EL DESTINO DE LAS ALIANZAS Y LA MONA QUE VISTE DE SEDA
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Ya hemos visto como de la izquierda que traicionó el legado de Allende haciendo alianza con los golpistas de la DC, se desprenden unos universitarios muy intelectuales que después de enarbolar las banderas de la rebelión agachan el moño, se les acaba el pique y finalmente descubren (los pillan) que son lo mismo.
Todos ellos tienen sus organizaciones sociales, sindicatos y demases para emborrachar la perdiz y hacer creer que si bien son máquinas detrás del poder, al menos se visten de seda y consiguen engañar a algunos que no perciben que aunque la moda se vista de seda, mona se queda.
Los partidos legales e ilegales se mezclan (los llaman “alianzas”) para atraer más seguidores, hacerlos marchar y “combatir” en las calles y ¡Oh, sorpresa! Para finalmente atraerlos a elaborar la constitución que legitimará la continuidad del poder adornado con guirnaldas de derechos que no se cumplen o que para cumplirse deben realizar mil pasos, trámites, abogados, servicios, registros, esperas, decisiones, normas, estatutos, papeles, requisitos y etcétera.
O sea, el estallido se transforma por arte de birlibirloque en nuevas reglas del juego a las que todos deben someterse. Veamos:
Los chinos seguirán siendo los dueños de la producción y distribución de electricidad.
Las grandes empresas capitalistas que se están haciendo la américa con la cuarentena van a avanzar con más fuerza a la destrucción de las tierras, aguas y territorios.
Los mapuche seguirán siendo sometidos por el estado.
Y usted ya sabe la enorme lista de lo que no se puede cambiar, para qué vamos a andar viéndonos la suerte entre gitanos.
Nuestra conclusión es que las alianzas entre partidos, colectivos, sindicatos e ideologías no sirven porque ninguna toca los problemas de fondo y ninguna constitución los va a tocar.
Las alianzas que sirven
Las alianzas que sirven son las que tienen destino porque construyen la nueva sociedad que queremos. No sirven las que prometen, ni las que traen otros modelos que ya han fracasado, y menos las que insisten en que la solución es un estado gobernado por los buenos, que son ellos, por supuesto.
Las que sirven son las que se hacen entre vecinos, consolidando la comunidad-hormiguero del nicho ecológico del barrio, de las cuales destacamos las siguientes:
Alianza madres-hijos. Alianza mujeres-juventud. Y en general las que se están haciendo en los barrios entre mujeres, juventud, artesanos, ecologistas, huerteros, hippies, artistas, trabajadores de salud, profesores, etc. en torno a las huertas comunitarias, ollas comunes y tantas iniciativas autogestionarias que apuntan a la administración del barrio por parte de los propios vecinos diciendo claramente que ya están obsoletas las alianzas políticas destinadas a la lucha por el poder y que son prioritarias las que van construyendo barrialmente al pueblo unido, la unidad popular por la base y no la de partidos que finalmente todos ellos han optado por acceder a los puestos de mando del poder del estado y no responden a los anhelos de la democracia directa de quienes viven y conviven en común.
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