Hugo Chávez y su legado económico: un capitalismo chavista
Introducción
En la semana en curso, se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Hugo Chávez, en ese marco el chavismo y la oposición de derecha expusieron su defensa y rechazo a la llamada transición al socialismo, en tanto legado del líder histórico del movimiento nacional-populista chavista. Ambos, chavismo y oposición de derecha, coinciden interesadamente en la veracidad de la retórica socialista de Hugo Chávez.
En realidad, en la denominada Revolución Bolivariana no hubo ni intento de transición a algún tipo de socialismo (estatista burocrático o con democracia obrera). Chávez solo exacerbó rasgos del capitalismo dependiente y extractivista de la Venezuela petrolera: industria petrolera con presencia de capitales transnacionales y locales, subsidio de las importaciones, fuga de capital, endeudamiento estatal, compra de empresas a precios de mercado, estructura tributaria regresiva y satisfacción de la demanda del mercado mundial de bienes comunes naturales.
El verdadero legado económico de Chávez es un capitalismo chavista subordinado a las necesidades del proceso mundial de acumulación de capital. Eso, se debe debatir con argumentos y datos, comparando con otros gobiernos de la Venezuela petrolera, sin prejuicios ideológicos y capturas emocionales de amor y odio ante su liderazgo, propias de las identidades políticas objetivadas en el chavismo y en la oposición de derecha.
Industria petrolera y asociación con capitales transnacionales y locales
El chavismo como bloque gubernamental surge de la crisis de acumulación del capitalismo dependiente y extractivista de la Venezuela petrolera, que comienza en 1979 con la reducción tendencial de la inversión privada, y de la canalización política de las resistencias sociales y populares al viraje neoliberal de la última década de los gobiernos puntofijistas.
En ese marco, el gobierno de Chávez tuvo como tarea histórica recuperar las capacidades del Estado para reproducir el orden dominante de manera consensual, que implicó el restablecimiento de la legitimad estatal y el retorno al nacionalismo petrolero. Entonces, entre los años 1999 y 2000, ejecutó un reordenamiento institucional del Estado con la convocatoria consultada de una Asamblea Nacional Constituyente, la aprobación en un referéndum de una nueva Constitución, y la elección popular o parlamentaria de las principales autoridades electas o no del Estado.
No obstante, eso fue insuficiente y necesitó el retorno al nacionalismo petrolero, que solo fue desechado en el último período puntofijista con la política de Apertura Petrolera. El nacionalismo petrolero ha sido la ideología dominante del Estado en la Venezuela petrolera, con la defensa del precio del petróleo y del control estatal de una parte creciente de la ganancia de la industria petrolera, pero siempre conservando la asociación económica con empresas transnacionales en la extracción y refinación del petróleo venezolano.
En términos históricos, el retorno al nacionalismo petrolero ocurrió con la gira y cumbre de los países miembros de la Opep en agosto y septiembre de 1999 para acordar cuotas de extracción y exportación de petróleo, y la promulgación del decreto-ley de hidrocarburos de noviembre de 2001. Esto último afectó de manera parcial al capital transnacional petrolero, y fue una de las razones de la ofensiva política del gobierno de Estados Unidos presidido por George W. Bush y la oposición de derecha entre 2001 y 2004: el paro patronal de diciembre de 2001, el golpe de Estado de abril de 2002, el paro patronal y gerencial petrolero de diciembre de 2002 y enero de 2003, y el referéndum de agosto de 2004.
Con el apoyo de la movilización obrera y popular, y de sectores mayoritarios del aparato militar, el gobierno de Chávez salió airoso de ese período conflictivo y logró ejecutar el decreto-ley de hidrocarburos: aumento la alícuota de las regalías petroleras y transformó los convenios operativos y asociaciones estratégicas en empresas mixtas con el capital transnacional petrolero. Esa fue la falsa estatización de la industria petrolera de Chávez, un regreso al tradicional nacionalismo petrolero que garantiza los negocios de las transnacionales petroleras con el petróleo venezolano y ahora las convirtió en socias en las empresas mixtas. Una reedición de la llamada nacionalización chucuta de Carlos Andrés Pérez en 1976, que tanto cuestionó la izquierda venezolana en esa época.
