I
INMERSIÓN EN EL CAMBIO
- Cambio
El cambio es el modo que tiene la naturaleza ‘de darse, de ser, de transformar, de mantenerse y continuar’; el cambio: ¡somos seres humanos!, ni más ni menos, animales; fragmento mínimo y reciente dentro de lo que existe en el planeta-nave vivo, en el que ‘navegamos’ en un proceso constante, histórico y simple, ¡en el dinamismo constante e irreversible de la naturaleza!, somos cambio, pequeño, que forma parte de su complejidad, fuerzas, movimiento, energía, instante; la brevedad, permanencia o estabilidad del instante y su gran dinamismo, opuestos inseparables, algo que alcanzamos a ver, sentir y ser; animales muy peligrosos para el resto; entretenidos con la percepción de sensaciones, emociones, intuiciones y conceptos sobre la realidad que parecen los más adecuados. ¡Tendremos que seguir siempre en el cambio! Pero, existe una ‘referencia’ a tomar en cuenta, que existe una ‘energía estética’ que es pura y exclusivamente emocional, es emoción que despierta o estalla y queda en el ambiente como paisaje terrestre, como obra de arte, música, color, forma o metáforas que contienen con cierta fidelidad y concentración la emoción sentida que se transforma en ‘energía estética’ que flota por mucho tiempo en las cosas, naturaleza y cosmos.
Hay inmersión simultánea y dinámica de muchos elementos y aspectos que interactúan como dualidades o “dobles dualidad” como la Chakana con doble, son hechos concretos, relación de cada uno/a con todo de modo directo, inmersos somos, ‘naturales’, una pequeña ‘totalidad parcial’ que lucha por manifestarse, fundirse cambiar, unirse, separarse y desaparecer; integra, complementa, se opone o resiste y se constituye conscientemente en parte del cambio con sus propios elementos, movimientos y modos de existencia, parece estar en ascenso y descenso; según el ángulo de vista que se adopte, incide en la visión y/o en el tiempo; ¡existen muchas variantes!; pero late en la esencia de la presencia trascendente del o los opuesto(s).
Al cambio y a la continuidad las traemos desde el día que nacemos, es genética y de energía estética; cada uno/a de nosotros mismos, con el ‘otro’ en el plural que es, soy, está y no es lo mismo, uno mismo, tú mismo, ¡va! Todos. Se puede sentir mirando en una noche oscura, al cielo en un desierto, que no es tan oscura, ¡se alcanza los límites!; es la materia oscura que sostiene y ¡es sostenida!, por la gravedad, en una armonía que tiene claras resonancias de energía estética.
Lo humano es un hecho unitario, personal-colectivo, que se transforma; varía en cada contexto, incluso en la relación con cada persona. Vivir en la complejidad de la naturaleza, en el fondo, siempre en el embrollo de querer comprender la naturaleza, el universo, por decirlo de algún modo; comprobar y asimilar que no es posible, más allá de ciertas especificidades, ‘una referencia’: por un amor con dignidad, con creatividad; la inmersión consciente en lo que somos, ¡naturaleza!; con lazos, actos e interdependencias permanentes; intentar acercase a la realidad, corresponde intentar en pequeños cambios sutiles, conscientes, afianzar lo alcanzado.[1]
El primer paso sería reconocer con claridad e internalización como establecido como costumbre; estamos en un proceso permanente de cambio, lucha, procesos de dominio o liberación, según sea el momento y el caso; en esa escala la diversidad del abanico parece infinita; muerte o nacimiento es parte de lo mismo: vida; cada caso tiene un sentido histórico, insisto, único e incomparable, que no se repite. El desarrollo de la especie humana ha sido una azarosa ‘corrección constante’, un ajuste a necesidades y renacimientos; un embrollarse en un callejón sin salida como resulta ser la guerra, con evolución libre y constante, transformación casual y repentina, que ofrece la oportunidad de algo positivo o negativo; todo es punto de partida de algo y fin de algo, de afinamiento que se perfecciona el momento que fluye; asegura la supervivencia o, a veces, lo contrario; complicación, simplicidad que no se detiene, es decir, estamos inmersos en el cambio, en la naturaleza, en ese permanente cambio que se concentra sus vivencias en las emociones.
Se está y se actúa sin actuar, es decir, se fluye, desciende o sube, es un modo de ‘estar’; la naturaleza, madre de todas las madres, hijo y padre de todos los padres; pasión que respira ilusión de utopías, es apertura, diversidad, serenidad, oportunidad de elección, opción bienvenida, cierre, cambio, mater natura; tenemos que aprender a estar abiertos, atentos y críticos, sobre todo con nosotros mismos y con los conocidos, pero también con lo inédito y lo desconocido; si abres las manos y cierras los oídos, estás; escuchas en el silencio como un mar distante, una lluvia de chispas, una caída de agua muy alta y pertinaz, constante que no termina de caer; si abres tu corazón, en tu ‘propio cuerpo interno’ sientes la expansión, conexión o inmersión con el resto, es lo personal-colectivo, especie humana, naturaleza en el mismo instante, en el mismo proceso, sin comienzo y ningún fin, suena, vibra, se mantiene, acontece como el inagotable estado natural de todo; material con alcances aún ‘desconocidos’, no-conocidos, inexplicables, es latente lo incomprensible y complejo e inalcanzable; el cambio es estar en ese fluido del devenir, inmersos que parece, retorna, avanza, cae, muta, emerge; es la naturaleza, todo el tiempo vigente, que fluye y cambia; se hace sentido común, dominando en lo limitado, corto, breve, trivial y en lo que trasciende, un ejemplo, si la militarización del salud se mantiene y se expande, llegará un día a ser parte de un modo de vida; por ello la continuidad tiene su ruptura, de modo simultáneo; incluso, a veces, en ‘duplicidad’ simultánea, es como el ‘aya-uma,’ de los pueblos andinos.
Todo cambio se enlaza con su contrario y ese con su siguiente opositor; con lo anterior sigue latente, la diferencia, el enfoque distinto incluso con sus aliados; es algo que se parece a lo ‘cuántico’, hay varias presencias simultáneas en un mismo hecho, dependiendo de la dirección o profundidad que toma el contexto, actor o espectador, tenemos, lo mismo, dentro de lo que somos, ese momento en que mirando la calma en la naturaleza, aparece una sensación de estar dentro de un magma energético simple que es parte, unidad que se complementa; los ‘aspectos’ simultáneos o paralelos, igual crecen, tienen agallas, miedos, ritmos, se transforman, se enfrentan al no ser, en jolgorio carnaval del Sur, ¿no es lo que sería y será?[2]
- En curso junto al sol
Junto al sol, el planeta Tierra y su luna acelera su velocidad en enero, se distancia o se acerca en la ruta alrededor del sol; es estable, cíclico, con inundaciones, en oleadas de gravedad, variación de peso, la intensidad de la mutua interdependencia de todo, velocidad y el hecho ‘flota, cae y avanza’ es kayak que fluye, se desvanece, vuelve, jamás enfrenta lo mismo; el agua del río, cambia, los obstáculos toman otra dirección, fuerza, velocidad, playa o torbellino, las aguas y el navegante; muta, puede parecer tormenta, vida, huracán o simplemente ser el peso de la gravedad que cae como un atado de sustancia, objeto envuelto en hojas de dominio, explotación patriarcal, usura, así el peso del cosmos, permite que llegues a la poesía.
Michel Onfray reconoce que somos una especie animal más entre los otros animales, con auto-convencimiento intenso e insistente de ser especial, por el ‘peso’ del cerebro o por la poesía, ¡¿será?!, metáforas; no tienen (tenemos) ningún derecho a sentirnos especiales, si todos los días se destruye el medio ambiente, tu casa, un poco más y sin embargo, no vemos lo que somos, muy pequeños y demasiado ‘enfermos de ego’; solo se escucha el rasgado de la seda, sin noche; es aceleración en la oscuridad, sin noche, porque la noche contiene luz, suena al unísono en el silencio, millones voces calladas, hundidas por la estupidez de muy pocos, pocos.
Para cada uno de nuestros oídos internos, la naturaleza tiene un murmullo, un desprendimiento o un amanecer que puede ser crecimiento vegetal, orgánico o de la ‘energía estética’; ¿es embuste?, la pregunta arde, tiene un breve recorrido, similar al que tiene la vida del ser humano, por el mundo que por azar o suerte, nace en un planeta hermoso, con una naturaleza planetaria que nos vive, cada paso, casi catártico, recorre todo el cuerpo; rincones sensibles que hace posible captar la energía estética; estética en la filosofía y en el cerebro, reposado, que se detiene de modo breve, se acomoda y con su vibración, señas, hace sentir el peso material del acercamiento a los límites, cerca de la poesía del cosmos; allí se encierra el amor, justo en su pecho del fondo, al interior del ‘magma ígneo’, parte del cuerpo que arde, se prende y arde, se disuelve, materia oscura; ¡dejemos que la duda se quede y medite sobre su silencio!, aísla con ustedes, usted mismo, e ir a ese constante movimiento de lo terrestre, solar-lunar, que algún día nos llega, nos envuelve, nos pesa y nos rodea; la intención ¡es y deja de ser!; la noche de pandemia llegó y es nuestra, ¡oportunidad que capta sutilezas!, sueños y somete para encerrar la vida en cuarentena, ¡déjate corregir o corrige, elige!; qué tanto error, tanto miedo, debilidad en agresión o retorcimiento; estar en lo simple de cada uno/a, lo común y ‘nuevo’, en los detalles del día; un intento diferente, una inmersión en el cambio, al Sur del Oriente, en un proceso energización estética que avanza como avalancha o sutilmente con el amor o en un beso, con dignidad, ¡la que se alcance!; el avance veloz del planeta alrededor del sol, es algo que no se debe olvidar, ¡hay que sentirlo!, fluye e influye como todo detalle que hacemos diariamente, su in flujo, ¡arrastra y se eleva por los aires!
