Chile: el estallido social y las dos líneas de las dinámicas populares

El estallido social está fresco en la memoria del pueblo y de allí han salido dos dinámicas, la primera que quiere repetirlo cada vez que puede y la segunda que ha sabido aprovechar el despliegue de la potencia popular para iniciar transformaciones.



EL ESTALLIDO SOCIAL Y LAS DOS LÍNEAS DE LAS DINÁMICAS POPULARES 
 
Jaime Yovanovic (Profesor J)
 
Las dos líneas de las dinámicas populares: El estallido social está fresco en la memoria del pueblo y de allí han salido dos dinámicas, la primera que quiere repetirlo cada vez que puede y la segunda que ha sabido aprovechar el despliegue de la potencia popular para iniciar transformaciones. Los partidos políticos, corrientes y agrupaciones que no participan de la farsa institucional y necesitan seguir luchando contra todo lo que se ponga por delante para crecer, darse a conocer y reclutar nuevos adeptos, nos llevan a realizar nuevos estallidos y estalliditos de guatapiques que cada vez resultan más pequeños e insignificantes debido a que no son realizados por la población sino por las vanguardias que desean representarla y dirigirla hacia el estado.
El gobierno, empresarios, militares y partidos de izquierda, derecha y centro que se pusieron por delante del estallido proclamando que era contra la constitución de Pinochet y levantando el plebiscito y la serie de elecciones que empiezan este domingo para acabar dentro de dos años, están felices porque creen que esa disminución de las protestas significan que el pueblo ha sido derrotado.
Pero ambos se equivocan y se agarran erradamente entre ellos disputando para ver quién va ganar finalmente, las burocracias de derecha o las burocracias de izquierda, para dirigir el estado que va a administrar el capitalismo en este país colonialista que mantiene una pata encima del territorio mapuche del Wallmapu y otra pata en el norte encima de los pueblos andinos del Tawantinsuyu. Pelean por repartirse la máquina de moler carne, el instrumento de la destrucción de la naturaleza.
Mientras ellos pelean por los puestos del poder, los millones del estallido los observan, algunos aplaudiendo al menos malo, la mayoría cabreados de la lucha sin fin por un sillón. Pero no se han quedado de observadores, ya quisieran ellos.
Casi no hay barrio y población que no tenga su olla común, su huerta comunitaria, actividades con niños, en fin. Han tomado el toro por las astas y procuran sus alimentos produciéndolos ellos mismos, que para eso la tierra es generosa, aún en las ciudades con que intentan domesticarla y someterla. Preparan y distribuyen los alimentos en común, diciendo claramente “para todos, todo. Para nosotros, nada”, en especial aquellos que ya no tienen como hacerse las chauchas a pesar de que están dando la pelea vendiendo algo en las calles y enfrentándose a la repre.
Eso de trabajar en conjunto en los barrios entrega más formación política que la que entrega la universidad o los intelectuales que nos emborrachan la perdiz con conceptos difíciles que hacen pensar a algunos incautos que son una elite profesional que debe dirigir el país y por ahí nos encajan a las burocracias .
Así van a seguir allá arriba vendiendo cuentos y haciendo cuentas, y nosotros acá abajo vamos transformando aprendiendo entre vecinos que no hay nada mejor que lo que se puede hacer entre nosotros mismos.
Si todos ellos piensan que hemos sido derrotados, mejor, así seguimos tranquilos multiplicando las ollas y las huertas, aprendiendo a administrar el barrio entre los vecinos.