Chávez asoció a Pdvsa en empresas mixtas con transnacionales occidentales y orientales como Chevron (Petropiar, Petroindependiente, Petroboscán), Shell (Petroregional del lago) Repsol (Petrocarabobo), Total (Petrocedeño), Eni (Petrojunín), Statoil (Petrocedeño), Rosneft (Petromonagas), China National Petroleum Corporation (Sinovensa), entre otros[i]. Además, con contratos de servicios para el mantenimiento de los pozos petroleros, conservó los negocios en la industria petrolera venezolana de empresas transnacionales estadounidenses como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford.
Subsidio de las importaciones
El paro patronal y gerencial de la industria petrolera, generó un incremento de la fuga de capital y un desplome de las reservas internacionales, que propiciaron el establecimiento por el gobierno de Chávez de un control de cambio a través de la llamada Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), en febrero de 2003. El aumento tendencial del precio del petróleo y la fijación estática de un tipo de cambio oficial sin su devaluación al ritmo de la depreciación del bolívar en el mercado cambiario, ocasionó una enorme sobrevaluación del tipo de cambio oficial. Entonces, el aparato del Estado asignó desde Cadivi miles de millones de dólares a un tipo de cambio preferencial que subsidió las importaciones privadas y gubernamentales.
Entre 2003 y 2012, el gobierno de Chávez articuló la acumulación y atesoramiento externo de las clases dominantes y el consumo de las clases populares a partir del gigantesco crecimiento de las importaciones[ii]. Esto, fue la base material de la disputa agonal y electoral entre chavismo y oposición entre 2004 y 2012, y de la subordinación de las clases populares al aparato del Estado, encarnado en el liderazgo de Chávez. Las importaciones totales en 2003 fueron 10.483 millones de dólares, de las cuales las privadas implicaron 8000 millones de dólares, el 76,31%. En el 2012, las importaciones totales llegaron a 65.951 millones de dólares, de las cuales las privadas fueron 39.311 millones de dólares, el 59,60%. Las importaciones totales crecieron en 529,12%, y las privadas en un 391,38%[iii].
El enorme subsidio de las importaciones, permitió grandes ganancias para el capital transnacional y local instalado en Venezuela, y una reducción de la pobreza, pero todo mediante el financiamiento del siempre contingente ingreso petrolero del Estado. Ese crecimiento vertiginoso de las importaciones dificultó cualquier posibilidad de desarrollo agrario e industrial, que garantizará alcanzar la soberanía alimentaria y redujera la dependencia económica. Pero, además, ese subsidio de las importaciones fue parte de la tradicional distribución desigual del ingreso petrolero del aparato estatal, y esto se evidencia en el análisis de las cifras publicadas por Cavidi entre 2003 y 2012.
Según los propios datos de Cadivi, entre 2004 y 2012, esa institución estatal asignó 180.568 millones de dólares a un total de 10.374 empresas privadas, de las cuales las cien y las quinientas principales beneficiadas recibieron respectivamente 81.337 y 125.714 millones de dólares, el 45,04% y el 69,62%. A su vez, a las veinte empresas más beneficiadas, Cadivi les entregó 41.404 millones de dólares, el 22,93% del total asignado entre 2004 y 2012. De esas veinte empresas privadas 14 son transnacionales, 2 de capital local y las otras 4 son estatales, pero estas últimas fueron adquiridas por el Estado ya avanzado el gobierno de Chávez. Esas grandes empresas transnacionales y locales a las que se le subsidio sus importaciones fueron en orden de mayor a menor: General Motors, Sidor, Telcel-Movistar, Toyota, Ford Motors, Cargill, Chrysler, Provencesa-La Polar, American Airlines, Digitel, Nestle, Cantv, MMC Automotriz, Procter and Gamble, Movilnet, Abbott Laboratories, Productos Roche, Monaca, Proagro y Novartis[iv].
El subsidio de las importaciones por el Estado es un rasgo tradicional del capitalismo de la Venezuela petrolera; desde el Convenio Tinoco en 1934, pasando por la fijación del tipo de cambio en 4,30 bolívares por dólares, hasta llegar al control de cambio de Recadi en la época de Jaime Lusinchi. Esto lo han resaltado diferentes autores, en su libro Teoría económica del capitalismo rentístico (1997), Asdrúbal Batista, afirmó “la sobrevaluación del tipo de cambio que al facilitar las importaciones hace de eficaz mecanismo distributivo”. En el libro El Petróleo, el Bolívar y el Fisco (2000) de Héctor Malavé Mata, el Presidente de Pdvsa en los 90, Luis Giusti, en entrevista ofrecida en 1997, reconoció que “el sector petrolero tiene una cuenta corriente estructuralmente positiva. De la misma manera, la cuenta corriente del sector no petrolero es estructuralmente deficitaria”, por ende “las divisas que genera el petróleo son usadas de manera suficiente por la economía no petrolera para el pago de sus importaciones”. Igual, en su libro El Estado mágico. Naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela (1997), Fernando Coronil planteó “el valor internacional del bolívar reflejó el peso financiero del petróleo en la economía, así como el predominio de los intereses comerciales por sobre los agrícolas e industriales”, entonces “un bolívar fuerte, cuyo valor no estaba relacionado con la productividad del trabajo interno, hizo que aumentara el precio de las exportaciones agrícolas y eliminó su competitividad en el mercado mundial, al tiempo que disminuyó el costo de los bienes importados, con lo que se redujo la producción local y se promovieron las importaciones”.
