquierdistas’.