Hacer presente la autogestión

La autogestión es la salida del sistema-mundo capitalista y del círculo vicioso del poder. Esta salida o alternativa no tiene que esperar, no se da en el futuro, cuando se cumplen determinadas “condiciones objetivas y subjetivas”, sino en el ahora, cuando se toman decisiones autónomas, libres, igualitarias; decisiones consensuadas, sin atender a condicionamientos institucionales y de poder. La salida se la construye autónomamente, cuando se ejerce plenamente la libertad y la igualdad, sin mediación de fetichismo institucionales y de fetichismos de representación, así como de fetichismos de delegación. La autogestión supone la asociación libre, la composición libre, entre iguales, no solo jurídicamente, no solo políticamente, si no efectivamente iguales en los distintos planos donde se despliega la actividad, manifestación, práctica, expresión, humanas. La autogestión es entonces la realización creativa y múltiple del ejercicio de la autonomía, en sus distintos planos y espesores; individuales, grupales, colectivos, comunitarios, sociales. Por eso mismo, las formas de autogestión son plurales, diferenciales, singulares y cambiantes, de acuerdo no solo a momentos, coyunturas y contextos, sino a problemáticas y complejidades que se afrontan.



Hacer presente la autogestión

Raul Prada Alcoreza

 

Como dijimos, de alguna manera, implícita, semi-explícita, incluso, a veces, explícitamente, la autogestión es la salida del sistema-mundo capitalista y del círculo vicioso del poder. Esta salida o alternativa no tiene que esperar, no se da en el futuro, cuando se cumplen determinadas “condiciones objetivas y subjetivas”, sino en el ahora, cuando se toman decisiones autónomas, libres, igualitarias; decisiones consensuadas, sin atender a condicionamientos institucionales y de poder. La salida se la construye autónomamente, cuando se ejerce plenamente la libertad y la igualdad, sin mediación de fetichismo institucionales y de fetichismos de representación, así como de fetichismos de delegación. La autogestión supone la asociación libre, la composición libre, entre iguales, no solo jurídicamente, no solo políticamente, si no efectivamente iguales en los distintos planos donde se despliega la actividad, manifestación, práctica, expresión, humanas. La autogestión es entonces la realización creativa y múltiple del ejercicio de la autonomía, en sus distintos planos y espesores; individuales, grupales, colectivos, comunitarios, sociales. Por eso mismo, las formas de autogestión son plurales, diferenciales, singulares y cambiantes, de acuerdo no solo a momentos, coyunturas y contextos, sino a problemáticas y complejidades que se afrontan.

 

Haremos un repaso a conceptos generales, después retomaremos los aportes de Cuadernos Lanki, a propósito de la autogestión. Para luego, abordar algunas conclusiones aperturantes para sugerencias activistas posteriores.

Concepto de socialismo autogestionario

Se puede decir que el “socialismo autogestionario” se orienta en la idea de una composición social y política establecida en la participación de las diferentes comunidades próximas, constituidas en la vida cotidiana colectivizada; empresa, sindicato, localidad, tendencia. También comprendiendo la gestión de comunidades mayores, a mayor escala; país, federaciones, confederaciones. Articula economía, política, cultura, territorialidades, con capacidades, potencialidades, competencias, destrezas, técnicas, tecnologías, ciencias y saberes. La autogestión obrera, comunitaria, colectiva, incluso grupal, en la coordinación consensuada y participativa, configurando constelaciones de alianzas, de federaciones y confederaciones, abre horizontes nómadas para la invención y realización de formas variadas y dinámicas de organizaciones sociales[1].

Autogestión integral

En Cuadernos de Lanki[2] se escribe: “Nos aproximaremos al significado del concepto autogestión partiendo de esta sencilla definición de autonomía”. El término sugiere una concepción dilatada de la autogestión; se trata de la constitución-organización autónoma, producida desde la autonomía y reproductora de autonomía. Designaremos como autogestión a la conformación y actividad de formaciones sociales, en distintas escalas, de comunidades, incluso de agrupaciones, establecidas en la autonomía, en la capacidad de decisión autónoma de individuos, grupos, colectivos, comunicados, asociaciones y sociedades

Desde esta perspectiva, se puede entender la autogestión como una integralidad dinámica, transversal y variable; la misma que se organiza tanto a pequeña escala como en escalas mayores, que puede complementarse y contenerse[3]. El campo económico no es otra cosa que una forma de nombrar un campo de actividades, que, obviamente, no se reducen a lo que se llama comúnmente economía. Desde una perspectiva restringida, la de la economía política restringida, la economía social es una forma de organización interna de la actividad económica (restringida), que supone una manera de situarse en el mercado, así como en la sociedad institucionalizada [4]. Esta ubicuidad, mejor dicho esta singularidad, del colocarse en el mundo, singularidad que supone la combinación y composición de perspectivas múltiples, integrando múltiples alternativas, en los distintos planos de intensidad. Es aquí, en este nudo de la complejidad, donde se sitúa la aportación de la autogestión social-económica-política-cultural[5].

 

Las experiencias en la autogestión social-económica-política-cultural, permiten un conocimiento social y colectivo de las complejidades mundanas, económicas, sociales, políticas y culturales, en su pluralidad, multiplicidad y singularidades propias. Por eso mismo, abren los horizontes para estrategias de complementariedad y reciprocidad entre las distintas sociedades y en sus diferentes escalas[6]. El punto de partida y referencia primordial puede ser la experiencia y memoria social de la propia comunidad; atendiendo a los requerimientos y demandas comunitarias, locales e individuales; que configuran los procesos inherentes singulares. Descartando pues modelos deductivos, que introducen estrategias externas inadecuadas e inadaptables al lugar y a la comunidad[7].

