Bolivia: Tres proyectos de estado en disputa

Uno de ellos es retornar al Estado republicano; otro, fundar un Estado federal y un tercero, profundizar el Estado plurinacional.
Como no han funcionado el republicano ni el plurinacional, y el federado es un proyecto vacío, habría que buscar por fuera del estado una especie de federación de pueblos.



 

Tres proyectos de Estado en disputa


Uno de ellos es retornar al Estado republicano; otro, fundar un Estado federal y un tercero, profundizar el Estado plurinacional, según este análisis.

 
Pablo Mamani Ramirez
Sociólogo  y docente universitario de la  UPEA
Página Siete
jueves, 20 de agosto de 2020 · 00:00

En las elecciones de 18 de octubre no solo estará en juego el tipo de gobierno, sino el tipo de Estado. En 2019 algunos partidos plantearon este último para formalizar en octubre de 2020. Hay tres “proyectos” de Estado que según los resultados electorales podrían tener consecuencias directas para el sistema político y el tipo de Estado. ¿Cuáles esos proyectos? 

Uno de ellos es retornar al Estado republicano, otro fundar un Estado federal y tercero profundizar el Estado plurinacional. Tres proyectos absolutamente dispares. Algunos podrían afirmar que no está en disputa el tipo de Estado, sino el tipo de gobierno o luchas inter-elites. 

Sin embargo, éste es real después de la caída de Evo-García y por el retorno de la ideología de la Biblia al palacio, y por los discursos de los “ideólogos” de la “gente decente” en la crisis de agosto 2020. 

Fernando Calderón, en su libro Antes y después del referéndum, hace notar para 2019 estos detalles a partir de los programas de gobierno de UD, PDC, y del MAS. La oligarquía boliviana se ha dado la tarea de que “no puede volver a gobernar los indios”. 

Ahí, uno de los proyectos está en la derecha moderada y  otro en la derecha radical, arropados en la clase media y alta blanca-mestiza que se sintió desplazada del poder; aunque eso no es cierto. Esas ideas son planteadas después de 2016 bajo el principio de cortar de raíz ese “gobierno de los indios”, a raíz de  la torpeza de la reelección de Evo-García. 

Carlos Mesa planteó el retorno al Estado republicano, Jorge Ortiz y Rodríguez han planteado la idea de “federalizar las autonomías departamentales”; y Víctor Hugo Cárdenas  combinar lo democrático y lo religioso. Ese es el antecedente.  

¿Qué significa para Mesa retornar al Estado republicano? En un artículo suyo de 2018 reconoce que el Estado republicano no fue totalmente anulado por el Estado plurinacional, dado que el artículo 11 contiene a éste. Sin embargo, el artilugio de Mesa es hacer ver que éste se agotó de manera “definitiva”. Ese retorno seria bajo el principio de lo “universal abstracto” del Estado republicano. 

Puede que tenga razón, por la manera de cómo administró el MAS ese Estado, que en muchos de sus aspectos fue casi el mismo Estado republicano. Sin embargo, la pregunta es: ¿durante los 161 años, Bolivia no era un Estado republicano? Y, ¿cuáles son los resultados sociales y políticos de ese Estado? Es sabido que ese Estado ha sido construido con profundos elementos de racismo, colonialismo, discriminación hacia la mayoría nacional urbana y rural aymara/quechua y por ello ha sido criticado por el indianismo y katarismo de ser anti-nación.

  ¿Volver a ello sería lo más democrático? ¿No sería retroceder en la historia para volver a instalar el radical sentido de ese viejo Estado anti-nación?

Jorge Ortiz y Rubén Costas plantearon  instaurar la federalización de las autonomías departamentales. Fermando  Camacho   formuló en marzo, en la ciudad de Sucre,  poner en debate la capitalía y una nueva Constituyente. ¿Qué está detrás de ello? El federalismo de carácter oligárquico que es diferente al federalismo de Zárate Willka o Cumbay. 

Al parecer, con esto  vuelven las ideas separatistas y del centralismo departamental, que a la larga podría ser el quiebre territorial de Bolivia, pues el país  tiene grandes clivajes étnico-culturales y regionales que en vez de resolverlas, las agravaría. Tal vez a su favor se podría argumentar ejemplos de Estados federales como  México o Argentina, del entorno más inmediato a Bolivia, y de Estados Unidos y Suiza. 

Sin embargo, habría que decir que aquellos países están construidos sobre fuertes soportes institucionales en la sociedad y en sus intelectuales. ¿Bolivia tiene esas cualidades? Aquí el nacionalismo estatal es débil y su intelectualidad es centrífuga. Las luchas interélites son eternas. Y de paso existen los nacionalismos regionales como la que planteo José Luis Roca, historiador cruceño.

El Estado plurinacional ha sido simbólicamente instaurado por el MAS, pero no en su sentido fáctico. Ese es el detalle. Se entendió, aunque con grandes vacíos, que éste es un tipo de Estado que se reconoce en una gran diversidad social, lingüística y cosmológica, en tanto fundado en la unidad política del Estado-nación. 

Un Estado unitario en lo político-económico, pero con diversidades sociales. En él, la sociedad es un espacio de interconexión de las diferencias regionales, sociales, culturales para hacerse entonces un país altamente democrático. De ese Estado  quedó el hecho simbólico; simbólico no en sentido de mera formalidad, sino en su sentido de subjetividad social instalada. Pero faltó su materialidad.  

¿Estamos de acuerdo de cómo se implementó el Estado plurinacional? No. Existen grandes críticas a la manera en cómo se ha concebido en su práctica y que colisionó con varios sectores sociales y regiones. 

Hay hechos que no tienen sentido. Por ejemplo, la Ley de Deslinde jurisdiccional, la Ley de Deforestación, ley de Partidos políticos, etcétera. Concordamos con Calderón en este punto, en el  que el MAS hizo actos ideológicos para entonces dejar el proyecto y perder su horizonte histórico. Habría que buscar las razones más detalladamente, lo cual sin embargo no es suficiente para pensar en el retroceso al Estado neocolonial republicano.   

La historia del Estado en Bolivia es muy parecida al Estado de Sudáfrica, por su apartheid cultural y económico en contra del aymara/quechua. Por ello se repitió el núcleo duro del Estado republicano. Pero, ¿se agotó el Estado plurinacional con el aciago 10 de noviembre de 2019? No, pero se abrió la vieja disputa del poder por el poder y del tipo del Estado para cortar un proceso social de raíces profundas sobre sí mismo. Es decir, el nacimiento de un nuevo espíritu de la nación.   

Así, las elecciones 2020 no son cualquier elección más: está en disputa el tipo de Estado. El Estado republicano y plurinacional son más cercanos a nuestra experiencia, pero no el federal. Los dos primeros no pudieron asegurar la nación. Y el federal es una idea vacía.