El complejo teatro de la producción de subjetividad

¿Por qué y cómo volver a Marx? ¿Cómo volver a leerlo sin que sea desde un lugar tan glosado y obediente? Marx quedó muy vinculado con la historia del marxismo. Y la historia del marxismo es una historia que respeto mucho. Cuando digo que tenemos que leer a Marx fuera del marxismo no quiero expresar desprecio. El marxismo ha sido un movimiento muy complejo, muy contradictorio, pero también muy importante. Lo que sí me parece cierto es que hoy para volver a leer a Marx hay que sacarlo de la continuidad con esa tradición, porque esa tradición construyó una imagen de Marx que ya no es productiva.



El complejo teatro de la producción de subjetividad 

Sandro Mezzadra

Conversaciones ante la máquina

¿Cómo se hace una salsa marxiana, para no decir marxista, que aprendimos por vos que es un poco despectivo?No creo que Marx haya sido un buen cocinero, pero lo que un poco en chiste traté de decir es que en sus años juveniles Marx estaba muy influenciado por las tradiciones del materialismo del siglo XVI, o sea que tenía una cercanía con algo de alquímico. Por eso cuando Marx comienza a hablar de producción material habla de producción y de fabricación del mundo, algo que encuentro también en la manera en que cocino.

Retomando la hipótesis de tu libro, ¿por qué y cómo volver a Marx? ¿Cómo volver a leerlo sin que sea desde un lugar tan glosado y obediente?Marx quedó muy vinculado con la historia del marxismo. Y la historia del marxismo es una historia que respeto mucho. Cuando digo que te nemos que leer a Marx fuera del marxismo no quiero expresar desprecio. El marxismo ha sido un movimiento muy complejo, muy contradic-torio, pero también muy importante. Lo que sí me parece cierto es que hoy para volver a leer a Marx hay que sacarlo de la continuidad con esa tradición, porque esa tradición construyó una imagen de Marx que ya no es productiva. En este sentido, volver a leer los textos significa también valorizar el carácter fragmentario de su obra. Tenemos una imagen de Marx como de un pen-sador muy sistemático. Y si bien es verdad que él quiso ser un pensador sistemático, lo que me interesa es ver los puntos en los que esa volun-tad de sistema choca con la materialidad de una historia que lo obliga a reabrir la investigación. Es precisamente este momento lo que me pare-ce muy importante reactivar para reencontrar la radicalidad y la potencia subversiva de su obra.Tratando de traer los problemas marxianos a la actualidad, ¿cómo te parece que se plantea hoy la relación entre clase obrera y burguesía en un contexto no fabril? En un contexto fordista era muy fácil identificar la relación diferencial entre los dueños de los medios de producción y aquellos que sólo son dueños de su fuerza de trabajo. Pero en el actual contexto neoliberal nuestro principal medio de producción es nuestro cuerpo y, por ahí, somos nosotros mismos que, bajo una racionalidad em-presarial, nos imponemos principios muy rígidos de rendimiento y de adecuación al mercado. ¿No

53hay una especie de introyección de la relación entre burgués y obrero?Si, en muchas situaciones podemos ver una suerte de introyección que ha sido descrip-ta por muchos críticos del neoliberalismo. Hay que tomarla en cuenta, pero no es la única di-ferencia que tenemos con la situación descripta por el propio Marx. Marx empezó a analizar el capitalismo en un momento en que todavía no se había afirmado completamente la produc-ción industrial como clave de aquella época. Y él trató de anticipar ese proceso de afirmación que veía sobre todo en Inglaterra, destacando y describiendo los momentos de antagonismo que caracterizaban el proceso mismo de afirma-ción de la industria. Por eso su reflexión sobre el sujeto revolucionario es una reflexión sobre la formación de la clase obrera industrial. Pero en el mismo Marx hay también intentos de ir más allá de una imagen del sujeto revolucionario restringida a la clase obrera industrial. Se trata de otros momentos que tenemos que reactivar. Por ejemplo, en la oscilación entre clase obrera y proletariado, que me parece bastante sugerente. Muchos de sus textos permiten una apertura de la relación misma y la producción de un “cam-po de tensión” en cuyo interior podemos colocar nuestra propia búsqueda. De esto se trata: ir más allá del propio Marx para ir a la búsqueda de los sujetos hoy explotados y que pueden ser prota-

54gonistas de un proceso de transformación social. Una búsqueda abierta, en la que el problema que mencionaron se vuelve central.Tu libro nos da un Marx sin eufemismos. Después del ́68, la nueva izquierda que se que-ría distinguir del estalinismo y de la historia de los partidos comunistas, encontró en Spinoza una filosofía con la cual trabajar los problemas de la subjetividad desde un punto de vista materialis-ta. Como dijo Althusser, “Spinoza era el eufemis-mo para hablar de Marx”. En años más recien-tes, después de que se publicaron los cursos de Foucault sobre la biopolítica y el neoliberalismo, podemos decir que Foucault relevó a Spinoza. En tu libro, en cambio, el debate sobre la producción de subjetividad desde un punto de vista materia-lista aparece sin eufemismos: ¿qué nos dice Marx hoy a nosotros? ¿Cómo pensar nuestra relación con la producción de subjetividad, que es el tema central de tu libro? ¿En qué sentido se puede de-cir que los procesos alienantes de producción del capitalismo producen subjetividad? Trato justamente de tomar la cuestión de la producción de la subjetividad así como se la discute hoy en la teoría crítica, como hilo para armar una relectura de Marx. Y es claro que esto significa tomar en cuenta una suerte de ana-cronismo. Un anacronismo que, sin embargo, puede ser productivo. Si vamos a ver en qué sentido Marx habla de producción de subjetivi-