El ser humano es al mismo tiempo ¡animal y no-animal!; racional y no racional, individuo y colectivo; realidad simultánea e inseparable ¡contradicción que muta!; ella ignora su dinamismo y complejidad, lo que no es posible;[3] es como entrar a cada instante con cara nueva, con actitud y respeto a lo contrario; entra y sale como en una nueva y espesa selva, que crece después del desastre, parece ¡desconocida!, porque es nueva; entra y medita o sale, se explaye, por esto, no es amenazante, es simplemente “oportunidad constante”, ola, sinónimo de cambio, puede ser también sinónimo de espacio y tiempo, ¡sangre!, ese momento lleno de energía estética y sorpresa ¡oportunidad!; incluso de una alegría simple de carnaval en Montevideo, de murga critica y llenas, el corazón con un incendio de constante novedad; en suavidad, lo recomendable es aprender caminar, como el jaguar, midiendo, paso a paso, sintiendo lo que rodea con suavidad, sin hacer ruido, con seguridad y compromiso, esperar atentos, mirar, sentir, olfatear, todo lo que se acerca; como un jaguar, consecuente y recíproco, con intensidad frente a lo que lo rodea, ¡tendrá éxito!
Opción y emoción, opción con emoción, este puede ser el motivo que se asume, se lo toma o se deja pasar; hoy, estamos ante esa oportunidad de cristal, para alcanzar con la energía estética, implicancias éticas, una ‘ética utópica animal humana’, para un posible salto cualitativo ¡de mutación!, o simplemente hacer lo contrario para seguir igual.[4]
El cambio parece ser un proceso interno, con interacciones; cada persona, que nace, crece y se va, se relaciona, al mismo tiempo experimenta; es un proceso interno muy reservado, propio, personal, privado, es enlace con lo externo, enfrentamiento, complementariedad o equilibrio; en nuestro caso, en el momento actual, es la puerta de la tercera década, pandemia 2020; se ven los problemas más que las soluciones o las armonías; a nivel personal, colectivo, social o global; en condiciones simultáneas del dinamismo permanente, interdependiente; estamos en realidades que vibran al mismo tiempo, más por su interdependencia, forman ‘redes’, como la luz al encenderse genera sombras y destaca la oscuridad, sombras y claridad son parte de lo mismo, se complementan; un planeta que es una nave viva que gira alrededor del sol y con el, avanza velozmente y cambia, es movimiento intenso, lo mismo la vida, fluye aceleradamente y cada cambio puede ser un giro inesperado y completo; en el caso de los seres humanos que habitan el planeta Tierra o nave viva, incide lo mental, bio-electromagnético, físico, ético, estético, social, cultural; de modo directo.
La visión simbólica de la ‘serpiente emplumada’, repite la dualidad que en parte es ‘mutación cualitativa’; como la mariposa que vuela después de haber sido gusano, para no volver a ser gusano, humano, con la próxima generación; ‘pájaro-serpiente’ Quetzal-coatl, que se arrastra y vuela en el incendio de nuestro corazón[5]. La contradicción es una constante; la capa roja sirve para torear, roja o negra, para enfrentar peligros, abrir batallas o bien ondear al equipo de futbol; es alegría en la contradicción de la oportunidad, de perder o ganar, de acertar o matar, un poco más allá está la energía estética que es emocional; todos los días lo dicen las aves al cantar y los migrantes al caminar: la dualidad es constante, es espiral, instante presente de paso.[6]
La mente tiene dificultad para captar con nitidez y fidelidad el dinamismo y complejidad de la realidad; no es dificultad, es incapacidad de alcanzar la totalidad, ni con la ciencia, ni con el arte; la condición humana, de animal natural casi salvaje es clave para poder avanzar, hacerlo, es ser humildes y acercarse a la alma mater de mater natura; no es mucho trabajo, sino más mente-cuerpo, trabajo y emoción con calidad de cultura que nos desborda y se la siente al interior; casi espontáneamente hay en armonías, cierta estabilidad paralela, corta y en buena medida serena, que se asienta tanto en lo real como en lo aparente, pero sirve; hace falta tener algún soporte de ‘normalidad’; pero si examinamos con cierto detenimiento, es temporal y siempre andamio provisional que se debe desmontar y volver a clavar; si no nos comunicamos con fidelidad y no reconocemos que la ciencia tiene grandes limitaciones y dificultades o carencia de serenidad y consecuencia firma o final, lo mismo que la filosofía o el arte; vemos que no hay ‘verdades absolutas’ que tienen la ceguera de la pasión afectiva o el sometimiento y se cree que no se muta, transforma o cambia.[7]
- ¿Cambio de civilización?
Estamos en ello, ¿es posible?, ¡cambio de civilización!; cada cambio o todos los cambios arden sobre su propio fuego o hielo y se hunden en sí mismos para expandirse como la ilusión de cada instante, que está y al mismo tiempo pasa; lo niegan pero está en lo que nace; en el hielo extremo quema tanto como el calor; lo mismo sucede en lo micro, como con el coronavirus, nace se reproduce y muere incluyendo a su anfitrión, receptor (COVID 19), como sucede en el macrocosmos a la especie humana, al ser tan pequeños, animales que nacen, se reproducen y mueren; los detalles en el mundo, según el contexto abrazan interactuando con todo lo que los rodea y son algo casi ‘fractal’, repiten como camino abierto; cada cambio es alegría, vida, dolor, mutación, sueños, consecuencia consciente o vacía, pertinencia y/o transparente fidelidad.[8]
Es verdad la percepción, que en las raíces del inconsciente tenemos elementos de animalidad viva, que afloran en momentos tristes o de supervivencia personal y colectiva, hoy también al resto de los animales; hoy hundidos hasta las cejas en el pantano de la manipulación actual y total, creyéndonos especiales, fuera de la naturaleza;[9] en Chile del 18 de octubre al protestar en contra de lo injusto los jóvenes se exponen a quedar ciegos, se vive y muere de modo brutal; los jóvenes[10] consideran tener derecho a un reclamo: ¡por su futuro!, por su seguridad y un respeto digno y lo que comprueba es que lo humano queda en el vacío, sin soporte, sin gravedad, sin respeto, sin justicia; lo único que importa es desde el futuro del(os) ‘negocio(s)’ reprimir, quedan las ganancias manchadas con dolor y sangre,[11] no nos pueden calmar;[12] se necesita tu aporte generoso, sereno, solvente a la sociedad con el apoyo de las universidades.[13] La rama del árbol, inventa giros y retornos, se estira o encoge para crecer, sostenerse, ver al sol y dar frutos; lo mismo la raíz de la planta parece meditar y cobrar fuerza para continuar, atarse como la ola al mar, abraza a lo otro que la rodea, piedras, dulce, agua, sal, seres, arenas; es su forma de existir, así la naturaleza fluye, parece reflejo de estrellas, parpadeo azul; sonido del cosmos en que navegas, que cruza tu cuerpo, es la realidad; rizoma que brota, crece, se retuerce o avanza libre entre obstáculos y contradicciones, cada cual tiene sus recursos, fuerzas, resistencia, habilidades, debilidades y fortalezas.[14]
La reacción actual de la vanguardia del ‘despertar’ no está centrada en lo racional sino más en lo emocional y parte de la solución es rescatar acercamientos a lo ético utópico humano, a través de rescatar, fortalecer y expandir la ‘energía estética’ con amor y dignidad desde y en los espacios públicos;[15] que tiene tonalidades, hipótesis, respuestas posibles, alternativas y la casualidad que ayuda a todo desarrollo y a la diversidad; la especie humana, con tanta frondosidad y cerca de elementos de belleza, seres y procesos complejos de la naturaleza, debe ‘despertar’, quizá eso represente el cambio de civilización del que ya se habla.
- Interno.
Cada acto, cada acción, ¡transforma!, afecta a lo externo o/y transforma lo interno, muchas veces, de modo casi imperceptible, está en los hechos, se acumula, corresponde abrir el enfoque, ver la contradicción abierta, latente y saber que hay otra u otras, relativamente ocultas, que incide en las opciones, alternativas, oportunidades que se dan; con el azar se completa la riqueza de la gestación constante de lo nuevo; todo se enlaza, muchos pueblos consideran que tienen nexos directos y reales con seres y cosas, interdependencias, intercambio y fuerzas que actúan de modo original, sutil o distinto; son experiencias y puntos de vista que deben considerarse con respeto, minuciosidad y responsabilidad transparente, genuina; cada edad con sus detalles: los jóvenes se sienten eternos y así seguros, los ancianos cerca de cierta armonía, los maduros se creen imprescindibles y llamados a concentrar el poder.[16]
No estamos lejos de la naturaleza (Mater Natura), pero si cada día nos están alejando de ella y de este modo alejando de nosotros mismos, es importante: el río como la verdad, baja o sube y ya no es, pasa, cambia, no retorna; a veces se esfuma, desaparece, se hace subterráneo; como las gotas de agua se hunden en el mar, para ser más grandes, no río, ser océano, no caverna ser toda la Tierra, nave viva, ‘esta es la gracia’, pero también somos cosmos.
En interacción sutil e intensa, cada segundo, como detalles dentro de la totalidad, la magnitud del presente se puede concentrar en un beso, la totalidad del detalle ‘a la prueba me remito, dice el dicho’ y el detalle que somos y no somos, es quizá siempre seguirá, esencial mientras dure.[17]
La percepción directa del ser vivo, de cada especie, en su contexto, con sus características, de cada individuo en concreto, también con sus particularidades y diferencias como diverso y parte de lo comunitario, constituyen la base de la diversidad, que es ‘extrema’ de la naturaleza; lo que se percibe, es interacción, interdependencia, enlaces, en desarrollo permanente; entre los humanos se entiende que la interacción es parte de la ‘cultura’, marcándose la diversidad de modo más evidente; pero también que somos parte de la naturaleza, del paisaje rural, de la ciudad y otros escenarios; cada cambio conecta y separa, reconoce similitudes y diferencias; así el pasado se conecta con el futuro, es parte de una inter-inmersión ‘natural y humana’, que debe ser analizada, sentida y fortalecida; es prioritario y se complementa con el impulso personal y el impulso colectivo para la conexión directa a lo ‘natural’.
