Raoul Vaneigem: Regreso a la base
Tesis y observaciones sobre los objetivos de la lucha en Francia
Comunizar
1. La autodefensa de la mujer está en el centro de la emancipación individual y social.
Liberada del feminismo estatal y autoritario, la voluntad de erradicar el comportamiento patriarcal es la forma más segura de acabar con el miedo y el desprecio a la naturaleza y a la vida.
2. Contra el resurgimiento del patriarcado.
Laico o religioso, de izquierdas o de derechas, el comportamiento patriarcal es el pilar de la sociedad jerárquica. Para derribarlo, hay que abolir el reino de los jefes, sin distinción de sexo.
3. Contra la ecología ideológica.
La violación y la violencia son inherentes a una economía basada en la explotación de la naturaleza. De su saqueo, inaugurando el reino de la mercancía, data el infortunio de la mujer. La ecología seguirá siendo una ideología de mercado en lo que la lucha de la mujer por su autonomía no implique una nueva alianza con el universo de la vida.
4. Contra la manipulación del miedo.
El temor causado por la aparición de un virus, insólito y previsible a la vez, ha sido deliberadamente intensificado por el poder con fines hoy por hoy evidentes:
a) intentar disimular el estado desastroso de las estructuras sanitarias, convertidas en empresas con fines de lucro;
b) lograr, a escala planetaria, un confinamiento de las poblaciones que ningún régimen autoritario había conseguido imponer,
c) estimular el desarrollo del mercado de seguridad. Alimentar los fondos comerciales del populismo fascista (racismo, sexismo, miedo al otro), también beneficia a una izquierda encantada de enfrentarse en el campo ideológico más que en el social donde se ha desacreditado;
d) el terror en que cada quien se encierra juega a favor de la principal preocupación de los gobernantes: durar el mayor tiempo posible, incluso pudriéndose en pie.
5. Contra la pauperización de la vida.
“Disfrute hoy, que mañana será peor” ha sido el eslogan consumista más eficaz del capitalismo. De ahora en adelante, no podrá usarlo más, pues nos sitúa ante un hecho consumado. Decreta: “llegó lo peor, debe adaptarse”. El modelo chino está en vigor, a la espera de tecnologías más eficaces. Los siguientes remedios a la pauperización –además de la supresión de los inútiles- serán el cuenco de arroz y el transhumanismo.
6. Contra el regreso del puritanismo.
La necesidad de trabajar proscribe el disfrute de sí y del mundo. Esta prohibición, el patriarcado la ha establecido como dogma. Pero, al estimular el mercado de los placeres consumibles, el consumismo le ha infringido un golpe mortal. La pauperización, que amenaza la carrera del consumo, provoca el regreso del puritanismo en su forma más depravada: el miedo y el desprecio a la vida. El confinamiento mata al matar las relaciones afectivas. ¿No oyen retumbar con ruido de cadenas sus gritos de velorio: “¡Para de reír! ¡Para de disfrutar! ¡Para de vivir!”?
7. Contra la reificación o transformación en cosa.
El capitalismo no ve en la vida más que un objeto mercantil. No acepta que escape a la omnipotencia del dinero. La máquina de la ganancia muestra cómo bajo el pretexto de un virus de paso, ha sido capaz de desatar una verdadera peste emocional. Un pánico histérico llevó a millones de individuos a esconderse en algún lugar, donde la desesperación y la morbilidad acabaron de destrozarles.
8. Contra el sacrificio
El consumismo basaba su poder de seducción en el mito de la abundancia edénica. El “todo al alcance de todos” brindaba una efímera seducción a las libertades de supermercado que acaban en la caja registradora. El salario duramente ganado encontraba su recompensa en una dejadez con virtudes de desahogo. Con la pauperización que vacía la “cesta del ama de casa”, la exhortación a sacrificarse emerge como el pecado original que creíamos sepultado en el pasado. Hay que aceptar la Caída, admitir que la vida se seca. Llegó el momento de recordar que nunca trabajamos lo suficiente, que nunca sacrificamos lo suficiente. La existencia no lucrativa es un delito. Vivir es un crimen que hay que expiar. El distanciamiento, el repliegue de seguridad, el miedo al otro instauran la práctica de la delación, el culto a la mojigatería, el aumento de las violencias, el avance del oscurantismo (a falta de atreverse a quemar libros, el gobierno francés los tacha de no esenciales).