55dades vemos, por un lado, que el capitalismo está enraizado en dispositivos de producción de subjetividad. Su análisis del capitalismo es sobre el tipo de subjetividad necesario para el funcionamiento del modo de producción capi-talista. En este sentido, es muy sugerente todo el análisis de la llamada acumulación originaria, porque Marx muestra precisamente la manera en la que una forma específica de subjetividad es históricamente producida. Mi intento es re-activar la idea de acumulación originaria, este momento de la producción de la subjetividad como un momento constitutivo del capitalismo en tanto tal. Por otro lado, Marx subraya que en el capitalismo esta subjetividad producida para trabajar, esta subjetividad producida para la explotación, es también la única fuente de producción de valor. Esto significa, como decía antes un poco en chiste, fuente de producción del mundo. La subjetividad emerge, entonces, como un campo de tensión y de batalla.Desde lo político es muy difícil pensar la produc-ción de subjetividad como proceso, como algo que se produce permanentemente: la clase política ve a la población como algo que tiene una identidad ya dada a la cual hay que interpelar. Para eso cuenta con todo el aparato de estadísticas y sondeos de la opinión pública, como si fuera subjetivada de una vez y para siempre. Pero también ocurre desde la izquierda, que mira al “pueblo” como a una masa que tiene una subjetividad alienada en un sentido

56que ya se sabe cuál es. ¿Te parece que la vuelta a Marx ofrece elementos para pensar no sólo la iden-tidad del otro como algo que puede cambiar, sino también la subjetividad militante como algo que está en proceso? Otra vez, se están planteando problemas característicos de nuestra época y con un len-guaje que es también propio de nuestra época. Pero creo que sí es posible encontrar en Marx sugerencias y fragmentos que nos permiten pensar de manera productiva el problema que ustedes plantean. Tomamos por ejemplo una afirmación muy famosa: “La liberación de la clase obrera debe ser producida por la clase obrera misma”. Creo que esta afirmación, que queda en el estatuto de fundación de la Primera Internacional, nos indica caminos para desarro-llar este problema. Porque el problema es jus-tamente el problema de una autoliberación con nuestro lenguaje. Ver la manera en la que Marx desarrolló esta idea y la averiguó en aconteci-mientos históricos como la Comuna de París es muy útil, creo, para seguir pensando el proble-ma de la subjetividad.Cuando uno lee a Marx, sobre todo el Marx de El Capital piensa “esto es muy abstracto”. Pero en Marx hay también una crítica de lo abstracto. Al mismo tiempo, el capitalismo se volvió cada vez más abstracto y no es tan fácil ver contra quién pe-lear. El capital financiero es más abstracto, el dinero

57mismo es muy abstracto. Si uno escucha las críticas que se han hecho al capitalismo en el último tiem-po, algunas de ellas plantean que, cómo el capital vuelve todo abstracto, nosotros tenemos que volver todo concreto: formas de intercambio más directas, no las grandes categorías sino cosas más sensibles. Leyendo a Marx y leyendo al modo en que vos leés a Marx aparece una crítica muy diferente a la abs-tracción. Desde este punto de vista, si pensamos que la clase obrera tiene que liberarse a sí misma, ¿qué tiene que hacer la clase obrera con la abstracción cuando se debe liberar a sí misma? ¿Cómo hace para liberarse en este mundo abstracto?Es una pregunta compleja. De hecho el tema de la abstracción es central en Marx desde el principio de su reflexión filosófica y política. El capitalismo es un mundo dominado por abs-tracciones, la crítica de la forma de la mercan-cía, por ejemplo, nos dice precisamente esto. Todo el tema del dinero como abstracción real, como algo que arma, organiza y produce las re-laciones sociales. Frente a esta potencia mate-rial de la abstracción lo que Marx hace se puede decir de manera bastante sencilla: él reconoce en la potencia de la abstracción la potencia de la cooperación social del trabajo y de la vida de los explotados. Entonces el problema que él plan-tea es justamente el problema de la reapropia-ción de esta potencia de la cooperación social que queda como cristalizada en la abstracción. En este sentido, para Marx no es posible criticar

58a la abstracción del capital desde el punto de vista de la reivindicación de lo concreto, una po-sición que es muy difundida hoy y que ya estaba presente en su época. La crítica que él hace a Proudhon va un poco en esta dirección.¿Cómo ves desde afuera a la izquierda argenti-na en relación al peronismo?Me parece que la situación de Argentina es muy compleja y no creo que la manera más productiva para evaluar esta complejidad sea reproducir una frontera muy clara entre una iz-quierda “pura” y el peronismo. Me parece que en éste, como en otros momentos de la histo-ria argentina, hay una fluidez donde podemos ver un conjunto de movimientos, de fuerzas, de cuerpos militantes que cruzan cada vez esta frontera. Y sería interesante preguntarse sobre la posibilidad de una conformación política ca-paz de elaborar este proceso de cruce conti-nuo de la frontera entre izquierda e izquierda peronista.