LA ESTRATEGIA DE LAS OLLAS COMUNES ES LA CONSTRUCCIÓN SOLIDARIA Y COMUNITARIA POR ABAJO DE OTRA SOCIEDAD NO PATRIARCAL
ROMPE CON LA CONTINUIDAD DE TODO TIPO DE PODER:
Ahora nuestra preocupación principal está en las Ollas Comunes que no sólo son un medio de paliar el hambre, sino un modo de resolver situaciones entre los propios vecinos y se está transformando en una verdadera escuela de multiplicación masiva de autogestión, por lo que hay que llegar a los vecinos de cada barrio, ampliar la divulgación en cada barrio y está visto que vienen muchos y resulta interesante ver como vienen también los que no participan en las chuchucas, las batallas o barricadas.
Eso significa que estamos ampliando la convocatoria a más gente. Digamos que son más los que quieren participar, ayudar y venir a comer, que los que quieren sacar a Piñera o meter a su partido en la máquina del poder. El derrocamiento de Piñera está en boca de izquierdistas, el fin de todo gobierno está en boca de sólo algunos, pero el cocinar juntos, conseguir alimentos y distribuir comida, está en boca de una inmensa mayoría que ya no se puede dimensionar como antes, como amigos-enemigos, como izquierda-derecha, sino como pueblo.
Es cierto que aún son pocos, pero hay una evidente tendencia al crecimiento y las ollas surgen como callampas tras la lluvia hasta debajo de las piedras. Algunas son de partidos, otras de instituciones, otras de jóvenes y vecinos que no han sido atrapados por las lógicas partidistas, principalmente mujeres.
Eso quiere decir que la olla ha superados los discursos, programas, propuestas y estrategias, que ahora todos corren a hacer la suya y tratar de usarlas o subsumirlas en su línea de avance hacia la disputa del poder o propagandizar su institución (iglesias, municipios, ONGs, etc).
En la dictadura militar pinochetista todos hacían ollas y después de ella cuando los partidos de la ex-UP se suman a los golpistas de la DC para administrar el neoliberalismo con el PC agarrado de las faldas, todos los que hacían ollas se fueron detrás, dejando al pueblo desguarnecido, sin ollas ni nada porque había llegado la libertad y fin de la película, bajen el telón y así los burócratas administraron el capitalismo extractivista.
Ahora es lo mismo, todos los partidos de izquierda y extraparlamentarios consideran que las ollas son temporales, que ya pasará la pandemia y que ganaremos el plebiscito y tendremos otra constitución.
Pero las ollas representan el sentimiento de autoorganización, algo muy del cuerpo, del hambre y la necesidad que se transforma en instrumento propio para encabezar la batalla de vencer la dura cotidianidad y es eso exactamente lo que permite al pueblo por sí mismo desarrollar sus capacidades y desplegar su potencia para transformar el mundo. Los partidos creen que la potencia del pueblo se mide en la fuerza con la que podemos luchar y así ellos al final se sientan en el trono, como hizo Evo Morales en Bolivia.
Hacer cientos de ollas, seguir con cientos de huertas de producción de nuestros propios alimentos, continuar con nuestrea brigadas de salud por barrio, etc es por ahí el camino de construcción mientras los partidos nos paralizan preparándose para las batallas cuando acabe la cuarentena, que ahí verán, los haremos challa, en fin, una venta tipo mercado de las pulgas de nuevas ilusiones y nuevas esperanzas mientras todos los partidos, legales e ilegales se quiebran y se dividen en mil pedazos.
La multiplicación de las ollas no responde a nadie, nadie empezó la idea, pues ella nació sin estopín, sin vanguardia. Diferente fue el estallido social que nació tras la insurgencia secundaria de saltar las barrera del metro donde el Evade era una super consigna popular, pero siempre en la línea del choque, la oposición, la guerra, en cambio las ollas que nacen desde el propio pueblo no van al choque, sino a construir, se lucha por algo no contra algo y eso es lo que hay que potenciar, de allí que es necesario que se conozcan y aprenden unos de los otros, no para opinar sino para que se hagan más y se empiecen a masificar también las huertas y la autogestión alimentaria por barrios.
Por eso nació la Crónica Semanal de las Ollas Comunes, para auxiliar a la multiplicación de esa potencia latente del pueblo, por eso dejamos atrás varias propuestas que más bien se orientaban a la comprensión y análisis generales de la época, para asumir este hilo que nos parece la médula de la estructura de la nueva sociedad, que no tenemos por qué diseñarla como camino de salvación, pues está visto que sólo el pueblo salva al pueblo… y no los partidos que luchan por el poder.
Un saludo cordial
Jaime Yovanovic (Profesor J)
unlibre@gmail.com