Panamá: El legado inmortal de Nele Kantule, líder de la Revolución Dule contra el estado panameño

“como el alacrán defiende su guarida del enemigo, debemos nosotros defender nuestra tierra, hasta con nuestras vidas”.
Al conmemorar un año más de la desaparición física del líder Nele, el pueblo Kuna reafirmamos más que nunca, seguir sus ejemplos de fortalecer nuestra autonomía territorial. Varios gobiernos intentaron vender, dando concesiones a las trasnacionales, sin consentimiento del pueblo Kuna.
Gracias al coraje del pueblo Kuna, no se han podido ejecutar estos megaproyectos en nuestros territorios, como Base Naval, interconexión eléctrica, megaproyecto turístico, REDD+ y otros



El legado inmortal de Nele Kantule: “dejo esta casa sin terminar su techo”

 

Por Dad Neba

Servindi

Hoy el pueblo indígena Kuna en Panamá, conmemoramos los 76 años de la desaparición física del líder, político, filósofo e ideólogo de la Revolución Dule de 1925.

Hoy y siempre el pueblo Kuna recordamos sus legados. El compromiso político de terminar el techo de la gran casa y defender, de este territorio llamado Kuna Yala, es el mayor legado que nos ha dejado el abuelo Nele. Gracias a él y a toda la juventud que participaron en la Revolución Dule de 1925, empuñando las armas, hoy estamos durmiendo tranquilos en Kuna Yala.

 

Y nunca olvidamos las últimas palabras de Nele Kantule, antes de morir dijo a su discípulo, Olotebilikiña:

“Dejo en sus manos, bajo su cuidado a nuestra Madre Tierra. La dejo llena de collares de oro, de plata, no despojes de sus valijas, no regales sus pertenencias ni riquezas a extraños. Vendrán días en que extraños llegarán como buitres para acabar a Nuestra Madre Tierra. Defiéndala como lo has hecho en 1925”.

Este pensamiento nos mantiene vivos, como kuna, de seguir defendiendo nuestros derechos, velando que no nos quiten ninguna pulgada más de nuestro territorio. Hoy la lucha por la recuperación de Nagdurgana, es un ejemplo concreto.

Nele decía:

“así como las avispas defienden hasta con su vida su hogar, así como las serpientes defienden su nido poniendo en peligro su vida y así como el alacrán defiende su guarida del enemigo, debemos nosotros defender nuestra tierra, hasta con nuestras vidas”.

Al conmemorar un año más de la desaparición física del líder Nele, el pueblo Kuna reafirmamos más que nunca, seguir sus ejemplos de fortalecer nuestra autonomía territorial. Varios gobiernos intentaron vender, dando concesiones a las trasnacionales, sin consentimiento del pueblo Kuna.

Gracias al coraje del pueblo Kuna, no se han podido ejecutar estos megaproyectos en nuestros territorios, como Base Naval, interconexión eléctrica, megaproyecto turístico, REDD+ y otros. Estos son ejemplos de lucha de un pueblo. La generación de hoy debe seguir estos ejemplos, porque aún vivimos hijos que queremos estas tierras que nos vieron nacer.

Pero, lo triste, hay que decir, que muchos hijos ya no piensan como antes, quieren negociar, y al negociar, negocian migajas; esta es la triste realidad. Ejemplos, empresas telefónicas en nuestros territorios mal negociados, interconexión eléctrica mal negociada.

Podemos decir que Kuna Yala es Autónomo, bueno o malo; si tenemos la libre determinación para tomar muchas decisiones que el Congreso General Kuna ha demostrado ante muchos megaproyectos. Es cierto que no tenemos autonomía económica, es por esto hay trabajar para lograrla, y nos toca terminar de construir ese techo de la casa.

Es cierto, hay que reconocer que estamos bajando la guardia en las negociaciones. Hoy el pueblo Kuna necesita a todos sus hijos, obreros, campesinos, no solamente hay que llamar a los intelectuales. A veces esos intelectuales engañan a su propio pueblo, porque viene su formación del sistema, que todo les habla del capital, no les habla de lo humano, de la solidaridad. La academia nos está haciendo más invidualistas.

Por eso quiero terminar esta breve reflexión en el 76 aniversarios de la muerte del abuelo Nele, su legado:

“Aprender el arte de dominar la culebra venenosa no es para convertirse en la culebra, sino, saber cómo dominar a la culebra”.

El día 3 de septiembre de 1944, a la edad de 76 años, Nele Kantule fallece. Su muerte deja gran vacío de autoridad en toda la Comarca Kuna.

Desde entonces, la comunidad Ustupu y toda la comarca Kuna Yala, cada año recuerda al político, filósofo, médico, al tradicionalista y al gestor de la Revolución Dule de 1925.

Para la convivencia pacífica y la construcción de una verdadera sociedad democrática en Panamá y en el mundo, es indispensable reconocer y dar valor a la existencia de los pueblos indígenas con sus valores e intereses diferentes, así como respetar y tolerar esos valores históricos e intereses que nos distingue a los demás pueblos.

