México se desangra con la connivencia del Gobierno

Por si el Estado de México no lideraba ya las lamentables cifras de violencia, asesinatos, desapariciones y feminicidios, en tiempos de pandemia y confinamiento, en lugar de ralentizarse y disminuir, la violencia se está recrudeciendo, en particular, contra las comunidades que llamamos insurgentes porque optaron por el autogobierno para hacer frente al narcotráfico, a los paramilitares, a la complicidad del Estado y también a la COVID-19.



México se desangra con la connivencia del Gobierno

Secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT
El Salto
28 sep 2020 01:27

Por si el Estado de México no lideraba ya las lamentables cifras de violencia, asesinatos, desapariciones y feminicidios, en tiempos de pandemia y confinamiento, en lugar de ralentizarse y disminuir, la violencia se está recrudeciendo, en particular, contra las comunidades que llamamos insurgentes porque optaron por el autogobierno para hacer frente al narcotráfico, a los paramilitares, a la complicidad del Estado y también a la COVID-19.

El último asesinato que conocemos se ha producido en el Estado de Baja California, territorio que no acostumbraba a ser atacado por la contrainsurgencia. Hace unos meses que los colectivos que defienden los derechos humanos y no humanos, como la defensa del agua, de allá, nos venían alertando del incremento de la tensión contra sus colectivos. El pasado 24 de septiembre, el compañero Óscar Eyraud Adams (originario de la comunidad kumiai) luchador social por los derechos de los pueblos originarios y solidario en luchas nacionales, quien mantenía actualmente sus acciones enfocadas en defensa del agua y territorio fue asesinado por el Narco Estado en Tecate Baja California, mientras las autoridades locales ni previenen ni investigan, ni se las espera. La necesidad de autogestión por parte de los Pueblos Originarios en su autodefensa y creación de alternativas de gestión, como la Juntas de Buen Gobierno zapatistas son más que evidentes.

Mientras, el presidente AMLO pretendía ensalzar su penosa gestión no solo de la violencia del narco y de los paramilitares, que en nada ha disminuido desde que fue investido, tampoco ha servido de nada la nueva Guardia Nacional, sino ahora de emergente actualidad, la gestión de la pandemia por la COVID-19, que lleva ya en México más de 715.457 personas infectadas según la OMS, y un 10,74% de letalidad, ocupando en la actualidad el quinto puesto del ranking mundial. Si bien se estima que las muertes extrahospitalarias por la COVID-19 triplicarían la cifra de personas fallecidas.

El pasado 15 y 16 de septiembre, en el marco del día de la Independencia, el presidente, que pretendía erigirse como la cuarta transformación radical en México, se ha centrado únicamente en tratar de poner en valor su pésima gestión. Mientras, los colectivos y organizaciones adherentes a la Sexta Declaración (zapatista) de la Selva de Lacadona (2005), organizados en Redes de Rebeldía y Resistencia han puesto en marcha una Segunda Acción Global contra la guerra del mal-gobierno en sus tres niveles de gestión (Federal, Estatal y local), el narco y los paramilitares, le tienen declarada al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), a los Pueblos y a la Vida.

Se eligió que comenzara el día 20, porque desde que el 20 de febrero de 2019 fuera asesinado el activista zapatista y del Congreso Nacional Indígena (CNI) Samir Flores, se conmemora cada 20 de mes la exigencia de justicia y verdad sobre su asesinato. Y se decidió que esta acción global terminara el 26 de septiembre, para recordar la desaparición forzada aquel 26 de septiembre de 2014 de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.

La exigencia de verdad y justicia contra la violencia del Estado, se extiende en todas las acciones de Rebeldía y Resistencia en México.