9. Contra el mercado de la matanza sanitaria y securitaria.
a) En Francia, la gestión política de los cuidados sanitarios ha premeditado el asesinato en serie de las primeras víctimas de la pauperización: los jubilados, los ancianos, los carentes de eficacia lucrativa. La república de los pudientes impuso la frialdad del dinero a la república de los sin-categoría. Actuó y sigue actuando bajo el control de una economía para la que la ganancia a corto plazo importa más que la salud de un pueblo. No nos engañemos: anuncia sin miramientos la solución final que la tiranía globalista reserva a los pueblos decididos en acabar con el enriquecimiento de los ricos.
b) La seguridad garantizada al ciudadano por el contrato social ha dado lugar a una ideología de la seguridad que aumenta y multiplica los peligros, la agresividad, los actos de locura. La policía y la magistratura, cuya función oficial es protegernos contra los violadores, los asesinos, los envenenadores, los contaminadores, se han vuelto sus esbirros debido a las tendencias fascistas alentadas internamente por el Estado.
La estrategia del chivo expiatorio -que agobia indistintamente a chalecos amarillos, migrantes, manifestantes ecologistas, musulmanes e incendiarios de contenedores- los azota a su vez al grito de “todo el mundo odia a la policía”. Semejante embrollo tiene por objetivo desviar nuestra atención de la libertad de dañar otorgada a los que devastan impunemente el planeta y llegan “hasta nuestras hogares” a violar la libertad de vivir.
10. Contra el progreso tecnológico cómplice de la regresión humana.
La intrusión de un virus ha desvelado el cinismo de los grupos de presión médicos y farmacéuticos. Les hemos visto menos preocupados por curar a los humanos que por acumular los beneficios de una morbilidad con la que la prensa oligárquica y sus contadores de la muerte traficada aumentaban el pánico. La lógica económica confirma, de este modo, la impostura de un progreso tecnológico que, para justificar sus mentiras de hoy, toca la llamada de las verdades de ayer. Nadie contesta la utilidad original de los antibióticos, de las vacunas contra la tuberculosis, la poliomielitis, el tétanos, pero ¿qué confianza podemos acordar a unos lobbys que arrojan al mercado viejos medicamentos vendidos bajo nuevas denominaciones? ¿Cómo confiar en vacunas experimentales dispensadas a personas sanas como la extrema unción a un agonizante? Asimismo, ¿cómo tolerar, que las instancias en el poder calumnien y persigan penalmente al personal médico en el terreno que denuncia sus malversaciones? ¿Para cuándo el buen viejo método de Stalin liquidando a los médicos complotistas?
11. Por una reinvención permanente
“No sabían que era imposible, entonces lo hicieron”. El propósito de Mark Twain gana en pertinencia a medida que se multiplican, decrecen y renacen las insurrecciones planetarias. Cada uno se da cuenta: los enfrentamientos ideológicos son señuelos. La verdadera lucha está en todos los sitios donde los habitantes de un pueblo o barrio urbano rechazan los pesticidas y la polución, renuevan la enseñanza, restauran estructuras hospitalarias, plantean el problema de la movilidad, salvan los comercios locales, estudian el paso de lo agro-alimentar a una agricultura renaturalizada, abren centros de acogida para aquellas y aquellos que sufren día a día la opresión burocrática, económica, familiar, sexista o racista.
12. Por una autodefensa sanitaria.
Las medidas coercitivas e incoherentes de las que somos víctimas resultan en malversaciones presupuestarias que destruyeron y destruyen las estructuras hospitalarias. Quienes actúan en el terreno no necesitan ni de complotismo ni de anti-complotismo para denunciar los discursos que nos alejan de la realidad viva. Sin embargo, vituperar la mentira de arriba no hace retroceder ni una pizca la política de ahogo presupuestario.
