Egipto: Estamos viviendo en la república del miedo

A pesar de su tenebroso curriculum en materia de derechos humanos, el presidente egipcio Abdel Fatah El-Sisi goza de una buena relación con los países europeos. Diez años después de la primavera árabe, miles de presos políticos soportan la represión del Estado. Hablamos con uno de ellos.



Egipto
“Estamos viviendo en la República del miedo”


El Salto
4 ene 2021 06:00
 
A pesar de su tenebroso curriculum en materia de derechos humanos, el presidente egipcio Abdel Fatah El-Sisi goza de una buena relación con los países europeos. Diez años después de la primavera árabe, miles de presos políticos soportan la represión del Estado. Hablamos con uno de ellos.
 

Se calcula que son 60.000 los prisioneros políticos que viven bajo la dictadura de Abdel Fatah Al Sisi, el mandatario que, tras siete años en el poder, ha dejado una estela de represión que nada tiene que envidiar a la de Hosni Mubarak, el presidente que el pueblo derrocó hace ya casi una década, durante la primavera árabe.

Uno de estos presos políticos explica por teléfono cómo es vivir en el régimen de Al Sisi. Su delicada situación política le obliga al anonimato, pero no quiere ser forzado al silencio: “Creo que la presión de la prensa internacional puede ayudar a mejorar la devastadora situación de los derechos humanos en Egipto”, reflexiona. Espera que el crimen de Giulio Regeni, el joven italiano que fue secuestrado y torturado tras participar en el quinto aniversario de las protestas en plaza Tahrir, sirva para que la Unión Europea reconsidere su política exterior hacia el país.

¿Cómo es la situación que enfrenta Egipto, más de siete años después de la llegada al poder de Al Sisi?
Las dos grandes características de esta era en nuestro país son: una represión sin precedentes y las dificultades económicas. Durante estos siete años, la represión ha ido en escalada. Cualquiera puede ser enviado a las sucias cárceles abarrotadas por razones triviales o nulas. Es el caso de periodistas, abogados, médicos, aficcionados al fútbol, hombres o mujeres de negocios, incluso niños…

Los presos políticos pueden entrar en un círculo vicioso y horrible en el que su detención se renueva eternamente. Con suerte pueden obtener la condicional, pero eso no quita que puedan volver nuevamente a prisión con otros cargos nuevos, igualmente falsos que por los que entraron en prisión. Si tienen la suficiente suerte, conseguirán su libertad, pero aun así tendrán que presentarse ante la comisaría dos o tres veces por semana. Muchos jóvenes egipcios han huido al extranjero porque no había esperanzas.

Todas las familias enfrentan dificultades económicas, después de la devaluación de la moneda y el aumento de la inflación. Muchos negocios no pudieron competir con la enorme injerencia de las empresas que son propiedad del ejército en todos los sectores económicos, debido principalmente a que estas empresas no pagan impuestos ni pagan salarios a sus trabajadores, que se ven obligados a servir a los militares.

¿La represión se dirige hacia algún espectro en concreto de la población?
El espectro es muy amplio. Todos los espectros de la política están siendo objeto de la represión: islamistas, laicos, gente de izquierda, liberales e incluso a muchos que no tienen relación con la política. Algunos están encarcelados por un comentario en Facebook que consideraron que era una crítica. Algunos simplemente porque son familiares de activistas.

Todos los espectros de la política están siendo objeto de la represión: islamistas, laicos, gente de izquierda, liberales e incluso a muchos que no tienen relación con la política

 

Se dice que hay decenas de miles de prisioneros. En concreto, se llega a hablar de que en Egipto hay aproximadamente 60.000 prisioneros políticos.
Creo que la cifra de los 60.000 prisioneros políticos corresponde a Human Right Watch. No puedo estar de acuerdo o en desacuerdo con esta cifra. Evidentemente, no hay ninguna estadística desde el gobierno que ni siquiera reconoce que haya presos políticos. En mi opinión, la cifra de prisioneros es enorme y creo que es incluso mayor.

¿Qué métodos utiliza el régimen?
Normalmente, son las fuerzas de seguridad nacional las que llaman a los prisioneros políticos y los someten a desapariciones forzadas por un tiempo indefinido. Depende del detenido, pero esto puede suponer días, meses, años… Es bastante común pasar dos años en la cárcel sin tener juicio alguno en un sistema judicial en el que la fiscalía está politizada. De hecho, la mayoría de quienes están en la cárcel no han sido juzgados, solo algunos lo han sido.