Concluyo destacando su pensamiento:

“RESPETAMOS Y ADMIRAMOS A LAS GRANDES CULTURAS DEL MUNDO Y ASí MISMO ESPERAMOS SER RESPETADOS COMO UN PUEBLO DIGNO Y HUMANO”.
Nele Kantule.


Dad Neba: en la lengua indígena kuna, significa “abuelo de la llanura”, con este nombre se identifica el comunicador indígena kuna Nelson De León Kantule, bisnieto de Nele Kantule. Correo electrónico: duleigar@gmail.com /telef. (507) 6098-5851.

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Revolución guna

 

La Revolución guna se refiere al levantamiento social producido entre febrero y marzo de 1925, donde los indígenas gunas se rebelaron ante las autoridades panameñas, como una respuesta a la occidentalización forzada a las que fueron sometidos. En dicha revolución se proclamó la República de Tule, de corta existencia, y combatieron a los policías indígenas y latinos.12

El 4 de marzo de 1925 se firmó un acuerdo de paz entre las autoridades locales y el gobierno panameño, donde se renunció a la independencia a cambio del respeto de las costumbres indígenas y la autonomía de la zona. Eventualmente, dicha zona se convertiría en la comarca indígena de Guna Yala.2

Antecedentes

Durante los primeros veinte años de Panamá como país independiente, los gunas tuvieron serias diferencias con los gobiernos nacionales, porque intentaban erradicar su cultura, irrespetaban sus costumbres y a sus autoridades indígenas, aparte querían despojar sus tierras y eran ultrajados por los intendentes y los policías coloniales (un colono para un indígena, es un no indígena).

Este hecho está ligado a un incidente el 20 de abril de 1921, que se escenificó en Narganá y Corazón de Jesús, un movimiento de occidentalización a las mujeres, que consistía en cambiarles de ropa, quitarles el aro de oro puro de la nariz, las planchas de oro de alto quilate, los abalorios, los güines y los collares de moneda que usaban de adornos. Pero una mujer se escapó de Narganá y huyó a Río Azúcar, de donde provenía. La policía, en represalia, mantuvo encarcelados a sus hijos y a su yerno, quien fue liberado para que la fuera a buscar.

Ese día, en Río Azúcar había un congreso indígena y allí se decidió no dejar ir a la mujer, por lo que el sáhila le envió, en nombre de la comunidad, un mensaje a los policías diciéndoles que no fueran a buscarla. Los policías no hicieron caso al mensaje y enviaron esa misma noche una comisión a Río Azúcar de dos policías coloniales y tres policías indígenas. Al intentar detener a algunos de los parientes varones de la mujer, empezó la batalla y murieron tres moradores del pueblo; dos policías indígenas y los otros fueron heridos ferozmente con machete cuando huían en un cayuco. Los cadáveres de los policías se dejaron en el agua, amarrados a un palo encavado en la arena, hasta que llegaron a recogerlos sus familiares.

El ambiente siguió tenso hasta enero de 1925. Juan Demóstenes Arosemena era el gobernador de la provincia de Colón y sentía preocupación por la información que le había suministrado el intendente de San Blas, Andrés Mojica, sobre un supuesto movimiento independentista entre los indígenas, por lo que se decidió comunicarle al secretario de Relaciones Exteriores, Horacio F. Alfaro, que siguiera de cerca las acciones de los estadounidenses: la misionera Anne Coope y el explorador Richard Oglesby Marsh.

Precisamente Marsh fue el impulsor de la “independencia”. A su regreso a Panamá en enero de 1925, encontró un conflicto entre policías e indígenas a punto de estallar, por lo que pidió la intervención de militares estadounidenses de la Zona del Canal, para que ejercieran un protectorado, y redactó la Declaración de independencia y derechos humanos del pueblo de Tule y Darién. Marsh obtuvo el apoyo del embajador estadounidense, quien ayudó a que el gobierno panameño firmara un acuerdo de paz que garantizara los derechos humanos y políticos de los gunas.

La revolución

 
 

La situación se agravó hasta el 12 de febrero de 1925, en la que se celebró un congreso guna en Ailigandí, en donde se reunieron los principales jefes de 45 aldeas y tribus. Las discusiones duraron 26 días, se decidió proclamar la República de Tule y se fijaron los límites territoriales.

De esta sublevación surgió una bandera, la cual fue confeccionada por Waga Ebinkili (María Colman), nieta del cacique Simral Colman. La misma tenía un diseño rectangular con franjas. El centro era de color amarillo y los bordes de color rojo y con una figura esvástica.

El 21 de febrero, diez días después de la declaración de independencia, en medio de las fiestas de Carnaval se desató la revolución indígena que se prolongó hasta el 27 de febrero, la cual estuvo encabezada por Simral Colman y Nele Kantule. Se cuenta que los sublevados indígenas viajaron en cayucos desde Ailigandí y Cartí con el propósito de atacar los cuarteles de la Policía Nacional en Playón Chico, Río Tigre, Tigantikí, Narganá, Ukapa y otros puntos del archipiélago, y ejecutaron a gran parte del contingente policial. El saldo fue de 27 muertos.