¿No dar prioridad, aquí y ahora, al bienestar individual y social, no romper la tiranía de la ganancia, principal causa del malestar y de los tormentos que de ahí se derivan, no supone atascarse en la victimización? El Estado privilegia sobre la eficacia de los médicos en el terreno -en contacto directo con sus enfermos- los intereses de las firmas farmacéuticas multinacionales que estipendian la servidumbre política. El simple sentido común prescribe restaurar la relación consensual entre pacientes y personal médico, incluso animar a la automedicación no ya curativa sino preventiva.
a) El examen del virus de moda nos ha enseñado que su intensidad varía de una región a otra. Tratarlo en un plano nacional y mundial es una tontería. Corresponde a las asambleas ciudadanas decretar la autodefensa sanitaria. Actuar en el terreno donde pacientes y médicos cohabitan, se conocen, cultivan relaciones de confianza hace de todos y todas auxiliares sanitarios iniciándose en erradicar la morbilidad dominante y en revocar a sus cínicos gestores.
b) Dando muestras, en ciertos campos, de una eficacia incontestable, el progreso médico ha desacreditado el uso de plantas calificadas como “remedio de mujeres”, una denominación que mucho dice sobre el espíritu patriarcal de la medicina tradicional. Toda una flora ha sido saqueada, patentada, adulterada, vendida a poblaciones que antes disponían de ella gratuitamente y tenían las condiciones de mejorar sus virtudes. Tenemos la obligación de impedir su expolio por una ciencia sin conciencia y vigilar que la fitoterapia no acabe en el mercado alternativo que se dispone a recuperarla con la misma avidez de tendero.
c) La nocividad del confinamiento, del encerrarnos en en nosotros mismos, de un miedo terrible a una muerte programada, nos ha enseñado, por el contrario, la virtud terapéutica de la alegría de estar juntos, de encontrarnos, de tocarnos sin “medidas preventivas”. El miedo a vivir siempre ha galvanizado la atracción por la muerte. El nazismo y el estalinismo lo han demostrado. Quien no celebra el placer de existir, celebra la carroña. Lo que moviliza, hoy en día, a los insurgentes planetarios es la despiadada lucha de la toma de partido por vivir contra el partido de la muerte que la civilización mercantil recluta autodestruyéndose.
13. Por la autodefensa alimentaria.
La falsa garantía de alimentar a las poblaciones del globo ya no disimula el verdadero móvil de los monopolios agro-alimentarios, que es fomentar para todos unos alimentos infectados con fines de lucro. ¿Quién podría creer en la filantropía de los grupos que se enriquecen deteriorando la salud de los consumidores? ¿Acaso no vemos al Estado y sus comanditarios supranacionales acordar a pesticidas y otros desechos la libertad comercial de contaminar la tierra?
Víctimas del endeudamiento creciente, numerosos campesinos acaban por ser envenenados y envenenadores a la vez. Dejemos de convertirlos en chivos expiatorios o en peones del tablero electoral. La cuestión que se plantea es: ¿cómo ayudar a quienes se dirigen hacia la permacultura u otras formas de agricultura renaturalizada? Si está harto del discurso abstracto, si quiere concretos, esta es la piedra de toque en la que frotar sus preciosas intenciones ecológicas.
14. Por una autodefensa escolar y cultural.
Contra la escuela militarizada, aún vigente en nuestros días, deseamos promover la enseñanza para todas las edades. El ágora, la plaza pública, la casa del pueblo, el centro comunal son los jardines de un saber prodigado por esta enorme e inextinguible pasión que es la curiosidad. El aprendizaje lúdico del “vivir juntos” muestra que excluye competencia, depredación, culpabilización, sectarismo. Redescubrir la alegría de vivir creando un medio ambiente que la favorece fortalece poco a poco la autonomía que nos protege liberándonos de la protección de los otros. Es un arte difícil que exige una forma de inteligencia completamente diferente a la astucia y a la fuerza requeridas por las guerras financieras y las rivalidades de poder. La inteligencia sensible es la inteligencia de lo vivo; siempre prevalece sobre la de la billetera.
a) El gregarismo acabado en que el individuo se libera del individualismo. La creatividad de que hacen prueba las insurrecciones de nuestro tiempo anuncia el fin de la masa imbécil y versátil. El cálculo egoísta seca el pensamiento. La ayuda mutua lo revivifica.
b) La calidad se impone al número. Las palabras que le escuchamos a un Chaleco amarillo de unos quince años durante una manifestación en la calle nos hacen pensar, por su acuidad, que la inteligencia sensible y jubilosa de algunos bastará para reventar la charlatanería, desmesuradamente inflada, de prejuicios milenarios.
c) La inteligencia sensible es la del ser. Suplantará la gestión intelectual del tener. ¡Pauperización obliga!
