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Bukele, presidente de El Salvador muestra el camino del poder de los estados: Apareciendo como el más “humano” en las medidas sanitarias ordena usar fuerza letal contra pandilleros


Agencias :: 28.04.20

Sabido es que El Salvador presenta al mundo dos características: la primera es que se trata de la crisis y caída de la izquierda del gobierno, que en este caso al igual que en Ecuador, se trata de uno salido de las filas gobernantes del progresismo.
Lo segundo es que se trata de un país que como México y Brasil, tiene notable influencia y accionar de las pandillas llamadas “maras” que se diferencian unas de las otras en los tatuajes que cubren hasta todo el cuerpo.
Bukele aprovechando la pandemia lanzó fuertes medidas sanitarias con gran despliegue publicitario y simpatía internacional ( muchos ingenuos mostraron como ejemplo en sus facebooks, A tí te digo), luego de lo cual pretende dar una lección al mundo entregando como James Bond licencia para matar a “esos delincuentes”. Recuerda las políticas fallidas de gobiernos de derecha que hablaron tiempo atrás de “delincuencia cero” para disimular los evidentes lazos orgánicos entre esos cuerpos armados y los aparatos represivos del estado. Como sea, esta medida justifica la transformación del estado en un ente más represivo y vigilante, mientras las izquierdas guardan silencio, apoyan a López obrador en México, a Maduro en Venezuela y a Ortega en Nicaragua y en Chile quieren hacer una constitución “más humana” con una lluvia de derechos, pero no quieren tocar para nada el tema del poder centralizado, obviamente, pues si alguien lucha por el poder, lo quiere centralizado y odia la descentralización de las comunidades, barrios y municipios autónomos. Aborrecen. Derecha e izquierda unidos tras el mismo objetivo: el poder.


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