Fuga de capital y endeudamiento estatal
El subsidio de las importaciones privadas y gubernamentales, y los contratos y compras del Estado, financió las ganancias legales e ilegales de las empresas transnacionales y locales y los negocios corruptos de altos burócratas del Estado, con la apropiación corrupta de recursos destinados a obras de infraestructura y la sobrefacturación de las mercancías adquiridas en el mercado mundial para solicitar una mayor cantidad de divisas preferenciales a Cadivi, que eran pagadas en bolívares a un tipo de cambio oficial sobrevaluado. Esas ganancias empresariales y burocráticas fueron fugadas al exterior de manera legal e ilegal. Entre 1999 y 2012, aumentó la cantidad de divisas depositadas por privados venezolanos en el extranjero, solo lo registrado legalmente en el Banco Central de Venezuela pasó de 21.436 millones de dólares en 1998 a 151.312 millones de dólares en 2012. Dicho incremento fue de 129.876 millones de dólares, el 605,87%[v]. No obstante, otras estimaciones plantean que ese desfalco al país fue el doble de la cifra oficial.
Ese enorme crecimiento de las importaciones y de la fuga de capital, la compra de empresas a precios de mercado, los contratos y compras del Estado, y la inversión en políticas sociales, fue financiado por el incremento vertical del ingreso petrolero, pero también con el endeudamiento del Estado en divisas. Es más, en el gobierno de Hugo Chávez, la venta de bonos de la deuda estatal en bolívares pero pagaderos en dólares fue una de las formas legales de atesorar el capital en el exterior. Esto, lo realizaban para retirar liquidez monetaria y reducir las presiones inflacionarios.
En ese sentido, entre 2003 y 2012, el endeudamiento del Estado por concepto de deudas del gobierno nacional y de pasivos totales de Pdvsa fue gigantesco, y allí encontramos otro legado de Chávez en beneficio del capital financiero mundial. La deuda del gobierno nacional pasó de 40.456 millones de dólares en 2003 a 128.505 millones de dólares en 2012, un aumento de 88.049 millones de dólares, un 217,54%[vi]. El pasivo total de Pdvsa, surgido por la liquidación de sus divisas en un tipo de cambio oficial sobrevaluado, la corrupción administrativa y el regalo de la gasolina en el mercado interno, paso de 17.840 millones de dólares en 2003 a 146.634 millones de dólares en 2012, un incremento de 128.794 millones de dólares, un 721,93%[vii]. Es decir, el aumento de la deuda del Estado fue de 216.843 millones de dólares, sin incluir los dos fondos chinos ni el financiamiento de Rusia para compras militares.
El financiamiento de las ganancias y la fuga de capital de los viejos y nuevos empresarios a partir de la privatización del ingreso petrolero del Estado, se encuentra analizada incluso en autores venezolanos liberales, adversarios o enemigos del estudio marxista de las sociedades capitalistas. En su libro Renta y Reclamo. Ensayo sobre petróleo y economía política en Venezuela (2013), Luis Bautista Urbaneja señaló “el capitalista venezolano tiene por lo general una elevada aversión al riesgo y una marcada propensión a negocios de alta y rápida rentabilidad”, en esa concepción empresarial rentista “siempre será mejor utilizar recursos de la renta estatal que recursos propios, para que sea aquella la que se vaya por ese desaguadero; y segundo, siempre será mejor sacar los recursos que se van convirtiendo en propios, y ponerlos a salvo”. En su libro Venezuela fábula de una riqueza. El valle sin amos (2014), también expresa una idea similar Luis José Oropeza, cuando dice “esa privilegiada concurrencia de la gestión empresarial, cuyas aportaciones se restringirán al sometimiento a una condición ventajosa y parcializada de vastas prerrogativas, cobijadas siempre en la complicidad usufructuaria de los poderes del Estado”.
