Las ONG, Ni Reforma, Ni Revolución Sino Estatus Quo
Gearóid Ó Loingsigh
El Salmón
4 agosto 2020
Las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) abundan en nuestra sociedad, no sólo en Colombia sino en el mundo entero y cumplen diversos papeles desde una amplia variedad de posiciones políticas y sociales. Pero ¿qué son? y ¿cuál es su papel en la sociedad? ¿Son la expresión organizada de la sociedad civil o son su suplantación?
Aquí intentaré responder a esas y otras preguntas. Porque nos guste o no, son un actor omnipresente y debemos tener claro quiénes son, pues gozan de una reputación y aceptación en muchos ámbitos que nos obligan tener claro con quién hablamos y quiénes nos hablan.
Se pronuncian sobre la guerra, o el conflicto interno, como les gusta llamarlo ellos. También inciden en el debate sobre la paz. Su voz es importante, porque es influyente. Hay quienes afirman que las ONG representan un nicho social reducido y no tienen tanta importancia. Hasta cierto punto, tienen razón, pero es porque muchos ‘ongeros’ se fueron a trabajar en la ONU, el Centro de Memoria Histórica, la Unidad de Restitución de Tierras, la Unidad de Víctimas y otros vivieron durante 14 años de la corrupción reinante en la alcaldía de Bogotá en las administraciones del Polo, y también de la Bogotá Humana de Gustavo Petro. Su influencia se ve en que la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía, bajo la administración Gustavo Petro, la asumió una persona muy poderosa en el mundo de las ONG.
Diversas personas han reprochado a las ONG, como la escritora de la India, Arundhati Roy quien critica a lo que ella denomina la “onegezación” de la resistencia; igualmente el académico-activista de los EE.UU. James Petras. En 2001, Petras dividió las ONG en tres categorías.
1) Las ONG que son una parte integral del sistema neoliberal y reciben cuantiosas sumas del Banco Mundial, USAID entre otros y socavan las instituciones nacionales de bienestar. En Colombia, podemos ver a entidades como el Programa de Paz y Desarrollo del Magdalena Medio, promotor del monocultivo y enemigo (a pesar de su propia publicidad, por no decir propaganda) de la producción campesina, o los Laboratorios de Paz de la Unión Europea que hacían algo parecido.
2) Las ONG reformistas, que creen que pueden reformar a la OMC, FMI o el Banco Mundial quienes llevan proyectos paliativos a las regiones.
3) Las ONG radicales, anti-globalización quienes trabajan en temas como el anti-racismo, solidaridad etc.[1]
Sin embargo, con el paso del tiempo, esta última categoría de ONG presenta sus propios problemas, su reformismo también es evidente en muchos casos y la capacidad de cooptación de los luchadores agrupados en estas ONG es espeluznante, como lo es la forma en la que adoptan sus exigencias a las propuestas más liberales de las grandes ONG. Sobre este punto Arundhati Roy ha hablado de la ‘onegezación’ de la resistencia. En su libro The End of Imagination (El Fin de la Imaginación) Arundhati Roy explica como al final de los 80 y en los 90 hubo una expansión masiva de las ONG mientras se reducía el papel del Estado, coincidiendo con la apertura neoliberal.[2]
Roy reconoce, como muchos, que las ONG sí llenan el vacío que deja atrás la retirada del Estado, pero afirma que lo hacen de una forma materialmente intrascendente y su verdadera contribución es que repartan ayuda de una forma que disipa la ira política de la gente, cumplen con el papel del “hombre razonable” en una guerra desigual y poco razonable.[3] Ella tiene toda la razón, pero no es un fenómeno netamente de la India. Se ha visto en muchas partes, desde los EE.UU. hasta Europa, e incluso en Colombia. Y en medio de la lucha las ONG juegan un papel decisivo, pero no a favor de la gente, sino a favor de sus financiadores.
Hay muchos más ejemplos de esto y en todos los casos vemos cómo los luchadores son derrotados, no por las balas del enemigo sino por los billetes que llegan a las arcas de las ONG, aunque nunca sobran un par de balazos para recordar a los más recalcitrantes cuál es la alternativa al bonito discurso de los bien remunerados funcionarios de las ONG.
