¿Por qué Allende antes de morir envió recado a Miguel Enríquez de que ahora es su turno?

Salvador Allende, presidente de Chile, depuesto y asesinado por el golpe militar de 1973, alcanzó a dejar su legado de no aceptar el golpe y cambiar las formas de lucha como alternativa frente al militarismo golpista preocupándose de que se le hiciera llegar a Miguel Enríquez, secretario general del MIR el pase de relevo del bastón de mando que le había sido entregado por el pueblo en elecciones impecables.



¿Por qué Allende antes de morir envió recado a Miguel Enríquez de que ahora es su turno?

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

Salvador Allende, presidente de Chile, depuesto y asesinado por el golpe militar de 1973, alcanzó a dejar su legado de no aceptar el golpe y cambiar las formas de lucha como alternativa frente al militarismo golpista preocupándose de que se le hiciera llegar a Miguel Enríquez, secretario general del MIR el pase de relevo del bastón de mando que le había sido entregado por el pueblo en elecciones impecables.

La legalidad y legitimidad del gobierno está fuera de sospecha, por lo que el partido demócrata cristiano presenta en el parlamento una moción para declarar su ilegitimidad y solicitar a las otras instituciones del estado que tomaran cartas en el asunto, es decir, un abierto llamado al golpe.

Ya Allende venía teniendo problemas con los partidos de la Unidad Popular, especialmente el partido comunista que había asesinado a un joven mirista por el sólo hecho de que diversos sectores sociales se alejaban de la maraña burocrática que esos partidos dejaban caer hasta con sangre sobre el movimiento social no partidario que crecía por todo el país. Los pacos rojos de ese partido salían a cazar activistas que no seguían la línea amarilla, vacilante y entreguista, mientras los intendentes del bloque partidario gobiernista enviaban a carabineros para “contener” las tomas de tierras, los consejos comunales campesinos y las redes de alimentos que los campesinos hacían llegar a las ciudades para alimentar los almacenes populares que se organizaban desde las redes de campamentos de pobladores sin casa.

Por todas partes la población aprendía a organizarse por abajo y el parlamento aprobó la Ley de Armas con el pretexto de buscar armamento popular en las fábricas y en los campamentos. Los burócratas parlamentarios de la Unidad Popular no se hicieron presentes el día de la votación y la derecha que incluía a sus queridos socios de la DC, aprobó esa ley maldita sin trabas que habrían al menos podido obstaculizar la tramitación.

Así, en pleno gobierno popular, tenemos la represión de los pacos rojos del pc, los ataques permanente del grupo móvil de carabineros contra las actividades de los campamentos sin casa, de los cordones industriales, de los campesinos y para remate esta nueva ley que se siguió con la incorporación de los generales al gabinete ministerial. O sea, no sólo eran golpeados y atacados los sectores más organizados del pueblo sin partidos, sino que ahora los milicos se adentraban en la fábricas, sacaban a los obreros a la calle con las manos en la nuca y trajinaban todo a su paso. Para rematar los generales “buenos” entran al gabinete, mientras los malos generales preparan el golpe a la vista de todos. Los partidos de la Unidad Popular se van quebrando y parte importante de sus cuadros y militancia abandonan las burocracias y se incorporan a los órganos de autogobierno del pueblo.

Los partidos burocráticos lanzan la consigna de evitar la guerra civil, pero los sectores organizados del pueblo lanzan otra consigna, de evitar o ganar la guerra civil, pues ya era evidente que los milicos venían con todo.

Ante eso, es obvio que Allende se atrincheró hasta el final y viendo que el golpe estaba consumado tomó su fusil y tomó la decisión de que todos se enteraran de que el mando ahora pasaba a Miguel, evidentemente al movimiento que encabezaba y que participaba junto con otros en las organizaciones que buscaban preparar al pueblo.

Pero lo que hicieron los traidores de la burocracia partidaria de la unidad popular fue unirse a los golpistas de la DC y negociar la salida de la dictadura para administrar el modelo neoliberal que nos tiene en esta situación donde ahora los muy patudos pretenden seguir en la suya de organizar el estado con una nueva constitución manteniendo intacto el aparato golpista haciendo creer a la gente que llenando el papel con derechos van a inclinar el poder hacia este lado.

Bien puede ocurrir, pero el pueblo, este pueblo que ha ido aprendiendo a golpes, hoy día ha tenido una explosión social contra todos ellos, se está organizando en asambleas de vecinos, en ollas comunes, huertas comunitarias y otras iniciativas barriales para seguir cambiando el mundo desde abajo. Bravo por Salvador Allende y fuera la burocracia de los partidos.