http://rupturaorg.blogspot.com/2020/06/cual-es-la-salida-guillermo-sira.html
Junio 3
La inesperada situación que vivimos, con la aparición del covid-19, está llena de incertidumbres y como dice Gustavo Esteva: es imposible prever qué pasará ante una incertidumbre radical. La especie humana es hasta ahora es la más afectada y dirigentes de potencias económicas acusan a otras potencias, directamente, de haber producido el virus en laboratorio, y/o por lo menos, de no haber advertido a tiempo al resto del mundo que había una amenaza viral expandiéndose en el ambiente. La campaña de terror por los medios no cesa de crecer cada día: que la vacuna no estará lista en un año, que no importa lo que hagas el virus te alcanzará, que viviremos para siempre con el virus, que vendrá una segunda ola en los sitios donde han disminuido los brotes, que la cantidad de contagios es mayor a la publicada hasta ahora… Una campaña que refuerza la alienación de las mayorías planetarias en medio de un confinamiento obligatorio que solo una ínfima parte tiene los recursos para acatarla. Se cumple un libreto que parece estar planificado por los dueños del mundo.
“La pandemia de coronavirus alterará el orden mundial para siempre”, “El esfuerzo de crisis, por extenso y necesario que sea, no debe desplazar la urgente tarea de lanzar una empresa paralela para la transición al orden posterior al coronavirus”, “Deben salvaguardarse los principios del orden mundial liberal”, “El desafío para los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso podría incendiar el mundo” Estas frases las expresó Henry Kissinger, vocero de Bilderberg, el 3 de abril en su columna en el The Wall Street Journal. Sostiene además en este artículo que aunque hay que preservar los principios de la Ilustración en cuanto al equilibrio de poderes, esto no puede resolverse en paralelo con la prioridad de contener la pandemia. O sea, la contención de la pandemia justifica la alteración del equilibrio de poderes. Supresión de la democracia, entiendo.
Se aclara bastante la salida que prepara el gran capital y sus planes para el futuro. Sus “líderes” son los llamados a manejar la crisis y a seguir construyendo el futuro en la era post covid-19. Un futuro que ellos mismos -el 1%- hipotecaron, y que la naturaleza ya le está cobrando a los más de 7.000 millones de seres humanos. Pero la humanidad sola no pagará la hipoteca, sino toda la biósfera. Y no se puede señalar a toda la humanidad como responsable del caos climático. El responsable es ese 1 por cien que habla a través de Kissinger, quienes establecieron una economía que considera a la naturaleza una mercancía generadora de riquezas efímeras. Riquezas que ni siquiera podrán disfrutar su hijos o nietos.
Sin duda son unos dementes que hasta ahora han logrado aplastar la conciencia colectiva del otro 99%. Es innegable que controlan la subjetividad de los que dominan a placer. Tanto es así, que los propios excluidos se apropian del discurso opresor y justifican con él sus políticas.
La salida que proponen los “líderes” del caos es regresar a una nueva normalidad, condicionada y controlada según las pescripciones del poder robustecido de la ciencia y de los médicos, con menguados derechos civiles, con los espacios reducidos para la protesta y la rebelión. Hay un avanzado aparato tecnológico para vigilar y un aparato militar para hacer cumplir las nuevas normas sociales de convivencia. Ante la salida que proponen “líderes” del caos, las muchedumbres, desde abajo, van tejiendo otras salidas hace tiempo. En tiempos de pandemia y de confinamiento obligado hay tiempo de reflexión y es de esperar que se manifiesten y se articulen muchas otras-salidas. Es interesante revisar el inventario de experiencias que reseña Raul Zibechi en su libro Los desbordes desde abajo 1968 en América Latina, para enfrentar al escepticismo de muchos.
El virus liberado puede enfermar a cualquier persona sin distingos, pero las mas vulnerables son aquellas que tienen que salir a las calles a desafiar la cuarentena para obtener el sustento diario. Estamos hablando de los excluidos, empobrecidos, emigrantes, negros, hispanos, habitantes de barriadas, favelas, indígenas desplazados de sus territorios por el desarrollo o penetrados en su propio hábitat por la minería o la ganadería. Por los instintos de supervivencia, mediante valores que no han podido ser extirpados como la solidaridad, están apareciendo micro respuestas desde abajo al nuevo orden mundial que se quiere imponer.
El concepto de Autonomía cobra vital importancia para las comunidades excluidas, que no pueden esperar que los dementes-responsables de este caos les sigan construyendo su futuro. La producción de alimentos en cualquier espacio posible es clave para paliar la hambruna que se avecina. El esquema del capital, que la única forma de (sobre) vivir es tener un empleo con cuyos ingresos se acude al mercado para satisfacer todas las necesidades, que ya venía en descenso, ahora se derrumba con la quiebra económica de los antiguos empleadores. Represión desde arriba y despertar activo y creador desde abajo, parece que van a ser los motores que se van a medir en la contienda convivencial de los tiempos inciertos que se avecinan.
Paradójicamente en América Latina, el virus que recorta los respiros a los infectados, le ha bombeado mucho oxígeno a las dictaduras abiertamente declaradas como la de Nicolás Maduro, quien enfrentaba un movimiento social en ascenso antes de la pandemia y le dio la oportunidad de reprimir a mansalva a quienes le adversan bajo un estado de emergencia.
Guillermo Sira
Mayo 2020