Estructura tributaria regresiva
Las enormes ganancias obtenidas por los viejos y nuevos empresarios, que pudieron fugar al exterior de manera legal o ilegal, tienen otra razón: la estructura tributaria regresiva que conservó el gobierno de Chávez. En la Venezuela chavista, la mayor parte del ingreso tributario del Estado se originaron en impuestos indirectos al consumo de toda la población como el impuesto al valor agregado (IVA), y no en impuestos directos a las ganancias como el impuesto sobre la renta (ISLR). Otra característica tradicional del capitalismo de la Venezuela petrolera: el ingreso petrolero del Estado le permite subsidiar a los capitales transnacionales y locales con una baja carga tributaria, les cobra menos impuestos y permite una enorme evasión fiscal.
Por ejemplo, en el año 2011, según información suministrada por el Seniat, el gobierno de Hugo Chávez recaudó 147,00 millardos de bolívares, pero solo 36,77 millardos correspondieron al ISLR, representando el 25,01%, solo la cuarta parte de la recaudación tributaria fue pagada por las clases sociales que obtuvieron más ingresos y gravada de forma directa en las ganancias. En ese año, la mayor porción de los ingresos tributarios provinieron del IVA, que garantizó 65,23 millardos, el 44,37% del total. Además, la renta aduanera generada por los aranceles cobrados a las importaciones supusieron un ingreso de 35,09 millardos, el 23,87%, casi lo mismo que el ISLR[viii].
Compra de empresas a precios de mercado
Lo más publicitado en la propaganda de la oposición de derecha para resaltar el supuesto socialismo de Hugo Chávez son las estatizaciones de empresas transnacionales y locales, que en las ocasiones más importantes fueron compradas a precio de mercado, sin expropiación y mucho menos confiscación. Expondremos unos ejemplos: el gobierno chavista compró Cantv y pagó a Verizon 572,24 millones de dólares por el 28,5% de las acciones para lograr la mayoría del paquete accionario[ix], al Grupo Techint le pagó 1970 millones de dólares por el 59% de las acciones de Sidor[x], por la Electricidad de Caracas pagó 740 millones de dólares a AES Corporation[xi], a Cemex le pagó 600 millones de dólares por Vencemos[xii], al Grupo Santander le canceló 1050 millones de dólares por el Banco Venezuela[xiii], manteniendo la mayor parte del sector financiero en control privado con entidades como el Banco Provincial, Banesco, Mercantil, BOD, entre otros.
Las estatizaciones de empresas no son la mayoría de las veces parte de medidas anticapitalistas, en muchas ocasiones son rescates del Estado a empresarios en quiebra, formas en las cuales el Estado asume sectores de la economía que suministran bienes o servicios integrantes de la canasta salarial para coadyuvar a la reproducción de la fuerza de trabajo, que tienen una baja tasa de ganancia o una ganancia extraordinaria para distribuirla en las clases dominantes en su conjunto. El primer caso, en la Venezuela chavista es muy evidente: las empresas estatales de servicios públicos, establecieron enormes subsidios en sus tarifas que beneficiaron directamente a los empresarios y asalariados. Esto, a su vez, permitió al capital transnacional y local pagar salarios más bajos al imponer parte del costo de la reproducción de la fuerza de trabajo en el Estado, que no recibía el pago de los servicios públicos y financiaba la canasta salarial de los asalariados.
Además, en la Venezuela chavista, las estatizaciones fueron sin control obrero y popular de las empresas, solo colocaron en manos de la burocracia civil y militar el consumo de la fuerza de trabajo de la clase trabajadora y oportunidades de ganancias extraordinarias con operaciones corruptas como la venta en precios de mercado de bienes subsidios producidos en esas empresas estatales y la sobreimportación de insumos productivos para las actividades económicas de esas empresas estatales con la finalidad de acceder a divisas subsidiadas con el tipo de cambio oficial.
