Pues bien, ahora en el contexto de la pandemia, cuando se ha mostrado con crudeza que la vida del planeta está en juego, los zapatistas fieles al binomio inseparable de luchar para vivir y vivir para luchar, se preguntaron:
“¿A quién le importa que un pequeño, pequeñísimo, grupo de originarios, de indígenas, viva, es decir, luche? Porque resulta que vivimos. Que a pesar de paramilitares, pandemias, ‘megaproyectos’, mentiras, calumnias y olvidos, vivimos. Es decir, luchamos. Y en esto pensamos: en que continuamos luchando. Es decir, seguimos viviendo. Y pensamos que durante todos estos años, hemos recibido el abrazo hermano de personas de nuestro país y del mundo. Y pensamos que, si acá la vida resiste y, no sin dificultades, florece, es gracias a esas personas que desafiaron distancias, trámites, fronteras y diferencias culturales y de lengua. Gracias a ellas, ellos, elloas –pero sobre todo ellas– que retaron y derrotaron calendarios y geografías.
Y de todo esto pensamos en nuestro corazón colectivo, y llegó en nuestro pensamiento que ya es el tiempo, ya de que nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas, correspondamos al oído, la palabra y la presencia de esos mundos, los cercanos y los lejanos en geografía.
Hemos decidido que diversas delegaciones zapatistas saldremos a recorrer el mundo, caminaremos o navegaremos hasta suelos, mares y cielos remotos, buscando no la diferencia, no la superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima. Iremos a encontrar lo que nos hace iguales… llegaremos a Madrid el 13 de agosto de 2021, 500 años después de la supuesta Conquista de lo que hoy es México. Hablaremos al pueblo español para decirle que no nos conquistaron, seguimos en resistencia y rebeldía y que no tienen que pedir perdón” (5/10/20).
En otros comunicados fueron analizando la situación mundial, sobre la base de que el capitalismo es el eje de la afectación a pueblos, naturaleza, a hombres y mujeres de diferentes culturas, ideologías, orientación sexual, que la migración es un resultado de ello, las corporaciones también operan, despojan y explotan igual en todos los países.
Por lo tanto, las soluciones no están en los gobiernos, en los nacionalismos, en la mirada puesta en el pasado. También compartieron las reflexiones en las comunidades zapatistas. En ese contexto, el pasado primero de enero de este año difundieron “Una declaración… por la vida”, dirigida a los pueblos del mundo y a las personas que luchan en los cinco continentes, signada por el EZLN y respaldada por numerosas organizaciones y personas de Grecia, Alemania, Francia, País Vasco, Austria, Bélgica, Bulgaria, Cataluña, Chipre, Escocia, Eslovaquia, Inglaterra, Irlanda, Noruega, Portugal, República Checa, Rusia, Suiza, Estado español, Italia, Nigeria, Togo, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Perú y México. Realizarán encuentros en Europa de julio a octubre próximos (en fechas posteriores Asia, África, Oceanía y América), participará en ellos una delegación mexicana, conformada por el CNI-CIG, el Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala, y el EZLN. Gran desafío, por demás indispensable. En el país seguirán los megaproyectos en curso y la violencia contra territorios y pueblos indígenas, habrá que coexistir con el proyecto mundial de lucha por la vida desde el hábitat nacional.