Indígenas emancipados
La lucha es por seguir siendo lo que son, por seguir comiendo de su milpa y por seguir usando el agua de sus ríos para su siembra. La lucha es por seguir hablando sus lenguas y vistiendo sus ropas, por seguir haciendo sus rituales y por conservar sus formas tradicionales de organización política y religiosa. La lucha es, en resumen, por seguir existiendo.
No es poca cosa, en estos días de agosto, en los que se les festeja desde la distancia no sólo impuesta por la pandemia, sino por el cada vez más lejano reconocimiento y respeto. Don Juan Chávez Alonso, defensor del territorio purhépecha, educador, sembrador y cofundador del Congreso Nacional Indígena (CNI), nos enseñó a nombrarlos como pueblos, naciones, tribus y barrios, repetía en cada una de sus intervenciones, y explicaba la implicación de así llamarse.
“Somos los indios que somos, somos pueblos, somos indios…. queremos seguir hablando la lengua que nos hablamos; queremos seguir pensando la palabra que pensamos; queremos seguir soñando los sueños que soñamos; queremos seguir amando los amores que nos damos; queremos ser ya lo que somos; queremos ya nuestro lugar; queremos ya nuestra historia, queremos ya la verdad”, dijo don Juan en el Congreso de la Unión en marzo de 2001, cuando por vez primera los indígenas emancipados tomaron la tribuna para reclamar sus derechos y cultura.
Hoy, como ayer, desde el poder pretenden un festejo del día de los pueblos indígenas sumisos, integrados, bailando sus danzas con trajes multicolores mientras les arrebatan aguas, montañas, bosques, vientos y tierras. Sabiendo que nada de su cultura sobrevivirá si sobre sus tierras se levanta lo mismo un parque eólico que un tren, una mina o una termoeléctrica, una presa o un gasoducto.
El gobierno actual ahonda en el desprecio transexenal. Inaugura megaproyectos que los condenan a la inexistencia, al tiempo que como representante del Estado les pide perdón por deudas históricas. Y al que no le guste se jode, será considerado el no indio, el manipulado, el que no quiere el desarrollo
. O el radical de izquierda y conservador
, en sus propias palabras.
Así, la única celebración posible es la resistencia.