Dependencia petrolera y Arco Minero del Orinoco
Entre 1999 y 2012, en el gobierno de Hugo Chávez, la economía petrolera venezolana profundizó su inserción extractivista y dependiente al proceso mundial de acumulación, con la exportación de capital y petróleo al sistema financiero y mercado global. En medio de un declive del precio del petróleo, en 1999, las exportaciones totales de bienes y servicios de Venezuela fueron 22.315 millones de dólares, de las cuales las exportaciones petroleras entre estatales y privadas fueron 16.917 millones de dólares, el 75,80%. En el 2012, las exportaciones totales de bienes y servicios de Venezuela fueron 100.033 millones de dólares, de las cuales las exportaciones petroleras fueron 93.844 millones de dólares, el 93,81%[xiv]. Eso, ocurrió en un contexto de aumento tendencial del precio del petróleo y de sobrevaluación del tipo de cambio por el gobierno de Chávez que desestimuló las exportaciones alternativas a las petroleras.
Además, entre 2011 y 2012, Hugo Chávez avanzó en la concepción, programación y organización del Arco Minero del Orinoco, como un intento de diversificar la inserción extractivista y dependiente al proceso mundial de acumulación de capital, con la exportación de diferentes minerales, especialmente oro; sin importar la degradación ecológica de la naturaleza y la afectación criminal de los pueblos indígenas que habitan en el sur del río Orinoco; el extremo norte de la Amazonía. Esto, para satisfacer la creciente demanda de oro del capital mundial, que lo requiere como un activo financiero y refugio de valor para aumentar y preservar sus ganancias en medio de una economía-mundo capitalista caracterizada por una reciente crisis y problemas de sobreacumulación, que se expresan en el incremento de la especulación financiera y en el endeudamiento estatal y privado.
Desde la crisis económica mundial de 2007 hasta 2011, el precio de la onza oro de troy pasó de 696,72 dólares a 1668.33 dólares[xv]. En ese marco, Hugo Chávez, el 23 de agosto de 2011, aprobó el plan de acción estratégica conjunta de la Faja Petrolífera del Orinoco y el Arco Minero del Orinoco[xvi], y emitió el decreto N° 8.415 para crear el Órgano Administrativo de Control encargado de la rectoría del sistema nacional de planificación y desarrollo del Arco Minero del Orinoco. El 16 de septiembre de 2011, promulgó la Ley Orgánica que Reserva al Estado las actividades de exploración y explotación del oro, así como las conexas y auxiliares a ésta, y el 11 de junio de 2012 incluyó al Arco Minero del Orinoco como el objetivo estratégico N° 3.4.2 del programa de la patria 2013-2019.
Después, en 2012, inicio un declive del precio del oro, pero nunca bajo de los 1100 dólares la onza troy, es más empezó un nuevo crecimiento paulatino desde 2016 hasta el inicio de la pandemia del covid-19 en el primer trimestre de 2020, en ese contexto Nicolás Maduro concretó la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco con el decreto N° 2.248, y avanzo en su ejecución en el territorio.
Conclusiones
Como hemos visto, con datos y argumentos, en el gobierno de Chávez no hubo un intento de transición al socialismo, ni siquiera se aplicaron las tradicionales políticas que se restringen a la estatización económica como en las experiencias del socialismo estatista y burocrático propias del llamado modelo estalinista, que coloca en control de la burocracia del Estado: la totalidad del comercio exterior, sistema financiero y sectores estratégicos de la economía. El nacional-populismo de Chávez no concreto ni siquiera la estatización del 100% de la industria petrolera, una demanda histórica de la izquierda venezolana.
No obstante, es insuficiente para un análisis explicar y describir que en la Venezuela chavista no hubo socialismo ni intento de transición al socialismo, necesitamos pensar por qué la retórica socialista fue creída por la inmensa mayoría de la izquierda y por qué sus medidas económicas fueron percibidas como parte de tendientes a la superación en el largo plazo del capitalismo venezolano. Nosotros, creemos que esto tiene relación con la reconfiguración del etapismo propio de la mayoría de las corrientes de la izquierda, que conciben de manera errónea a las revoluciones en etapas, antes liberación nacional y socialismo, ahora antineoliberalismo y anticapitalismo. La inmensa de la mayoría de la izquierda concibió a las políticas económicas de Chávez como antineoliberales, y que en ese sentido eran supuestamente la primera etapa de la transición al socialismo.
Chávez mantuvo como plantean las políticas neoliberales una estructura tributaria regresiva y reprodujo la subordinación a las necesidades del capital financiero, pero al mismo tiempo realizó estatizaciones parciales o totales con la compra a precio de mercado de empresas y aplicó controles de precios y de cambio a la economía, que organizaron un capitalismo con más intervención del Estado. Para la inmensa mayoría de la izquierda, entre ellos el autor de este artículo en ese tiempo, esas medidas eran antineoliberales y por lo tanto defendibles, aunque no nos llevaran al socialismo.