El cambio se produce de modo práctico y feliz, concreto en lo personal, como la realidad misma.[18] Las posibilidades de enriquecimiento de la diversidad es constante y enorme, es fuente permanente de cambios, de aperturas y como explica Mandela, a veces en la vida, con el dolor o desde el, se puede producir un acercamiento a la realidad y al afecto o a las alegrías; pero es enriquecedor; eso lo experimentó; es poder vivir en el asombro, entender nada y todo; aprender sin condicionamientos; ver, conversar y compartir reflexiones que permitan sin tapujos escarbar alrededor en la duda y el error; analizar técnicamente cada detalle, ¡cualquiera!, puede ser nimio o loco, ¡simple o común!; siempre hay sorpresas; la duda sobre un sueño, sobre la intuición sugerida por la curva, del un río o en el aula; revisar y replantear tantas veces como sea necesario; esto puede ser en concreto, ‘bien común’ de cualquier vecino, participante o texto, un ‘alma mater de mater natura’. [19]
El cambio empieza en lo propio, en lo cercano, lo interno, lo que tenemos a mano, es lo decisivo; original e ineludible, algo que la educación debería priorizar: lo interno ligado a lo colectivo;[20] podría ser parte de una nueva “educación” y mejor, para toda la vida (ONU); quizá tarea permanente, personal, libre, histórica y creativa, auto-educación compartida, desde el simple trabajo en casa por pandemia, en silencio y en el rincón más oscuro o modesto que tengamos a mano; puede ser en familia, cada uno puede trabajar interiormente lo nuevo, con libertad, creatividad y con acciones pequeñas, sencillas, específicas; a la larga, con efectos cualitativos y cuantitativos, pero con claridad permanecer en el proceso cualitativo y problemas.[21]
- La tercera década del siglo XXI
La tercera década del siglo XXI arrastra un grave riesgo y una oportunidad, marca al período de transición hacia el cambio de civilización, puede durar década o incluso siglos, si nos auto-destruimos la “oportunidad” está en tanto la Pandemia 2020 nos logre ‘despertar’ en lo externo y en lo interno, los dos aspectos o mundos igualmente importantes;[22] en el desarrollo social, de la crítica, de las ideas, de las emociones, de las instituciones, organizaciones y la sociedad en su conjunto actúa, vibra y se transforma, ese despertar puede ser clave; el cambio supone está en transición de civilizaciones, que es muy grande pero a la distancia no es más ni superior al forcejeo del agua con la piedra, cuando desciende en la cordillera; es pez en contra corriente, kayak que requiere tiempo, entusiasmo, perseverancia, serenidad y mucho amor; como la arena se muele frente al mar; el cambio es un desafío, tenemos que ver los problemas, las oportunidades, adoptar opciones, definir objetivos, metas, identificar necesidades, estrategias, tácticas para organizar la acción inmediata, pero sobretodo responsabilidad afinada, entrenada, aplicada técnicamente, sin verdades previas o absolutas; ir una posible solución, ideal, en el instante, en la oportunidad de la pandemia; optar, decidir con energía estética y valor ético, superar errores.[23]
Alternativas, opciones y entre ello, aprender a conversar sobre cada situación concreta, que sea el punto de partida de lo nuevo, distinto; cambiar, compartir, forjar las pequeñas certezas y errores, en colectivo, es cambiar con dignidad el modo de ser, ser con respeto, con actitudes adecuadas, con continuidad, afectos y énfasis, con dignidad vamos al amor.[24]
El momento histórico actual es la ‘década de la dignidad,’ de ‘mutaciones sociales que se avecinan’, nuevos ‘modos de vida’, nuevos límites, valores, culturas, nuevas sensaciones, emociones, ética, estética. Se verá lo que se pueda crear, imaginar, los cambios concretos casi siempre superan la imaginación; hay visiones del futuro como la de Julio Verne o George Orwell; los más jóvenes del mundo, los quinceañeros, están manifestando sus preocupaciones y piden mirar el futuro de cerca, con sinceridad, identidad y concentración, con los que nacen, crecen y viven; la amenaza está, la sombra gigante de las malas y buenas ‘intenciones’ de los políticos, religiosos, educadores, militares y otros eruditos, son el mismo monigote; mientras tanto el futuro está abierto, el infinito también, tanto tema que se debe entender y cambiar, como la “estupidez de ego”, al extremo de que querer privatizar el agua;[25] es muy complejo, muy ambicioso, pero al mismo tiempo parece ser muy necesario, conversar, entender todo y cada detalle de auto-transformación debe ser elevado a cambio, transformación cualitativa.
- Alma mater social de mater natura
El desafío aprobado[26]: “alcanzar una educación superior (alma mater social) en todos los aspectos y para todos durante toda la vida”; que se supone incluye el cuidado el medio ambiente, de la salud, del agua es salvar a ‘mater natura’ e implica que poco a poco los ciudadanos sean el actor principal de la nueva sociedad humana; una ‘ciudadanía activa, libre, directa, humana y natural. ¿Cómo cumplir lo aprobado en la ONU?; la sugerencia es reconocer comparativamente que es la institución más solvente, de las que han creado la humanidad en todos los ámbitos, es la universidad, el alma mater puede ser el respaldo básico para la transición; potencialmente una universidad transformada con nueva educación superior, nuevos nexos con la ciudadanía y medio para sobrevivir con cierto éxito.
‘Alma Mater Social de Mater Natura’[27] transformada; las universidades podrían centrarse el aprendizaje alrededor de una acción académica conectada con la sociedad y al cuidado de la naturaleza, con eficacia, desinterés y voluntad o compromiso, ir en su conjunto a la transición de época o civilización; en procesos e investigaciones dedicados al desarrollo con una dosis importante de difusión; desde lo local a lo nacional e internacional, con lo ético, científico, filosófico, técnico y tecnológico; el cambio que se avecina, debe ser radical, puede tener o más bien diseñar o crear otras instancias, espacios, mecanismos o momentos de sensibilización y aprendizajes de posicionamiento de la vida que incluya la energía estética; lo paradójico: la educación que debe ser liberadora, se utiliza desde hace siglos (milenios) en el sometimiento y alienación de las personas.
Es indispensable que en la educación recupere su sentido con la participación plena de toda la sociedad y un buen nivel de manejo de la crítica, la auto-crítica, la inclusión de todos los seres incluso a personas no-humanas, con sensaciones y experiencias estéticas, éticas, libres y propias; mucho sentimiento, emociones, compromiso renovado y una constante ‘conversación confiable’, habitual, practicada por los interesados, en libertad y singularidad de cada uno/a, en o con consensos, que fluya hasta alcanzar nuevas dimensiones de la comunicación directa, sin intermediarios técnicos o de otro tipo; resolver con creatividad los laberintos personales, colectivos y culturales; destacar el tiempo emocional de los que nacen y se forman o de los que acarrean dolorosamente al pasado en la espalda; no enceguecerse con los destellos fugaces del mundo actual, relámpagos de la publicidad, del dinero, del poder, de la academia, de la violencia, del fanatismo, de verdades impuestas o el consumismo, que seguirá atentando el sentido del animal humano que somos, en el planeta Tierra; ver las opciones nuevas, con sus riesgos y asumirlos a fondo en la transición de civilizaciones, que parece venir.[28]
La llamada “catástrofe ultravioleta”[29] intenta explicar la radiación de un objeto negro, un tema de actualidad; la radiación oscura todavía no tiene respuestas y menos aún su difusión; la complejidad de la realidad es inconmensurable, su dinamismo es contradictorio; la emisión y recepción de energía, el desdoblamiento de la realidad o una existencia simultánea son ondas de gravedad o de tiempo; es, sentir, vivir, sin comprender; ni lo mínimo necesario, todo parece recuerdo, nace o ‘trasciende’ sin alterarse; las variaciones constantes son la diversidad, el devenir constante; otro aspecto del cambio, interconexiones y existencia con momentos de armonía, ruptura y serenidad.[30]
Ha llegado el momento que pueda transformarse radical y unitariamente al renovarse el Alma Mater Social; plataforma de encuentro o común de toda la sociedad en el futuro; convertir la cultura en costumbre y cotidianidad durante toda la vida; que las nuevas generaciones, personas, con alegría y crítica, como con el carnaval sudamericano en Uruguay, una crítica permanente compartida, con alegría y seriedad para que toda la sociedad mejore, fortalecer la crítica, el amor, la familia, la transparencia, consecuencia, fidelidad y capacidad de auto-corregir, con los jóvenes, llegar a la sociedad entera.[31]
Para mantener la sana costumbre de analizar críticamente la realidad, cada situación en particular y sus detalles, hay que tener a la imaginación en estado de alerta; sensibilidad objetiva y subjetiva; detectar aspectos ocultos por la sutileza de la energía o de la naturaleza; mantener un interés definido y sereno ante las emociones; pisar la tierra descalzos, la tierra húmeda, como conexión con la realidad, considerar los resultados obtenidos, las sensaciones, las investigaciones realizadas, la humedad o sequedad del contexto o del aire; estar en lo que sucede, lo que contamina, lo que se pierde o crece, gira o late; mantener opciones dignas en las ramas más secas en las que se ocultan los grillos, esas que no se agitan o callan e interiormente luchan; el olfato, el oído del jaguar, la visión del águila, la inteligencia del delfín o del elefante, junto al análisis químico, físico, del historiador o del artista de nuevo enfoque, compromiso y actitudes; que se sumen la visión de todas las personas, experiencias, sus criterios, sin agitar mucho las aguas, ver desde la educación superior convertida en ‘mana’ alimento y recurso de todos durante toda la vida es el cambio en este momento, algo muy serio, complejo; sería una nueva cara y cuerpo de lo que ahora entendemos como el Estado, puede ser clave.