15. Por una autodefensa energética.
El capitalismo industrial favoreció, durante su apogeo, el florecimiento de inventos nuevos (electricidad, máquina de vapor, ferrocarril). Lo que subsistía de investigación independiente está actualmente sometido al mayor control de los intereses mercantiles que gestionan los presupuestos. El capitalismo financiero produce un vacío de la ciencia y la conciencia. Esta brecha, “de la que la naturaleza se horroriza”, deja entrever otras posibles vías, anima a explorar un saber emanado de la vida; ya no de la sobrevivencia, como hasta ahora ha sido el caso.
Física, biología, arte y medicina están en busca de un cambio radical. Mientras que, bajo el choc del coronavirus, los medios científicos se han desacreditado por su incompetencia, sus mentiras y su arrogancia; la curiosidad y el gusto por la investigación procuran un nuevo dinamismo. Marginados por los lobbys científicos, numerosos investigadores aspiran a la libertad de adentrarse en la vida inexplorada para mejorar nuestra existencia cotidiana y su medio ambiente.
a) Corresponde a las colectividades locales y regionales apoyar proyectos que contribuyen a la gratuidad de la electricidad y de la calefacción. Sólo el ingenio y la obstinación permitirán eliminar el dominio de las mafias verde-dólar sobre las energías renovables.
b) Lo mismo ocurre con la auto-organización de la movilidad, que exige implementar transportes públicos no contaminantes y gratuitos. Lo que el Estado y las mafias petroleras han destruido, ¿no les toca reinventarlo a las colectividades locales?
c) No hay necesidad de apocaliptismo para comprender que estamos en medio de una mutación civilizatoria. Si todo cambia de base, también significa que las decisiones a tomar en materia de medioambiente incumben exclusivamente a las asambleas comunales y regionales, y poco les importan los referéndums patrocinados por el Estado contaminador.
16. Por una autodefensa monetaria.
La mayoría de los economistas admiten que la gestión mundial de la ganancia prepara la supresión del dinero físico a favor de las tarjetas bancarias, que conlleva de prima el perfil policíaco de su utilizador.
a) Mientras millones de ciudadanos van a verse en la imposibilidad de pagar tasas e impuestos (destinados a enriquecer a los ricos), se propaga una iniciativa: la creación de bancos cooperativos locales, con una moneda no capitalizable, cuyo valor de cambio sirve, en circuito cerrado, a retribuir los comercios locales, a subvencionar las empresas de utilidad pública, a apoyar proyectos de autonomía energética, a facilitar la emergencia de una agricultura renaturalizada.
b) Semejante medida tiene la ventaja de asegurar la preponderancia del valor de uso sobre el valor de cambio; dicho de otra forma, de anunciar el fin de la mercancía.
17. Corresponde a las asambleas de democracia directa anticipar por abajo el declive del Estado que se pudre por arriba.
a) El Estado ya no es más que un instrumento manipulado por las firmas multinacionales, que con o sin la mediación de Europa, le imponen sus leyes y jurisdicciones. La represión policial es la única función que aún le incumbe.
b) El jacobinismo, tradicionalmente encargado de sujetar las provincias a París, sufre de lleno la política incoherente de un gobierno que ya no gobierna y que ha convertido la palabra élite en sinónimo de imbécil. El peligro está en que le sucedan regionalismos, que sólo añadirían más Estados al Estado nacional.