Palestina
Luego de la rendición de la OLP en los Acuerdos de Oslo, la nueva autoridad palestina bajo la tutela de Israel desató una oleada de represión contra los mismos palestinos, Israel por su parte siguió con sus políticas de siempre y las ONG llegaron para actuar como una especie de amortiguación para el Estado de Israel, limitando las críticas y conduciéndolas por los canales aceptados, donde no es permitido describir a Israel como un Estado genocida. Muchas ONG presionan al movimiento palestino y el movimiento en solidaridad con ellos a aceptar que el Estado de Israel debe existir tal como está y buscan cambiar las posturas de los palestinos, entrenar y formar a intelectuales palestinos para acomodarse a ese Estado. La mayoría de las organizaciones que trabajan sobre el tema de Palestina no insisten en que los EE.UU. desinviertan de Israel. La demanda principal es una solución de dos estados, cuando el movimiento palestino no hace ninguna distinción entre las tierras robadas en 1948 y 1967. Ese cambio es en parte debido a las traiciones de Arafat, pero también a las presiones de las ONG quienes hablan de dos estados. Existen casos en los EE.UU. de antes siquiera de los Acuerdos de Oslo, cuando las ONG organizaban protestas pero no dejaban hablar a ponentes que no aceptaban la solución de dos estados y la organización feminista Mujeres de San Francisco contra la Violación, perdió sus financiamiento cuando comenzaba a tratar el tema del sionismo.[4] El moderno movimiento BDS sin embargo, sí exige la desinversión, pero es un movimiento perseguido.
No sólo hacen eso con un tema tan controvertido, aunque sencillo, como el tema de Palestina. Cuando las ONG no están de acuerdo con algo, se mueven para suprimir las críticas. Cuando una organización no tiene mayor contradicción con sus financiadores menos problemas tiene y sí hay casos donde algunas organizaciones resisten las imposiciones de sus financiadores, pero no son tantos. Hasta en un concierto de solidaridad pueden meterse sobre los músicos que tocan, pues la ONG oficial de la Iglesia Católica en Irlanda exigió la retirada de la cantante Sinead O’Connor de un concierto en solidaridad con el activista Ken Saro Wiwa ejecutado por la dictadura militar de Nigeria en 1995. Su delito, o en este caso pecado, fue de romper una foto de Karol Wojty?a, alias Juan Pablo II.
Colombia
En Colombia existen las mismas presiones, a veces más sutiles y de vez en cuando nunca declaradas. Al principio de este siglo, varias ONG internacionales miraban la posibilidad de decir lo imposible, de negar lo que siempre se había defendido: el paramilitarismo es una estrategia del Estado. Esas ONG nunca declararon nada públicamente, tantearon el terreno en reuniones propias. La ONG irlandesa Trocaire, por ejemplo, intentó presionar a los abogados defensores de los tres irlandeses acusados de entrenar a las FARC para que renunciaran al caso.[5] De esa época no dejaron muchos rastros. Sin embargo, hoy sabemos que muchas ONG ya han renunciado a la defensa de guerrilleros, muchas, pero no todas, aunada a ello, las ONG internacionales ya no financian proyectos que incluyen la defensa de toda clase de presos políticos y excluyen disimuladamente a los guerrilleros. Hoy en día, ante el asesinato de dirigentes sociales y exguerrilleros de las FARC, muchas ONG y hasta el mismo partido de las FARC, preguntan por qué, cómo etc.
Rehúsan culpar al Estado como actor activo, y lo muestran como omisivo o indulgente con los grupos paramilitares, lo cual significa un retroceso ideológico frente a los años noventa cuando todos los que hoy día critican al cura Javier Giraldo, no aceptan sus tesis o lo describen como radical, leían y circulaban sus escritos, los discutían, los avanzaban en actos públicos, en foros internacionales de los movimientos de solidaridad e incluso ante instituciones oficiales de la Unión Europea, la ONU y hasta ante el mismo gobierno de los EE.UU. Los textos que promocionaban, que hoy les avergüenza reconocer haber leído, tienen títulos como Colombia: Esta Democracia Genocida,[6] libro cuyo título evoca la realidad del conflicto colombiano, su falsa democracia y el papel del Estado. También está el texto El Paramilitarismo: una criminal política de Estado que devora el país[7] o Solo los Estados violan los Derechos Humanos,[8] un texto que haría correr a casi todos hoy en día. Giraldo, no tuvo pelos en la lengua a la hora de criticar a Samper como el sanguinario asesino que es: en los 90 criticó la propuesta del entonces presidente de introducir la pena de muerte en Colombia por delitos como el secuestro.