Parece que primero y sobretodo, hay que lograr y fortalecer el conocimiento interno de cada uno/a, llegar a las amígdalas del cerebro, advertir los peligros, sentir primero en el corazón todo el fuego que encierra la síntesis del instante, con serenidad y valentía; el jaguar pisa suavemente, no quiebra la rama seca o resbala en contra de la piedra; se oculta, se confunde con las sombras o con el color que lo rodea; tiene la seguridad de que saltar sobre la presa, sea verdad concreta;[32] el cambio llega con resultados concretos, un ser permanece quieto cuando considera necesario, hasta poder avanzar de nuevo, en la dirección sentida, emocionalmente digna o correcta; se podría tomar la Plaza Pública y espacios parecidos se conviertan en propiedad de la Dignidad.
En la montaña el agua se acumula gota a gota, fluye, primero rodea los obstáculos, los carcome suavemente y los deriva, mientras a poca distancia aúlla lo que parece un lobo negro o rojo, canta la grulla, el zorzal, el quetzal o el grillo, si el grillo puede cantar, quizá lo sienten así; también se hunde entre las rocas, es como la realización de un programa más vasto que enfrenta peligros, obstáculos, ambición por alcanzar la ‘verdad’; tiene sus riesgos, obliga a detenerse en una pluma o frente al abismo actual y con serenidad, sentir la naturaleza, ser la naturaleza en sí; una grulla, una piedra, una semilla; aprenden a poner mucha atención en lo más modesto y superan las dificultades y obstáculos; a partir de ello, asegurar el éxito de lo pequeño o de un viaje a la luna o lo que sea lo pertinente, consecuente y digno que se presente, aunque sea solo de miel; todo y todos juntos existimos en interdependencia y al unir circunstancias la realidad cambia; mantiene el microsegundo del presente que percibe el corazón. Las personas sencillas tratan de entender lo que su corazón ya sabe, para vivir simplemente respira, amanece con luz natural y huele el paisaje; para sobrevivir la vorágine del instante actual supera, comparte con la reciprocidad con todo; el problema, es superar la calificación académica de: filosófico, psicológico, social, histórico, sociológico, político, de identidad, antropológico e ir algo nuevo emocional-integral.
- El cambio es inagotable
El cambio de hecho es inagotable, es la renovación y desarrollo constante de la realidad, va desde una aparente simpleza a lo complejo; el dinamismo manifiesta consistencia y fragilidad; lentitud y velocidad; el dinamismo se manifiesta en dualidad, en el campo del conocimiento científico hay certezas temporales y muchas dudas, oscila.[33] Para los humanos los cambios se manifiestan desde el nacimiento, en cada etapa de la vida;[34] es como la neblina ártica, vibra y vive, se la intuye al verla, se la siente y conmociona; se manifiesta en todo, en lo humano, en lo cósmico, en interconexión con el nosotros de la naturaleza (Mater Natura); la conciencia en cada uno/a, se hace el futuro.[35] La vida desde los órganos vitales, las venas, la sangre, respira por cada poro, en cada beso de amor, desde la alegría de esta vivo, ser ‘naturales’; los más jóvenes comparten sanamente su instante cargado de futuro, de optimismo, de inocencia y transparencia, ¡desde siempre!; desde que nacen y es inagotable esa energía vital de lo que nace; esto viene desde siempre, es simple; todo ser vivo viene y se va, desaparece y vuelve, en otro ser de la especie, el animal que nace, crece se enlaza con su predecesor y descendientes; el humano y todo lo animal nace, vuelve a morir y a nacer sucesivamente.[36]
Es la espiral del cuerpo andante y vuelve; somos un fragmento aislado y parte de la continuidad de lo natural; pero muchos seres parecen competir por auto-destruirse mutuamente, no hay ‘sintonía’ mínima; una comunicación digna, que abarque lo material, lo racional y lo subjetivo. Sintonía de dignidad, del despertar; las manos son manos y la emoción es emoción.[37]
La vida abre constantemente oportunidades es parte de la fertilidad, del crecimiento, de la salud, de la sabiduría; cruza abismos, desiertos, incendios o sequias; pero también construye, educa y trasciende; la vida, recorre, vibra con el amor y continúa en gestación, crece, se reproduce y muere; cada fragmento de vida, cada individuo es un posicionamiento temporal o parcial, en un contexto determinado, es la historia humana, en interrelación constante; un desarrollo afinado en dos direcciones, hacia dentro de la vida y hacia el exterior; es grande porque se inicia en lo pequeño;[38] desde el embrión la vida es práctica; se la vive, nos habita, en el detalle, en la complejidad, en el instante.[39]
El cambio establece diferencias, singularidades, contrastes y convergencias; en esencia tiende a la diversidad, es su medio, el animal humano no esta a la deriva, ¡levantar la dignidad es despertar!, tiene el sentido; cuando nos empujen con los mensajes digitales o las redes al robotizar los reflejos sociales con discursos cibernéticamente manipulados, se debe despertar de la avalancha de información parcial, del smog, la contaminación; para iniciar la deconstrucción, hace falta que la crítica se amplíe, las investigaciones, la exploración, los intercambios, el año 2019 con el 2020, dejan un mensaje evidente.[40]
Tener acercamiento a la vida, sentir intensamente lo que es estar vivos; hallar en las palabras resonancias de las propias emociones; aprender a ver y a respirar, reír como los más jóvenes, dejar que los ojos hablen, sentir el fuego de vida, la consistencia que revoca la propia cojera del cuerpo y de la mente, de la sangre, de cualquier célula; entrar en la naturaleza, tener con ello una catarsis al estar con la hembra madre de todo; para volver a nacer más allá de lo vivido y pensado; lo que importa es comenzar, con acciones simples y directas; fusionar lo subjetivo y lo racional, lo objetivo con lo emocional; unir el sentido, lo animal con lo racional y lo subjetivo con honestidad, en seco y a raya.
- El ‘Despertar’
Vayamos a cada día con curiosidad; miremos con más atención y sensibilidad emocional lo que nos rodea; es necesario vivir la vida y la muerte con la misma alegría y pena; despertar en el acierto y acercarse al error con entusiasmo y a-prender una vida que podamos corregir a diario. Los más jóvenes con la espontaneidad de su inocencia sugieren que se puede hallar una cordillera en el mar, obvio y evidente ¡que la verdad está en el corazón y en la naturaleza!, que ‘despertar’ sea para los niños jugar riendo. Es el caso, el 2020 vivimos, es despertar, tener la oportunidad en las calles de una pequeña o de gran ciudad, como llamado consciente de cada uno/a a todos.
Pero por ahora vemos y sentimos el peso de los pesados lastres de la historia; errores a superar; tradición lúgubre y forzada, impune del error; tenemos oportunidad de ser ‘un guerrero de paz’, considerando tradiciones ancestrales de América, del sentido de tener voluntad, coherencia, sinceridad, responsabilidad con la vida desde el plano interno, superar los propios rasguños y rugidos; hoy es poder despertar de la pandemia mental o pesadilla global, en la que vivimos atrapados por la usura extrema institucionalidad y global; es lo que se evidencia con el “coronavirus 19”, que nos abruma; en la cotidianidad de cada día; incluso se gesta la gran crisis económica también a nivel global; la lucha será intensa con el vacío, el miedo, el egoísmo, la violencia, todo anudado para la guerra y la adicción al ego; compulsiva, intensa, vemos a cada instante en solitario, la intensidad de lo colectivo; la respiración, los sentidos, las emociones están alertas; poder ‘catarlas’[41] en este cuerpo pequeño que tenemos, la pequeña dimensión cuántica de los ojos, del cerebro, de las virtudes, lo mismo que los defectos; es alegría, no son solo palabras; es un señalamiento preciso de una posible ruta que permanezca abierta: la superación personal de la fragilidad desde lo interno, desde el modo de vida, implica un posible ‘cambio de civilización’; quizá parte de ese ‘despertar con dignidad como bien común’;[42] ¡corregir, cooperar, darse!, algo que no termina nunca y en lo profundo es tener aire libre, una aurora boreal como alimento, un acercamiento seguro a lo simple y natural que somos;[43] colocar ese supuesto o desafiante despertar como eje de una lucha interna y personal en la ‘tercera década’, en la inmensidad del instante inmediato: ‘dignidad con amor’ entre tanto falso y tanto engaño;[44] entrar de lleno en la profunda estabilidad de la transformación; valga el énfasis, cada uno/a ¡con los otros!, entrar en la dinámica del cambio que dialécticamente es ‘lo estable’; el planeta, entra de lleno a la tercera década, con pié firme: la gran pandemia; es adherirse brutalmente a ‘mater natura’, ver de modo directo lo pequeños que somos y lo desorientados que estamos a nivel social; el llamado es cómo a través del ‘alma mater’ del conocimiento, sumar sentimiento, ética, lo estético y se llene la vida futura desde el presente. El “guerrero interno que mencionan los pueblos antiguos de América, ya no tiene guerra externa”, su lucha parece llegar a ser esencialmente interna; metas claras, pequeñas, mínimas, concretas, cotidianas y lo clave que se debe tratar de cumplir; es un crecer con dignidad, con respeto; en lo cercano, para sí mismo y los otros; el despertar es un amar en medio del incendio, un escuchar el crecimiento de los árboles y entre las hojas alcanzar a ver el polen que lanzan las flores hacia la primavera;[45] que también la tenemos en nosotros, en la fragilidad del instante; dentro, empieza y termina en la constante lucha interna y armonía de la opción, lo receptivo, fértil, lo que fluye, como la emoción en la sangre, por la tierra, el agua, la savia de las plantas, la mirada del animal, en sus fauces o detalles, en el plato que comemos diariamente, está el instante de cambio; incluso en la lava de los volcanes, en sus piedras negras que caen lo está; en el fuero interno, en sentir los alcances que vibran amplia y profundamente en la palabra ¡cambio!