La autogestión social-económica-política-cultural se hace posible en el ejercicio pleno de la democracia, entendida como autogobierno del pueblo[8]. El conjunto de herramientas y dispositivos, así como de regulaciones, de la autogestión, como la participación en la gestión, la participación en los bienes, pueden formar parte de transiciones de integración de los planos y espesores de intensidad social, desintegrados por el sistema-mundo capitalista[9]. No olvidemos que “El management moderno o la nueva cultura empresarial, utiliza mensajes y procedimientos de la autogestión como instrumentos para implicar al empleado y mejorar la productividad, involucrando el alma del trabajador en la racionalidad económica que emana del capitalismo”[10]. Entonces, se puede decir que “ciertos procedimientos de la autogestión fortalecen la racionalidad económica capitalista, pero al mismo tiempo tienen el potencial de introducir en ella transformaciones fundamentales, cambiando el metabolismo de las empresas y preparando las expectativas participativas de las nuevas generaciones”[11]. En este sentido, uno de los sentidos, se puede hablar de transición en el presente. No se puede perder de vista que el alcance, el efecto multiplicador y la capacidad trasformadora es mucho más efectiva si la articulación se da en los múltiples planos de intensidad social, efectuando la integración en todos estos terrenos[12]. La autogestión integra los planos de intensidad, desintegrados, dispersados y fragmentados por el sistema-mundo capitalista. Su perspectiva utópica y trasformadora se asienta, paradójicamente, en este pragmatismo autogestionario fundamental[13]. “El proyecto autogestionario es un proceso de experiencias, de maduraciones, un proceso educativo ligado a praxis concretas”[14]. No olvidar que las experiencias autogestionarias son experiencias de armonización de intereses individuales y colectivos[15]. Esto permite potenciar todos los niveles sociales, desde lassingularidades individuales hasta las singularidades colectivas y sociales de mayor escala.

 

Una de las conclusiones prioritarias, en las perspectivas de las transiciones locales, nacionales, regionales y mundiales, puede ser:

“La autogestión económica tiene el potencial de impulsar un desarrollo endógeno, enraizado y multidimensional”[16]. “La autogestión económica puede caminar a un paradigma de participación integral y coherente, complementando la participación institucional con la participación en la gestión[17]. La autogestión económica de los países tecnologizados tiene potencial para activar mecanismos para la solidaridad global, participando en la cooperación al desarrollo de las comunidades empobrecidas”[18].

Conclusiones

1.   Es posible y es necesario ejercer la libertad y la igualdad plenamente; es decir, la democracia plena, participativa. Para hacerlo se requiere de decisión y voluntad; para contar con estas condiciones subjetivas se requiere liberarse de los fetichismos institucionales, que son también los fetichismos del poder.

2.   Las experiencias socialistas estatalistas han demostrado que no se sale del sistema-mundo capitalista manteniendo el Estado; al contrario, se lo reproduce y continúa, por otros caminos, otras formas, otros discursos y legitimidades; pero, siempre reproduciendo la economía política generalizada, la de las separaciones duales entre lo concreto y lo abstracto, en los distintos planos de intensidad social, valorizando lo abstracto y desvalorizando lo concreto.

3.   Por eso, aprendiendo las lecciones de las revoluciones sociales en la modernidad, es indispensable salir del círculo vicioso de la economía política generalizada y del círculo vicioso del poder. Para tal efecto hay que iniciar ya las prácticas y relaciones, las asociaciones y composiciones, más allá de la economía política generalizada, más allá del esquematismo dualista del amigo/enemigo, que sostiene la reproducción de la política restringida; es decir, de aquella que es la reproducción de las dominaciones. Más allá del esquematismo dualista, pretendidamente epistemológico, que, sin embargo, sigue siendo religioso, de verdad/mentira o verdad/falsedad.

 

4.   También es indispensable salir del paradigma moderno del tiempo y de la historia. Asumir los tejidos espacio-temporales territoriales-sociales-culturales en su simultaneidad dinámica. Dicho de manera sencilla, crear, en el ahora, mundos alternativos, desde las autonomías múltiples y desde las autogestiones complementarias.

 



[1] Referencias: [1] La autogestión yugoslava: Una visión dentro de su cuadro ideológico-político marxista [2] Por una comunicación autogestionaria [3] Lloyd G. Reynolds, Los tres mundos de la economía: capitalismo, socialismo y países menos desarrollados, Alianza Editorial: 1975, ISBN 8420615692 y 9788420615691 (capitulo III: Economías Socialistas, pág. 81). [4] Autogestión de trabajadores en Yugoslavia, por O. Ressler [5] La práctica del socialismo autogestionario en Yugoslavia y su influencia en el carlismo contemporáneo, por Javier Onrubia [6] ¿Socialdemocracia o socialismo autogestionario?, por Carlos Hugo de Borbón Parma. El País, 1975. [7] Tres países del mundo socialista] de Alberto Baltra [8] Tres países del mundo socialista, de Alberto Baltra. https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_autogestionario.

[2] LANKI – Instituto de Estudios Cooperativos de la Universidad de Mondragon. http://es.slideshare.net/audaondo/lanki-aurkezpena-presentacin.

[3]  Ibídem.

[4] Ibídem.

[5] Ibídem.

[6] Ibídem.

[7] Ibídem.

[8] Ibídem.

[9] Ibídem.

[10] Ibídem.

[11] Ibídem.

[12] Ibídem.

[13] Ibídem.

[14] Ibídem.

[15] Ibídem.

[16] Ibídem.

[17] Ibídem.

[18] Ibídem.

 

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