“Azerbaiyán ha tomado una posición de ataque constante contra Armenia y Artsaj”
Leandro Albani
En La tinta, hablamos con Betty Arslanian, periodista que vive en Armenia y que relata la situación que atraviesa el país luego de que Azerbaiyán desatara una guerra que ya lleva más de dos semanas.
“La guerra no es lejana a las familias que integran esta población. Cada familia tiene un miembro que, en este momento, se encuentra en las fronteras cuidando y protegiendo estas tierras, y luchando contra los ataques de Azerbaiyán y Turquía”, dice desde Ereván, capital de Armenia, la periodista Betty Arslanian, en diálogo con La tinta.
Arslanian, que es corresponsal de Diario Armenia, afirma que esa protección del territorio “es algo que está sumamente arraigado en la sociedad armenia”. Desde el 26 de septiembre pasado, la región del Cáucaso se encuentra conmocionada: el gobierno de Azerbaiyán lanzó ataques militares contra la frontera armenia y Nagoro Karabaj (Artsaj, para los armenios). A partir de ese momento, se desató una guerra abierta que ya se cobró la vida de docenas de civiles y soldados, y dejó cientos de heridos.
Aunque en estas horas rige un frágil cese al fuego acordado por las administraciones de Ereván, Bakú y Moscú, las poblaciones de Armenia y Artsaj viven una mezcla de euforia y tensión. “En Armenia, se ha anunciado un plan de evacuación en el caso de que Ereván sea atacada o bombardeada –cuenta la periodista-. Este plan tiene distintos pasos, por ejemplo, cómo desalojar los hogares, esconderse en refugios que sean subterráneos y tener siempre el bolsón preparado, qué medidas tomar para dejar las casas”. “Espero que no haga falta, pero ya se anunció para que los ciudadanos estén al tanto de cómo actuar”, agrega Arslanian.
Un territorio en disputa
El origen del conflicto de Nagorno Karabaj comenzó a principios del siglo XX, cuando la región cayó bajo control de la Unión Soviética (URSS). En ese tiempo, Joseph Stalin decidió entregar la gestión de Artsaj, históricamente habitada por personas de origen armenio, a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en calidad de región autónoma en 1923. En 1988, surgió un movimiento independentista en Armenia y en Nagorno Karabaj que comenzó a manifestarse a favor de la reunificación de ambas, pedido que fue rechazado por el gobierno soviético.
Tanto Armenia como Azerbaiyán y Nagorno Karabaj declararon su independencia antes de la desintegración de la URSS, lo que desembocó en una guerra entre Artsaj, apoyada por Armenia, y Azerbaiyán, apoyado por Turquía. Por estos días, la historia se repite: el principal aliado del gobierno de Bakú es el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que no dudó en enviar soldados y mercenarios reclutados en Siria para engrosar las filas militares azeríes.
El cese al fuego negociado a través de Rusia, según el gobierno armenio, fue violado por Azerbaiyán, algo que confirma que los planes de Bakú y Ankara son extender la guerra, ocupar territorio en Artsaj y, más peligroso aún, infectar el territorio con los mismos yihadistas denunciados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de cometer crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos en el Kurdistán sirio (Rojava).
“Armenia y Artasj fueron víctimas de las violaciones del cese el fuego por parte de Azerbaiyán –explica Arslanian-. Una tregua que se firmó hace más de 25 años, en 1994, luego de un enfrentamiento bélico que había liberado a Artsaj de las manos del Estado azerí. Así se declara su independencia, en 1991. Lo que ocurre ahora es que, el 26 de septiembre por la mañana, Azerbaiyán comenzó los ataques con artillería pesada en toda la línea de contacto con Artsaj, con su fuerza aérea, con misiles, con tanques, incluso con armamento prohibido por Naciones Unidas”.
La periodista detalla que “este ataque no tuvo precedentes desde la firma del cese al fuego. Esta situación constituyó una alarma por atacar asentamientos pacíficos y civiles, como Stepanakert, la capital de Artsaj. A raíz de esto, se ordenó a la población a buscar refugio y a desalojar todos sus hogares. Por estos ataques, las autoridades de Armenia declararon la ley marcial y la movilización de todas las tropas de Armenia y de Artsaj. Se llamó a las reservas del ejército y también a los grupos de voluntarios. Se calcula que 10 mil personas se enlistaron para ir a apoyar al ejército de defensa de Armenia y Artsaj. Hoy, estamos a más de dos semanas y la escalada de violencia continúa. Azerbaiyán ha tomado una posición de ataque constante contra Armenia y Artsaj, que resisten con su ejército”.
Violaciones al cese al fuego
Artsaj, con apenas 140 mil habitantes, en su mayoría armenios, se encuentra en una nueva encrucijada. Aunque tiene su propio gobierno e instituciones, no es reconocido internacionalmente. El apoyo lo recibe de Armenia, mientras que Azerbaiyán demanda el control sobre ese territorio de 11.458 kilómetro cuadrados.