Despertar es un instante de fragilidad y al mismo tiempo de consistencia, intensidad y cimientos; es tener continuidad, complementar la apertura de cambio, crecimiento y mutación. Este despertar social no se detiene; mucho se reflexiona, se investiga; hay personas que siguen dogmas ciegos, valores confundidos, negocios falsos, teorías de élites; mediciones, predicciones que son aproximaciones; la lucha es diaria, es ir a las raíces, abrir espacios de amor, inducir cambio de actitudes, reunirse para el encuentro y para el diálogo personal, íntimo y en colectividad; parece ser un proceso que asciende; pero las contradicciones no ceden fácil; la palabra se acerca de puntillas, danza, trota y trepa en la diversidad del mundo y de ese modo se prende al paisaje; con determinadas sensaciones, emociones y actitudes, las personas surgen, en una calle, en un barrio, en una escuela; el ser humano común apoya iniciativas concretas de acción y cambio.[46]
Para despertar este momento crucial parece que se necesita analizar la historia de la lluvia, esa que suena apagada por la soledad aparente de la noche, para abrazar la pequeña pantalla que te aparta del embrujo de la vida y de la naturaleza; es el contacto con la vida intenso y directo, pero se lo pierde; el problema decisivo late en medio del caos, al abrir aperturas, nuevas referencias, nuevas actitudes, confianza, el despliegue de una dignidad responsable; la vida como significante, significado, enlace, lo que crece.
- Percepción
Mira a tu planeta del mismo modo que ves a tu hijo dormido entre tus brazos, con cariño; mira que todo lo escrito arde en medio de la noche, en tu fuego interior; como el amor enciende su orilla con viejos lamidos y bramidos; entra al retorno vital del fuego, al vestigio vivo del instante; es exhortación, lo tienes en las manos, alas, carpas, ponchos, sombreros, auras, gritos migrantes, despedidas; la percepción de ti mismo depende de cambios que se avecinan, cambios que llegan y se van, así se alcanza y se deja la vida que ¡tanto amamos! Mira, no calles, no te detengas, camina, abre el corazón a ciencia cierta y palpa la piel de la tierra, la voz del aire, sube al árbol, siente el lamido del agua, la sonrisa que arrastra cada ola. El sol del frío, ese volcán sentencioso que se prende cuando llega el magma; se hunde en gritos humanos, clama de cada persona la reconstrucción sobreviviente; en el interior del terremoto puedes empuñar hombro a hombro el optimismo; reclamar la amenaza de un absurdo sin luna, homo a la deriva, animal con armas de destrucción masiva. Miedo como enfermedad colectiva; es necesario que cada uno y cada una sane por sí mismo, revise, sane y respire con serenidad.
El contacto con la naturaleza exalta todo; parte de la percepción de cada uno; en original cada especie y cada individuo, es algo que se siente y/o construye; ¡se descubre y se crea!; para los animales humanos es tarea y privilegio, se fortalece por cada uno en la intimidad con el colectivo cerca; con el equipo de trabajo, la familia, comunidad, proyecto y priorizar la condición natural de la especie; tener la directa, libre, afinada, social la ‘inmersión’, el ¡estar dentro!
Afinar la percepción que tenemos, acudir a la crítica; cada cual según le parezca, con autonomía rescatar la propia percepción, sensibilidad y sugerencia(s); afinar, priorizar las experiencias propias, desde la diversidad, con autenticidad y consecuencia; cada emoción sentida, original, se comparta, se converse; es un desafío complicado, lleno de circunstancias concretas, trampas, seducciones, errores y aciertos; sectarismo, falta de crítica, individualismo; hallar formas de enlazar pequeños avances, estrategias, tácticas; capacidad de síntesis; para poder enfrentar la actual crisis, es lo urgente, en un enlace con los otros, con la naturaleza, con el despertar de la dignidad.
Como especie animal y más que nunca, se debe considerar el modo de percibir cada uno/a, a diario, con la tremenda manipulación política, tecnológica y cibernética; ver el coronavirus global; algunos sostienen que se trata de un experimento in-humano, parte de la ‘usura global permanente’, demasiado fuego esta ‘en juego’; en el actual desarrollo, hay distancias, todo está cerca y la naturaleza se aleja, si intencionalmente, cada vez más lejos; se lo puede sentir, comprobar, proyectar; ajustarse a los hechos; ¿hay verdaderas mutaciones en el actual desarrollo humano?; si cada cambio viene desde atrás acumulando errores y se enlaza al futuro que cargamos en el entusiasmo del corazón.
Somos un fragmento animal que tropieza con su propio ego; un ser que forma parte de un planeta vivo que se traslada por el cosmos a gran velocidad; paralelamente a la tragedia que se describe a diario con la pandemia, tenemos oportunidad de volver a ser naturaleza, ‘madre-nave-viva’; sentir con intensidad, escuchar su velocidad y profundidad su cambio, presente que existe y desaparece, posible nueva ‘civilización’, parece decisivo y suena como el jazz; cada ser humano necesita ubicarse, sentir que es ‘parte del mundo nuevo’, bailar el hecho concreto, alcanzar armonía, equilibrio; sustentar la fragilidad del instante con amor y crítica, para dar o tener con ello seguridad y sentido.[47]
Desde otro ángulo con la metáfora anclar la nave, retornar al mundo, reciben a todos los seres vivos con los brazos abiertos, enroscar en el propio vientre la continuidad de ser padres, madres, hijos, naturaleza; naturales, animales humanos con las personas no humanas entrar en el afecto; no es una ofensa; que se detenga la palabra, la idea, las preocupaciones y los miedos; atención, interés y prioridad de una nueva educación: vivencia, emoción, sentimiento, acierto; cada niño en el mundo sin ninguna exclusión se acerque a lo vivo; arreglar el desastre de siglos y milenios dominados por becerros equivocados, de oro, pero la mayoría muy enfermos; es el momento, ¡prácticas!, con debilidades, errores y la transparencia de la felicidad de la confianza y los detalles; ser familias, comunidades, ayllus con hombres y mujeres que aceptan y cumplen, compromisos, tareas, beneficios, mingas con ‘murgas’ y pampa-mesa para todos.
Tener una percepción original, directa y libre es indispensable, tener continuidad intergeneracional, solvencia, identidad de historia; ¡tanto!, el ‘cambio de civilización’ que ya esperamos, debe ser ‘humano’, estable y tener capacidad de ser “resistencia e inmersión real de la pandemia del cambio”.
Cada especie viva necesita concreción espacial, temporal; estar y ser parte de interdependencias, contradicciones, cambios, mutaciones; todo animal tiene su presencia, en movimiento; toda especie vive en su contexto y con los cambios: aire, agua, alimento, congéneres, continuidad, comunicación, incomunicación y recuperación constante; así la estabilidad de lo humano también es complementaria e indisoluble, estable y dinámica, en permanente cambio y sorpresa; en consolidación ¡la contradicción gira!, el pez más grande del océano es mamífero; podemos siempre investigar caminos, avances, retrocesos; todo chasquido de vida se funde al mundo, se integra, es parte; en algunos casos interpreta, parece que ¡al final de túnel, se puede ver una señal!; es diversidad por apertura; enlaces, cambios, todo flota, como trozo a la deriva, balsa o pluma; un “kayak vida”, es decir, vamos, descendemos a toda velocidad hacia el sentido, arrastrados por el agua (cambio climático) en peligro real y emocional; estar alertas a los detalles y capacitados a responder adecuadamente a cada uno de los cambios; el estar en tierra, no se recicla, contamina en exceso, pasa, con humedad se ata a la cadena o espiral que vuelve de la vida con la muerte y fuerza; el eslabón de plata perdido, ta-agua al final de túnel y duro canta detrás de la neblina, una voz, una figura, un canto que es Carnaval en Oruro, en Montevideo o en Brasilia; despertemos la dignidad humana, cuidarla como una pequeña planta que crece, se reproduce y aumenta y es paisaje.
Lo espiritual de lo humano y el aliento vital al respirar van unidos, son lo mismo, es simple y complejo, ser y sentir, ser ‘naturales’; es ver que la vertical de la esquina es redonda y la pequeña curva, la inmensidad que habita la naturaleza; en cada latido, en cada mirada; la luna tiene ojos, corazón y boca, mira pasar la neblina cerca, resbala como la muerte o el agua, parece que se va, saca su sombrero y saluda al llegar, porque vuelve; sabe que no es muerte ni viento, es reflejo; oculta sus pequeñas virtudes en el detalle y dentro de ella, todas sus pisadas, lleva la energía vital que dobla cerros y alumbra arboledas entre las hojas caídas de un sauce;[48] todo se aprende; la luna ama al pueblo y la virtud no es un simple detalle o sombra y se convierte en ‘serpiente emplumada’, es algo más.
Todos somos dos veces peregrinos, en barcos sin remos, rutas sin timón y con caleidoscopio ciego, no ve las estrellas ni tiene el tacto digital actual que enceguece; el viento recorre sin entrañas el interior del cuerpo, la fuerza del tiempo se despoja al cuerpo, la ingravidez titubea y la noche ‘con sus siete lunas y sus siete serpientes’,[49] queda al borde del silencio que nos rodea, parece materia oscura. Somos simultáneamente mineros de barro, hierro, oro, plata, carbón, letras, color y sabor; enterrados en el silencio del frío batiendo escobas como palas y piedras como dinamita, en el recodo del camino el orificio crece y se expande desde el corazón, es herida occipital. Quién es quién para saber o escuchar viejas pisadas, que resuenan como fantasmas por caminos que van por altas montañas, por el corazón del olvido y nunca dejan de caminar; quién sabe de quien es o tiene que dar el primer paso sin caer o volver atrás. Las cosas simples nos sorprenden, dos orillas: no inicio, el fin, la no destrucción; ¿es posible una ‘nueva civilización, revolución o cambio?; nada concluye al borde del paisaje que sigue extendiéndose al avanzar a través del cosmos y cambia; las consideraciones ocultas de la especie humana bajan en sesgo, trenzan el futuro con recuerdos; enmohecen con caricias al intentar retener cada momento, remontan y cavan el surco con polémica, en la orilla del mar, en plena cordillera, fijan perspectiva, pero hay detalles que resulta interesante destacar: algunas culturas valoran mucho el encuentro intergeneracional de los más viejos con los más jóvenes, hoy puede ser parte del desafío para el cambio: que ese encuentro intergeneracional sea permanente y sea una voz solvente para toda la sociedad.
