Saludo a la mujer. Colectivo El Pasamontañas

09.Mar.04    Análisis y Noticias

Enviado por el Comité Cerezo.

Núm. 44 Marzo 8 2004 Día Internacional de la Mujer Monterrey, N.L. México.

“Si me permiten hablar…” demandó Domitila Barrios de Chungara en la Tribuna del
Año Internacional de la Mujer, organizada por la ONU y realizada en México en
1975. Pidió la palabra y no se la dieron, entonces se levantó de su asiento y
alegó: “Perdonen ustedes que esta Tribuna la convierta en un mercado. Pero fui
mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la Tribuna para
hablar sobre los derechos de la mujer…” y mientras seguía exponiendo sus ideas,
se acercó a ella la presidenta de la delegación mexicana y le dijo: -”Hablaremos
de nosotras, señora… Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del
sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos
hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bastante. Hablaremos de
nosotras… de usted y de mí… de la mujer, pues”.

Entonces Domitila, la mujer de las minas de Bolivia le contestó: -”Muy bien,
hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una
semana que yo la conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje
diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada como
quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar buena
plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chofer
en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y,
sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de
que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante,
¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una
pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo
retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos
en la calle. Ahora, señora, dígame; ¿tiene usted algo semejante a mi situación?
¿Tengo yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad
vamos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo
somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun
como mujeres, ¿no le parece?…”

En aquel momento, se acercó otra mexicana y le dijo: -”Oiga usted: ¿qué quiere?
Ella aquí es la líder de una delegación de México y tiene la preferencia.
Además, nosotras aquí hemos sido muy benevolentes con usted, la hemos escuchado
por la radio, por la televisión, por la prensa, en la Tribuna. Yo me he cansado
de aplaudirle”. Domitila le respondió: -”Oiga, señora ¿y quién le ha pedido sus
aplausos a usted? Si con eso se resolvieran los problemas, manos no tuviera yo
para aplaudir y no hubiera venido desde Bolivia a México, dejando a mis hijos,
para hablar aquí de nuestros problemas. Guárdese sus aplausos para usted, porque
yo he recibido los más hermosos de mi vida y ésos han sido los de las manos
callosas de los mineros.”

¡¡Bravo Domitila, así se habla!! Pusiste en su lugar a toda esa parvada de
viejas hipócritas, del estilo de la Martita de Fox…

Hoy a 29 años de distancia y en este día consagrado a la Mujer recordamos a
Domitila. Así como ella, siempre tendremos mujeres que son ejemplo de dignidad y
que merecen ser mencionadas. Veamos… aún resuenan en nuestros oídos las palabras
de una incansable luchadora social: “Aquí estamos las madres, las esposas, las
hijas, las hermanas de los desaparecidos y presos políticos. ¡No estamos
llorando, estamos luchando!” gritó con profundo coraje doña Rosario Ibarra en
uno de tantos mítines en los que ha alzado la voz para exigir justicia.

Ejemplos de valentía y dignidad femenina hay muchas en nuestra historia. No
podemos olvidar a otra madre, Emilia Contreras Rodríguez, quien en una carta
dirigida a sus hijos denuncia la injusticia que el gobierno de Fox está
cometiendo no sólo con Antonio, Alejandro y Héctor, sus hijos, sino con todos
los luchadores sociales que el mal gobierno los mantiene presos. Ella les dice:
“Qué bueno que cada uno ha logrado romper con la cotidianidad carcelaria, rompan
también su propia rutina, innóvenla cada día, ya que cada día podemos hacerlo
diferente con sólo un gesto, una mirada, un trazo, un rasgueo de más o de menos,
un guiño a la cámara que indigente los fiscaliza, rómpanle a los muros y
barrotes la estructura con su aplastante humanismo; echen a volar su imaginación
porque a ésta jamás podrán aprisionarla, ni jamás enajenarán su conciencia si
ustedes no lo permiten. Que no los estrese esa lucha diaria y constante, hagan a
la soledad, amiga; al silencio, confidente; al frío, compañero; a la tristeza,
musa y de la nostalgia alimento. Y si el reglamento interno regula sus
actividades, ustedes autorregulen su existencia. Luchemos juntos, ustedes en su
encierro, Emi y Pancho en sus actividades para lograr su libertad y nosotros en
nuestra trinchera, por transformar esta derrota en una victoria y salir
fortalecidos”. ¡Ejemplar! No hay duda.

Y no se diga de las mujeres que luchan en las filas del EZLN, por ejemplo, la
Comandante Fidelia que desde un lugar de las montañas del sureste chiapaneco,
convoca a las de su género: “Quiero invitar a las mujeres a que se organicen
para que juntas nosotras podamos defender nuestro derecho y también nosotras
tengamos igualdad. Hermanas ya es tiempo que juntas luchemos, luchemos para
vivir, nos organicemos, como tal nosotras las mujeres hace veinte o diez años
que agarramos las armas para despertar un mundo nuevo, que es el despertador
mexicano”.

Y la Comandante Esther dice: “Les invitamos pues a que luchen como mujeres,
organícense, participen, para que seamos tomadas en cuenta y respetadas nuestra
vida como mujer indígena y no indígena. Porque sólo así podemos lograr el
respeto que merecemos… Invitamos pues a los hermanos hombres. Creemos que sí
van a ir haciendo conciencia, y que a su lado de ellos lucharemos juntos. Como
ellos dicen: que sin la mujer no se logra la lucha. Ahora, les decimos también a
ellos que sin los hombres, no avanzará la lucha. Porque los hombres y las
mujeres pobres, somos los mismos explotados y marginados. Nosotros hombres y
mujeres, si no luchamos juntos, nadie luchará por nosotros. Nosotros los
zapatistas, hombres y mujeres, cumpliremos nuestro lema de “vivir por la patria
o morir por la libertad”.

Las mujeres zapatistas son valientes y sinceras. Están conscientes de los
riesgos que tiene el atreverse a luchar, y no vacilan en reconocer sus miedos.
“Sí me dio un poco de miedo al principio, pero luego, ya cuando tiras, como que
ya no sientes. Sí da miedo pero más miedo da seguirse dejando que te mate el
hambre o la enfermedad. Por eso luchamos, para ya no morirnos.” declaró la
teniente zapatista Amalia, una insurgente de origen tzeltal que se presentó a la
prensa en la comunidad rebelde de Prado Payacal en los primeros días del
levantamiento armado del EZLN.

Para terminar, ofrecemos a nuestros lectores y en especial a nuestras lectoras
el poema “Destino de Mujer” de Diana Galak que fue leído en la mesa redonda
sobre “Mujeres y zapatismo” durante los festejos del doble aniversario (20 de
nacimiento y 10 del levantamiento armado) del EZLN en el estado de Querétaro por
Irma Pérez esposa de Sergio Jerónimo Hernández, expreso político (aún no liberan
a Anselmo Robles otro zapatista preso en Querétaro. Exigimos su pronta
liberación, igual que la de todas y todos los presos políticos). Con profundo
respeto y admiración saludamos a todas las presas políticas que se encuentran
secuestradas en las cárceles del país.

Doble opresión

Doble explotación

Doble jornada de trabajo

Doble militancia

Doble lucha

Doble esfuerzo

Doble, doble, doble,

Paradójico, ya no hay quien nos doble

Nos pliegue

Nos quiebre

Nos aplaste

Quizás nos engañen

Nos mientan

Nos seduzcan

Se burlen, todavía

Pero quién detendrá esta doble necesidad de vivir.

Colectivo EL PASAMONTAÑAS

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