Africanos preparan su propia fuerza de intervención para evitar a los cascos azules. La lucha contra los poderosos se transforma en mayor control de las burguesías locales

09.Mar.04    Análisis y Noticias

Africa prepara su Fuerza de Intervención Rápida

Un sueño que viene perfilándose desde hace tres décadas en el mal llamado Continente Negro tomó cuerpo en la recién concluida Cumbre extraordinaria de la Unión Africana (UA) en Libia, con el proyecto de crear el Ejército Africano de Intervención Rápida.

La idea fue planteada por primera vez por militares de Angola, Congo (Kinshasa), Mozambique y Sudáfrica en una reunión informal efectuada en una suite de un céntrico hotel de Pretoria en abril de 1974, cuando reinaba un clima de tensión político-militar en el Africa Central y Subsahariana, donde fuerzas externas estuvieron interesadas en intervenir en los llamados conflictos étnicos.

El llamamiento de Sirte, ciudad libia donde se efectuó la cita, le dio forma y legalidad presidencial con la única encomienda de que la fuerza panafricana de defensa era concebida para mantener la estabilidad en el Continente. Esta fuerza militar de un millón de hombres armados se subordinará al Consejo de Paz y Seguridad de la UA, organismo regional fundado en febrero del 2003 en Addis Abeba, la capital de Etiopía, en reemplazo de la Organización de la Unidad Africana (OUA).

Al reconocer que la defensa común es una vocación de todos los pueblos africanos para proteger su seguridad e independencia, los estados miembros de la UA propugnan la fundación de un Ejército Africano de Intervención. El presidente de Libia, Muammar al Ghadafi, impulsor de la idea, en una reunión de ministros de Defensa de la UA previa a la cumbre dijo que estas fuerzas reducirán los costos militares de las empobrecidas naciones africanas.

Después de la Cumbre, numerosos gobiernos africanos exteriorizaron que la multiplicación de conflictos y golpes de Estado en el continente hace necesario dotar al Consejo de la UA de un «brazo armado» capaz de intervenir rápidamente en cualquier lugar de la región.

Para los analistas, la fuerza militar panafricana tiene la ventaja de que reduce al mínimo la futura intervención de ejércitos venidos de otros continentes, más concretamente los llamados cascos azules de Naciones Unidas.

El presidente de Senegal, Abdulaye Wade, manifestó que este acuerdo ayudará a las naciones africanas a crear su propio ejército. Indicó que ahora procede a la consulta con las distintas instituciones constitucionales, como los parlamentos, que deben dar luz verde al proyecto en un plazo de 90 días.

De acuerdo con algunos de los postulados, esta fuerza castrense debe plasmar ahora su cuartel general, proporción de la integración de sus miembros, jerarquías militares, estatutos y la creación de brigadas móviles y cuerpo de inspectores y otras. Asimismo, ya está previsto que en cuatro meses esta fuerza debería ser capaz de desplegar una operación de paz con la participación de una brigada de 3.000 hombres apoyada por helicópteros, ingeniería, policía y sanidad, hasta un total de 4.800 efectivos.

En caso de que el conflicto se complicara, los efectivos de la Fuerza de Paz podrían ser aumentados hasta cuatro brigadas Inter Armas para una cobertura de la región afectada por los tumultos y desórdenes.

Finalmente, en caso de genocidio o guerra entre Estados, la Fuerza Africana podría desplegar en el plazo mínimo de dos semanas y máximo de 90 días hasta 18.000 militares.

El general etíope Manuel Cofiñoe, miembro del Estado Mayor general de su país, puntualizó que lo importante de este proceso es que se concretó la idea y ahora queda llevarla a la práctica lo antes posible.

El presidente de la Comisión de Unidad Africana, Alpha Oumar Konare, alertó hace dos meses en una conferencia de cancilleres africanos en Luanda sobre los riesgos de una «recolonización» de Africa, si los países del continente no toman la iniciativa de cómo lograr la paz y la seguridad. En esa ocasión dijo que «si no actuamos y trabajamos con nuestras ideas, nos veremos en el triste privilegio de ver cómo otros, desde afuera, nos van a recolonizar de nuevo».