[1] El cambio es inicio y fin; punto de partida y meta, lo nuevo y lo anterior; el cambio envuelve, abraza, separa, sucede, es y deja de ser, al mismo tiempo, un futuro potencial y un pasado incorporados a nosotros, al presente; el cambio puede ser rápido y al mismo tiempo pausado o muy lento, con ‘todo el tiempo del mundo’; el cambio es único, estable, amplio, definitivo y provisional; el cambio fija, determina un espacio y tiempo; hace ‘posible’ la existencia, ubica en lo que llamamos tiempo; presencia que transcurre, es onda, ola, gravedad, que no entendemos; circunstancias y sustancia, es decir, se cumple aquello de que el tiempo es relativo, no muy transparente por el cambio; pero que hace posible ser colectivos con individualidad y felices, serenos, consecuentes.
[2] Para reforzar lo que se cree, el es o no es, está, es complejo; hay una continuidad genética que es estable, sutil pero estable, puede parecer ascendente o descendente o serlo en el detalle de la totalidad y ambos ‘aspectos’ al mismo tiempo, se enlazan en armonía o se enredan en la miopía, todo hecho es complejo, simultáneo, contradictorio, único; en constante transformación; parece repetirse; sin embargo, y ojo, cada caso, es un hecho es distinto, único, irreversible e impredecible; cada detalle se mantiene a plenitud interrelacionándose; avanza como ‘el presente estable’, que parece que no cambia, pero fluye, crece o se desmorona; se reproduce o nace; poco a poco y de pronto y al mismo tiempo, acumula condiciones para sentir y hacer posible el salto de calidad o renacimiento radical de algo nuevo.
[3] Se debe llegar a nuevas prácticas; es momento de re-inmersión natural y humana en la energía estética que también se esconde en una flor, en un paisaje o en un atardecer del sol; al mismo tiempo tener en cuenta la velocidad de la Tierra alrededor del sol, somete o libera.
[4] El complejo y dinámico tejido de las interacciones, intenciones u oportunidades; de tantas, conocidas o desconocidas; hechos, seres, cosas, emociones, respiraciones, dimensiones; ¡un todo que es y del que somos parte!; en el imaginario que logramos construir no está todo y lo debemos aceptar; el enlace mental intergeneracional, inter-racional y emotivo, es de acumulación y continuidad, con recuerdos, tradiciones, culturas, tesoro de todos; hoy, con los registros digitales, absorbe la pantalla, anula el aire, el amor y el golpe de la muerte prematura, se desarrolla, renueva, dejar lo humano y lo natural es morir con mucha anticipación.
[5] Quetzal, ave latinoamericana de hermoso plumaje y una cola muy larga que aún recorre en nuestro corazón verde y serpiente.
[6] La transitoriedad de un rayo de luz en la oscuridad, es como una gota de agua en el desierto o en el mar; tiempo presente-instante, detalle, oportunidad que cambia, engrana factores, conecta personas, articula procesos con energía estética emocional; instante-presente, se mantiene y no, naturaleza del animal humano que no es humano ni animal; no se reconoce animal, solo se reconoce como ego-humano y con lo que hace ¡se pierde!, no reconoce la existencia de los otros, personas no humanas en el mar y sobre la tierra (India ya reconoce).
[7] El mamífero humano con lo cultural-social, cambia de modo más rápido, arrastra el riesgo de la auto-destrucción; es auto-educado porque lo hace, con lo educativo se pierde, quiere dominar al otro; saltos, errores, rupturas, muerte, aciertos, perseverancia, se re-produce, con guión, en lo simple, en lo complejo, en lo íntimo, en lo interno, intenso, personal; es cambio de civilización, deconstrucción, post-político, del modo que acierta Hesse: “…todos nosotros, cada uno en su esfera, hemos de procurar rejuvenecer, reformar nuestro tiempo y nuestro entorno, para que madure una nueva cultura…”, no es poesía, es filosofía transparente que busca su propias conexiones, ¡natural!
[8] Puede dejar rastros en los rostros, en los pisos, en los caminos o en la mente; en la memoria o en el corazón; pero el tiempo trasciende; quizá, todos se posesionan y se disuelven con el tiempo; hoy, vemos ¡al medio ambiente, parece un ser colectivo que se hunde, un ser vivo que poco a poco muere!, ¿poesía en el inconsciente colectivo o realidad, incluso en lo salvaje de la vida, quejidos, incendios repentinos y erupciones cubren el pavimento de las mentes y a nosotros?; quedan en el recuerdo los animales muertos, koalas, canguros o aves; lo que somos, parecemos habitantes de Pompeya, cubiertos de ceniza del 2019, Australia, Brasil, Siberia; los corazones que buscan consolidarse y despertar con ¡dignidad! Sienten que el amor y la dignidad llaman.
[9] La curva de la ola recorre al pez, vuelve en lo que parece espuma final, se desvanece en la playa; la piedra pesa desde la conquista del mundo y su coloniaje; en el silencio el olvido de las masacres y expropiaciones resbala; la voz calla y los sueños despiertan, es la dignidad; nada ocupa un espacio concreto en el dominio, todo cambia; el ‘saber’ es confuso, lo mismo el tiempo, lo religioso y la muerte; la curva del migrante es la tristeza y el sufrido secreto de la muerte, esa que se inclina hacia delante y hacia atrás, se parte; nada queda en lo inaparente de lo solitario de la obsesión, ni el ego.
[10] Los jóvenes demandan definir de inmediato un futuro distinto, una práctica social corregida, afinada y sustentable, que avale la confianza mutua, la reciprocidad, lo ético, el ‘sentido de lo humano’ etcétera. Lo que se considere, sin absolutos o verdades preconcebidas.
[11] Se manipula a la sociedad con seducción, publicidad, ideología estatal, violencia y miedo; el consumismo exacerbado y la destrucción del planeta.
[12] Si, por un momento, volvemos a la crisis que nos agobia, grave, global y cotidiana crisis, que nos enreda y complejiza más y más la vida, con el manoseo de empresarios, de las redes financieras, de las mafias del consumismo, de las fronteras sin sentido; todo es relativo; las instituciones caducas, sin solvencia; la situación es ‘mortal’; se busca de la desconfianza mutua; se propaga lo falso como verdad, con insistencia; es un problema que debe ser asumido con serenidad; ¡alma mater de la sociedad!, las universidades el ‘bien común’ que nos queda; las nuevas generaciones sienten el problema, tienen heridas profundas de inconsecuencia, de engaño, no se los escucha; la publicidad sigue enfermando la salud mental de las personas, la educación, la militarización extrema, crean pretextos; están creando un mundo vacío y tenebroso, que se apropia de todo, es un fluido negativo y destructivo que no se detiene.
[13] Ninguna experiencia humana tiene tanta solvencia, recursos adecuados, métodos, cooperación, claridad; es verdad que existen diversas visiones y prácticas; las universidades existen; el balance normal es positivo; son como los ríos, bajan, fertilizan, mojan, riegan; la claridad de las investigaciones científicas de las universidades hacen que estén ligadas a la mater natura, es lo decisivo.
[14] Hay interpretaciones que confunden porque callan ante el error o la injusticia, predominan sus intereses, pero lo esencial es que puede cambiar fácilmente; las enseñanzas y experiencias que se dan en las universidades enriquecen, mucho más si están al alcance de todos; la tesis es que las universidades al transformarse pueden ser aliados o claves en la construcción de una nueva sociedad y un nuevo humanismo o como se lo llame y conciba, con una característica: ligar todo a la naturaleza, la mater natura, con mayúsculas.
[15] Si la dignidad es primero interna y si estamos en un ‘cambio de civilización’, que es colectivo, lo ético atraviesa todo, es una transición, etapa que requiere andamios, puntos de apoyo, señales, medidas, referencias, ciertos principios aunque sean provisionales, pruebas tentativas, teorías, métodos al alcance de todos; en manos de todo ser humano que tenga interés o preocupación; debe llegar la oportunidad de participar creando, dinamizar y ofrecer cada uno su propia experiencia; sensaciones, emociones, errores, aciertos, alegrías, en una palabra: ¡vida!; partir de la crítica, de rupturas enriquecedoras, del devenir de cada día, de cada persona; la pandemia parece provoca ‘el despertar’.
[16] El cambio civilizatorio puede ser oportunidad de participación, esfuerzo de cada uno/a, acertarse a uno mismo, ir desde lo interno y por ruta, coherencia, dignidad y ¡despertar!, propios; que existan espacios de largos conversatorios ligados con la convivencia, con la creación estética cotidiana, el trabajo personal, incluyendo de modo original y consecuente el análisis de los errores y caídas particulares, personales en el contexto, incluyendo lo natural y cultural; es un cambio enorme, complejo e impredecible; puede darse o no, en la tercera década de este siglo XXI (2021-2030); empezar lo cercano, ¡abrir los ojos, con conciencia!, estrategias propias, acciones mínimas, cambios en los detalles, en lo cotidiano, sencillo, directo, cercano; por ejemplo, ¡re-acercarse a lo natural!, iniciar un avance simple, temporal, pequeño, débil, pero crucial, ‘natural’.