El 4 de marzo, con la presencia del ministro estadounidense John G. South, se firmó el acuerdo de paz con los indígenas y se les prometió un mejor trato respecto a sus costumbres; no imponer el establecimiento de escuelas, y se les aseguraba la misma protección y los mismos derechos de que gozan los demás ciudadanos. Los indígenas, en cambio, se comprometieron a deponer las armas, a retirar la declaración de independencia y a acatar las leyes de Panamá.

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Nele Kantule (también conocido como Iguaibilikinya; Puturgandí, 1868 - Ustupu, Panamá; 1 de septiembre de 1944) fue un erudito y líder indígena guna, gestor de la revolución guna de 1925.

Primeros años

Su padre fue Inauelipinele (quien falleció cuando tenía seis años) y su madre fue Igua Wigdidili (falleció cuando tenía 11 años).

De joven se interesó en la historia de los gunas y escuchaba a los ancianos reunidos en el Onmaked Nega (congreso). A los 17 años viajó al Cerro Tacarcuna (Takarkunayala, tierra ancestral para los gunas) y a la comunidad de Wala, conociendo a los sabios de la zona. Luego se dirigió a la zona de Madugandí y después de dos años de haber salido de Puturgandí, regresó para casarse con Iguasoguiguili. De su matrimonio tuvo nueve hijos: Wagadiwigdidily Kantule, Olowignipi Kantule, Alfred Kantule, Joseph Kantule, José Kantule, Victoria Kantule, Carolina Kantule, Emiliano Kantule (1912 - 1997) y Nelita Kantule (fallecida en marzo de 2013).

A la edad de 21 años se trasladó a la región de Ibgigundiwar y Makilagundiwar, en Colombia. En ese viaje, se instruyó más sobre historia guna, historia de Colombia e historia universal, además de cultura no guna.

Labor como dirigente

Nele Kantule creó una escuela tradicional para jóvenes e instruirles sobre historia guna. Además, aprende sobre medicina guna, especializándose en botánica. A los 28 años fue nombrado Sapin Dummad de la comunidad por el sáhila Yahigunabaler.

A comienzos de la década de 1900, la comunidad sufrió una inundación y fue azotada por una plaga de mosquitos. Tanto Yahigunabaler como Nele Kantule decidieron trasladar temporalmente la población de Puturgandí a la isla de Narganá (Yandup), para luego mudarse a la isla de Ustupu. Este último traslado se realizó entre finales de 1903 y comienzos de 1904.

Luego en 1911 Ustupu fue azotado por un incendio, por lo que Yahigunabaler decidió trasladar la comunidad a Gusebgandub, pero muchos se opusieron al cambio, entre ellos Nele Kantule, por lo que éste decidió quedarse en Ustupu y fue nombrado como nuevo sáhila.

Nele Kantule recibió muchas visitas debido a su fama como vidente, y se le conoció entre los gunas como Nele Wardad.

Revolución guna

Tras la reconstrucción de Ustupu, en 1921 estallaron los enfrentamientos entre los gunas y la policía nacional panameña en la isla de Narganá y en Río Azúcar, debido a que los policías estaban prohibiendo a las mujeres vestirse de mola y a practicar fiestas gunas.

Nele Kantule comenzó a ver un gran éxodo de gunas a Ustupu y en 1923 viajó a Ailigandí para visitar al anciano sáhila Simral Colman (Olokindibipilele), con el fin de conocer la situación y buscar consejo de éste. En el primer encuentro, no tuvo apoyo de Simral pero luego se hizo una nueva reunión, donde Nele Kantule invocando a sus ancestros, logra su objetivo. Nele siendo más joven que Simral, se le dio la tarea de preparar una revolución indígena.

En 1924, tras una reunión de grandes líderes de la región se tomó la decisión de alzar en armas y Nele había preparado a varios jóvenes de Ustupu para ello. La sede de la revolución se establecería en Ailigandí, trasladando la población a Orwila.

Nele nombró al abuelo Olotebilikinya como líder de la avanzada y el 21 de febrero de 1925, se inició la lucha contra los policías panameños. Tras la revolución, el gobierno panameño decidió aceptar las condiciones de los indígenas de no ser occidentalizados a la fuerza, a cambio de la renuncia de las armas, hecho que se concretó en un acuerdo el 4 de marzo de 1925.

Tras la revolución

Tras la muerte de Simral Colman el 5 de agosto de 1929, Nele Kantule fue nombrado sáhila de todos los pueblos gunas de la comarca.

En 1932 firmó un convenio laboral con el general Preston Brown, comandante de la Zona del Canal de Panamá, para que los gunas pudiesen laborar en las bases militares estadounidenses acantonadas de la zona.

En 1944, luego de viajar a Madugandí, contrajo una enfermedad que le provocó su muerte el 1 de septiembre en Ustupu. Fue velado y luego enterrado el 3 se septiembre, no obstante, se considera su fecha de entierro como el de fallecimiento, y a través de la Ley 32 de 1965, cada 3 de septiembre es un día feriado a nivel comarcal.