Grupo de ayoreos totobiegosode silvícolas salen de la selva y contactan a la “civilización”

08.Mar.04    Análisis y Noticias

AÚN NO SE SABE SI SE QUEDAN O VOLVERÁN A INTERNARSE EN EL BOSQUE


Grupo de 18 silvícolas salió del monte y contactó con ayoreos del Chaco.


Joro Picanere, integrante del grupo de 18 personas que salió del monte en la zona de Chaidi. Tiene una hermana que vive en Campo Loro y se llama Anoré Picanere. Su esposo Esoi Chiquenoi es el líder del grupo silvícola.

Un grupo de ayoreos totobiegosode silvícolas conformado por 18 personas contactó con nativos de la misma parcialidad, en la zona de San Antonio, Alto Paraguay. Se trata de cinco hombres, siete mujeres y seis niños. El miércoles 3 de marzo, cuatro jóvenes se habían presentado a dos indígenas de Campo Loro y el antropólogo Amadeo Benz, en una picada de la zona. El hecho conmociona a las comunidades ayoreas del Chaco.

El jueves a la tardecita, el antropólogo Amadeo Benz y Verena Regehr, ambos del Grupo de Apoyo a los Totobiegosode (GAT), se trasladaron nuevamente al lugar del encuentro con los silvícolas, a unos 125 km al noreste de Filadelfia, lugar denominado Chaidi, y encontraron a los dos ayoreos de Campo Loro, Porai y Chicoi, con los cuatro jóvenes totobiegosode silvícolas y sus familias.

“El diálogo era como el día anterior, muy ameno, muy alegre, ahora también encontramos al grupo”, dijo Benz.

Señaló que los ayoreos en Campo Loro temían que Porai y Chicoi corran peligro por probables reacciones violentas de los silvícolas. “Nada había de esto. Los mayores estaban tan compenetrados del hecho del contacto de los cuatro jóvenes que a todas luces la comunidad silvícola había planeado”, señaló.

El antropólogo cree que al visitar los silvícolas el lugar de preparativos para el futuro asentamiento ayoreo, Chaidi, donde se asentarán unas 20 familias totobiegosode de Campo Loro, Tunucujai y Filadelfia, se dieron cuenta de que las características de los fogones, varillas, hornos subterráneos, les eran familiares y esto les dio la confianza para acercarse y contactar.

El grupo se compone de 18 personas. En un primer momento se pensó que eran 18 familias porque los silvícolas el miércoles pasado habían usado el término familia.

Aunque existe una prohibición de la fiscalía de acercarse al lugar, supuestamente por el peligro de contagio de enfermedades de la civilización, se discute abiertamente que la barrera de enfermedades ya fue superada porque el primer contacto fue de sorpresa, además intercambiaron regalos y los de Campo Loro entregaron sus camisas a los silvícolas y estos vistieron.

La comisión interinstitucional (parientes y tres médicos) que ayer tenía previsto llegar hasta el lugar de los hechos para examinar a los dos ayoreos de Campo Loro. Mientras tanto, ha surgido una discusión sobre la no inclusión de ayoreos y técnicos locales en esta comisión especial de la Fiscalía General.

DISCUSIÓN

Gladys Casaccia, coordinadora adjunta del GAT, explicó que están surgiendo muchos comentarios y expectativas en el ámbito local chaqueño, en relación a lo acontecido, pero las acciones que se están tomando en el caso son manejados únicamente por la fiscalía y la comisión interinstitucional.

El hecho ha reavivado la discusión sobre el desarrollo que debe y puede tener el Chaco Central y alrededores y la implicancia del avance de la ganadería con los últimos ayoreos silvícolas de la región.

Al ser consultado por qué hubo tantas críticas hacia el misionero Hans Boschmann (ya fallecido) cuando él quiso contactar con los ayoreos en años pasados, Amadeo Benz explicó que él nunca le criticó públicamente y que las intervenciones vinieron a nivel de fiscalía para que él no contacte con los silvícolas.

Por otro lado, Gladys Casaccia subrayó que la actual situación es muy diferente. El grupo silvícola quiso contactar con sus parientes ya fuera del monte y todo ocurrió en forma pacífica.