[17] Sabemos, que es un momento decisivo, un punto de partida, aprendizaje intenso y distinto; de crítica, donde sea, en el barrio, la familia, con el vecino ‘distante’ o cercano; con el pequeño avance, con la visión crítica, abierta, participativa, recíproca, creativa, sin nuevos disfraces y sin enredarse con las olas el mar o sus caracolas, pero la vida transparente sigue, con contradicciones, dualidades, dificultades tiene la oportunidad de cambio con dignidad.
[18] Apostar a la emoción, honestidad y a la naturaleza, encierra perseverancia, transparencia, compromiso; es respuesta a lo que amenaza al agua, a los humanos, a los seres vivos, ese lodazal de plástico en medio del océano del consumismo, en los ríos; ese tsunami actual de inconsecuencia y global, es la crisis, es el consumismo que ahoga a la ‘naturaleza humana’; desde la infancia hemos estado ‘sometidos’, es una realidad muy cruda, no hay límites, pero si podemos tener pequeñas metas, afectivas, éticas y estéticas; la vida es una aproximación a la espiral constante del cosmos; los enlaces, el azar, lo previsto y lo inesperado, se funden y se confunden; desde lo pequeño y en medio de interacciones que constituyen lo grande; lo simple en lo complejo y lo contrario, en fractal; a veces parecen luces de bengala, que se encienden muy alto, quetzales y en otras serpientes emplumadas que se arrastran. Potenciar esa percepción subjetiva de América, esas emociones colectivas y la conexión con la naturaleza, junto a una reflexión crítica con los otros de lo actual, es avanzar; conversar mucho, pero mucho, sentir más y más, crear soberanía; revisar, criticar, dudar, para cambiar, sentir ser naturaleza y exaltar la condición humana.
[19] A luz de madrugada, la cordillera es desierto, queda en medio mar, no es detalle, es fundamental en el sueño; y, en una calle o cancha deportiva abierta, ¿no importa qué?; vivir es hacerlo como desafío personal, ¡íntimo!, de todos los días; tener dignidad, lo que buenamente puedas, pero con dignidad, ¡mierda!; buscar el yo distinto, de una vez, auténtico, enlazado a los otros y al medio natural, en que nacimos, eureka es la única verdad; ¡un no!, es exaltar el ego, el ego individual, claro o ¿qué somos desde abajo?, entre los que nos conocemos, somos, ¡promueve h! es el sistema; ir a lo interno, distinto, desde abajo, desde la naturaleza, es la nueva civilización; ¡cachay!, desde dentro, desde la ‘mater natura’, que los otros sean familiares, amigos, compañeros o vecinos, de modo simple, sencillo y sereno, semejantes, pero en intenso; vale insistir, en lo cotidiano, concreto y sencillo, la firme: ¡dignidad!
[20] La conversación abierta debe saber escuchar, el que nace debe aprender a morir, empezar por lo último en lo íntimo e interno, para luego poder explicar; saber llegar a lo que dice el aguacero, el viento, la poesía en el mar y el amor, en tus ojos, libertad; pero las experiencias se cruzan, se comparten y eso permite a las nuevas generaciones ser capaces de ser ellos mismos, con su sensibilidad, inocencia, ideas, consecuencia, errores; con sus propias conexiones con la madre naturaleza, ¡cada uno con su cada uno, aprender con h!
[21] ¡Todo se hunde, se fabrican desechables; se manipula genéticamente: frutas, genes, educación, noticias; la no-inteligencia de la manipulación es más pura y global (COVID 19), nos hace PRE hu-mansos, todo se quiebra, los pájaros vomitan la sangre de sus semejantes mueren, muertes sobre muerte, niños migran, son niños soldados, mercancías al postor; la escalera se extingue, todo es confuso, un círculo concéntrico de cadáveres, tumultos ciegos, teléfonos sonsos, doblan sus espaldas ante los pequeños aviones rasantes, drones absurdos. Calamidad universal, no te detengas ante el miedo, despierta.
Todo viene en indumentaria transeúnte, con mascarilla y guantes como nos dice el viejo Simón-Samuel en tono profundo; todo gira y cambia; siempre es oportunidad que viene en traza estrafalaria de argonauta, de sentir y saber que la felicidad alcanza. La vida late, incluso, en las sombras más profundas de la mina o del cosmos; el amor que aflora por el aire saca su cabeza en el vaivén de los opuestos, reconstruye el día con siglos de alegría, salta, conecta y construye, en el ‘gran natural’ somos simplemente animales de ‘ego’; tu respiración te retiene entre los árboles: es el sentido de la vida que late.
[22] Como el fluido volcánico arde y se filtra entre las rocas como los rizomas, abren fauces superficiales para convertirse en caverna y quebrar las rocas más duras y sumergirlas más, el cambio de civilización es como el fuego interno de la Tierra, flama, magma, escoria, metal, circulación de la sangre, del agua, de la savia o del calor; se transforma en playa, ceniza, poema; en las profundidades del tiempo se forman complejas espirales que se expanden y que se deben enfrentar.
[23] Establecer consciente y sistemáticamente una constante de crítica, como elemento cotidiano, habitual y simple, del día a día; que ojalá sea algo aceptado e incorporado al modo de ser de las personas; que ‘se haga costumbre’, tener una comprensión de que somos capaces emocionalmente de generar energía estética; ¿será posible cambiar con libertad, perfeccionar y afinar con participación ciudadana?
[24] La intensidad de la década que preocupa o se menciona, define la alternativa de aceptar o rechazar el control, la anestesia o pérdida de la sensibilidad, estar bajo los drones, las cámaras, las pantallas, la corrupción, del dinero; rechazar o aceptar es la opción que imponen sin piedad ni límites, en todas las formas posibles y a todos los sectores, niveles, regiones sociales, seres, porque hasta al resto de los animales lo imponen igual, muchos viven prácticamente maniatados; ante esto un ¡basta!, es posible; o no basta, es decir, no es suficiente, protestar, avanzar cada día un milímetro más; Chile se dice: ‘¡no son treinta pesos son treinta años!’; más allá de Chile, se dice: son quinientos años o son milenios; pero el consumismo destruye aceleradamente al planeta, no se detiene, mata a los animales por hambre o entretenimiento; ¿corresponde cambiar, cambiarlo?, empezar el cambio propio, de cada uno/a con honestidad, emoción, consecuencia. La tercera década es un momento inmenso en pequeño planeta perdido en el espacio y en lo que entendemos como tiempo, no entenderemos, quedemos en lo que sí.
[25] Es lo que se debe superar, ¡parece simple!, pero no, la naturaleza del cambio y del instante no permite que los cambios profundos sean fáciles; no se puede comprender tanta estupidez; la complejidad del abismo es lo contrario de la simplicidad; el instante pequeño no se detiene; la indiferencia impuesta, aprendida, vendida; no se la puede destapar fácilmente; despertar con dignidad es la clave de la tercera década del primer siglo del tercer milenio; si se la mira desde otro ángulo o con atención se ve que flota en la cotidianidad el cambio; cambio-mutación de civilizaciones, peligro y oportunidad, posibilidad de de-construcción en reconstrucción profunda, transición quizá prolongada.
[26] ONU, UNESCO postula ‘educación superior para toda la vida’.
[27] AMSMN, para recuperar el sentido de la universidad, desde la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina 1918.
[28] Como ser vivo, vital, humano e histórico, es momento de reconocernos como animal humano en un pequeño planeta, casi perdido en el cosmos; la apuesta es ‘sentir las conexiones’ puede parecer fácil, pero que no lo es, son diversas sutiles y entrelazadas; es fundamental, conquistar con serenidad la equidad, el respeto y tener cierta claridad en primera persona, es decir, conocerse como para tener ese ejercicio de calma, serenidad, apertura, que Chile sintetiza como el despertar público de la dignidad, sea en el campo, en un barrio apartado de la gran ciudad o una comuna; hacerlo como ejercicio personal diario y compartido, por tanto también a través del otro(s); escalar en trabajo en equipo, de vecindad o deportivo; aprender a cuidar la dignidad.
[29] Distribución de energía de un cuerpo negro.
[30] El pasado llega a nosotros como información o resultado de las investigaciones científicas como bilogía o antropología; la complejidad es enorme, todo se une y se separa, interdependientes en la unidad, fluye en el presente, inmersos recíprocamente; la ciencia afirma que tenemos internamente cerebro reptil como el resto de animales en la naturaleza terrestre, marsupiales, simios, ciervos, aves; rastros de dinosaurios y reptiles; resulta sugerente la decisión recién tomada en la India de considerar ‘formalmente’ a algunos animales terrestres y marinos como ‘personas no humanas’; a simple vista, sutil o brutalmente la naturaleza nos acoge a todos y punto; lo misterioso en indescifrable es que la totalidad de exploraciones y errores en los que se mantiene latente en ¡cada detalle!, la diversidad y el cambio, en cada individuo, en cada fragmento de materia o de la energía
[31] Es urgente conversar mucho sobre la situación, la gestación y desarrollo de ese escenario con solvencia es necesario considerar el papel renovado de las universidades; resistir los efectos de los errores milenarios y corregir; ver lo propio y lo distinto, ver los modos de vivir diferentes y considerar su desarrollo, pensar en la felicidad y las perspectivas inmediatas y a futuro de todos; los errores nos cambian, también son oportunidad; lo mismo, los aciertos nos pueden cambiar o hacer creer que hemos llegado al éxito; procesos que pueden sumar millones de años, se vive y aprende; los variados modos de actuar, pensar o sentir permiten desarrollar un criterio crítico, de otro modo fácilmente engañan, distorsionan la realidad; hay un maltrato histórico al que hemos estado sometidos y arrastramos en cada uno de nosotros, aparte de que se nos impone a diario un modo de vida de modo forzado; en miles de años se impuso con dioses, castigos y cielos, mendigos, guerras, incluso en rincones apartados de nuestro hermoso planeta vivo.