En todo caso, la decisión de que estas personas sigan o no en la cárcel es de las fuerzas de seguridad nacional. Si quieren, pueden forzar otra vez al detenido a pasar por otro ciclo de dos años (porque es el máximo) en el que la fiscalía presenta nuevos cargos. Personalmente, conozco casos en los que la persona detenida ha pasado por este duro proceso cuatro veces.

 

Mucha de la gente que liberan lo hacen en libertad condicional. Independientemente de la suerte que corras, debes presentarte ante la policía cada semana o cada dos semanas. Una obligación que existe y que no viene de una decisión judicial y que es ilegal. Sin embargo, la gente no puede ausentarse porque si no, las autoridades pueden fabricar otro caso. En mi caso particular, me lo dijeron bastante claro: “tienes que venir aquí cada semana. Si no lo haces, fabricaremos un nuevo caso en tu contra”. Y yo les creí, porque ya lo habían hecho antes conmigo. Hay que tener en cuenta que todos aquí estamos viviendo en la República del miedo.

¿Cómo fue tu experiencia personal?
Fue una experiencia horrible. La primera cosa fue que mi familia no tenía ni idea de dónde estaba. Ellos enviaron telegramas y mensajes al primer ministro, al fiscal general, pero no recibieron ninguna respuesta de dónde estaba. Pasé todos los días de desaparición forzada con los ojos vendados y atado con grilletes. No me dejaban hablar con nadie, la comida que me daban era de muy mala calidad, pero me servía para mantenerme con vida… No sufrí tortura física, pero podía escuchar los gritos de gente que estaba siendo electrocutada y siendo golpeada muy fuerte. Realmente era horrible porque yo podía morir y ni mi familia, ni nadie, sabía dónde estaba.

Mi familia no tenía ni idea de dónde estaba. Enviaron telegramas y mensajes al primer ministro, al fiscal general, pero no recibieron ninguna respuesta. Pasé todos los días de desaparición forzada con los ojos vendados y atado con grilletes

 

Después de esto, fui interrogado por el fiscal y llevado a prisión. En ese momento, experimenté ciclos de 15 días de detención preventiva. Me enviaron a una celda muy sucia, abarrotada de gente, de  cinco por seis metros en la que estábamos metidas 30 personas. Sin sol, sin ventilación. Muchos enfrentan aquí problemas con la piel, enfermedades dermatológicas y problemas respiratorios. Solo puedes salir de esta habitación una vez a la semana para atender a visitas familiares. Aunque quizá estuviese mejor que al principio, la situación no dejaba de ser horrenda.

A todo esto, tengo que añadir que cuando la policía entró en mi casa, saqueó cada centavo mío al igual que todos los dispositivos electrónicos (computadoras portátiles y teléfonos celulares). Pensé que solo querían verificar su contenido, pero no, no los devolvieron. Esta es una rutina para ellos. A un amigo mío le robaron todo el efectivo que tenía y le retiraron el crédito máximo. Esto provocó que cuando le liberaron tuviera que devolverle al banco el dinero del crédito con intereses. La policía suele repartirse este dinero y los aparatos electrónicos. Son ladrones más que policías. Lo único que les importa son sus intereses personales.

¿Cuál es la situación que viven las mujeres actualmente? Te lo pregunto también porque la ministra de Asuntos Exteriores de España, Arancha González Laya “apreció” el “trabajo del Gobierno egipcio en el empoderamiento de las mujeres”.

Tenemos muchas mujeres prisioneras políticas, una buena parte de ellas son muy jóvenes, adolescentes. La situación de la mujer en Egipto es muy mala, no solo las prisioneras políticas. No sé si habrás escuchado lo último que ha ocurrido con la aplicación Tik Tok. El régimen ha detenido a muchas jóvenes por hacer vídeos de ellas bailando o por subir videos normales y corrientes. Una modelo se hizo fotos en frente de las pirámides con vestidos faraónicos y fue arrestada. La cantidad de mujeres detenidas por el régimen no tiene precedente tampoco.

El régimen ha detenido a muchas jóvenes por hacer vídeos de ellas bailando o por subir videos normales y corrientes en Tik Tok

 

No obstante, ellos intentan fabricar una buena imagen del régimen colocando a mujeres en el poder. Es una imagen fabricada que no es real. La realidad es otra: represión, mujeres que enfrentan nuevos cargos por parte del Estado, condiciones económicas penosas, problemas para divorciarse, para recibir una pensión etc.

