Desde Sudáfrica: «En, en contra y más allá del coronavirus»
¿Qué apunta más allá?
Es irrefutablemente claro que muchas de las cosas buenas que hemos visto en este tiempo de crisis y muerte son realmente buenas pero son absolutamente incompatibles con el capitalismo, cosas como: el freno dramático del consumismo; la radical reducción de la contaminación; pasar más tiempo pensando y preocupándose que «trabajando»; priorizando y asignando recursos materiales, intelectuales, sociales y de infraestructura, precisamente contra la lógica del dinero y la demanda del mercado, para los pobres, el público, los vulnerables, los cuidadores, etcétera.
Lógicamente, concluimos entonces que lo que se revela centralmente sobre nuestra situación, y tal vez revelado de nuevo a personas que quizás habían olvidado su verdad permanente, es la espectacular inadecuación de la lógica del dinero/capital para la vida humana y social. Hemos visto cómo la crisis del Coronavirus destaca el desastroso impacto de esta lógica cuando da forma a la organización de nuestras relaciones interpersonales, y también a nuestra relación entre los humanos y la naturaleza no humana.
Está más claro que nunca, que necesitamos una relación ecológica completamente diferente con el mundo en el que estamos, no dominante sino fraternal; no explotadora sino regenerativa; no mercenaria sino recíproca; no competitiva sino comunista; no promiscua sino enriquecedora; no agresiva e hiriente, sino mutuamente curativa y restaurativa.
Pero sin nuestro rechazo obstinado y militante, la lógica del dinero volverá a imponerse y regresaremos a los «negocios» usuales. Y ahora, seguramente es claro y urgente ver que lo que ha pasado por normalidad, es una «normalidad de muerte» (una frase usada por John Holloway en una entrevista con Firoze Manji de Daraja Press)1. Claramente, una batalla importante por delante será la disputa sobre cómo «empezar de nuevo», sobre qué visión, prácticas, relaciones y principios darán forma a lo que viene a continuación.
Como dice Steven Friedman2: “Casi todos están de acuerdo en que la pandemia cambiará el mundo para siempre. Casi nadie se pone de acuerdo sobre lo que será o debería ser el nuevo mundo.” Señala cómo la gente argumenta que, debido a que la pandemia ha expuesto la devastación ambiental y la desigualdad social que marcaron nuestra «normalidad», podemos evitarlas en un futuro pos-pandémico. Por supuesto que es cierto que podemos (y de hecho deberíamos), y es cierto que “la pandemia puede desencadenar estos cambios. Pero también podría marcar el comienzo del polo opuesto” y también es posible que “el nuevo mundo no sea tan nuevo después de todo.” Friedman argumenta:
“Ninguna de estas rutas surgirá automáticamente… Dependerá de si aquellos que quieren un mundo más justo, más democrático, más capaz de salvar el planeta, son más fuertes y toman decisiones estratégicas mejores que aquellos que quieren lo opuesto. [Pero] aquellos que quieren un mundo más justo, tienen en su poder lo necesario para derrotar a los mercaderes del odio y la dictadura.3”
Gran parte de la disputa sobre lo que viene a continuación se relaciona con cuestiones económicas. De hecho, se habla mucho sobre economía. Parte de esto, se centra en los desafíos económicos que vendrán después del pico del período de la crisis del Covid-19. Otra, considera cuestiones económicas que surgen durante el período de gestión de la crisis en sí. Parte de esa conversación está impulsada por los intereses del capital (y fracciones dentro del capital), y dentro de eso hay intervenciones claramente oportunistas para tratar de impulsar reformas estructurales desagradables en el punto álgido de una crisis. Estas voces son poderosas, y el actual ministro de Finanzas, Tito Mboweni, probablemente esté bastante atento a ellas dada su tendencia neoliberal. Pero muchos otros sudafricanos también se centran en cuestiones económicas y en cómo el virus y sus contramedidas4 ya tienen, y tendrán, un impacto negativo, con consecuencias desastrosas para las pequeñas, no solo para las grandes (y otras) empresas. Durante el período de «gestión» nacional de la crisis, existe una necesidad urgente de una dirección amplia y significativa de las medidas sociales y los recursos materiales para los pobres5.
Hemos dicho que queremos prestar atención a lo que la crisis del Coronavirus nos revela sobre la situación en la que nos encontramos. También, hemos dicho que revela la conexión, y que esa conexión tiene aspectos tanto tóxicos como benignos. Hasta ahora, hemos considerado principalmente algunas dimensiones de la toxicidad de nuestra situación. Hemos visto cómo nuestra situación actual está profundamente estructurada por el capitalismo y, como tal, ha hecho que todas nuestras vidas, medios de vida, relaciones y bienes estén vinculados y sean dependientes de la reproducción de ese sistema. Pero ahora, también está claro que la verdadera catástrofe es la inevitable y acelerada espiral de muerte que brota de esa lógica del capital y del dinero.
