¿Cuáles son las causas de la victoria aplastante del MAS el 18 de octubre? Por cierto, hay varios intentos de explicarlo. La victoria sorprende a muchos y no tanto a nosotros. Sorprende porque el logro se produce después de haber sido acusado el MAS de fraude electoral en 2019, y Evo Morales, de corrupción y de estupro. Algunas responden a esa pregunta a partir de la pésima gestión del COVID-19 por el Gobierno, el racismo propalado por sectores conservadores o del odio al indio, y por la esperanza de recuperación económica ofertada por Luis Arce.

Éstas ayudan a explicar la derrota de las élites blancas del país, pero hay un detalle que atraviesa todo esto, que posiblemente ubique mejor el fenómeno que no solo es político, sino social. La coyuntura tiene su validez; sin embargo, nosotros sostenemos que esto es un proceso más profundo: es de carácter estructural, que la coyuntura lo hace visible radicalmente. 

¿Qué es ese hecho de carácter estructural? El 19 de octubre habíamos escrito en nuestro muro de Facebook lo siguiente: “El logro del 52 o 53% es gracias al apoyo decidido del movimiento aymaquechua de las ciudades y las áreas rurales. Un movimiento heterogéneo pero sustancial”.

Mi hipótesis es que esto se debe a que en Bolivia nació una nueva subjetividad social aymaquechua y que ahora esa subjetividad es un hecho politizado. Eso significa que ese gobierno debe ser hegemónicamente de este pueblo. Los jailones no aportaron votos y por tanto su representación debe ser según esa realidad. Su núcleo de esa politización es el indianismo-katarismo y sus diferentes expresiones del tupackatarismo, ayllismo, nacionalismo y otros. La crítica será importante, como siempre debe ser en todo momento”.

¿Qué es esa nueva subjetividad social? El tema de la subjetividad ha sido poco tomado en cuenta en las ciencias sociales en Bolivia, pero es un tema crucial en otras latitudes. La sociología clásica aborda la subjetividad como ideología con Marx, como sentido dado a la acción social por Weber y el acatamiento del individuo al hecho social por Durkheim.

Ahora desde la antropología cultural, los estudios culturales ligados a estudios poscoloniales y los feminismos han ido más allá de los clásicos. Para Guatari, por ejemplo, la subjetividad es una producción social. Importante. Pues este es un fenómeno social ahora dado en sentires en tanto fenómeno colectivo e individual. O sea, emociones y sentidos.

Lo que se está produciendo en Bolivia es la subversión de las subjetividades dominantes. Y en base a ello ahora ha nacido ese nuevo sentido de pertenencia a la nación, porque la gente siente ser el país mismo. En las calles y en diferentes lugares piensan y hablan “de que somos nosotros el país”. Y eso se expresa fundamentalmente en el movimiento aymaquechua desde las luchas sociales. Por ejemplo, el 14 de agosto, en plena pandemia en la Ceja de la ciudad de El Alto, se pudo observar una multitud decidida a ir más allá del propio MAS. Y también se observó una actitud no de sumisión, sino de asedio al poder. En El Alto el apoyo superó el 76% a favor del MAS y en las áreas rurales es casi cerrado. Al cierre del cómputo oficial por el TSE, el MAS obtuvo el 55,10% de los votos.

Este hecho había sido tratado como voto “étnico” por A. Zalles. El aymara ya tenía su efecto electoral con V. H. Cárdenas en 1993, y con el MAS en 2005. Esa subjetividad también ahora se observa en Q’ara Q’ara, Cochabamba. Así lo coyuntural solo devela lo estructural. Un dato importante. 

Pablo Mamani Ramírez es sociólogo.