En realidad, mientras a las organizaciones comunitarias como comunas y consejos comunales, el gobierno de Chávez le financiaba con ingreso petrolero iniciativas económicas dirigidas al fracaso por su microescala productiva y que tenían como principal objetivo su subordinación al Estado, al mismo tiempo con esas estatizaciones de empresas bajo la dirección de la burocracia civil y militar, los contratos estatales de grandes obras de infraestructura, el subsidio de servicios públicos y los controles de precio y cambio, creaba grandes oportunidades de ganancias extraordinarias para los viejos y nuevos empresarios, con el acceso privilegiado a divisas, contratos y bienes subsidiados por el Estado.
La exacerbación de rasgos tradicionales de nuestra economía petrolera en el capitalismo chavista se pueden resumir en la paralela obturación de la reproducción económica en escala ampliada y la creación de ganancias extraordinarias con el establecimiento de monopolios burocráticos en la otorgación discrecional de contratos, gestión empresarial del Estado, asignación de divisas, definición de precios y control de mercancías subsidiadas; que se proponían regular al capital. En ese sentido, es importante que desde la izquierda se reflexione sobre la imposibilidad de solo regular al capital, y sobre los diferentes etapismos que anidan en su concepción de la revolución socialista, allí se encuentran las respuestas para la defensa de extravíos que terminan en el deterioro de las condiciones de vida y restricciones a las libertades democráticas de las mismas clase populares, como los Estados totalitarios del estalinismo y los capitalismos corporativistas del nacional-populismo.
Omar Vázquez Heredia
[i] http://www.pdvsa.com/index.php?option=com_content&view=category&id=60&Itemid=101&lang=es. Consultada el 31 de julio de 2020.
[ii] Vázquez Heredia, Omar (2018). La cuestión chavista. Estado extractivista y nación petrolera. https://www.academia.edu/38320110/La_Cuesti%C3%B3n_Chavista.pdf
[iii] http://www.bcv.org.ve/estadisticas/comercio-exterior. Consultado el 31 de julio de 2020.
[iv] https://www.aporrea.org/media/2016/10/la_cosecha._leg.pdf. Consultado el 31 de julio de 2020.
[v] http://www.bcv.org.ve/estadisticas/comercio-exterior. Consultado el 31 de julio de 2020.
[vi] http://www.bcv.org.ve/estadisticas/comercio-exterior. Consultado el 31 de julio de 2020.
[vii]http://www.pdvsa.com/images/pdf/RELACION%20CON%20INVERSIONISTAS/Estados%20Financieros/2003/Estados%20Financieros%20Consolidados%20al%2031%20de%20diciembre%20de%202003%202002.pdf http://www.pdvsa.com/images/pdf/RELACION%20CON%20INVERSIONISTAS/Estados%20Financieros/2013/Estados%20Financieros%20Consolidados%20al%2031%20de%20diciembre%20de%202013%202012%202011.PDF. Consultados el 31 de julio de 2020.
[viii]http://declaraciones.seniat.gob.ve/portal/page/portal/MANEJADOR_CONTENIDO_SENIAT/05MENU_HORIZONTAL/5-3.html. Consultado el 31 de julio de 2020.
[ix] https://www.elmundo.es/mundodinero/2007/02/13/economia/1171360692.html. Consultado el 31 de julio de 2020
[x] https://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-124550-2009-05-08.html. Consultado el 31 de julio de 2020
[xi] https://www.elnacional.com/venezuela/politica/transparencia-venezuela-denuncio-gestion-oficialista-del-sistema-electrico_276984/. Consultada el 31 de julio de 2020.
[xii] https://www.excelsior.com.mx/node/794796. Consultado el 31 de julio de 2020.
[xiii] https://elpais.com/economia/2009/05/22/actualidad/1242977585_850215.html. Consultado el 31 de julio de 2020.
[xiv] http://www.bcv.org.ve/estadisticas/comercio-exterior. Consultado el 31 de julio de 2020.
[xv] https://www.indexmundi.com/es/precios-de-mercado/?mercancia=oro&meses=180. Consultado el 31 de julio de 2020.
[xvi] https://www.youtube.com/watch?v=BIKIhkfGeJM. Consultado el 31 de julio de 2020.
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Omar Vázquez Heredia
Militante comunista y profesor universitario.
Para nosotros el autor es militante troskista