Miles de manifestantes denuncian en Barcelona que los desahucios son una “guerra contra los pobres”
El colectivo de apoyo a la Casa Buenos Aires de Vallvidirera, desalojada el pasado miércoles por los Mossos d’Escuadra, convocó junto con otros sindicatos de vivienda y colectivos de apoyo mutuo, una multitudinaria manifestación en la que denunciaron que “están convirtiendo Barcelona en zona de guerra”.
Miles de personas participaron en la tarde del sábado en el centro de Barcelona en una manifestación que tenía como objetivo denunciar la oleada de desahucios de sus viviendas que sufren los sectores más vulnerables, 800 en la ciudad desde comienzo de septiembre —según las impulsoras de la protesta—, una situación agravada por los decretos de medidas restrictivas para combatir la epidemia de covid-19. Durante los meses del primer estado de alarma, la pasada primavera, las órdenes judiciales de desahucios quedaron temporalmente paralizadas, cosa que no ha ocurrido en otoño. La manifestación fue impulsada desde el colectivo de apoyo a la Casa Buenos Aires (un proyecto de vivienda y espacios de uso social en el barrio de Vallvidrera, desalojado por la Brimo de los Mossos d’Esquadra el pasado miércoles, día 28), aunque buena parte de los sindicatos de vivienda y de colectivos de apoyo mutuo de muchos barrios de la ciudad también se sumaron a la protesta.
El recuento de La Directa evaluó la participación en alrededor de 4.000 personas, a partir de la superficie ocupada en el momento de máxima afluencia, en la Via Laietana, mientras que la Guàrdia Urbana de Barcelona la estimó en 800 personas.
La marcha se inició en la explanada de la Catedral de Barcelona, donde las personas que participaron tuvieron que hacer frente a un ingente dispositivo policial, con decenas de furgonetas antidisturbios, que blindaban todos los accesos al Barri Gòtic y obligaban a enseñar bolsos y mochilas de la mayoría de quienes intentaban acceder a la explanada.
La protesta empezó con la lectura de un manifiesto, en medio de bengalas pirotécnicas en la escalinata de delante de la catedral, en el que señalaban que, con la actual proliferación de desahucios de viviendas, “nos están declarando la guerra”.
“Nos dejan en la calle en medio de un contexto de crisis sanitaria y social, y nos imponen medidas restrictivas que vulneran los derechos más básicos: nos encierran en casa, nos aíslan de nuestras redes comunitarias y derrumban nuestra salud emocional”
“Nos condenan a la miseria mientras se llenan los bolsillos. Nos dejan en la calle en medio de un contexto de crisis sanitaria y social, y nos imponen medidas restrictivas que vulneran los derechos más básicos: nos encierran en casa, nos aíslan de nuestras redes comunitarias y derrumban nuestra salud emocional. Si Barcelona es la zona de guerra contra los pobres, lucharemos por la paz justa que merecemos”, concluía la lectura.
A continuación, los participantes de la manifestación enfilaron hacia Via Laietana, en sentido al mar, entre consignas de defensa del derecho a la vivienda (“No se entiende, gente sin casa y casas sin gente”, “Ninguna persona fuera del barrio”) y otras de tono anticapitalista. Después, se desviaron por la calle Jaume I hasta la plaza Sant Jaume, donde se circunvaló entre las calles estrechas, hasta llegar a la plaza San Miguel, donde se ubica el acceso al edificio nuevo del Ayuntamiento de Barcelona. Allí, la marcha se dio por desconvocada.
Poco antes, algunas personas rompieron una cristalera y realizaron pintadas en el vestíbulo de acceso a las dependencias municipales.
Una vez concluida oficialmente la protesta, un grupo minoritario de personas que no participaba directamente encendió una hoguera con unos palés, y se enfrontó a los agentes de los Mossos que vigilaban la plaza arrancando vallas de obra y lanzándoles piedras y objetos, los cuales respondieron con proyectiles de foam y con una detención. Un equipo de TV3 que estaba realizando una conexión en directo también recibió lanzamientos de objetos.