[32] Si aprendemos sistemáticamente a mirar los detalles, lo pequeño, lo cercano, es estar en el camino, ser parte del paisaje, de la plaza pública, en la nueva dignidad popular, social, intercultural o como se la considere; es alcanzar al corazón de la conciencia y de los cambios; es entrar de lleno a la nueva universidad, abierta a todos, abierta; comprender que lo modesto encaja o armoniza con el resto, cercano o lejano; individualmente somos nada, al mismo tiempo, solo con objetividad y sin subjetividad estamos perdidos; es algo previsible y maduro, las situaciones positivas y las tristes pueden ser imprevistas, es necesario estar alertas, reconocer que la urgencia del cambio es constante, el instante sigue y hay adaptarse a ello, ‘tomar conciencia, hacerlo carne’; desde la nueva universidad fundida al resto de la sociedad y auto transformándose con alegría.
[33] El cambio se mantiene, es dinámico, desequilibrio y armónico; con ello, es oportunidad, el cambio es oportunidad; la vida tiene un árbol frondoso de preguntas; incluso de propuestas que se abren como la emoción o la flor es ‘árbol de vida’, instante, sentimiento, afecto, conocimiento, recuerdo; árbol de vida, lo básico, inagotable, fuente permanente, posible; fluye en el detalle, en ángulo recto y obtuso, el otro es ser, incluye sesgos del segundo y oscuros o débiles destellos de sol.
[34] Cada día algo se abre, se envuelve, cierra, enrosca, gira o cae, es el dinamismo permanente, así como la semilla crece y continua noche del día. La noche cósmica con fragmentos de luz que se enlazan, se funden y conforman la seda ambiental, como telón de fondo sobre la materia oscura, es la aurora boreal, con las oleadas de color que pasan en malabares y danzan.
[35] Uno con el otro, el nosotros mismos, con todo lo que nos rodea, parte del conjunto es algo sutil que a la distancia es la naturaleza, como nosotros mismos; tiene tonos azules y verdes azucarados como tus ojos, a la distancia parecen metáforas, la poesía y converge hacia un punto focal: ¡la vida!; la reciprocidad en armonía, se prende el cráter del volcán, se excitan el viento; todo es emoción en la vida, su fuego arrastra dudas y contradicciones, un suspiro de lo que somos y no comprendemos; termina y nace, natural, común, pobre, especial, constante, animal salvaje, con amor que asciende al debe ser, al amor que al de-construir, renace.
[36] Hechos, emociones, programas, etapas, interrelaciones, niveles de giro, mutaciones, apariencias, saltos o ¡cabriolas!; son unidad e interdependencia, diversidad y complejidad, juguetea con la simplicidad y goza, se regocija con lo que se dice o duda, piensa o siente; remueve las entrañas de los mitos y de las religiones, de las teorías científicas y de las pinceladas del arte; es la magia de la dualidad, el aya-uma de la chakana y el quetzal-coatl; alcanza a todos los colores (Huipala).
[37] Siempre el tiempo nos hace creer que estamos fuera del tiempo, pero en lo inmediato concluye, no existe, es oportunidad abierta de algo mejor o de dificultades; es salto, espacios de la historia, dimensiones de vida; a simple vista crece en un objetivo, en la utopía, en el sueño, en la dificultad; hurgar en lo que parece seguro, en la duda o la critica; la curva con las apariencias oculta las raíces y al doblar la calle, encuentra la esquina y da una vuelta larga con la lluvia; ¡quieren privatizar el agua!, ¿tú, lo permites?; o no somos capaces de ver lo pequeño, más allá de las narices; la inocencia de los más jóvenes que parece libertad, es un modo de estar, de vivir, de inducir, de sentir y es persistente, ¡viene de abajo!
[38] Las sensaciones humanas se retuercen como el fuego, a ‘su modo’; la sensibilidad, son parte de la intuición y al mismo tiempo de la racionalidad; regularidades, contradicciones, éxitos y fracasos, marcan emocionalmente; lo único seguro y que continúa es la diversidad que surge como lo nuevo, lo que se mantiene; va este ‘sentido de cambio’ desde lo interno, flota en el aire y recorre el mundo;
[39] Todo cambio influye, se acumula, se enlaza o potencia la mutación; se marcan nuevas referencias, de modo espontáneo y profundo, es el caso del despertar de la dignidad, como vocación de vida; los ríos, sus curvas, bajan y se reúnen en lagos, mares o en océanos, se hunden profundamente en sí mismos; en las bocas de los nuevos volcanes, se forman desde el líquido ardiente las rocas más duras y sólidas; con fuego y agua se forman islas, vida nueva; imponen ritmos, ascendencias, son parte de la rutina y la cotidianidad, es la vida que se estabiliza, se hace lo habitual. Joseph Stiglitz lo denuncia; las dictaduras son la demostración clara de la naturaleza actual del uso del Poder, es una constante de la destrucción del planeta, de las guerras; denuncia, advierte, demanda ; suma el dolor por el absurdo de la ignorancia del poder, más la mentira, la traición y la política entre tanto… Manipulan, parece sin rumbo el sentido y sin sentimiento, mom-san muere, “mon santo”, ¡qué nombre!; al borde de lo que nace y crece, la vida, reparten muerte, a plena intensidad, a media calle, en la esquina, cerca de la pared, en la vereda, en el agua, en el aire.
[40] Los errores, el egoísmo y el miedo, con acciones y actitudes nuevas se pueden superar, distintas; tener significados y nuevas palabras; que no se siga manipulando la información, los conocimientos y los sentimientos de las personas; manipulación que con la tecnología actual se influye directamente en las preferencias, visiones, información, valores y el significado de las palabras; el fanatismo, la guerra, la destrucción de la conciencia; las protestas actuales son decisivas, son sangre, rebeldía que acierta y transforma; la continuidad debe asegurar la nitidez y transparencia como dignidad a toda prueba.
[41] Como al vino.
[42] Como una nueva identidad, quizá ¡latinoamericana!; darle un sentido más abierto a la casi consigna de reconocer un despertar, que significa enfrentar con valentía los propios errores, debilidades, resbalones, las propias fallas y arrugas.
[43] Como la luz, el aire y el agua navegan en el fondo de la cordillera, por sus abismos y retornos, por lo alto y bajo del silencio; la noche va con lo pequeño y pulsa la emoción del cambio, ¡de facto!; estamos en ¡esto!, te doy en la mano, en un abrir y cerrar los ojos, develas tu mismo tus dudas y certezas; equivocarse y crecer, es estar en el amor; luchar desde el interior de la amalgama o el beso; acción simple, común, cotidiana adornada por la reciprocidad solidaria del fuego, incendio que en su fuerza interior: sereno.
[44] El cambio, vibración instantánea, compleja que transforma; parece tener alas, gira como pluma al viento o en la copa de los árboles, se estiran, pasan, se contraen, parecen detenerse; pero lo importante es que hace posible la emoción, ver, oír, sentir; vibraciones, todo eso une, cada instante es parte de lo permanente y pasa, brilla o cruza a velocidades; somos energía, que sigue, no se pierde, solo cambia, vida en torbellino en la inmensidad de los detalles; las interrelaciones de la compleja realidad, todo se funde o se transforma; los detalles convergen, son fractales, parecen; se unen, separan al interactuar en el vaivén; en ese escenario intenta abrir la conversación, es parte, es la oportunidad, puede afectar vendimias, a mucha distancia, incidir, en la base, la vida es la vida, esto es lo decisivo.
[45] Sentir al sonido de la tierra, pasar por el camino que crece, regar con lágrimas el aparente largo cosmos que se hunde en el mar; ¡despertar!, desde lo más profundo despertar, en consecuencia, sentir en el agua la humedad de la tierra, en la piel amada; ver al viento en cada palabra dicha y escuchada; a la vida le basta la orilla de la sonrisa, quiere al sueño en el crepitar de la leña; la utopía como una pequeña cumbre interior; con modestia y sencillez, alcanzar en el cráter de un volcán y ver en el magma la buena nueva del buen vivir, incluso en el desierto; es la oportunidad que tenemos, la buena nueva esta dentro.
[46] Comparativamente es posible ver como se reúnen los alcatraces con las iguanas, como todo tiene sentido, los moluscos colgados de las piedras, esperan los ángulos directos del sol.
[47] El viento en el vientre de tus cinco dedos habita todas las huellas de distintas generaciones y escribe a carcajadas sobre las tormentas historias de amor y de amaneceres nuevos; las pinta con colores atados a sus propias fogatas, fauces con tonos sumergidos en una lengua de sabores, que se los calza en el centro de su corazón, siempre todo es a carcajadas; de modo elemental parece un pesado magnetismo en la boca, ilusión abierta que se interna en el valle, que se extiende en las caras de buda sin ilusión o de la propiedad privada, simple como el agua, el viento en el vientre con sus cinco dedos habita sus huellas digitales que están bien vigiladas, dronadas de drones desde el sol, es un SOS que se ahoga de tanta libertad.
[48] La dignidad como meta ¡resume!, abarca a todo: es formación humana, ética, compromiso, consecuencia con el contexto, con el instante y con lo que transciende; dignidad es lo que está más cerca de todo, al alcance de todos, prueba, valor, desafío, historia, definición que además de estar muy cerca, se repite con intensidad, es fractal, es decir, es similar pero único y no se repetirá jamás; esto, domina nuestra corta vida, en el cerebro actúa con cierta autonomía, desconfianza y repetición, da estabilidad; mejora, en medio de peligros o debilidades; supera contrastes, en lo concreto es lo que existe, cercano, simple, cotidiano y breve, el instante del cambio, es despertar, serpiente emplumada; si a eso le sumas afinamiento, con la alegría del carnaval uruguayo, latinoamericano y precisión de joyero o artista, está completo, por su contenido de emoción y su esencia de dignidad como compromiso y consecuencia.
[49] Novela de Demetrio Aguilera Malta, escritor ecuatoriano.
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