La Segunda Ola

Este no puede ser el momento de la resiliencia, debe ser el momento de la resistencia, a nivel global, para no volver nunca a la normalidad, porque “esta normalidad es el problema”.



Romper el Cerco

La Segunda Ola

Andrea Cegna

En Italia y en toda Europa se le esperaba. “La Spagnola” fue su comparación, la terrible epidemia de fiebre que causó estragos en la década de 1920. Ahora ha llegado. Pero a diferencia de lo que sucedió el invierno pasado, la gente es muy crítica sobre la gestión socio-sanitaria de la pandemia. Sí, porque si en febrero/marzo pasado, además de los negacionistas del virus, a pesar de que los gobiernos mostraban no estar preparados y se comprobó que años de neoliberalismo habían destruido efectivamente los sistemas de salud, y de las medidas tomadas de los gobiernos desde los encierros a los menos. intrusivos en la vida, las personas aceptaron todo dándose cuenta de que algo andaba mal. Y hoy, 8 meses después, ya no se acepta todo.

El problema, sin embargo, es que de este sentimiento generalizado, sobre todo entre las categorías social y económicamente más débiles, se están aprovechando los grupos neonazis que combinan la crítica a la gestión de la pandemia con la negación del virus, fomentando las protestas. Evidentemente, de esta forma se ocultan los problemas reales. El nudo sistémico es precisamente el de la devastación de los sistemas nacionales de salud desmembrado a favor del sector privado y la lógica del lucro. Incluso las estructuras públicas, al menos en Italia, se han convertido en empresas sanitarias y tienen que cuadrar los balances.

Después de 8 meses se ha hecho muy poco para contener y combatir el virus. Además de las indicaciones de sentido común como lavarse las manos con frecuencia y usar la mascarilla, aún no se ha encontrado una cura efectiva ni la vacuna (aunque ahora existen medicamentos que pueden mitigar la violencia del Covid19). En Italia la única medida activada ha sido hacer el tapón a la mayor cantidad posible de personas para rastrear las infecciones, pero incluso esta medida pronto mostró sus límites y ahora ha fracasado por completo. Todo lo que debería haberse hecho no se ha hecho y el drama sanitario y social está delante de los ojos de todos.

Muchas actividades y trabajos están bloqueados prácticamente desde el febrero pasado, como los trabajos en el ámbito teatral, de los conciertos y del espectáculo en general. Pero el nudo que muchos destacan no es tanto quedarse quietos, sino acompañar las políticas, ahora necesarias porque el virus está ampliando su radio de acción, con serias e importantes maniobras sociales y de redistribución de la riqueza. Así recitaba la pancarta de la marcha de protesta en Nápoles (una protesta no hegemonizada por los fascistas y llena de pobreza y miedo): “tu ci chiudi – tu ci paghi” [ustedes nos cierran – ustedes nos pagan].

Como ya sabemos, el Covid19 no ha puesto el sistema en crisis, sino ha mostrado a nivel global las distorsiones en las que se basa el sistema y sobre las que procede especulando en la capacidad de adaptación de las personas.

Pero este no puede ser el momento de la resiliencia, debe ser el momento de la resistencia, a nivel global, para no volver nunca a la normalidad, porque “esta normalidad es el problema”.