Es importante recordarlo, pues hoy en día algunas ONG y el mismo Samper han construido una imagen de él como un defensor de los derechos humanos, tanto que el Partido Comunista, lo invitó a su Congreso para presidir una de las mesas. Compartió la mesa con excomandantes de las FARC y políticos de la izquierda, entre ellos personas que antes lo criticaron por su sanguinario papel en el país.[9] Giraldo hizo varias críticas de Samper que todos compartían, sin rubor, y nadie apoyaba su propuesta de introducir la pena de muerte en el país.
“En las próximas sesiones del Congreso presentaré, como lo señalé hace algunos meses, al decretar el Estado de Conmoción Interior, un proyecto de reforma, que previa la denuncia de algunos compromisos internacionales y unas obligadas consultas institucionales que comenzaré a realizar esta misma semana, nos permita establecer en Colombia la pena de muerte para delitos como el secuestro, las masacres o los homicidios en cabeza de personas totalmente indefensas“. (Cfr. diario El Colombiano, 22.02.96, pg. 6A)[10]
‘El Proceso 8000’, en el que acusaban a Samper de recibir durante su campaña dineros del narcotráfico no fue lo peor de su gobierno, pero de eso ya no hablamos, ahora es considerado un defensor de los derechos humanos alabado por las ONG y el Partido Comunista. Con razón el chiste siempre cuenta que el PC es el Partido Liberal chiquito.
Hoy en día, gracias a las ONG y sus campañas, todo el mundo critica a Uribe y recuerdan su papel en la conformación de la fachada legal de los paramilitares las Convivir (Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural). Nadie quiere recordar que las Convivir no fueron un invento de Uribe, sino fueron una iniciativa del entonces presidente Cesar Gaviria y su ministro de Defensa, Rafael Pardo, quien sin sonrojarse luego luciría en el gobierno de Santos el título de ministro del Posconflicto. Menos quieren recordar que fue Samper quien reglamentó ese decreto y dio vía libre a Uribe y otros mandatarios regionales a montar sus grupos paramilitares bajo la fachada legal de las Convivir.
Ahora las ONG promueven una visión desde la cual sólo pecó Uribe, y quieren que olvidemos los demás presidentes con sus manos manchadas de sangre, pero además y quien quiera decir lo contrario, no recibe fondos. Es diciente que en 1993 la ONG Holandesa Pax Christi, junto con otras ONG publicaran un libro llamado El Terrorismo de Estado. Su título dice poco, sin embargo, el libro contiene las Hojas de Vida de muchos oficiales militares y sus papeles en las masacres y asesinatos. Lo dijo sin tapujos. Nunca se publicó una segunda edición y nunca se actualizó. Me acuerdo tanto de ese libro por lo impactante que fue leer lo que hicieron esos oficiales dentro de una estrategia de terrorismo de estado. Fue uno lo primeros textos sobre el país que pasó por mis manos, junto con un informe de Amnistía Internacional de 1994, informe que esa ONG nunca más volvería a igualar por su contundencia. El libro de Pax Christi tuvo impactos reales en el imaginario del conflicto y el discurso público, incluso negaron la entrada a un general y tres coroneles del Ejército a Alemania con base en la información contenida en dicha publicación. En total el texto incluía informaciones sobre 248 miembros del Ejército y 102 de la Policía.[11] Hoy en día, entre las ONG, ni Pax Christi volverían a publicar un libro semejante.