Casaccia remarcó también que los silvícolas fueron acorralados por las picadas de apertura de pasturas. El territorio que se está tramitando a favor de los totobiegosodes desde hace 10 años habría sufrido apertura de picadas de varias fincas que todavía no son propiedad del territorio de los ayoreos y este condicionamiento habría motivado al grupo silvícola a trasladarse a la zona de San Antonio, donde existe todavía recursos naturales. Más al sur de la zona ya no existe monte, sino solamente estancias.

Benz sostiene que los preparativos para el asentamiento que ya duraron más de un año han sido observados por los ayoreos del monte y si ahora ellos quieren asentarse en este mismo lugar o cerca de allí, sería decisión de ellos.

Confirmó que los silvícolas al salir del monte manifestaron que no han tenido últimamente cultivos propios, a causa de las sequías. “No han podido sembrar y sus alimentos al encontrarse con nosotros eran palmitos y miel”, dijo.

Verena Regehr señaló que la sequía les afectó demasiado porque ya no tenían lugar a donde desplazarse y buscar alimentos.

Ayer, numerosos ayoreos de diferentes comunidades pidieron ser trasladados al hospital de Filadelfia para ser examinados y poder ir a contactar con sus parientes encontrados en el monte.

Abandonaron el monte por miedo

CAMPO LORO, Chaco
El grupo de silvícolas que contactó el miércoles 3 de marzo con ayoreos de Campo Loro lo hizo por miedo al hombre blanco y luchas fatales contra tigres. La toldería sufrió seis bajas en los últimos años. Los enfermos fueron abandonados o enterrados vivos, según sus costumbres.

Ayoreos de Campo Loro, quienes también tienen algunos parientes en el grupo de 18 personas de Totobiegosode silvícolas, quienes contactaron días pasados con los nativos Porai y Chicoi, de Campo Loro, en presencia del antropólogo Amadeo Benz y un tractorista en el lugar denominado Chaidi, zona de San Antonio, Alto Paraguay, relataron los pormenores de la vida de sus pares del monte.

Chaidi queda a unos 70 km al noreste de Campo Loro, 125 km de Filadelfia y 597 km de Asunción.

Los silvícolas Totobiegosode vivían en constante estado de miedo. En varias luchas contra tigres fallecieron integrantes del grupo. Por otro lado, también comenzaron a sentirse acorralados por los coñones (hombre blanco) y sus topadoras. La apertura de picadas e instalación de pasturas disminuyó constantemente su hábitat natural. “El miedo de la topadora era tan grande que al solo escuchar les hacía temblar”, según los relatos.

Días pasados llamó a esta corresponsalía el ex asesor de Asuntos Indígenas de Boquerón, Abram Hiebert, y comentó que en Loma Plata había gente (incluso dio nombres) que sabía de la existencia de una toldería en el lugar donde se abrió picada, en zona de San Antonio en el año 2002.

Esta picada pasaba directamente por la toldería y en aquel entonces el topadorista fue atacado con algunas flechas de los silvícolas.

A la constante disminución del hábitat natural se sumó el hambre, últimamente sobre todo por la sequía y la imposibilidad de recurrir a otros lugares en busca de alimentos.

El grupo de Totobiegosodes silvícolas que se identificó en Chaidi el 3 de marzo último sufrió en los últimos años seis bajas, de los cuales uno, Ugaguede Picanerai, tenía una enfermedad grave y murió al otro lado del Cerro León, era un anciano; Dobeide Picanerai se enfermó y el grupo lo abandonó en el monte; Ipamoi Posorajnai se enfermó y el grupo también lo abandonó en el monte; Dajepajami era un líder del grupo que luchó contra un tigre, fue gravemente herido y después el grupo lo enterró vivo según su voluntad; Iyajai Chiquenoi murió sin que se sepa la causa, y una última mujer, Uguchare Picanere, murió de diarrea.

HERMETISMO

Cuando en 1998 salió una familia totobiegosode de la selva chaqueña también se trató en un primer momento de excluir a la opinión pública de los acontecimientos. Similar situación se vive ahora. La fiscalía exige permiso para ir al lugar y un examen médico; sin embargo, lo llamativo del caso es que los ayoreos de Campo Loro, Porai y Chicoi, quienes estuvieron en el primer contacto el 3 de marzo, permanecieron hasta el sábado 6 de marzo en Chaidi con los silvícolas. Recién el sábado los trajeron al hospital de Filadelfia para hacerse los exámenes correspondientes.