Al referirse al cese al fuego acordado, y que se alcanzó luego de 10 largas horas de negociaciones en Moscú, Arslanian denuncia que “no fue respetado por Azerbaiyán que, incluso, después de las 12 del mediodía, que era el horario estipulado para iniciar el cese, continuó bombardeando poblaciones civiles. Bombardeó la capital de Artsaj, Shushí e, incluso, aldeas de la provincia de Syunik, que es Armenia”. La periodista asegura que “no es sorprendente esta actitud por parte de Azerbaiyán, que continúa con sus actitudes de agresión. Esto da cuenta de que el único camino hacia la paz en la región es el reconocimiento de la soberanía de Artsaj”.
Dos países respaldan sin dobleces a Azerbaiyán: Turquía e Israel. Además del apoyo político, son los encargados de proveer de armamento al Estado azerí, algo que implica un negocio por demás de redituable. Al analizar el rol que juega por estas horas el gobierno de Erdogan, la corresponsal afirma que es “preponderante”. “Como nación hermana y aliada de Azerbaiyán, junto a Israel, Turquía suministra artillería, armamentos, drones y aviones de última tecnología –detalla Arslanian-. Incluso, Azerbaiyán le ha cedido a Turquía el liderazgo del manejo de su franja aérea”. “Recordemos que Turquía está liderada por Erdogan que, después de 105 años del genocidio armenio de 1915, continúa con su política negacionista y su postura anti-armenia –asevera la periodista”.
Al analizar la guerra actual, Arslanian remarca que “el objetivo es la población civil armenia. Y también es un ataque premeditado, ya que se veía movimiento del otro lado de la frontera desde hace varios meses. En la actualidad, se conoce de la presencia no sólo de tropas turcas, sino de mercenarios de Siria y de Libia en Azerbaiyán, luchando contra el ejército de defensa de Armenia y de Artsaj. Por eso, la acusación a Azerbaiyán es que está constituyendo un punto de terrorismo internacional en la región”. “Son innumerables las pruebas que aseguran que hay combatientes sirios de grupos yihadistas en Artsaj. Sobre esto habló el presidente de Francia, también el canciller de Rusia, que afirmó que tienen pruebas de la presencia de mercenarios luchando a favor de Azerbaiyán”, expresa la periodista.
Vivir la guerra
“Lo que se vive socialmente en Armenia es mucha preocupación y tensión, pero creo que los ciudadanos han logrado canalizar todo eso en diferentes medios y formas de apoyo al Estado, al ejército de defensa y a las familias que están desalojadas –señala Arslanian-. Se realizaron distintas campañas que tenían el fin de recolectar productos, como alimentos no perecederos, elementos de higiene, bolsas de dormir, frazadas. También se canalizó a través del Fondo Armenio, que es una campaña de recolección de fondos, en la cual la diáspora armenia tiene un rol muy importante y una participación sumamente activa. También sea han hecho campañas de donación de sangre y todo esto tuvo muy buena respuesta por parte de los ciudadanos de Armenia y la diáspora”.
Otro factor que vuelve más complicada la situación es la pandemia mundial de coronavirus, algo que Arslanian señala como un factor de suma importancia en medio de la guerra. “Ahora, Armenia está en su segundo pico, con alrededor de 700 contagios diarios, que es mucho para la cantidad de la población armenia”, que es de 2.900.000 personas. La periodista explica que “esto también da pie a pensar que, mientras el mundo está con toda su atención en la pandemia, Azerbaiyán descaradamente inicia un conflicto cuando internacionalmente se habían prohibido los enfrentamientos armados debido a la pandemia”. Para Arslanian, “esto no es sorprendente, porque Turquía ya lo había hace 105 años cuando ejecutó su plan de exterminio contra toda la población armenia, aprovechando que se desarrollaba la Primera Guerra Mundial”.
En América Latina, pero, en particular, en Argentina, la comunidad armenia se encuentra en permanente movilización.Desde que comenzó la guerra, en Buenos Aires, se realizaron varias movilizaciones multitudinarias a las embajadas de Azerbaiyán y Turquía, como forma de repudio a las políticas militaristas de ambos países.
“Es importante dejar en claro que, cuando hablamos de Artsaj, no hablamos de un enclave separatista dentro de Azerbaiyán, sino de un territorio poblado de armenios desde hace miles de años, que se consideran parte de Armenia”, remarca la periodista. A continuación, afirma que existe un punto a destacar en “la política exterior de Azerbaiyán en el caso puntual de Argentina, que se apropia de la causa de las Malvinas para tomarlo como referencia y consolidar la relación bilateral entre Argentina y Azerbaiyán, en torno a una causa similar”.
“Pero estas dos causas no tienen relación una con la otra –destaca Arslanian-. En el caso de Artsaj, no es un territorio con población implantada, usurpadora, como en el caso de las Malvinas, sino que tiene una población armenia que heredó esas tierras de sus antepasados. Es una población que tiene el derecho total a vivir en esas tierras y tener autodeterminación y soberanía, como intenta hacerlo desde 1991, cuando declaró su independencia y comenzó a consolidar un sistema democrático luego de la caída de la Unión Soviética”.
Como reflexión final, Arslanian manifiesta: “La situación continúa complicada luego de medio mes de ataques consecutivos, pero mantenemos la esperanza de que, a través de la mediación diplomática de la comunidad internacional, Azerbaiyán pueda entrar en razón y, al menos, tenga la intención de resolver este conflicto de manera diplomática y pacífica”.
*Por Leandro Albani para La tinta / Foto de portada: Diario Hetq
Publicado originalmente en La Tinta