El Desarrollo neoliberal, las ONG y el imperialismo
Las ONG no sólo juegan un papel en cómo percibimos un conflicto armado y las propuestas de paz, sino juegan un papel muy importante en el desarrollo del país. No sólo llevan proyectos propios a regiones alejadas, sino que definen cómo vemos y cómo abordamos la cuestión del desarrollo económico del país. Las infames propuestas del cura Francisco de Roux de sacar a los campesinos de su pobreza mediante proyectos grandes de monocultivos como la palma africana, el caucho y el cacao son bien conocidas. Pero él es solo un personaje (aunque nefasto) en el engranaje internacional de desarrollo, y aunque jugó un papel importante en las campañas ideológicas a favor de los monocultivos y en sus propias palabras de hacer las regiones atractivas para inversiones de gran capital, sus ideas no son originales, ni son colombianas. Antes de mirar el papel de las ONG de desarrollo a nivel mundial, valga decir que todas las ONG que hoy en día critican las siembras masivas de palma guardaron silencio ante las fechorías de De Roux. No lo querían criticar, e intentaron silenciar, sin éxito, a varias voces que alertaron sobre lo que se estaba fraguando. Lo sé muy bien, porque fui una de esas voces, y me hace reír ver a las mismas personas que dijeron que era mejor no criticar a De Roux porque era muy poderoso, criticar hoy en día a la palma, ahora que el trabajo está hecho y De Roux preside la Comisión de la (media) Verdad, es, cuando menos, hipócrita.
Aunado a lo anterior, es fundamental señalar que las ONG suelen aceptar el discurso del neoliberalismo e intentan trabajar dentro de ello, aminorando los aspectos más salvajes en algunos casos, y en otros, promoviendo activamente las políticas neoliberales. Shivji en su libro ‘Silences In NGO Discourse: The role and future of NGOs in Africa’, (Silencios en el discruso de las ONG: El papel y futuro de las ONG en África) recuenta la conquista de África y las luchas de liberación nacional y muestra cómo luego de la derrota en la práctica de muchos de los nuevos gobiernos y estados (vale la pena recordar que la CIA, asesinó a muchos de los más radicales dirigentes de África) las ONG llegaron con un nuevo discurso. En ese discurso, los africanos son los pasivos recipientes de ayuda:
Son los sujetos de documentos estratégicos de la reducción de la pobreza, escritos por consultores y discutidos en talleres de las partes interesadas (stakeholders) donde las ONG representan a los ‘pobres’. Los ‘pobres’ - los enfermos, los discapacitados, los ignorantes, los marginalizados, en suma, el ‘pueblo’ - no forman parte de la ecuación de desarrollo, dado que el desarrollo es asignado al capital privado que constituye el ‘motor de crecimiento’. Los ‘pobres’ son recipientes de ayuda humanitaria, suministrada por los ‘verdaderos’ amigos… repartida por las organizaciones no gubernamentales, imparciales, apolíticas y presuntamente no involucradas. En estas sociedades donde las partes interesadas (stakeholders) no se cansan de hacer políticas para los pobres, su gemelo opuesto - los ricos - al parecer no existen. Dicen que estas sociedades están compuestas sólo de pobres y generadores de riqueza, no de productores y apropiadores de la riqueza.[12]
Esta descripción de la actitud de las ONG respecto a África se puede aplicar a cualquier país latino y la mayoría de los países asiáticos, ni hablar de los pobres dentro de los países capitalistas avanzados. Mientras algunas ONG están más que dispuestas a analizar y criticar determinadas políticas nacionales e internacionales, rara vez ven el problema en el sistema político de un país africano, latino o asiático y aunque sus críticas a veces se extienden a los países europeos o los EE.UU. y Canadá, la palabra imperialismo no existe en su léxico, y por lo tanto, no existe ningún análisis ni siquiera un concepto del imperialismo en sus textos.
En Colombia vemos eso claramente. Todavía existe un concepto popular del imperialismo norteamericano entre las organizaciones populares y se ve reflejado de vez en cuando en los discursos de las ONG y los políticos reformistas. Cuando Colombia ‘negociaba’ un tratado de libre comercio con los EE. UU., muchas ONG analizaron la propuesta y la criticaron duramente, con datos en mano. Sin embargo, cuando la Unión Europea también celebró un acuerdo con Colombia, esas mismas ONG se callaron, a pesar de que los dos acuerdos eran casi idénticos. Lo poco que dijeron es que la UE es buena con Colombia, que respeta los derechos humanos, y no hay que preocuparse, es decir, no existe ningún concepto de imperialismo en su discurso, y todo se reduce a buenos y malos gobiernos. A veces son capaces de tener dos posturas contradictorias al mismo tiempo. Por un lado, los EE.UU. son imperialistas y por el otro, Obama iba a solucionar un sin fin de problemas en Colombia, y cuando eso no pasó, simplemente guardaron silencio.