Lo positivo es que podemos aferrarnos a esta percepción y esperar que, junto con las formas nuevas (y antiguas también) de experimentar en formas radicalmente diferentes de hacer/ser/ relacionarse que fluyen de ella, pueda sostenerse más allá de la crisis inmediata del Coronavirus. De hecho, ¿no es este un aspecto realmente importante en el que todos debemos trabajar ahora? Alentar a las personas a identificar estas áreas y pensar/actuar en ellas como un futuro presente, planificando e imaginando cómo extenderlas en el tiempo y expandirlas a esferas crecientes de la vida.
Y nos preguntamos si la bondad, la solidaridad social y una escala de tiempo apropiada, ¿no son quizás las más importantes de estas? Durante una reflexión colectiva entre colegas, una amplia idea que teníamos era que «para muchos de nosotros, el confinamiento tuvo el efecto inesperado y liberador de abrir o detener el tiempo, de permitirnos detenernos y reflexionar de una manera que no existía antes bajo el tipo de régimen que llevábamos antes de la cuarentena, dictado por el tiempo y los negocios usuales. En este nuevo sentido del tiempo, nos dimos cuenta de lo preciosa que es la vida y lo preciosa que es nuestra conexión con los demás y el mundo, y no deberíamos volver a darlos por sentado.”
Y es por esto que debemos orientarnos en el presente real para encontrar y celebrar el bien, para notar y nutrir el pensamiento y el hacer que rechaza la lógica del poder, de la competencia o del lucro, de la explotación y la humillación. Esto no es sólo para mantener la esperanza y equilibrar el pesimismo, aunque quizás no haya nada de malo en reconocer que es parte de su función. Mucho más fundamentalmente, ¡es absolutamente imperativo si realmente queremos cambiar el mundo! Sabemos ahora la futilidad de las viejas tradiciones de pensamiento y prácticas de izquierda que asumen que el cambio vendrá de pequeños grupos de vanguardia de activistas cuyo pensamiento es de alguna manera «avanzado», y que necesita ser transmitido a las masas para lograr un cambio revolucionario. Es mucho más probable que cambiemos el mundo escuchando y aprovechando las muchas formas en que las propias preguntas y pensamientos de las personas, sus formas de relacionarse y actuar, rechazan la lógica del poder tóxico y el intercambio monetario con fines de lucro. Aquí descubriremos rupturas ya existentes con esa lógica del dinero y el poder. Aquí encontramos prácticas que, en cambio, encarnan y abrazan los valores y principios para una mejor forma de reproducir la vida. Es casi seguro que esto requiere mirar más allá de las antiguas sectas y dogmas de izquierda a medida que buscamos y cultivamos lo no tóxico y lo que afirma la vida que ya existe en los «pensamientos, palabras y hechos» de muchas personas y grupos.
Ahora, como siempre, es nuestro pensamiento y nuestro hacer lo que causará, ya sea recrear lo que sucedió antes, o ampliar los espacios donde rechazamos eso y «caminamos en una dirección diferente» en su lugar (basándonos en el lenguaje de John Holloway).
Entonces, si consideramos la situación de las masas pobres urbanas discutida anteriormente, nuestras acciones ahora y en el futuro no deben (simplemente) recrear las condiciones de vida que ahora enumeramos como razones por las que, por ejemplo, las medidas cautelares para contener la propagación viral y cuidarnos no son posibles para mucha gente6. Así, por ejemplo, está claro que todos sabemos ahora que todos los asentamientos humanos necesitan dimensiones humanas del espacio (por dentro y por fuera, en lo personal, doméstico y comunitario); sabemos que todas las personas necesitan alimentos buenos y suficientes (de producción orgánica local con la que las personas están conectadas); y que todas las personas necesitan una salud primaria, integral, inmunitaria y preventiva, y aire y agua limpios, que todas las personas necesitan tener acceso a información y comunicación mutua, abierta, confiable y honesta; y también asistencia (y actitudes de cuidado ampliamente practicadas) para todos, especialmente para aquellos que luchan psicológicamente o con problemas como la adicción, etcétera.
De la misma forma, debemos establecer las inevitables y más profundas implicaciones de lo que se ha revelado para que dejemos de recrear, a través de nuestras acciones y actitudes, todos los tumores sociales y psicosociales que hemos demostrado resaltar y exacerbar bajo el confinamiento; aquí estamos recordando aspectos como la violencia doméstica y la tiranía, pero también malestares espirituales más profundos de la modernidad capitalista como encontrar un significado, satisfacción, conexión y valor humanos reales desconectados de la productividad y del consumo (definidos por el capitalismo). Al expandir los espacios de la vida en los que nos negamos a continuar con las prácticas dañinas, deshacemos una red más amplia que nos ha atrapado en patrones de muerte.