 

El actual mal gobierno en sus tres niveles de gestión, continua la campaña de sus predecesores malos-gobiernos, ahora en la oposición, pero en mayoría en el Congreso de los Diputados, contra el EZLN. De manera muy torpe, la verdad, pero constante, continúa tratando de equipararlos a una suerte de paramilitares o lo que es peor, de narcotraficantes, obviamente sin ningún tipo de pruebas. Decimos que es muy torpe querer vincular al EZLN con el narco, cuando, desde el levantamiento en 1994 en Chiapas, las y los compas, acordaron no permitir el consumo ni el tráfico de drogas, incluido el alcohol, en las comunidades insurgentes. Y así se mantienen desde entonces. También resulta muy torpe e ignorante tratar de vincular al EZLN con los paramilitares racistas y clasistas, cuando el EZLN es un ejército del y para el pueblo, que defiende los siete principios de las Juntas del Buen Gobierno: obedecer y no mandar, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse, convencer y no vencer, construir y no destruir, proponer y no imponer. Entre sus líneas ideológicas, recogemos:

- La defensa de derechos colectivos e individuales que han sido negados históricamente a los pueblos indígenas mexicanos.

- La construcción de un nuevo modelo de nación que incluya a la democracia, la libertad y la justicia como principios fundamentales de una nueva forma de hacer política.

- El tejido de una red de resistencias y rebeldías altermundistas en nombre de la humanidad y en contra del neoliberalismo.

Nos reconocemos y acogemos en los aprendizajes de su historia, el ejemplo que suponen las comunidades zapatistas y sus 43 centros zapatistas que han roto tanto el cerco con el que el Mal Gobierno de López Obrador trata de exterminar la realidad alternativa que supone el zapatismo, como el Estado de Chiapas.

Denunciamos la militarización del Estado de Chiapas y en concreto de los Municipios Autónomos Zapatistas, ya que además de atentar contra la Autonomía zapatista, en nada sirven para evitar los ataques del narco y los paramilitares a las bases de apoyo zapatista.

Tampoco es el objetivo de este artículo hacer una defensa del zapatismo o del EZLN, ya que no le hace falta, su historia y trayectoria hablan por sí mismas. Tratábamos de aclarar lo más sencilla y concretamente la absurdez de los ataques al EZLN, que celebrará el próximo 17 de noviembre sus 37 años de historia y actualidad.

Pero como nos han dicho desde siempre los y las zapatistas, la lucha por la vida es la lucha contra la hidra capitalista, contra la avaricia de los pocos que nos despojan, explotan para incrementar su beneficio. Y en este sentido, los macroproyectos abanderados por AMLO constituyen los tres buques insignia del liberalismo que defiende bajo el ya manido progreso. Ponemos como ejemplo estos tres macroproyectos por la envergadura que suponen en cuanto a la afectación a vastos territorios, los Pueblos Originarios y la vida que los habita. Por eso, la Segunda Acción Global desarrollada entre el 20 y 26 de septiembre englobaba la lucha contra la guerra contra el EZLN, pero también a los Pueblos y a la Vida.

Entre estos tres macropoyectos se encuentran el mal llamado Tren Maya, el Plan Integral de Morelos y el corredor transístímico. Huelga explicar los intereses internacionales de las multinacionales en estoy proyectos, que no les importa vulnerar el Convenio 1989 de la OIT que defiende la consulta de los Pueblos indígenas que habitan los territorios que los malos gobiernos mal venden a las multinacionales de capital extranjero que vienen a despojar los territorios de los Pueblos Originarios con nula repercusión en Servicios Públicos para las comunidades, ni mucho menos, una redistribución de la riqueza.

Pero hay muchos más. El sábado 22 de agosto la organización ORCAO saqueó e incendió dos bodegas de maíz y café pertenecientes a bases de apoyo zapatistas, en el crucero Cuxuljá, entre Oxchuc y Ocosingo, en el municipio autónomo de Lucio Cabañas.

Señalamos igualmente los ataques al Ejido de Tila en los que el Ayuntamiento ha abatido las empalizadas que había levantado el Ejido para protegerse de la pandemia y en el último ataque los paramilitares asesinaron a un compañero ejidatario e hirieron a tres más.

