De la contingencia del coronavirus al acontecimiento de la crisis sistémica del mundo

De nuevo el pasado regresa y emplaza al presente irresponsable, descubriendo que era puro encandilamiento científico-ficcionador su promocionada re-creación tecnológica para salvar y hacer progresar a todos. Un encandilamiento consumista y alienante que oculta su origen y carácter en la competitividad intercapitalista para desplazarse y destruirse unos a otros.
En estos momentos, la solidaridad afectiva intersubjetiva se está transformando en mucho más: EN AFECTUALIDAD. Un estado de sensibilidad empática trans-subjetiva o transcorporal mundial, nacional y local que nos está cohesionando afectualmente de modo trascendente, una emergente relación social para afirmar y edificar un nuevo mundo de relaciones alternativas entre nosotros mismos e imbricadas con la re-equilibración de la naturaleza.



De la contingencia del coronavirus al acontecimiento de la crisis sistémica del mundo

La presunta seguridad y estabilidad que se había conseguido históricamente para la humanidad, según el discurso de la Modernidad capitalista, por medio del supuesto desarrollo y progreso alcanzados a través de los avances científicos y tecnológicos en todos los campos, capaces de predecir o anticipar, cuando no, de generar respuestas rápidas y eficientes, han sido puestas en entredicho nuevamente; pero esta vez de una manera aterradora para todos los habitantes humanos de este planeta. El ataque del coronavirus - COVID-19, su pandemia, ha puesto al desnudo la indefensión en que nos encontramos.

Estamos descubriendo que era un mito la sustentación estable de la vida alcanzada por los dispositivos de prevención y defensa sanitarios mundiales para enfrentar las posibles pandemias. Que ello ya había sido superado y que era cosa del pasado remoto. De nuevo el pasado regresa y emplaza al presente irresponsable, descubriendo que era puro encandilamiento científico-ficcionador su promocionada re-creación tecnológica para salvar y hacer progresar a todos. Un encandilamiento consumista y alienante que oculta su origen y carácter en la competitividad intercapitalista para desplazarse y destruirse unos a otros. La tecnología que así surge tan solo es aceptada como tal tecnología de última generación cuando evidencia la proyección y realización de su consumo masivo por el mercado y no por su publicitada utilidad social.

Dispositivos sanitarios que nunca protegieron, ni protegen, a la mayoría de la población, por cuanto excluyeron, y siguen excluyendo, a más de dos terceras partes de la población mundial, dejando morir de enfermedades prevenibles y curables a millones de seres en las regiones más deprimidas por los efectos de la depredación capitalista de la naturaleza y de niños, niñas y jóvenes que no lograron llegar a la adultez y la ancianidad a las que tenían derecho; y también dejando a los menguados(as) y pocos adultos(as) y ancianos(as) existentes a “la buena de Dios”, sobreviviendo milagrosamente. Es decir, fueron doblemente castigados injustamente por la inhumanidad de un sistema-mundo que condena a las mayorías para beneficio vicioso de muy pocos. Semejando esta situación a la pretendidamente superada Edad Media en la que el monarca, que se hacía llamar soberano, concentraba el poder simbolizado por la espada, de decidir quien vivía y quien moría, entre otras prerrogativas perversas. Michel Foucault condensó esta monárquica potestad perversa medieval con la frase “hacer vivir y hacer morir” y la del capital neoliberal actual enseñoreado a trastienda de “la ciudadanía” como “el soberano”, con la de “hacer vivir (como necesaria fuerza de trabajo explotable) y dejar morir”.

Pero la pandemia sorpresivamente ha catalizado la contenida crisis económica mundial existente desde hace décadas. Crisis que no es tan solo bursátil, comercial, financiera, etc., sino principalmente de agotamiento de un sistema de producción y reproducción de la frágil y precaria sustentabilidad de un supuesto modelo de crecimiento y desarrollo productor de bienestar: un modelo industrial-extractivo-dominación/ideológico-política capitalista depredador que ha producido desequilibrios sociales y naturales; entre estos las prevalecientes e indignantes inequidades, desigualdades e injusticias socio-económicas, así como la generación y mutación de virus patógenos, como tantas veces ha sido denunciado por los bacteriólogos y ecólogos internacionalmente, como muy probablemente ha ocurrido con el CONVIT-19. Desequilibrios sociales y naturales que hoy convergen de manera imbricada para producir una contingencia (la crisis sistémica de un modo de producir y reproducir la muerte más que la vida) que puede desembocar en el acontecimiento de su urgente sustitución por otros modos productivos-reproductivos de vida más que de muerte.

Acontecimiento vital que puede gestarse (y se está gestando) por medio de la creación de un escudo protector invisible hasta ahora y es el de la conmoción afectual: estamos sintiendo y sintiéndonos juntos cada vez más para enfrentar la crisis. ¿Desde y cómo asumir el COVID-19? Ya sabemos los acontecimientos y efectos cuando se hace desde y con las inequidades, desigualdades y desequilibrios sociales. La elección humanizadora está en cómo aún en las grietas del mismo contexto mundial se puede producir una interacción ética y afectual donde el compromiso y la empatía con los(as) otros(as) sea lo primero por satisfactorio. Cuando las expectativas y preguntas ¿Cuántos llevamos?, ¿Quién me contagió el virus? Cuántos ilesos y muertos?, ¿Qué puesto ocupamos en la pandemia?, ¿Ahora, cómo hago la tarea?, ¿Cuánto puedo ganar de la crisis o cuánto estoy perdiendo económicamente?…se transformen en … ¿Cómo interactuar con el otro que no toco para salvarnos?, ¿Cómo se visibiliza a quienes no entran en las estadísticas y cuentan?, ¿Cómo promuevo un proceso de relación con los(as) demás más humanizador por empático? ¿En cuarentena, qué implica la relación afectual con los(as) otros(as) y con lo otro: más profilaxis y mejor antídoto para salvarnos y lograr convivir todos?, estaremos entonces, en una nueva sintonía civilizatoria

En estos momentos, la solidaridad afectiva intersubjetiva se está transformando en mucho más: EN AFECTUALIDAD. Un estado de sensibilidad empática trans-subjetiva o transcorporal mundial, nacional y local que nos está cohesionando afectualmente de modo trascendente, una emergente relación social para afirmar y edificar un nuevo mundo de relaciones alternativas entre nosotros mismos e imbricadas con la re-equilibración de la naturaleza.