En cuanto a la segunda cuestión, uno de los aspectos que denunciamos los prisioneros políticos es el “apoyo limitado” de la comunidad internacional y de los países occidentales. Ellos no quien ver la situación de los derechos humanos en Egipto que ellos mismos saben que es horrible. Pienso que los acuerdos armamentísticos de los países europeos con Al Sisi explican el silencio de Europa con los abusos y violaciones de los derechos humanos. No sé si sabes que Al Sisi ha comprado miles de millones de euros en armas a los países europeos: Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido…

La última guerra en la que entró Egipto fue hace ya 50 años en 1973. De hecho, tenemos un acuerdo de paz desde el año 1978 y ninguna guerra parece probable. Esto no evita que seamos el tercer importador de armas del mundo. Creo que la compra de armas es el precio que paga la dictadura por los abusos de los derechos humanos. Occidente debe saber que este dinero que consiguen del régimen significa también condiciones económicas más duras para la población egipcia. Las reformas económicas del régimen y la devaluación de la moneda solo están empeorando las dificultades económicas. La Comunidad Internacional, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los países occidentales deben exigir Al Sisi reformas políticas para que el gobierno deje de violar los derechos humanos.

Ninguna guerra parece probable. Esto no evita que seamos el tercer importador de armas del mundo. Creo que la compra de armas es el precio que paga la dictadura por los abusos de los derechos humanos.

 

¿Se debe también a las políticas neoliberales?
No sé si se le puede considerar neoliberalismo. No creo que este régimen tenga alguna ideología. En este sentido, creo que es más bien una dictadura que cree en los intereses de su cúpula de oficiales.

Una de las cosas que más se destaca de Al Sisi, es el uso de la palabra “terrorismo” para referirse a la disidencia política. Qué piensas de todo esto.
Pienso que Al Sisi utiliza este lenguaje para convencer a los países occidentales de que él está haciendo frente al terrorismo con el fin de justificar sus abusos de los derechos humanos. Está palabra ha perdido su significado actualmente en Egipto. Toda la gente aquí es terrorista. Mucha gente que está en prisión son auténticos símbolos pacifistas. Simplemente es falso cuando Al Sisi dice que está luchando contra el terrorismo.

Otro de los aspectos más brutales del régimen es cómo reprime a la las familias de los activistas que han salido al extranjero. Es una manera muy común de silenciar a la gente que critica al régimen desde el extranjero. Arrestan a miembros familiares que ni siquiera está involucrados en política. Hermanos, primos… Realmente están secuestrados por el régimen hasta que las críticas finalicen. De esta forma chantajean a los activistas para que tengan que elegir entre la libertad de sus familiares o su silencio.

 

Al principio de 2018, antes de que Al Sisi ganase con el 97% de los votos, eliminó a uno de sus últimos competidores, Sami Anán. ¿Le queda algún competidor a Al Sisi?
No. Sami Anán fue el último. Además, miembros de su campaña electoral también han sido detenidos. El más visible fue Hazem Hosni, profesor de ciencia política de la Universidad de El Cairo. Creo que cualquier candidato serio que se presente va a correr el mismo destino que Sami Anán. Ellos no creen en la democracia…

¿Te gustaría enviar un último mensaje?
Sí, me gustaría añadir algo con relación al terrorismo y a la política de seguridad nacional de los países occidentales: la mayor medida antiterrorista que se puede tomar es la democracia. Si todas las puertas para la reforma y para la participación política están cerradas, esto va a alentar a los movimientos terroristas en Egipto. La razón es simple. Cuando te manifiestas pacíficamente en la calle, puedes ser asesinado. Cuando escribes una opinión, puedes ser arrestado y ser desaparecido forzosamente. La alternativa conduce a mucha gente a buscar esa vía.

Por lo tanto, si los países occidentales deciden quitarse la venda de los abusos del régimen en materia de derechos humanos, será positivo para ellos. Si no lo hacen, muchos egipcios se convencerán que la única forma de hacer frente a esta situación es el terrorismo. Será fácil que vean a los países occidentales y a su gente como malas personas, que utilizan la democracia como un slogan, dado que Occidente apoya política y económicamente a un régimen brutal.

Y al final se consigue que el terrorismo de verdad crezca. No el terrorismo que denuncia Al Sisi. De todas formas, sigo creyendo en la justicia internacional y creo que los países occidentales tienen las herramientas para obligarle a hacer reformas y parar así las violaciones de los derechos humanos. Este es el único camino para que los egipcios puedan creer en la democracia y en la justicia internacional.