c) El parlamentarismo enmascara cada vez menos el odioso ridículo de una dictadura que de democracia sólo conserva su nombre bautismal. Las elecciones son de siempre las arenas en que la jactancia de los elegidos recurría a la estupidez de los electores convencidos de ser representados por ellos. Sin embargo, la ineptitud, la mentira y la corrupción de los políticos de todos los partidos y facciones entremezclados, han llegado a un cinismo tal que la probabilidad de una abstención masiva crece peligrosamente. De tal suerte que las instancias gubernamentales diferirían, e incluso anularían de buena gana la payasada electoral. Con la única esperanza de suscitar un aumento de los intereses a su favor.
d) El voto y la democracia directa se llenan de sentido cada vez que una colectividad local es llamada a pronunciarse sobre un problema que la concierne en primer lugar. La verdad en la práctica desvela las mentiras de arriba, rechaza sus estadísticas que se burlan de las realidades vividas. Aquellas y aquellos que están en el lugar de su existencia, ¿acaso no son los mejores para decidir si un decreto que les incumbe es inicuo o dañino?¿Quién más calificado que ellos para decidir las formas de combatirlo?
e) De defensor de la República que pretendía ser, el Estado ha llegado a protegerse de los ciudadanos a los que arrebata los derechos que custodiaba. Su decadencia le impone convertir en milicia privada una policía de la que una parte reprueba los ataques a los derechos humanos. Sonaja del capitalismo financiero, el Estado reina sin gobernar. Ya no es nada. Su inanidad hace sonar para nosotros la hora de serlo todo.
18. Por una república autogestiva que derogue la república parlamentaria y especuladora.
La época en que intentamos vivir entre las ruinas es la de una mutación cuyas sacudidas estremecen al mundo entero: la vieja civilización no acaba de agonizar, la nueva tarda en eclosionar como si temiera su propia audacia.
a) La parodia de una guerra civil entre conservadurismo y progresismo participa de la puesta en escena que disimula la verdadera guerra, la guerra de destrucción masiva llevada a cabo por el capitalismo. Mientras se enfrentan retro-bolcheviquismo y retro-fascismo, las mafias mundiales envenenan y contaminan impunemente las ciudades y pueblos. Los municipios, barrios y regiones que aspiran a más humanidad están aislados y sin voz, mientras que la rabia impotente y la indignación compulsiva se desahogan en provocaciones de matasietes e incendios de contenedores.
b) El Estado y sus comanditarios hacen prevalecer sus intereses despreciando los nuestros. Nos toca a nosotros preocuparnos por nuestra suerte. El sentido humano es nuestra legitimidad.
c) Nuestra lucha es inseparablemente existencial y social. No niega las opciones personales religiosas o ideológicas, es la ayuda mutua que las desborda y tiene la habilidad de armonizarlas. En esta lucha de la desobediencia civil, ¿a quién le preocupan el color de la piel, el sexo o las creencias?
d) El pueblo que toma él mismo las decisiones que le conciernen a él y a su medio ambiente, se inscribe en la tradición de la experiencia autogestiva impulsada por las colectividades españolas en 1936. Los zapatistas de Chiapas, los insurgentes de Rojava, la tendencia más radical del movimiento de los Chalecos amarillos en Francia se inspiran hoy unánimemente en ellas, pese a la enorme diversidad de condiciones históricas, políticas y geográficas. La aparición de pequeñas sociedades, que tratan de autogestionarse y federarse de municipios a regiones, expone inevitablemente a errores, confusiones, al “desmadre” como dicen las sabandijas del Estado. Pero, donde no hay ni muerte humana ni culpabilidad, todo se corrige. ¿Porqué evitar experimentar sociedades del vivir juntos cuando servimos permanentemente de cobaya a los laboratorios de la deshumanización humana y de la ganancia?