Asimismo, tal y como nos informan los compañeros de Atenco, desde el pasado 3 de septiembre de 2020, las compañeras y compañeros del pueblo digno y rebelde de San Salvador Atenco han venido sufriendo agresiones por parte del grupo denominado los Oaxacos, que son presumiblemente integrantes del grupo paramilitar Antorcha Campesina del Estado de México. Grupo que viene actuando contrainsurgentemente desde hace más de 30 años. Los Oaxacos al frente de Alejandro Santiago López agredieron con armas de fuego, piedras y palos a varias familias, mientras son coberturados por los cuerpos policiacos municipales. Estos actos de provocación se dan en el contexto nacional de imposición de megaproyectos y despojo de territorios, que vuelven a evidenciar cuáles son los intereses capitalistas de los gobernantes del país. Al igual que en el resto del país intentan sembrar duda y confusión poniendo las cosas como una riña entre pobladores, pero no, son grupos de choque que operan abiertamente e impunemente cobijados desde el poder.

El pasado 11 de septiembre, llegó al Zócalo del Centro Histórico de Ciudad de México la caravana promovida por el Concejo Indígena y Popular de Guerrero–Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) quienes emprendieron una marcha que llegó a Ciudad de México con la intención de concentrarse en un plantón permanente en el Zócalo para exigir el cumplimiento de los acuerdos por parte del Gobierno Federal de López Obrador y funcionarios públicos como Alejandro Encinas y Adolfo de López. Igualmente se explicó la denuncia pública al gobierno mexicano quien ha negado a la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos la existencia del grupo criminal “Los Ardillos” quienes asesinaron a 23 promotores del CIPOG-EX entre 2019 y 2020 y continúan amenazando a decenas de comunidades hostigándolas con detonaciones de armas de fuego. Estas movilizaciones denuncian al mal gobierno que no garantizaba los servicios públicos más básicos antes de la pandemia, ni ahora. La realidad autónoma de los pueblos indígenas sigue dando respuesta allá donde el Estado ni llega ni se le espera. Sin embargo, la agudización de la pobreza, la falta de sanidad y la violencia de los paramilitares está asesinando a la población. Es por ello que urge darles voz y apoyo.

En 2020 se cumplió un año del asesinato del compañero del CNI Samir Flores Soberanes y este año, ni el aislamiento por la pandemia de COVID-19 ha dado tregua a las y los compas. En lo que va de año, han sido asesinados siete compañeros del CNI y los ataques a las comunidades son continuos.

Desde el pasado 11 de septiembre, 17 efectivos de la Guardia Nacional son investigados por el asesinato de Jessica Silva mientras se manifestaba, junto a su compañero herido de gravedad tras los disparos, contra el desvío de agua a Estados Unidos desde la represa “La Boquilla Chihuahua”.

Desde la Europa de abajo y a la izquierda, nos estamos movilizando para que estos hechos no se silencien, ya que la sangre que se derrama allá es para lucrar a las multinacionales que consumimos acá.

Por ello, desde CGT nos hemos adherido también a defensa de la Jornada nacional de movilización en defensa de la madre tierra y contra la guerra al EZLN, los pueblos y comunidades indígenas por el 12 de octubre, fecha en que se cumplen 528 años del mal llamado Encuentro de Dos Mundos; este aniversario que para unos pocos es de motivo de festejo, para nosotros los pueblos originarios y los pobres de México, es una fecha que nos recuerda el inicio del sufrimiento, de la destrucción de las culturas y el despojo de las tierras y de los bienes que en ellas existen. Pero también es un día en el que celebramos la Resistencia Digna de los pueblos, junto a ellos, rememoramos qué en estos 528 años, los abuelos y abuelas, los padres y madres han luchado para defender lo legítimo, es una fecha que tiene un gran valor simbólico, por ello y frente a la grave situación que vivimos y ante la urgente necesidad de levantar la voz y exigir sean respetados los derechos de nuestros pueblos, nos estamos convocando a sumarse una gran jornada de movilización.