Adam Isacson del Centro de la Política Internacional (CIP) ganó cierta fama en Colombia al principio del siglo. Tanto él y la ONG donde trabajaba producían informes y análisis sobre el Plan Colombia. Los informes eran bien críticos del plan, rigurosos y bien documentados. Hicieron un buen servicio a las campañas contra la erradicación forzosa en el país. Sus textos eran muy buenos, de calidad, pero teniendo en cuenta que el director del CIP era un exembajador de los EE.UU. en El Salvador, no es nada sorprendente que varias de sus propuestas políticas fueran muy liberales. En 2008, los gobiernos de Bolivia y Venezuela expulsaron a los embajadores de los EE.UU. de sus respectivos países. Isacson criticó fuertemente su decisión, afirmando que tal hecho ponía en peligro la elección de Barack Obama.
Evo Morales y Hugo Chávez acaban de apoyar una fórmula presidencial para las elecciones de Estados Unidos. Su elección fue el dúo de John McCain y Sarah Palin. No sólo esperan que el republicano gane, sino que además cuentan con que el control de la política latinoamericana regrese a la línea más dura del Partido.
Con la expulsión de los embajadores estadounidenses de Bolivia y Venezuela, Morales y Chávez le propinaron un duro golpe a los más moderados en el debate de la política exterior de Washington.[13]
Isacson afirma que los países de América Latina deben supeditar sus políticas y decisiones a las necesidades de Washington y sus peleas internas. Además, Obama era un moderado y había que apoyarlo. El paso del tiempo indica lo que muchos decían en ese momento, que Obama era otro imperialista nada diferente de Bush. Pero el asunto es que como toda ONG, no sólo creía en las bondades del futuro representante del imperialismo gringo, sino que el papel de los demás países es subordinar sus decisiones a los intereses de una de las dos alas de la derecha de los EE.UU., los demócratas o los republicanos.
Quizás uno de los casos de cómo operan las ONG y cómo piden a las organizaciones populares trabajar dentro del sistema y no en contra, es posible verlo en la forma en la que se aceptan las reglas impuestas por las multinacionales y los gobiernos, es el caso de la petrolera BP y las sindicaciones en su contra de espiar a las comunidades y entrenar a las fuerzas estatales.
En los noventa, estalló un escándalo por el papel y las actuaciones de la petrolera británica en el departamento de Casanare. Los campos petroleros de Cupiagua y Cusiana eran los más grandes del país, con un nivel de producción nunca visto antes ni después. La empresa, según los mismos militares suministraba fotos de activistas tomadas en reuniones con la misma petrolera. Además, la empresa financiaba a la XVI Brigada del Ejército y empleaba su propia empresa privada de seguridad, Defence Systems Ltd.
Ante el asesinato y desplazamiento de varios dirigentes de la zona, las mismas comunidades, en colaboración con el periodista Michael Gillard y el eurodiputado Hewitt, alzaron sus voces contra la empresa. Como resultado de esa campaña, las grandes ONG, como Oxfam, Christian Aid formaron su propia campaña (Inter-Agency Group - Grupo Inter-Agencias), IAG, en el marco de su ejecución visitaron la zona, hicieron entrevistas con las comunidades y también produjeron informes sobre la situación de derechos humanos en Casanare. Uno de los informes bien críticos concluye que BP optó por no saber lo que ocurría en la zona. Ese informe no se publicó pues las agencias sentían que no podían publicar porque dependían de donaciones de dinero que se podían verse afectadas. En su lugar publicaron otro informe, Good Intentions are not Enough (No basta con buenas intenciones), dicho informe fue mucho más suave en sus críticas a BP. El documento descartó la complicidad de BP en las violaciones de los derechos humanos en Casanare, y aceptó el derecho de BP de extraer petróleo de la zona e incluso habló de los esfuerzos (insuficientes) de BP por aliviar la pobreza en la zona. Se pintó una imagen de BP como un buen ciudadano corporativo, mientras tanto uno de los integrantes de la IAG dijo en entrevista con Lara Coleman que no existía una sociedad civil en los campos petroleros de Casanare. No fue el único informe que no publicaron
Pidieron al investigador colombiano Pedro Galindo un informe sobre la actividad petrolera, pero negaron publicarlo integralmente, porque Galindo hizo críticas al modelo petrolero, abogó por la autonomía de las comunidades de decidir su propio futuro e hizo unas críticas detalladas y sustentadas con datos, sobre el modelo de regalías imperante en Colombia. La IAG no quiso criticar al modelo económico ni tampoco quería promover la autonomía de las comunidades respecto a las empresas petroleras.