Quizás una tarea para todos nosotros sea tratar de enumerar todas las cosas buenas y alentadoras que estamos presenciando ahora. ¿Cuál podría ser nuestro criterio para poner cosas en esta lista? Tal vez una combinación de ciertos valores que parecen vitales ahora (o al menos cuya vitalidad para toda la vida se ha vuelto más clara en este momento), junto con una ruptura más o menos clara (ya sea ahora, deliberadamente o por «azar», o rota desde siempre) con la lógica del dinero/capital/dominación/dolor. Esos valores incluirían: amabilidad, cariño, vecindad, solidaridad, convivencia, generosidad, afirmación y aliento, gratitud, modestia, simpleza… ¿Qué más agregarías?
Notas:
2 14 de Abril 2020, «Abordar la desigualdad y ayudar a los pobres es una prioridad en el mundo pos-pandémico» https://www.businesslive.co.za/bd/opinion/columnists/2020-04-14-steven-friedman-tackling-inequalityand-helping-the-poor-a-priority-in-post-pandemic-world/
3 ibid.
4 Durante mayo se estimó que el bloqueo nacional estaba causando una pérdida estimada de 13 mil millones por día en el PIB. Citado en Mark Heywood, 20 de abril de 2020. «Un tiempo de ajuste de cuentas», Daily Maverick. https://www.dailymaverick.co.za/article/2020-04-20-a-time-ofreckoning/
5 Véase: Mark Heywood, 20 de Abril 2020. “Un tiempo de ajuste de cuentas” https://www.dailymaverick.co.za/article/2020-04-20-a-timeof-reckoning/)
6 Esto no quiere decir que todos merezcan una vida de aislamiento (¡al contrario!) Y ni que todos deban aspirar a algo más que a una vida sencilla, modesta y buena con el reconocimiento mutuo de las dignidades en su corazón.
Texto publicado por el grupo Church Land de Sudáfrica (iniciativa Padkos del Church Land Programme*). Traducción al castellano para Comunizar: Nina Contartese. La publicación completa (en inglés) puede leerse aquí.
* ¿Qué es padkos?
Los diccionarios afrikáans traducen padkos como «provisiones» en inglés. Se compone de dos palabras africanas: pad, que significa camino; y kos, que significa comida. Entonces, describe la comida para el viaje.
La iniciativa padkos del Church Land Programme comenzó en 2010 como una lista de correo electrónico para proporcionar y compartir algunos recursos para nuestro viaje. Al principio, esos recursos se limitaban a piezas escritas que provienen de, o conectan con, el pensamiento y la reflexión que forma parte de nuestra praxis. Con el tiempo, padkos se ha convertido en un programa vibrante y variado. Pero los objetivos principales siguen siendo los mismos, y siempre hemos intentado asegurarnos de que los padkos que compartimos sean de temporada, de base local y nutritivos.
¿Por qué?
CLP ha hablado a menudo de su trabajo como un viaje, y nos inspira la frase de Paulo Freire: «Hacemos el camino caminando.” El trayecto de nuestro trabajo es profundamente gratificante y nuestra principal guía e inspiración siguen siendo las luchas rebeldes de la gente. Pero también es un viaje largo y exigente. A medida que continuamos juntos, todos necesitamos padkos -sustento y alimento para el pensamiento- en el camino.
CLP pone a disposición estos padkos porque siempre se piensa en la acción emancipadora; porque la reflexión fortalece la lucha; ¡y también porque nos lo han pedido! Esta iniciativa es un aspecto de nuestra respuesta a las solicitudes de amigos y miembros, colegas y camaradas para ser «alimentados»: escuchar y aprender con CLP sobre su pensamiento y trabajo.
¿Cómo?
Padkos comenzó como una lista de distribución de correo electrónico para personas directamente conectadas con CLP, así como para otros viajeros interesados en el trabajo de CLP y en apoyarlo. Al principio, simplemente compartíamos piezas escritas.
En respuesta al interés que generaron las lecturas, creamos la ‘palabrería’ donde podíamos reunirnos para enfocarnos en un tema o artículo en particular, y realmente discutir y digerir la riqueza y los desafíos. A su vez, la “palabrería” se convirtió en un notable programa de eventos de padkos que atrae a amigos e invitados, de todo el país y de alrededor del mundo, compartiendo su trabajo y pensamiento en debates interactivos en nuestras oficinas.
También desarrollamos un programa que muestra películas y documentales que ha sido realmente estimulante y esclarecedor. Verlos juntos nos permite comprender, aprender y hacer conexiones con otras luchas en otros contextos, y también con diversos modos de organización y luchas emancipadoras en todo el mundo. A este aspecto de los padkos lo llamamos «bioscopio«.
Otra dimensión del menú de padkos en evolución incorporó a la cultura como una parte rica y nutritiva de nuestra «comida para el viaje». El «intermedio» de Padkos ha incluido eventos creativos que incluyen, por ejemplo, poesía y arte, comida y bebida, y mucha música en vivo.
Página web de Church Land Programme