19. ¿Puede la emergencia de microsociedades que ignoran la autoridad estatal cohexistir con las instancias dirigentes?
a) Ya no existe el diálogo con el Estado. Ninguna queja del pueblo ha sido atendida sino a golpe de porra. Sin embargo, a pesar de la ruptura efectiva -sin tan siquiera esperar que las manifestaciones consigan suspender los decretos inicuos-, conviene someter el Estado a un hostigamiento constante. Recordar a las instancias gubernamentales su parasitismo ganará en pertinencia cuando las microsociedades que hacen retumbar las calles de gritos de libertad, opongan a los dictados del totalitarismo democrático la legitimidad de decretos votados en sus asambleas de democracia directa.
b) La rabia y la resistencia de un número creciente de alcaldes de pueblos y barrios urbanos recalca la línea de demarcación existencial y social que separa en cada uno de ellos al funcionario de Estado del custodio del bienestar de los administrados. La brecha, sin cesar acrecentada, entre los intereses privados y el bien público, es apta para que se unan a las asambleas de democracia directa numerosos ciudadanos desestabilizados por el empobrecimiento, la tiranía de las prohibiciones, los impuestos a pagar (pequeñas empresas, campesinos, abogados, enseñantes, médicos, comerciantes, artesanos, hosteleros, cafeteros, policías de proximidad (1) asqueados con el papel que el Estado oligárquico les asigna).
Le toca al alcalde resistir las amenazas y presiones estatales y mafiosas, tener en cuenta los intereses de la población, ser un interlocutor eventual entre la asamblea y el Estado. El juego de equilibrios tiene tanta importancia (si no más) que la revuelta de una parte de la policía que se pondría al lado del pueblo insurrecto con la seguridad de ejercer un servicio público al que sólo pondrá fin el reino del Hombre vuelto humano.
c) El colectivo autogestivo que se esforzara por esquivar una confrontación con el Estado y la supremacía económica tendría el mérito de evitar una violencia que repugna a la mayor parte de los ciudadanos, aunque la mayoría silenciosa sea un grito de odio.
Con todo, quien niega que la violencia es, a todas luces, indispensable para un gobierno que nomás le debe su duración a la represión, su función última. Como el aplastamiento de la ZAD de Notre-Dame-des-Landes deja entrever, la aparición de microsociedades emancipándose de la tiranía estatal y mercantil llevará a la intervención militar por parte del gobierno francés, con el apoyo de la extrema derecha con la que no para de reforzar las esperanzas dictatoriales disfrazada de combatirlas.
20. Por una guerrilla desmilitarizada.
La insurrección planetaria en curso mana de la vida cotidiana de mujeres, hombres y niños. El fenómeno no es nuevo, lo que sí es nuevo, es la toma de conciencia que la propaga. Sus reivindicaciones van mucho más allá de la satisfacción consumista. Su poesía sale de la cesta del ama de casa antes mismo de que sea vaciada por la pauperización.
a) La insurrección de la vida cotidiana tiene la particularidad de ser una insurrección pacífica en cuanto que pretende ir más allá de la lucha tradicional entre pacifismo reformista y revolución de barricadas.
b) La vida es un arma que acosa sin matar. El enemigo no pierde la oportunidad de llevarnos a su terreno que conoce perfectamente pues posee la destreza militar. En cambio, lo ignora todo de la pasión de vivir que renace sin cesar, abandona su territorio devastado, se lo reapropia, multiplica las ocupaciones de zonas a defender, desaparece y reaparece como el gato de Cheshire. Es incapaz de comprender que la lucha de la vida por el ser disuelve el tener y revoca el orden de la miseria. Nuestra guerrilla no tiene fin. Al contrario de la lucha por el tener que no sobrevive al debilitamiento del ser que provoca. La avaricia es su asfixia.
c) “Nunca destruir a un ser humano y nunca dejar de destruir lo que le deshumaniza” es un principio de lucha que tiene el mérito de responsabilizar a un sistema de opresión y no a quienes se creen su motor no siendo más que el engranaje. Sabotear la implantación de un daño no es matar a los responsables.
d) El tiempo está con nosotros. La insurrección de la vida cotidiana apenas empieza a demostrar su creatividad y capacidad de renacer incesantemente. Más valdría pre-ocuparse no der ir más rápido, sino más lejos.
e) Cotejar en asambleas los fragmentos de una Constitución por y para el pueblo traerá el peso de la legitimidad al rechazo de los decretos liberticidas que nos impone el totalitarismo democrático. Al situarnos ante su hecho consumado, las instancias de arriba nos desafían a oponerles el nuestro. Con todo, no necesitamos responder a un desafío que no haría más que llevarnos al terreno del enemigo. Nuestro mensaje está claro: el derecho a vivir va más allá de los dictados del dinero que mata.