El resultado de la intervención de la IAG fue la construcción de un modelo de responsabilidad corporativa que BP aceptó, lavando su imagen en el proceso y abriendo paso al fin de las críticas a la empresa y la pérdida de una oportunidad de discutir el modelo extractivista como una imposición violenta contra las comunidades. No es exagerado decir, que el principal beneficiario de la intervención de esas ONG en Casanare fue BP por un lado, en menor escala la XVI Brigada y los grandes damnificados, las comunidades.[14] La impunidad reinante en Casanare sigue hoy en día y no difícilmente se puede culpar a las empresas.
El modelo de responsabilidad corporativa establecido se centró sobre los principios voluntarios en cuanto a seguridad. Hoy en día cuando se critica a una empresa minera o petrolera de violar a los derechos humanos suelen señalar que ellos han firmado esos principios. Gracias a esas ONG, las empresas tienen un escudo más para protegerse contra sindicaciones de violar los derechos humanos.
Las ONG, trabajan dentro del capitalismo no en contra, ni siquiera son capaces de romper con eso cuando se trata de asesinatos. Las empresas más inteligentes contratan a periodistas, expertos en relaciones públicas y otrora defensores de derechos humanos, para esquivar sus responsabilidades. Con amigos así como esa ONG, ¿quién necesita enemigos? La mayoría de las ONG no buscan la revolución, tampoco buscan la reforma, a duras penas buscan acomodarse al poder y al sistema.
[1] Véase Petras, J (2001) Non-Governmental Organisations in a conjuncture of conflict and war psychosis https://petras.lahaine.org/non-governmental-organizations-in-a-conjuncture-of-conflict-and-war-psychosis/
[2] Roy, A. (2016) The End of Imagination. Haymarket Books. Chicago para. 32.99 (formato epub)
[3] Ibíd.,
[4] Munshi, S. y Willse C. (2017) The Revolution Will Not Be Funded. Duke University Press. Durham, USA. p. 174
[5] La información sobre las pretensiones respecto al paramilitarismo y el caso de los tres irlandeses provienen de mis propias experiencias en ese entonces y conversaciones con otras personas que también vivieron ese momento.
[6] Disponible en https://javiergiraldo.org/spip.php?article48
[7] Disponible en https://javiergiraldo.org/spip.php?article76
[8] Disponible en https://javiergiraldo.org/spip.php?article48
[9] Las2orillas (13/07/2020) Ernesto Samper presidió la mesa en el Congreso Comunista con los ex comandantes de las Farc https://www.las2orillas.co/ernesto-samper-presidio-la-mesa-congreso-comunista-los-ex-comandantes-las-farc/
[10] Giraldo M, J. (1996) Samper y La Pena de Muerte https://javiergiraldo.org/spip.php?article11
[11] El Tiempo (13/05/1993) Pax Christi Tras Difamación A Militares https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-125477
[12] Shivji, I.G. (2007) Silences in NGO discourse: The role and future of NGOs in Africa. Fahamu Book. Nairobi & Oxford. p.24
[13] Isacson, A. (12/11/2008) La elección de Chávez y Morales. El Espectador. https://www.elespectador.com/noticias/actualidad/la-eleccion-de-chavez-y-morales-37802/
[14] Toda la información sobre Casanare y Bp es tomada de Coleman, L.M. (2018) Rights in a State of Exception. The Deadly Colonial Ethics of Voluntary Corporate Responsibility for Human Rights (July 20, 2018). Oñati Socio-Legal Series, vol. 8, n. 6 (2018), Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3217001