Las fábricas son de quienes las trabajan

De como la vieja consigna trotskista, junto a la de gobierno “de trabajadores”, van abriendo paso a la idea de los autogobiernos locales de los municipios autónomos y el hecho de que las fábricas pasan a control del barrio y de la administración vecinal, donde participan los trabajadores de la fábrica, es claro, subsumiendo su interés particular o de los partidos que los dirigen en la voluntad horizontal de todos.



Las fábricas son de quienes las trabajan

Con una larga historia de resistencia social durante el menemismo y luego de veinte años sin funcionamiento, la Red Pueblo Alberdi se propone iniciar un proyecto para la recuperación, restauración y puesta en valor del predio de la ex cervecería Córdoba.

Por Redacción La tinta

La cervecería Córdoba fue fundada en 1917 en Barrio Alberdi, en la esquina que forman las calles Arturo Orgaz y La Tablada. La empresa pasó por varios dueños hasta que, en la década del 90, dejó de funcionar. Tras 105 días de toma (del 4 de mayo al 17 de agosto de 1998), los cerveceros cordobeses, junto a mujeres e hijes, resistieron al cierre de la fábrica dando lugar a la toma más larga de la historia obrera. 



En su novela La flaca del barrio, Pablo Iván Rodríguez escribe: “Esta fábrica cerró en 1998 en el contexto en el que cerraban la mayoría de las fábricas en la etapa más neoliberal del país y tiene la particularidad de que los obreros, en lugar de irse a su casa y aceptar la indemnización, se van a vivir a la fábrica junto a sus familias. Allí, resistieron durante más de tres meses los reiterados intentos de desalojo por parte de la justicia y la policía”.

Finalmente, un operativo policial les desalojó, dejando a les habitantes de Alberdi sin fábrica, sin trabajo y sin gran parte de su identidad barrial.

Dante “Percha” Martínez, ex trabajador y uno de los protagonistas de aquella toma, cuenta a La tinta que “primero, se cerró esta importante fuente de trabajo que ha sido el pulmón económico en el crecimiento de nuestro barrio. También, se destruyó el patrimonio cultural identitario con la demolición de nuestra chimenea y muestra su fracaso en la embaucación y defraudación a cientos de ahorristas que intentaban tener su vivienda”.

La estafa que menciona Dante fue realizada por los dueños de Euromayor, quienes, en los años 2000, adquirieron el predio y lo vendieron con la promesa de realizar un conglomerado de torres y un shopping. Pero nada de eso sucedió y solamente entregaron una torre a medio hacer. Consecuencia de esto, en la actualidad, los empresarios se encuentran con prisión preventiva.

En ese avance de la topadora inmobiliaria, después de 83 años, en abril de 2010, la chimenea de la ex cervecería fue demolida, a pesar de una nueva resistencia por parte de vecines y ex trabajadores.

 

Este año, a causa de la pandemia, les habitantes de barrio Alberdi enfrentan una crisis económica que les presenta un desafío: “Cuidar la vida en común”.

La Red Pueblo Alberdi viene construyendo colectivamente, desde hace ya dos años, un espacio de encuentro y articulación de acciones. Su consigna “Habitando el espacio público” se basa en pensar conjuntamente y desde abajo las políticas para sus territorios.  

En este contexto, la Red está trabajando en un proyecto que implica la recuperación y gestión del predio cervecero con la participación de vecinas, vecinos y las instituciones barriales. “Estamos en un predio que ha marcado el fracaso de los desarrollistas inmobiliarios, un modelo que ha excluido, sobre todo, a los vecinos trabajadores del lugar”, dice Dante.

Los centros vecinales de Alberdi, Villa Páez y Alto Alberdi “La Toma” ya han iniciado un proceso colectivo con escuelas, clubes y centros de salud de la zona, acompañados por varias organizaciones sociales, para elaborar una propuesta de uso de la antigua cervecería. También, participan las vecinas y vecinos que habitan la única torre que se construyó en el predio. 

Les vecines están convocando a La Mesa de Concertación público privada Pueblo Alberdi (sancionada por la ordenanza 11889 el 25/11/2010, pero, hasta ahora, nunca convocada) donde se discuta un proyecto en beneficio del barrio: “También en el resarcimiento de los que han verificado créditos acá, los que han sido embaucados y a la gente que está ocupando el barrio”, dice Dante, incluyendo a la gente viviendo en la torre que allí se encuentra. 


(Imagen: La tinta)

A siete años de la ordenanza de expropiación del Centro Cultural La Piojera, la propuesta es similar a la de aquella recuperación; con la unión de los centros vecinales y para les vecines. Susana Luna, presidenta del Centro Vecinal de Villa Paez, dice que “desde los centros vecinales junto a vecinos y vecinas, pensamos en un nuevo proyecto con la participación de toda la comunidad”.

“La piqueta fatal del progreso arrancó mil recuerdos queridos…”*

Es una mañana fresca, pero con un sol que logra compensar, recorremos los edificios antiguos de la cervecería y vemos las huellas de lo que fue. Un grupo de ex trabajadores, mientras camina, comenta anécdotas de aquellos días en que las persianas estaban levantadas.



En ese grupo, Daniel “Pantera” Alvarado explica que “es muy triste ver que se cierra una fuente de trabajo y dejar tantos compañeros afuera por nada. Es jodido, porque después no te volvés a insertar en el sistema y quedás desprotegido. Han pasado 20 años y ver esto, todo en ruinas, un gran disgusto. Porque acá uno crió a su familia, los educó, hizo la casa, vivió y es muy triste. Es jodido cuando te quedás sin trabajo, muy jodido”.


Dante comenta que el Club Atlético Belgrano y la ex cervecería nacieron juntos. Son lugares históricos en el barrio. “Yo creo que Alberdi, la cervecería y Belgrano son una misma familia”, y destaca: “El sentimiento de estar acá adentro donde, como decía mi compañero recién, uno logró hacer una vida”. 

Al terminar el recorrido, nos quedamos parades en la puerta del predio. Dante pide que saquemos una foto grupal con los edificios de la cervecería de fondo y saca el celular porque también quiere llevarse su recuerdo.


(Imagen: La tinta)

“Yo entré tan solo con 20 años de edad y me fui casi a los 40 y pico. Tengo fe de que vamos a recuperar esto y se recupera para que acá se puedan hacer talleres comunitarios de aprendizaje para los chicos, un plan de vivienda, una escuela, un centro de salud. El barrio necesita un montón de cosas y creemos que acá, en este predio, van a poder ser posibles”.

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: La tinta.