f) Lo importante no es el número de insurgentes sino la calidad de sus reivindicaciones. La autonomía de los individuos es la base de la autogestión. Emancipa del individualismo, que otorga una libertad ficticia a los corderos de la servidumbre voluntaria. Enseña a distinguir entre activismo y militarismo. El compromiso pasional no debe confundirse con el sacrificio. La lucha por la libertad rechaza órdenes. La confianza y el cometido que le concede la solidaridad le llegan.
g) La autonomía individual tiene una potencia de apremio inagotable. Con todo, la alargada piel del Leviatán lo vuelve vulnerable a las picaduras de mosquito.
21. La autodefensa medio ambiental es la autodefensa de la alegría de vivir.
Que quienes encuentran la fórmula abstracta o vacía de significado miren su propia existencia cotidiana y al medio ambiente que la condiciona. ¿No es el terreno en que los problemas psicológicos, familiares y sociales se enredan y piden auxilio?
La idea de que intensificamos nuestra felicidad al favorecer la felicidad de los demás para concretizarnos abriendo centros de acogida para aquellas y aquellos que sufren en su día a día la opresión burocrática, económica, familiar, sexista o racista.
b) Hasta el problema de la acogida de migrantes puede resolverse con ayuda mutua. Bajo la glaciación estadística que los reduce a objetos, hay seres humanos en apuros que gran cantidad de municipios tendrían posibilidad de acoger en grupos pequeños, con el consentimiento de la población local.
c) Lo mínimo que la generosidad humana que va en ayuda de los más débiles implica, tanto para los acogidos como para los acogedores, es un reconocimiento absoluto de los derechos de la mujer y libertades reconocidas a la homosexualidad. Es inadmisible que comunitarismo, multiculturalismo o tradición se autoricen comportamientos depredadores que tratamos de erradicar desde hace siglos.
d) En un universo cada vez más presa de la monstruosidad del dinero y del cálculo egoísta, el regreso a la belleza, a la amistad, al amor, a la generosidad, a la ayuda mutua propaga una subversión que ridiculiza la cantinela de las buenas intenciones morales y caritativas. El sentido humano se burla del humanitarismo, como la vida auténtica de las puestas en escena que la falsifican.
e) El consumismo ha demostrado que un placer comprado es un placer desperdiciado. Apagando el neón de los supermercados, la pauperización se alumbra con luces no tan engañosas. Anunciando el colapso de la inutilidad rentable, deja a la hambruna por venir el tiempo de renaturalizar la tierra, de encontrar alimentos sanos y permisos que no estén adulterados. Tal y como el coronavirus nos enseñó a mejor reforzar nuestra inmunidad, la quiebra económica nos exige recurrir a nuestros recursos creativos. El do it yourself chinga al seft made man que el mercantilismo había convertido en héroe.
f) La protección de los animales, la vegetación, los paisajes, la naturaleza ha dejado de ser un pastel vendido en el mercado ecológico. Por útil que sea y aunque vaya más allá de la compasión, la ayuda tutelar a la tierra y a sus especies tiene el inconveniente de ser un imperativo. Da lugar, hoy, a un sentimiento de fusión con lo vivo. La consciencia de una “vida profunda” reaviva en nosotros los componentes minerales, vegetales y animales que la superficialidad de la sobrevivencia entendía como estratificaciones muertas. Así, se cumple sin duda el mayor paso del Hombre hacia su humanidad.
g) La llamada de la totalidad siempre estuvo en el mismo centro de nuestro destino. El mundo nuevo se esboza en el maravillarse que niños y niñas enseñan a quien redescubre su infancia. Debemos aprender a renacer en el renacimiento del mundo.
Raoul Vaneigem, 21 de diciembre de 2020
La traducción del francés del texto fue realizada para Comunizar por el Colectivo Propalando. En idioma original: la voie du jaguar.
(1) NdT: La police de proximité es una sección de la policía nacional que se ha constituido para que los agentes se acerquen a los ciudadanos y ganen su confianza perdida, con el fin de mejorar la seguridad.